Somos Río Dílar cumple cuatro años de protección fluvial y defensa de su caudal mínimo ecológico
Preteger los heridos ecosistemas locales está al alcance de todos y, por otro lado, dedicar parte de nuestro tiempo y de nuestras capacidades a defender una porción de esta casa común es, sin duda, el mejor legado que podemos hacer a nuestros descendientes. Es sabido que hacer el bien altruistamente proporciona un bienestar intenso y duradero que refuerza la autoestima, genera cohesión de grupos y da lugar al empoderamiento de la sociedad. Todo beneficios. ¿Hay truco? No, no lo hay.
Las dinámicas de participación surgen cuando el ciudadano de a pie se siente interpelado ante la injusticia o el desequilibrio en un determinado contexto. Salir de la instalación habitual cuando sentimos revulsivos emocionales requiere una racionalización de la realidad dolorosa con la que hemos coincidido en nuestra vida. Actuar impulsivamente, movidos por una emoción momentánea no es suficiente para iniciar procesos transformadores conscientes.
La asociación Somos Río Dílar fue dada a luz en julio de 2020 a raíz de una reflexión profunda acerca de las causas que provocaban la desecación de un río emblemático en nuestra provincia, realidad que, inicialmente, nos provocaba pena, rabia o impotencia.
La asociación Somos Río Dílar fue dada a luz en julio de 2020 a raíz de una reflexión profunda acerca de las causas que provocaban la desecación de un río emblemático en nuestra provincia, realidad que, inicialmente, nos provocaba pena, rabia o impotencia. En ocasiones nos lamentamos de lo mal que está todo, o normalizamos situaciones que no se ajustan a la legalidad sin pronunciarnos, damos por hechas realidades dolorosas que barnizamos con resignación infinita, pasamos de largo con indiferencia ante desequilibrios, injusticias o delirios humanos sin mojarnos lo más mínimo. Sin embargo cada uno de nosotros escribimos la historia con nuestras decisiones cotidianas. Los capítulos de la historia se redactan con los hechos que nos sobrevienen pero también con los que provocamos cada uno de nosotros. Y esa fue nuestra apuesta: aportar gestos que reviertan en el mundo de forma positiva.
La asociación está constituida por más de veinte vecinos de los pueblos ribereños del río Dílar, procedentes de muy diversas realidades pero todos con el firme convencimiento de que otro mundo es posible y que podemos construirlo entre todos.
Río Dílar con el cauce seco a su paso por la Vega, una imagen lamenteblemente habitual en los meses de verano. s.r.d.
Tras cuatro años de andadura incansable, nuestro recorrido lo configuran escenas de tensión y de esperanza. El trabajo que realizamos se basa en la identificación de los problemas que presenta el río Dílar para convertirlos en una verdadera oportunidad de mejora del territorio. Ver un río seco, contaminado o excesivamente antropizado no debería considerarse como algo normal. Es por ello que hemos ido a la raíz que ha dado lugar a estas realidades para exigir que las administraciones responsables se impliquen en resolver el mal consentido históricamente.
A lo largo de este tiempo el equipo se ha consolidado, se ha ilustrado, sigue unido y fuerte en la defensa incesante de esta arteria de vida que está perfectamente preparada para dar más vida de la que actualmente nos proporciona. Los cambios que esperamos ver llegan lentos y sin la solidez que esperamos; sin una verdadera voluntad por parte de quienes administran lo público es muy difícil que las leyes se cumplan como se espera.
Hacer un uso racional del agua y ajustado a las concesiones (cuando las hay) es lo mínimo que podemos pedirle a quien utiliza este bien de todos gratuitamente para satisfacer una determinada necesidad.
Es por ello que insistimos en exigir a los responsables que se impliquen realmente en buscar las fórmulas adecuadas para que nuestro río recupere la vida arrebatada, sin rebajas.
Implicar a la administración con competencias es insuficiente si la propia ciudadanía no asume la parte de responsabilidad que le corresponde. Hacer un uso racional del agua y ajustado a las concesiones (cuando las hay) es lo mínimo que podemos pedirle a quien utiliza este bien de todos gratuitamente para satisfacer una determinada necesidad. Los abusos, los vertidos, los cerramientos ilegales en la zona de servidumbre de paso, la alteración sustancial de la zona de policía de aguas, construcciones y pozos sin autorización, …. constituyen un rosario de retos complejo pero asumible para quienes queremos un río vivo con agua para la vida.
Bella imagen del río Dílar con agua y vegetación. s.r.d.
Son numerosas las ecojornadas de limpieza de cauces que hemos disfrutado con el compromiso de muchos de los ayuntamientos ribereños, charlas en centros educativos de diferentes niveles, paseos monográficos para conocer la flora y la fauna del ecosistema acuático asociado, un precioso concurso escolar, plantaciones de flora autóctona y su posterior matenimiento en diversos términos municipales.
¿Quién no quiere un río vivo que pase por su pueblo? En esas estamos, en arropar a este río doliente, en ser su voz puesto que los ríos carecen de voz.
El tejido asociativo que se ha creado en torno a este ecosistema aporta solidez y vínculo social que arropa y fortalece la necesidad de proteger el territorio de todos. ¿Quién no quiere un río vivo que pase por su pueblo? En esas estamos, en arropar a este río doliente, en ser su voz puesto que los ríos carecen de voz.
Suman su valioso conocimiento y su experiencia a este proyecto de recuperación del río Dílar diferentes cuerpos de protección de la naturaleza, especialistas en diferentes áreas procedentes de diversos colectivos conservacionistas, profesores de la Universidad de Granada y de institutos de enseñanza secundaria que refuerzan aún más nuestras legítimas reivindicaciones. A todos ellos nuestra emocionada gratitud. Destacamos a la asociación ACPES (Asociación para la Conservación Piscícola y de los Ecosistemas del Sur), sin duda, por su incondicional apoyo desde la solidez de su trayectoria.
Les invitamos a pasear por esta arteria. Paseen y valoren ustedes mismos cómo les gustaría que estuviera. Sueñen despiertos y súmense a este ritmo imparable en la custodia del bien común porque queremos ríos vivos con agua para la vida. ¡Felicidades, río Dílar!