'Lo que no se cuenta, se olvida, por eso cuando se acerca el 17 de diciembre, hay que recordar a Ana Orantes'
Este 17 de diciembre de 2021 se cumplen 24 años de aquel espeluznante asesinato ocurrido en Cúllar Vega, que conmocionó a España entera. Ana Orantes fue quemada viva por su expareja.
Se ha publicado en numerosas ocasiones toda la información relacionada con la situación de la expareja, que curiosamente compartía vivienda en dos niveles de un mismo edificio.
Después de casi 24 años, todavía nos seguimos preguntando qué es lo que le motivó a acudir al programa de Canal Sur “De tarde en tarde” presentado por Irma Soriano el día 4 de diciembre de 1997, y si efectivamente valoró o no el riesgo real que corría y que ella misma comentó durante su testimonio: “Me amenaza con que un día me tiene que matar”.
Era el final de una de las denominadas en aquel entonces, historias de “violencia doméstica” de las que las estadísticas nunca supieron nada.
La prensa escrita dejó constancia del gran interés que el caso despertó, quizás porque eran fechas cercanas a la Navidad y no había muchas noticias.
Granada -y el resto de España- vivió pendiente durante unos días de este suceso, y lo que es más importante, produjo reacciones en todos los estamentos y ámbitos de la vida pública
La verdad, es que Granada y el resto de España vivió pendiente durante unos días de este suceso, y lo que es más importante, produjo reacciones en todos los estamentos y ámbitos de la vida pública.
Partidos políticos, Congreso de los Diputados, Consejo General del Poder Judicial, Defensor del Pueblo Andaluz...
Todo el mundo tenía algo que decir, nadie era ajeno a lo que ya entonces era una gran tragedia, una lacra socialmente ignorada: el maltrato a las mujeres o la violencia doméstica como se le llamaba entonces.
Desde aquel momento, no hay charla sobre el tema, que no incluya la obligada referencia: “el asesinato de Ana Orantes, un antes y un después en la lucha contra la violencia de género”, que es como se denomina en la actualidad, pero siempre contra las mujeres.
Gracias a los archivos periodísticos de la época, podemos rememorar la cantidad de opiniones, que se manifestaron por primera vez:
- Es necesario que los maltratadores salgan de la casa y no la víctima, pero al final la víctima acaba ingresada por su seguridad, en una Casa de Acogida.
- La coordinación entre todas las Administraciones.
- Cambios en la legislación que permitan medidas cautelares o de seguridad. Modificación de diversos artículos del Código Penal.
- Creación de una Fiscalía para la Violencia contra las mujeres.
- Medidas psicológicas, de ayuda social e institucional para que las mujeres víctimas rehagan su vida.
- Endurecimiento de las penas de los maltratadores.
- Retirada del régimen de visitas a los maltratadores.
- Juicios rápidos.
- Inclusión de profesionales de la Psicología y Sociología en los Equipos Psicosociales de los Juzgados.
- Primar a las empresas que reserven puestos de trabajo para mujeres víctimas.
- Campañas de sensibilización.
Se produjo una especie de consenso en cuanto a considerar que el maltrato a las mujeres era un problema social, cultural y de mentalidad de las personas que no se iba a arreglar a golpe de reformas, y por supuesto a largo plazo.
Se plantearon debates muy interesantes, que aún en la actualidad siguen abiertos sin conclusión definitiva:
- Rehabilitación de los maltratadores.
- Eficacia del Extrañamiento/ Ordenes de alejamiento.
Las organizaciones de mujeres de Granada convocamos varias concentraciones, en la Plaza Nueva, en la puerta de la Audiencia Provincial y en el pueblo de Cúllar Vega, siendo las consignas:
- Enajenación mental, excusa legal
- Justicia e igualdad
- Mujer, si te agreden, responde.
En el juicio quedó claro, que el asesino era impulsivo y bragado, que era un demonio de puertas adentro, que abusaba de sus hijas, que no era un enfermo mental, que era un asesino cruel y calculador, en palabras del magistrado: le dio a Ana Orantes una muerte “cobarde y traicionera”.
