'¿Fallo o falla?'

He tardado en escribir esta columna sobre la condena “por revelación de datos reservados”, (art. 417.1 del Código Penal), al fiscal general del Estado. No he querido salir a la palestra ‘en caliente’, ardiendo más bien, sobre todo con la manera en la que la caverna mediática y la carcundia política ha respaldado el fallo, evidenciando que todo estaba orquestado en este sentido, incluso su publicación anticipada el 20N, reconociendo que la sentencia no estaba ni debatida ni redactada.
La palabra fallo deriva del latín afflare que indica “soplar hacia algo, rozar con el aliento, olfatear”. Muchas personas, hasta conocer este fallo, no se habían olido hacia donde iba a soplar una mayoría del Tribunal aunque era fácil intuirlo conociendo sus trayectorias, sus juicios y sus prejuicios. Era más que previsible que conociendo lo que se movía detrás de este proceso, en esta la palabra fallo se asemeje más a la otra recogida en el diccionario que deriva del latín falla, con el significado de “falta o defecto” y que ha dado origen a la palabra falacia (=engaño, fraude, mentira).
La justicia se suele presentar provista de una balanza (inspirada en la diosa griega Temis) en la que se sopesan pruebas y argumentos
La justicia se suele presentar provista de una balanza (inspirada en la diosa griega Temis) en la que se sopesan pruebas y argumentos. A partir del siglo XV se le añadió una venda en los ojos como símbolo de la objetividad e imparcialidad. Pero en el caso de la condena del fiscal general del estado, esta representación de la justicia no es válida porque aquí la justicia no se ha tapado los ojos para ser ecuánime sino que no ha querido ver lo evidente o, dicho de otro modo, ha visto solo con un ojo inquisidor que les ha llevado a pronunciar un fallo basado en un pre-juicio.
En lógica normal, si el juicio no hubiera sido tan raro, raro, si no hubiera estado tan trucado, el fallo hubiera sido la decisión que contiene la sentencia, palabra que también viene del latín, sententia, cuya raíz, (sent-) significa tomar una dirección tras haberse orientado. Pero en este caso me temo que estaba claro el sentido, la orientación en que se iba a producir, porque primero se produce el fallo y luego se conocerá la sentencia con toda su estructura de resultandos y considerandos en la que esta vez no podrá, salvo mentiras, incluirse hechos probados, por lo que este fallo es más bien una falla en el sentido de imperfección y desperfecto.
Pero también el fallo se ha convertido en una falla en valenciano (que en este caso deriva del latín facula=antorcha) porque está siendo utilizado como una señal del triunfo, una antorcha que ha empuñado la diosa de la libertad madrileña, pasando por arte de birlibirloque de cómplice del estafador delincuente confeso a víctima de una conspiración. Ya se cobró una pieza forzando la salida del anterior presidente del PP, convirtiéndolo en Pablo fra-Casado, al osar cuestionar su liderazgo y querer investigar el enriquecimiento ilícito de su familia. Este antecedente pesa mucho en su sucesor que cada vez que falla, cosa muy común dada su insolvencia, siente el aliento de la lideresa et al.
El fallo (puede interpretarse ahora en los dos sentidos) va a provocar una gran falla, en el sentido ahora geológico, una gran fractura en bloques, en la Justicia, en la política y en el conjunto de la sociedad
El fallo (puede interpretarse ahora en los dos sentidos) va a provocar una gran falla, en el sentido ahora geológico, una gran fractura en bloques, en la Justicia, en la política y en el conjunto de la sociedad. Una prueba son las escenas que circulan por las redes sociales en las que se ve y se oye como algunos han aprovechado el fallo para salir a la calle coreando la petición de un tiro en la nuca a Pedro Sánchez.
A pesar de la gravedad de los hechos no pasará nada, me temo que no se considerarán amenazas de muerte ni delitos de odio ni se investigará ‘prospectivamente’ a los autores y a los incendiarios que los provocan desde atriles, micrófonos, columnas o púlpitos. La Justicia, en general, falla al consentir y no perseguir estas conductas, y al no ocuparse ni preocuparse de este ambiente guerracivilista que está provocando la derecha extrema y la extrema derecha en sus ansias de echar al gobierno por los votos o por las malas.
