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Dead Kennedys: Bailando pogo a los sesenta

Cultura - J.T.G. - Jueves, 19 de Junio de 2025
Los californianos llenaron la Tren con sus himnos paleoactuales.
Detalle de Skip (Ron Greer), el energético cantante de la banda.
Fotos: J.T.G.
Detalle de Skip (Ron Greer), el energético cantante de la banda.

A finales de los años setenta del siglo pasado, en California, apareció esta banda política y socialmente dinamitera contra todo y contra todos, una marca de nombre polémica y que creó improbable tendencia (¿Los toreros muertos?), y dejó huella sonora en muchas bandas posteriores. Mientras en su tierra acumularon problemas, fueron aclamados en Europa, hasta que en 1996 se separaron, yendo su portavoz e ideólogo Jelloo Biafra por su cuenta. Biafra vino a la misma sala Tren hace años, y los que estuvieron recuerdan que no pudo esquivar su antiguo repertorio grupal. La otra parte de la banda, comandada por los añosos ahora East Bay Ray (66) en la guitarra, y Klaus Flouride (76 años) al bajo, mantienen vivo aquel impactante temario que en  estos tiempo de delirio trumpiano cobra una actualidad absoluta. Es tal el respeto que merecen aquellos torpedos libertarios que no se han atrevido a darles continuidad en lo que va de siglo con las nuevas alineaciones.

Vistos por separado y (ay!) nunca juntos, no hay nada que objetar al energético cantante Skip (Ron Greer), histriónico, activo arengador y con una edad que le permite mantener el tipo físicamente y defender (¿o atacar?) una serie de estándares que son ya historia del punk y el hardocore, con convicción teatrera, y muchas ganas de compartir. A su lado los miembros originales parecían más jóvenes de los que son, aunque el guitarrista tenía que descasar sentado de vez en cuanto entre tralla y tralla, y el bajista parecía el patriarca del punk, si bien manteniendo perfectamente el rigor sonoro de martillo pilón; al fondo, un hercúleo Steve Wilson suplía con músculo halterofílico la plaza del fallecido hace tres años DH Peligro.

Abstrayéndose de la tentación de pensar que ya nada es como fue, y que lo que vemos habitualmente son bienintencionadas franquicias, el cuarteto estuvo a la altura de la leyenda de la marca. Y así lo vivieron (¡y cómo!) los seguidores de la banda que llenaron la Tren con su festivo pogo colectivo y acompañando al solista cada vez que les acercaba el micrófono.

La acidez vitriólica de dos iniciales piezas seguidas, como ‘Winnebago warrior’ o ‘Police Truck’, las hacen parecer escritas ayer mismo en Los Ángeles. ‘Buzzbomb’ se explica sola’, y en ‘Kill the poor’ ironizan sobre lo que piensan bastantes dirigentes políticos actuales; incluso aquí. Con ‘MP3 Get of the Web’ actualizaron su clásico ‘MTV Get of the Air’ dirigido a su propio gremio. Y no pudieron faltar de ninguna sus auténticos himnos: ‘Nazi punks fuck off’, ‘California über alles’ y ‘Hollyday in Cambodia’, seguidos para distender, tras una broma sonora anunciando que acababan porque había una fiesta techno posterior (que generó una bronca considerable), con su versión acelerada del ‘Viva las Vegas’ de don Elvis. Clausurando la sesión de pogo con el punk enrabietado de ‘Chemical warfare’.

La triste paradoja de un grupo como Dead Kenndys no es que sigan activos y vigentes medio siglo después, sino que son necesarios muchos más como ellos.

Fotos: J.T.G.