El Jurado Popular declaró que el asesino actuó “meditada y reflexivamente a sangre fría”
El Jurado Popular declaró que el asesino actuó “meditada y reflexivamente a sangre fría”.
El 16 de noviembre de 2004 murió José Parejo, tras sufrir un infarto en prisión, cuando había cumplido seis de los 17 años de condena. No recibía visitas y le apodaron “el gasolinas”.
El legado que la terrible muerte de Ana Orantes nos dejó a corto plazo a las mujeres de Andalucía, fue un Plan Global aprobado en el Parlamento Andaluz el 21 de febrero de 1998, dotado con 2.300 millones de pesetas, entre cuyas medidas destacamos las siguientes:
- Granada duplica el número de plazas en casas de acogida.
- Habilitación de 3 pisos tutelados.
- Convenio con el Colegio de Abogados para crear el Turno de Oficio Especifico.
- Puesta en marcha del Teléfono de Atención a mujeres víctimas 24 horas 900200999.
El Gobierno de la nación con el presidente Aznar a la cabeza, no pasó de lanzar la propuesta de crear una Comisión Interministerial, mereciendo la pena destacar que el vicepresidente Álvarez Cascos declaró que la muerte de Ana Orantes era un hecho puntual y aislado, por la que se pidió su rectificación o dimisión.
24 años después, y a pesar de comprobar, que algunas de las reivindicaciones son realidad, seguimos coreando las mismas consignas, “protegiendo a las mujeres víctimas” en casas de acogida, sumando asesinatos machistas que oficialmente ascienden a 1.120 desde 2003
24 años después, y a pesar de comprobar, que algunas de las reivindicaciones son realidad, seguimos coreando las mismas consignas, “protegiendo a las mujeres víctimas” en casas de acogida, sumando asesinatos machistas que oficialmente ascienden a 1.120 desde 2003, con la única novedad, que la realidad ha obligado a incorporar un nuevo tipo de violencia la denominada vicaria, computada desde 2013, cuyo registro anota las niñas y niños asesinados por su padre, como forma de extender la tarea de seguir ejerciendo la violencia que ya no puede al no existir convivencia.
Existe una costumbre muy consolidada en nuestra sociedad, que consiste en celebrar los aniversarios de acontecimientos memorables. El asesinato de Ana Orantes, quemada viva por su expareja, es uno de ellos, y desde aquí y a un año vista, propongo a empezar a preparar un acto de gran alcance, que facilite la creación de un espacio de debate en donde tratar el “antes y el después del aciago 17 de diciembre de 1997”.
Por qué el año que viene, porque se cumplirán 25 años del acontecimiento, y Ana Orantes se merece que la honremos, la recordemos, la homenajeemos: dedicándole plazas, calles y parques y hablando de ella, de su sufrimiento como víctima de violencia contra las mujeres, del de sus hijas e hijos y de los avances que hemos conseguido como resultado de la presión ejercida desde el movimiento feminista.
Y mientras tanto, siempre llevo en mi mochila una pañoleta morada con unas manos blancas impresas y el siguiente lema “Nos Queremos Vivas. Ni una Menos”, para vergüenza de una sociedad que se llama democrática, pero que no ha sabido acertar para erradicar todavía que nos maten por el hecho de ser mujeres
Disponemos de numerosos registros que nos facilitan datos; los avances se pueden medir y contabilizar, y lo que es más importante invito desde ya, a todas las personas, mujeres y hombres, que ocupaban cargo de responsabilidad política en diciembre de 1997 y que se manifestaron tan claramente a favor de luchar contra la violencia de género, a reunirse con nosotras las mujeres feministas activistas, para entre todas y todos, diseñar una estrategia verdaderamente válida con el objetivo de conseguir que disminuyan los malditos “minutos de silencio”.
Y mientras tanto, siempre llevo en mi mochila una pañoleta morada con unas manos blancas impresas y el siguiente lema “Nos Queremos Vivas. Ni una Menos”, para vergüenza de una sociedad que se llama democrática, pero que no ha sabido acertar para erradicar todavía que nos maten por el hecho de ser mujeres.