A la espera impaciente del contenido de la sentencia, incluidos los dos votos particulares, me he entretenido en leer las opiniones de catedráticos de derecho penal, de jueces que no son del bando conservador (convertido ya en una ‘banda criminal organizada’), he cotejado en definitiva argumentos jurídicos, políticos y jurídico-políticos. De este análisis deduzco que la estrategia para adelantar el fallo servirá también al Tribunal para intentar blindarse ante la avalancha de críticas y, sobre todo, a los eventuales recursos que la defensa de Álvaro García Ortíz pueda plantear ante el Tribunal Constitucional y/o la Justicia Europea.
En este juicio lo único que ha quedado demostrado es que una parte de Poder Judicial es independiente... independiente y contraria al gobierno actual, (eso ha quedado acreditado fehacientemente), pero dependiente y directamente al servicio de las derechas
En este juicio lo único que ha quedado demostrado es que una parte de Poder Judicial es independiente... independiente y contraria al gobierno actual, (eso ha quedado acreditado fehacientemente), pero dependiente y directamente al servicio de las derechas, que están utilizando sus tentáculos políticos, familiares, económicos y mediáticos, para convertir en arietes contra Pedro Sánchez a determinados jueces colocados estratégicamente en puestos clave “por la puerta de atrás”, (como un senador del PP contó y es conveniente en esta coyuntura traerlo a colación), y ahora están cobrando sus favores y sus prebendas.
No son todos los jueces, ni siquiera todos los jueces conservadores, el señor nos pillara confesados, porque, si así fuera, podríamos ir desfilando de uno en uno con el carnet de identidad en la boca todos los ‘woke’, acusados del pecado/delito de ser sanchistas; les basta con unos cuantos jueces con mucho poder en el Poder Judicial, que están provocando una situación insostenible de gravísimas consecuencias, que ellos mismos no saben hasta donde pueden llegar.
Y lo más grave es que no les importa y, cobrada la primera pieza, no van a parar. Van a seguir p’alante en su objetivo y para ellos mucha gente somos sus ‘objetivos’, incluidos los periodistas libres e independientes que han recibido en este proceso un ataque sin precedentes. La cúpula judicial, aparte de otras componendas políticas han querido mostrar no sólo que son un Poder sino que tienen en buena medida “el Poder”.
En estas circunstancias, visto lo visto, porque todos hemos tenido acceso al juicio oral, si no se produce una contundente reacción social y política, ¿alguien duda de que el hermano y la esposa del presidente del gobierno no están ya condenados por algunos y solo falta su ‘ejecución’?
En estas circunstancias, visto lo visto, porque todos hemos tenido acceso al juicio oral, si no se produce una contundente reacción social y política, ¿alguien duda de que el hermano y la esposa del presidente del gobierno no están ya condenados por algunos y solo falta su ‘ejecución’? Y a senso contrario, ¿alguien no tiene la certeza de que el novio de la Ayuso está más cerca de escaparse de sus múltiples delitos y de quedar como una víctima de una conspiración política?
Todos estos procesos de instrucciones tortuosas, con jueces que debieran ser recusados por parcialidad manifiesta, no tienen como objetivo juzgar sino condenar porque las sentencias se deciden antes del juicio, y fuera del ámbito de la justicia, y antes del fallo aunque se publiquen después. Todo lo que rodea a este circo está al servicio de una causa política: derribar al gobierno progresista y, si pudieran, a los partidos y sindicatos de izquierdas.
Solamente si lo que en mi tiempo se llamaba “el bloque social de progreso” toma conciencia de la gravedad de la situación, no se entretiene en minucias y mucho menos en polladas, y se concentra en defender el mínimo común múltiplo que les une, se podrá evitar la involución que ha asaltado ya el poder en buena parte de las democracias europeas y en los Estados Unidos de Trump. Lo ocurrido en Nueva York con el socialista Mandani es un foco que pueda alumbrar la dirección.
Reformulemos en este sentido y en defensa propia la máxima: “El que pueda ayudar, que eche una mano, o al menos que la quite de encima, so pena de verse también golpeado, más temprano que tarde, por el manotazo neofascista que se asoma”.



























