Soy mujer y quiero volver a casa de noche, sola y sin miedo
Una tarde en un bar, mientras tomábamos unas cervezas después de clase, salió el tema de las violaciones. Éramos cuatro. Tres confesaron, una detrás de la otra, que habían sido violadas. Primero una. Con la boca chica, apenas en un susurro y con la vista pérdida en el fondo del vaso dijo, 'pues a mí me han violado'. Silencio. Trago de cerveza. 'A mí también', dijo otra. Silencio. 'Yo también', dijo la tercera. Más silencio. Pasaron minutos, horas, una eternidad. Nos levantamos sin decirnos nada. Pagamos. Nos fuimos cada una a su casa sin despedirnos. Después de esa tarde, a lo largo de todo el curso, con reuniones, fiestas y tardes-noches de estudio, jamás volvió a tocarse el tema.
Cuando pienso en aquel día camino a casa, recuerdo que la ciudad parecía no existir, había desaparecido. De nosotras cuatro, tres fueron violadas. Era el único pensamiento que me venía a la mente. Un pensamiento fundido en negro con una mezcla de asombro, impotencia y terror. Esa tarde y esas sensaciones que sentí, las sigo recordando. Me vienen a la mente muchas veces. Cuando voy sola por la calle. Cuando entro en un portal por la noche. Cuando leo o escucho cifras de agresiones y asesinatos a mujeres. Cuando otra mujer me cuenta que ha sido violada. Lo recuerdo cuando veo noticias, reportajes, campañas de denuncias de violaciones.
Dice la activista congoleña Caddy Adzuba que el cuerpo de las mujeres lo han convertido en un campo de batalla donde infringir daño. Sí, allí en su país, la R.D.Congo y aquí en mi ciudad. Ahora en 2016, también hace una década, un siglo, un milenio... Sin embargo el asesinato, las palizas, la vejaciones, los acosos y demás violencias, parecen no tener el rango de importancia que deba preocupar al mundo.
Cifras, datos, días internacionales, noticias, minutos de silencio, concentraciones, carteles, eslóganes y... Nos siguen asesinando. Nos siguen violando. La mitad de la población de este mundo estamos en grave peligro de ser agredidas, violadas y/o asesinadas. Asesinadas (RAE: Matar a alguien con alevosía, ensañamiento o por una recompensa) y no muertas (RAE: Cesación o término de la vida)
Titular: "La primera estadística alemana de violencia de género revela 331 mujeres muertas en 2015". La primera?!. En 2016!
Titular: Rusia, donde una mujer muere asesinada cada 40 minutos. Entre 12 mil y 14 mil mujeres mueren a manos de sus parejas o parientes... Cada día 36.000 rusas sufren malos tratos de sus cónyuges. Sin embargo, las autoridades calculan que las cifras son todavía mayores, ya que creen que sólo el 12% de los casos se denuncian.¿¡..!?
Y esta gente, alemanes, rusos, estadounidenses... ¿no son los grandes dueños del mundo?, ¿esos que todo lo mandan y todo lo pueden?, ¿esos que hacen excursiones a la Luna como yo al super de mi barrio?.
"La violencia contra las mujeres es terrorismo" dicen algunos eslóganes. Es cierto. Es terrorismo (RAE: 1. m. Dominación por el terror/ 2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror).
Sin embargo los gobiernos no crean comisiones específicas ni reuniones internacionales de coordinación para atajar un problema al que está expuesta la mitad de la población del mundo. En el tan traído pacto de gobierno que pasó de Ciudadanos al PSOE y luego al PP, estos representantes públicos (de las mujeres y hombres de este país) no vieron necesidad ni tan siquiera de dedicar al tema medio minuto.
Contra el terrorismo internacional sí, ese sí es preciso de atajar. Y no digo que no, pero sí digo que el número de víctimas en este tipo de acciones es menor al de la victimas por violencia machista. Ese otro terrorismo, el que se perpetra en la intimidad del hogar, parece ser distinto. En este caso el asesinato es individualizado, sólo afecta a mujeres, y los desperfectos y daños materiales suelen ser mínimos. Es asumible.
Y por concluir. Reconozco el avance que nuestro país ha desarrollado a través de las políticas de igualdad y contra la violencia. Reconozco el retroceso que en estas políticas se ha experimentado en nuestro país en el último lustro. Y reconozco también que esto no cambiará hasta que todos, mujeres y hombres de toda condición y posición, digan ¡basta ya!. Lo digan, voz en alto, lo asuman como mantra, lo enseñen, lo exijan y lo denuncien. Es preciso educar, legislar, asignar partidas presupuestarias y aplicar condenas firmes. Es preciso no callar más.
“Sólo podemos hacer frente a estos problemas mediante el empoderamiento de las mujeres como agentes de cambio...Dediquemos una financiación sólida, una valiente labor de promoción y una férrea voluntad política a alcanzar la igualdad de género en todo el mundo. No hay ninguna otra mayor inversión en nuestro futuro común.” Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, en su discurso con motivo del día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. 25N-2016.
Lola Fernández Palenzuela es periodista. Secretaria general del Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA).