El niño y el solomillo
Escena primera: Estoy leyendo el periódico, sentado en la terraza de un bar de La Herradura, cuando veo que en la mesa de al lado se sientan un matrimonio con un hijo de unos nueve o diez años. El camarero les lleva la carta y el niño dice que quiere un solomillo con un huevo y patatas fritas. La madre hace su observación: “¿No va a ser mucho, cariño?", le dice. El padre, sin dejar mirar a la carta, hace la suya: “Déjalo mujer, que pida lo que quiera”. “Pero es que acaba de desayunar hace poco y es imposible que tenga tanta hambre”, comenta la madre. “Quiero un solomillo con huevo y patatas”, repite el niño con autoridad de infante consentido.
Escena segunda: Llega el camarero con el solomillo con patatas y huevo. Es tan grande el trozo de carne que casi no cabe en la fuente que lo contiene, que también está hasta arriba con las patatas y el huevo. El padre mira de reojo a la madre, que por dentro está diciendo: “Anda, ahí tienes el solomillo con patatas”.
Escena tercera: El niño comienza a comer con mucha ansia. El padre lo anima de vez en cuando. Anda machote, duro con él, parece decirle, más que nada pensando en que como el niño no se coma el solomillo, la madre se va a salir con la suya. La madre sonríe por dentro. No lleva ni un tercio, cuando el niño deja el cuchillo y el tenedor y se echa para atrás, rebufando. "¿No comes más?", pregunta el padre. “Sí. Es que estoy descansado un poquito”. “Venga hombre, si tú puedes”, dice el padre. A estas alturas el niño parece el de los garbanzos de Paco Gandía.
Escena cuarta: El hijo se da por vencido cuando lleva la mitad del filete. También se ha dejado la mitad de las patatas. Dice que no quiere más. La madre mira al padre con hojas de cuchillas de afeitar. Pero no quiere alardear de sus premoniciones y da el tema por sentado. “Venga, déjalo”, le dice al niño apartándole el plato.
Escena quinta: Cuando el matrimonio y el niño se van, viene el camarero, retira el plato a medio comer y veo como tira los restos a la basura. A mí me da que pensar la escena y me acuerdo de mi madre, que cuando nos dejábamos algo en el plato nos decía: "¡Tenía que venir otra vez el año el hambre!"
Última escena: Decido olvidarme del tema y seguir leyendo, pero al llegar a las páginas de Sociedad del periódico leo una noticia cuyo titular dice: “La tercera parte de la población infantil pasa hambre en el mundo”. El sumario de la noticia explica: “España es el cuarto país del mundo que más comida tira a la basura”. Entonces me entra una mala leche que me jode el día.