'Model/Actriz unen violencia y lujuria en su sobresaliente debut'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 15 de Marzo de 2023
Model/Actriz – 'Dogsbody'.
Portada de 'Dogsbody', de Model/Actriz.
Indegranada
Portada de 'Dogsbody', de Model/Actriz.

Nueva York es una ciudad con una historia musical rica y, si hablamos en concreto del rock, beligerante. Durante la revuelta contracultural de los años sesenta, mientras en California triunfaba el rock lisérgico y hippie de Jefferson Airplane o los Grateful Dead, en la Gran Manzana apareció el sonido duro y disonante de la Velvet Underground. A mediados de los setenta, ante el decadente éxito del rock de estadio, fue en la escena de CBGB en Nueva York donde surgió la semilla de la revuelta punk: The Ramones, Patti Smith, Richard Hell and the Voidoids, Television... Cuando dicha revuelta fructificó a nivel comercial en el colorido y sentimental sonido calificado de “new wave”, en la misma ciudad apareció una respuesta espartana y fría calificada como “no wave”. Décadas después, cuando Nueva York era ya más conocida por ser la cuna y la capital del hip hop, The Strokes encabezaron el sobrio y directo post punk revival, mientras el sello DFA Records unía la sensibilidad irónica del indie rock y el hedonismo de la música de baile para crear el dance punk. En la ciudad que nunca duerme, siempre hay preparada una respuesta sarcástica e increíblemente cool para lo que sea que esté pasando en el resto del mundo.

Los miembros de Model/Actriz, aunque se conocieron estudiando en la mítica universidad de música de Berklee, en Boston, solo encontraron su voz propia como proyecto cuando se mudaron a Nueva York, y la historia musical de la ciudad se filtra claramente en su sonido

Los miembros de Model/Actriz, aunque se conocieron estudiando en la mítica universidad de música de Berklee, en Boston, solo encontraron su voz propia como proyecto cuando se mudaron a Nueva York, y la historia musical de la ciudad se filtra claramente en su sonido. El punto bailable del dance punk, la sensibilidad queer de las letras de Lou Reed y la disonancia industrial del no wave se unen en su primer LP, Dogsbody, con resultados pasmosos. Escuchar este disco es una experiencia de una brutal intensidad física y emocional; como dice su bajista Aaron Shapiro, todos los instrumentos funcionan como elementos de percusión. Su música es avasalladora, un inquietante banquete para los sentidos. Sinceramente, la mejor comparación que se me ocurre es decir que escuchar Dogsbody es como pasar por un cuarto oscuro. La adrenalina, la excitación, el pavor, el temblor, la descarga. Está todo aquí, en estos 37 minutos de ruido, poesía y lujuria.

De ello tienen mucha culpa las letras y las interpretaciones vocales de Cole Haden, un 'frontman' con un carisma muy peculiar, tan fiero como travieso

De ello tienen mucha culpa las letras y las interpretaciones vocales de Cole Haden, un frontman con un carisma muy peculiar, tan fiero como travieso. “Si algo te repugna, es una oportunidad para preguntarte por qué”, ha declarado, en lo que Madison Bloom ha descrito acertadamente como el mejor resumen de la doctrina del grupo. Sus textos son evocadores pero directos, sexuales y a la vez violentos. En “Mosquito”, compara su historial sexual con ese mortífero vector biológico: “With a body count higher than a mosquito”. En “Amaranth”, la flor de la amaranta sirve como una constante metáfora fálica, y el rojo de sus pétalos remite a su vez a la sangre: “I remember pacing blank ground/I remember thorns shredding my palms/I want to see the petals stagger onto me/See my body carried splintering/And I remember scorching it all”. Tampoco hace ascos a la unión del arte popular y el elevado: en el single “Crossing Guard”, hace referencias tanto a Lady Gaga como a William Turner. Declamados sobre los instrumentales tensos y brutales que conforman la mayor parte del disco, sus versos combinan obscenidad y clasicismo, hablan del mármol y la carne, convierten el escalofrío en deleite. No hay más que ver la portada: Haden quiere que le den duro, pero con clase.

La elegancia de la transición entre “Crossing Guard” y “Slate” es una buena muestra del cuidado que pone el grupo en cada detalle

Ahí está el final de “Pure Mode”, que recuerda a Suicide: “I don’t mean to scare you but I can’t talk right now/I will tear you apart”, canta Haden, y una percusión artificial y mareante se une a las cortantes guitarras en un cierre estremecedor. Pero tanto Haden como Model/Actriz son versátiles, capaces de más que de repetir un único truco. Su exquisito control de las dinámicas y su buen gusto a la hora de crear ganchos les permiten componer canciones redondas, maduras, a punto de estallar. La elegancia de la transición entre “Crossing Guard” y “Slate” es una buena muestra del cuidado que pone el grupo en cada detalle. En la mencionada “Amaranth”, tenemos poderosos y distorsionados riffs de guitarra, precisos pasajes de post punk, momentos de silencio prístino y explosiones ensordecedoras; en cada momento, Haden es capaz de clavar el registro vocal necesario, siempre expresando vulnerabilidad y amenaza al mismo tiempo.

Y afortunadamente, también encontramos tres canciones que suponen un respiro relativo en medio de la barbarie sonora del álbum

Y afortunadamente, también encontramos tres canciones que suponen un respiro relativo en medio de la barbarie sonora del álbum. En “Divers”, que divide en dos el disco, unos sintes que suenan como refractados son el austero tapiz sobre el que Haden casi susurra una preciosa y ambigua letra (“I seem to find it, but not within myself”), antes de que unos tambores irregulares y resonantes nos apaleen, dejándonos desolados, pero preparados para la segunda mitad del álbum. Menos efectiva es “Sleepless”, cuyas exploraciones más cercanas a lo ambient, aunque interesantes, carecen de la cualidad magnética del resto del tracklist. A cambio, no obstante, la siguiente y última canción, “Sun In” es sencillamente perfecta. Su calidez y su querencia por el pop triste, tirando incluso de guitarra acústica, la convierten en el equivalente sonoro del aftercare tras las embestidas del resto del disco. Su letra transmite una paz delicada y ligeramente agridulce (“The surface of the water crushed/Like silk in my hand, the sky is shaking out/The stains I left, and it’s/So bright with the sun in my eyes”), y con esa sensación nos dejan los Model/Actriz. Y también con la de que han hecho uno de los discos del año y, por qué no decirlo, de la década. ¿Quién para un viaje a Nueva York para ver a estos cuatro en directo?

Puntuación: 9.5/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com