'Jockstrap hacen electro-pop disparatado y divertido'
A nadie que me haya leído en los dos últimos años se le escapará que estoy obsesionado con Black Country, New Road. La banda londinense ha vivido un ascenso meteórico que ha acabado en implosión, con la marcha de su cantante Isaac Wood. Por el camino, eso sí, han dejado dos obras maestras absolutas. Su último LP, Ants From Up There, es serio candidato a ser el álbum de rock de la década. Y ahora están en proceso de reinventarse como sexteto, repartiendo la responsabilidad de cantar entre sus distintos miembros. Lo que quizás resulte más sorprendente para muchos es saber que una de sus integrantes, la violinista Georgia Ellery, tiene otro grupo: Jockstrap. Se trata de un dúo en el que Ellery escribe las letras y canta (con gran habilidad, cabe decir) y Taylor Skye compone las bases (y menudas bases). El sonido del dúo es bastante inclasificable, pero destaca inmediatamente por la furiosa energía que la distorsión y los samples vocales deformados confieren a sus instrumentales electrónicos. Su EP Wicked City (2020) es uno de los ejercicios de pop experimental más sorprendentes de los últimos años, y no es de extrañar que su trabajo resultara inspirador para un grupo de hip hop tan heterodoxo como Injury Reserve.
Consiste en una unión de electro-pop bailable pero excéntrico con el folk-pop de los cantautores de los sesenta y setenta, junto a momentos de pura locura
Ahora han lanzado su LP debut, I Love You Jennifer B, y no decepciona. Consiste en una unión de electro-pop bailable pero excéntrico con el folk-pop de los cantautores de los sesenta y setenta, junto a momentos de pura locura. Desde luego el disco engancha, aunque no se trata de un trabajo uniformemente excelente. Más bien se alternan momentos de brillantez incontestable con otros meramente interesantes. Lo bueno es que los primeros son tan buenos y variados que pesan más que los segundos. Por poner un ejemplo: “Glasgow” empieza con un clavicordio melancólico y después se convierte casi en una canción de Joni Mitchell, con su guitarra sencilla y trotona que alterna apenas entre dos notas, arreglos de cuerda y los preciosos coros de la propia Georgia; en cambio, “50/50” es un desenfrenado corte de glitch-dance capaz de ponerte a bailar y de derretirte el cerebro a la vez. Parece increíble que ambas pistas tengan los mismos autores, pero eso es lo que define a Jockstrap: su carácter proteico e impredecible.
Hay otras canciones igualmente brillantes. Ahí está el magnífico single “Concrete Over Water”, una oscura balada que empieza solo con órgano y voz y después rompe en un espectacular estribillo con percusión marcial, sintes distorsionados y samples de cánticos que recuerdan a los de “Pink Matter” de Frank Ocean
Hay otras canciones igualmente brillantes. Ahí está el magnífico single “Concrete Over Water”, una oscura balada que empieza solo con órgano y voz y después rompe en un espectacular estribillo con percusión marcial, sintes distorsionados y samples de cánticos que recuerdan a los de “Pink Matter” de Frank Ocean. También es impresionante “Debra”, quizás la más adictiva de las canciones de estilo más electro-pop, con cierto aire oriental y múltiples ganchos vocales deliciosos (“I’ll take you to the city/And back down to Koreatown”; “I wish I could tell you what I wished for/Looked at the moon, press X at the star”; o ese “Hello?” a contratiempo que suena de vez en cuando). La inicial “Neon” empieza con un toque de western antes de que llegue un estupendo estribillo casi industrial, con esa batería saturada, esa guitarra distorsionada y esos hipnóticos arpegios de sintes. Por último, “Greatest Hits” está siendo justamente señalada como uno de sus temas más accesibles, con su combinación de piano y cuerdas estilo McCartney con una base techno ochentera y toques de dance noventero.
Sin embargo, hay también algunos cortes que dejan más frío
Sin embargo, hay también algunos cortes que dejan más frío. “What's It All About?” suena de forma más clara a pop barroco sesentero, con menos elementos imaginativos y una melodía menos inspirada. “Lancaster Court” resulta aún más plana: su tenso arpegio de guitarra, junto al puntual golpe de bombo y ciertos toques de percusión y flauta, crean un ambiente siniestro, pero la canción no evoluciona demasiado a lo largo de sus más de cuatro minutos, y la distorsión que aparece al final le sienta fatal al instrumental mayormente acústico. “Jennifer B” es la menos redonda de las canciones electro-pop, básicamente porque hay demasiados elementos discordantes, en particular el sample de la voz de Georgia que se repite una y otra vez y el agudo sinte que serpentea durante buena parte de la canción. Por último, “Angst” no termina de construir un esqueleto musical suficientemente robusto, más allá del arpa que la atraviesa entera, y termina en un anticlímax con ese pasaje donde la voz de Ellery se acelera. Eso sí, cuenta una historia absolutamente espeluznante, en el mejor sentido de la palabra.
Y es que otro fuerte del disco son las descarnadas letras de Ellery. La joven británica tiene un estilo de lo más peculiar. En “Angst” describe un parto brutal y alienígena. En “Concrete Over Water” despliega un romanticismo trascendental y sui generis. Por múltiples canciones hay desperdigadas notas de un erotismo que juega con lo perturbador: “I'm Lolita”, repite en “Debra”; “I can be a stripper if you want me to”, sugiere en Jennifer B; “For the first time/I like it when he’s inside”, declama en “Greatest Hits”; “I touch myself/Every time I see/What's missing from my life”, se lamenta en “Glasgow”; “Anything to fuck you/Always said I wanted to/Text me when you want to”, exclama en “50/50”. El deseo es una fuente constante de emoción y desasosiego para Ellery, y esa pulsión confiere a sus letras e interpretaciones vocales una fuerza que hace que incluso las canciones menos interesantes tengan algo llamativo. Pese a todo, da un poco de rabia que el álbum sea tan irregular: con un poco más de consistencia, podríamos estar ante uno de los mejores discos de pop alternativo de los últimos tiempos. Pero no nos confundamos: aun así, I Love You Jennifer B es uno de los experimentos más interesantes que oirás este año.
Puntuación: 8/10