Profesionales de Neurología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves han formado a medio centenar de sanitarios procedentes de los Hospitales de Alta Resolución de Loja, Alcalá la Real y Guadix en técnicas para tratar el ictus en fase aguda.

 

El objetivo de esta formación es avanzar en el proyecto implantado este año por la Consejería de Salud y Familias basado en un sistema de telemedicina para la atención a este problema de salud llamado Centro andaluz de teleictus (CATI) que, con la ayuda de un neurólogo experto, permite extender la aplicación de técnicas como la fibrinólisis intravenosa y evolución de los síntomas a hospitales comarcales y de alta resolución.

 

De esta forma, este proyecto permite que el paciente que llega a un hospital remoto (HARE o comarcal) puede ser valorado por internet por un neurólogo vascular. Una vez evaluado y, gracias al sistema de radiología PACS, por el que se pueden valorar las imágenes de las pruebas complementarias, ofrece un diagnóstico y decide el mejor tratamiento a seguir. 

 

Con este sistema se consigue que, los pacientes con ictus atendidos en dichos hospitales, puedan beneficiarse del tratamiento de forma precoz, y en algunos casos, mientras es trasladado al hospital. Además, permite seleccionar a aquellos pacientes que se puedan beneficiar de otros tratamientos revascularizadores, como la trombectomía mecánica, en cuyo caso, sí deben trasladarse a un hospital de referencia con capacidad de realizar este procedimiento las 24 horas de todos los días del año, tal y como es el Hospital de Neurotraumatología y Rehabilitación del Virgen de las Nieves.

 

Se trata de un proceso frecuente, con unos 200 casos por 100.000 habitantes cada año, lo que supone unos 1.800 casos al año en la provincia de Granada. Si no se realiza un tratamiento específico a tiempo, ocasiona altos índices de mortalidad, o bien, secuelas tanto en el habla como en el movimiento. Por tanto, es fundamental la atención rápida, organizada y sistematizada en unidades específicas con el fin de disminuir  estas consecuencias.

 

Para el buen funcionamiento de estos procedimientos es necesaria una cadena asistencial que se inicia extra-hospitalariamente en los dispositivos de urgencias, con la identificación de los casos mediante activación del llamado código ictus. El primer paso es el traslado inmediato a un centro hospitalario para realizar un estudio básico con el fin de confirmar el diagnóstico y distinguir si es isquémico o hemorrágico. En caso de que exista obstrucción arterial, es necesario el tratamiento como la trombolisis por vía intravenosa, cuyo objetivo es disolver el coágulo que ha obstruido una arteria, restableciendo el flujo sanguíneo antes de que se produzca un infarto cerebral definitivo. Si tras estos procedimientos continúa el riesgo de sufrir el episodio de ictus, el paciente debe ser sometido a una técnica más compleja, conocida como trombectomía.