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Entrevista

Juan Antonio ‘Planta’: No hay más fuerza que el amor a la verdad y a la música"

Cultura - J.T.G. - Domingo, 28 de Septiembre de 2025
En el Planta Baja, el local del que fue fundador, Juan Antonio Peinado, 'Juan Planta', presentó 'La caja del diablo', donde pasa revista a sus recuerdos.
Juan Antonio Peinado, Juan Planta, este sábado en la presentación de 'La Caja del Diablo'.
J.T.G.
Juan Antonio Peinado, Juan Planta, este sábado en la presentación de 'La Caja del Diablo'.

En 1983 abrió el Planta Baja, rápidamente se posicionó como el epicentro de muchas pequeña revoluciones granadinas, culturales y sociales. Su socio fundador Juan Antonio Peinado, ‘Juan Planta’, acaba de publicar un libro: ‘La caja del Diablo (ed Buen Vigía), donde pasa revista a su recuerdos de aquellos tiempos en los que su local y los que lo frecuentaban ayudaron a que el futuro llegara a Granada. 

─ Cómo se les ocurrió a los tres ¿montar un bar?

─ Creo que fue la amistad entre Miguel y yo, a Marino lo conocíamos y fue el que propuso el proyecto al verme animar casetas en la feria con cintas.

─ Cuál fue la idea de partida… ¿Algún modelo?

─ Teníamos la idea de lo que fue posteriormente, más en el segundo local, el que fuera este tipo de personas, y fuera un lugar como fue, es debido a la red de conocidas y conocidos, sobre todo Miguel y mía. 

─ Porque en aquello momentos de ebullición estaba todo por hacer ¿no?

─ Sí, es verdad, el año 83 fue un año donde parecía nacer todo, el festival internacional de teatro, el disco grande de TNT, Ciudad y Diseño empezó a colorear la ciudad con esos carteles llenos de vida, el auge del Zaidín Rock, Rimado de Ciudad… 

─ ¿Cree que ahora, en estos tiempos, sería posible algo parecido, con semejante desinhibición? 

─ Para nada, ese tiempo fue ese tiempo, ahora los medios y las redes por un lado facilitan la mediocridad y a veces la confusión, ahora es otra época, y el mundo esta más malamente informado y saturado de conciertos sin base, todo es más artificial, impersonal. 

Presentación, este sábado, de La Caja del Diablo. Foto: J.T.G.
Ángel y Antonio Arias, con su padre. Foto: J.T.G.

─ En una primera etapa fue más un centro de agitación cultural, artístico, estético y literario….

─ Claro, todo lo que se salía de la norma, todo lo que avanzaba era agitación, la música como moneda de voto, las reivindicaciones sociales, las ganas de ofrecer tus trabajos y Planta fue ese escaparate importante.

─ Y en una segunda etapa fue cogiendo peso la actividad musical, aún más en la segunda sede ¿cómo fue el tránsito?

Los 90’s cambiaron, seguíamos con las reivindicaciones sociales, pero había una gran demanda de salas, los grupos crecían como setas, los jóvenes parecían querer cantar todos

─ Los 90’s cambiaron, seguíamos con las reivindicaciones sociales, pero había una gran demanda de salas, los grupos crecían como setas, los jóvenes parecían querer cantar todos. Los concursos de maquetas fueron una plataforma de visibilidad importante, luego el Espárrago Rock hizo una labor máxima en la ciudad y el Planta fue plataforma de las actividades paralelas y los conciertos programados por Musters Tourin. La crisis del 92 reavivó las tardes del Planta con una generación nueva.

─ A eso iba, porque no todo fue un camino de rosas, con seguridad la principio hubo amenazas y agresiones…

─ Así es, hubo mucha presión desde las autoridades por el sonido, que fue arreglado, pero la caza por ser famosos tuvo un precio, también por otros negocios, creo que eso no pudo con nosotros, no hay más fuerza que el amor a la verdad y a la música, al apoyo de las personas que hacían música y todo mi respeto.

─ Y después un recambio generacional que tuvieron que puentear…

─ Todo cambio en los noventa, la música, los afters, las sustancias, el divertimento, la forma pasó de un valor básico a ponerse hasta el culo para divertirse, en fin…  etapas.

─ Y al final se convirtió en una institución del ‘off’ cultural, donde había que estar, tocar, exponer, presentar etc… ¿es un sitio donde decir con orgullo «yo estuve allí»?

─ Desde luego, porque en el nuevo Planta se hacía teatro, cine, montajes, homenajes, fiestas reivindicativas, cabaret y música con mayúscula.

─ En la actualidad el Planta es un escenario deseado y de los más importantes del país, donde hay que pedir fecha con un año de antelación casi para tocar… ¿Está contento con su legado?

─ Por supuesto, es distinto. Tony tiene las cosas muy claras, además de ser un grupo, el suyo (Eskorzo) que también empezó en Planta en un concurso de maquetas, son muy buenos y están haciendo un gran trabajo, digno de la leyenda del nombre.