La Villa Romana de los Vergeles, protegida como Bien de Interés Cultural
La Junta de Andalucía ha acordado, en su reunión de este miércoles, inscribir la Villa Romana de los Vergeles como Bien de Interés Cultural. El procedimiento para la protección de este importante enclave se incoó en abril del pasado año.
Según ha resaltado la Junta en la referencia de los asuntos aprobados por el Consejo de Gobierno, se trata de "una de las más relevantes y singulares de Andalucía y de toda la Península Ibérica".
La villa romana de Los Vergeles, que también recibe las denominaciones de villa del Zaidín, de la calle Primavera o de la Plaza Rafael Guillén, constituye junto con el suburbium de Mondragones, en el extremo norte de la ciudad de Granada, "un claro ejemplo de la potente ocupación periurbana en el ager, en torno al antiguo Municipium Florentinum Iliberritanum, que se inicia alrededor del siglo I d.C.", según explica la Junta.
Lamentablemente, la ciudadanía aún no puede disfrutar de los restos encontrados, salvo los primeros mosaicos de la década de los ochenta que se guardan en el Arqueológico. El Ayuntamiento de Granada ha prometido un centro de interpretación en el solar, que sigue vallado y baldío.
Tanto en ese momento como en unas intervenciones posteriores se encontraron nuevos hallazgos.
En la imagen de arriba, uno de los mosaicos encontrados en las primeras excavaciones que se guardan en el Museo Arqueológico de Granada (Foto Arqueológico), y en la de abajo, las excavaciones de 2018.
El complejo edilicio, que quedará protegido bajo la máxima figura de protección, muestra "un gran interés desde el punto de vista científico y patrimonial que remarcan el valor de la villa". El programa constructivo se inicia en el siglo I d. C. pero es a finales del siglo II d. C. cuando arranca la gran obra monumental, con un extenso programa decorativo de ostentación, en el que los mosaicos desempeñan un rol preponderante, con recursos estilísticos y compositivos muy ricos.
Los espacios descubiertos a lo largo de las últimas décadas han revelado una villa de grandes proporciones, en la que destaca la presencia de elementos singulares como varios estanques, zonas porticadas, espacios habitacionales, construcciones soterradas y un rico programa musivario, elementos que experimentaron importantes cambios hasta su abandono en época tardoantigua
Los espacios descubiertos a lo largo de las últimas décadas han revelado una villa de grandes proporciones, en la que destaca la presencia de elementos singulares como varios estanques, zonas porticadas, espacios habitacionales, construcciones soterradas y un rico programa musivario, elementos que experimentaron importantes cambios hasta su abandono en época tardoantigua.
Presenta un modelo arquitectónico único en la zona oriental de la Bética, destacando un gran estanque monumental con extremos absidiados, con un segundo cierre circular en uno de sus lados, que podrían ser los restos de la cimentación de una posible gruta fingida. Esta singular arquitectura presenta sus paralelos más directos en la arquitectura áulica de las villae itálicas, como podría ser el canopo de Villa Adriana, en Tívoli.
Según la información que recoge la Junta en el expediente BIC y como informó en su día El Independiente de Granada, otro de los elementos destacados y singulares de la villa es el vivarium, un estanque que disponía de una fuente central y que presenta un ánfora embutida que habría actuado de receptáculo para el desove de posibles especies ornamentales. Este tipo de prácticas están atestiguadas en el ámbito bético, caso de la villa marítima de Trafalgar.
En lo que respecta a una práctica ornamental, hay que hacer alusión a los ejemplos itálicos, con la gruta de Tiberio localizada en la villa de Sperlonga (Italia) como paralelo más directo. Aunque existen en Andalucía otros ejemplos de grandes estanques, como en la villa de la Estación de Antequera, ninguno presenta la singularidad de éste.
Asimismo, se ha identificado en la villa un aula cultual subterránea coronada en uno de sus extremos por un ábside acompañado de dos nichos, a lo que se le debe unir un canal que aprovisionaría de agua al sitio, aspectos que se interpretan como un espacio de culto dedicado a Mitra. A pesar de que en la Bética romana hay ejemplos sólidos sobre la presencia del culto a este dios iranio son pocas las evidencias arquitectónicas, como la villa de Mitra en Cabra que, sin embargo, presenta un modelo arquitectónico más modesto que el de la Villa de los Vergeles.
La existencia e investigación de la Villa Romana de los Vergeles ha sido determinante para profundizar en el conocimiento del ámbito suburbano del ager de la Granada romana, caracterizado por la presencia de distintos tipos de villas: unas directamente relacionadas con las vías de conexión con la ciudad; y otras algo más alejadas, que explotarían las tierras fértiles de la Vega. La mayor parte de ellas fueron fundadas alrededor al siglo I d. C., con un periodo de monumentalización entre los siglos III al IV.
Prácticamente en todas se identifican espacios de ocio, termales y de representación.
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