'Las nuevas estrellas'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 12 de Marzo de 2021
Influencers elegidos por Hawai para presentar su nuevo modelo de smartphone.
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Influencers elegidos por Hawai para presentar su nuevo modelo de smartphone.

Seamos sinceros. Nos hemos pasado la vida aplaudiendo a los profesionales de diferentes deportes y disfrutando con su manera de jugar, los hemos convertido en estrellas fulgurantes, en mitos que resuenan mucho tiempo después de que abandonen su carrera, y sin embargo nos extraña ahora descubrir que las nuevas leyendas para nuestros hijos sean youtubers como Ibai Llanos o TheGrefg, que con veintipico años han ganado más dinero del que usted y yo conseguiremos en el resto de nuestras vidas.

Es cierto. Cada vez que veo a mi pequeño absorto ante la televisión viendo a un influencer jugar a videojuegos o a un chaval jugando con una Nerf, una de esas armas de plástico, me resulta chocante comprobar que cuenta con millones de visualizaciones: siento que es como si a mí me pagaran por jugar a las cartas o al monopoli… pero no es así, la verdad

Es cierto. Cada vez que veo a mi pequeño absorto ante la televisión viendo a un influencer jugar a videojuegos o a un chaval jugando con una Nerf, una de esas armas de plástico, me resulta chocante comprobar que cuenta con millones de visualizaciones: siento que es como si a mí me pagaran por jugar a las cartas o al monopoli… pero no es así, la verdad. Detrás de cada uno de estos personajes hay mucho trabajo y una conexión especial con el público. Seamos sinceros, antes admirábamos a los presentadores de los programas de nuestros canales preferidos: Joaquín Prat, Jesús Hermida, María Teresa Campos… Hoy en día sigue habiendo algunos profesionales muy respetados y seguidos, pero la mayoría de ellos simplemente son conductores de un espacio y ni siquiera somos capaces de recordar sus nombres. Nos importa más el contenido, no quién nos lo trasmite. En este sentido, los youtubers concitan el centro de todas las miradas juveniles. Hoy en día, los chavales ya no quieren ser Belén Esteban o Rafa Mora, incluso cada vez menos, el futbolista de moda, porque hay unos seres que le han embelesado y les han descubierto que jugando frente al ordenador se puede uno convertir en millonario, además de en una figura admirada y popular.

Así que van emergiendo plataformas como Twitch, para los adictos a videojuegos, o Tic Toc, con personas que se han hecho famosas gracias a su número de fans, como mis paisanas las cantantes Twin Melody, o con personajes como Nachter, un valenciano de 30 años que está revolucionando este mundo con vídeos divertidos dirigidos a toda la familia que han obtenido un nutrido grupo de más de tres millones y medio de seguidores, por delante incluso de José Mota, El Rubius o El Hormiguero. Podría parecer casualidad, pero no lo creo; la verdad es que este chico podría haber triunfado en el mundo de la televisión porque su carisma y su forma de representar los chistes tiene algo que engancha, igual que les sucede a gran parte de estos nuevos jóvenes profesionales de internet.

¿Sirve entonces estudiar una carrera para encontrar un trabajo bien remunerado? Porque muchos de estos chavales son adolescentes cuando empiezan a destacar, a colocarse un micro y una cámara web para contar sus historias y no tienen tiempo de plantearse siquiera estudios universitarios. Y mientras ellos ganan millones de euros, hay otros chavales que se desloman para acabar una carrera y después dirigirse directamente a la cola del paro

Claro que uno se pregunta: ¿Sirve entonces estudiar una carrera para encontrar un trabajo bien remunerado? Porque muchos de estos chavales son adolescentes cuando empiezan a destacar, a colocarse un micro y una cámara web para contar sus historias y no tienen tiempo de plantearse siquiera estudios universitarios. Y mientras ellos ganan millones de euros, hay otros chavales que se desloman para acabar una carrera y después dirigirse directamente a la cola del paro.

Cuando yo finalicé periodismo, estábamos igualmente inmersos en una crisis tan grande que de más de cien compañeros que aprobamos el último curso, los que conseguimos trabajo en algún medio de comunicación no alcanzábamos ni la media docena. Un amigo que descartó ir a la universidad y que ganaba un sueldo desde los diecinueve ó veinte años me reprochaba:

            —Es que los estudiantes hoy en día queréis acabar los estudios y poneros a trabajar en lo vuestro enseguida, y encima, cobrar un sueldo.

Lo más llamativo era que la reflexión de mi amigo no me parecía absurda sino que le encontraba lógica al hecho de considerar que los chavales éramos unos engreídos por suponer que íbamos a trabajar en aquello para lo que habíamos estudiado, que no teníamos ganas de luchar por nada, que pretendíamos que se nos diera todo en la mano sin movernos. La cruel verdad es que muchos de mis amigos acabaron fuera de Euskadi e incluso del país porque aquí no había nada que se nos pudiera ofrecer. Hoy en día la historia se repite, cuando sabemos que el paro juvenil supera el 40% y que el porcentaje restante cobra un salario que apenas le da para independizarse, teniendo en cuenta las altas tasas de universitarios con que contamos, no es fácil saber qué decir a nuestros hijos cuando nos piden consejo sobre su futuro. Evidentemente, estudiar no ocupa lugar, la cultura nos hace más libres, saber más nos ayuda a tener más recursos para evolucionar, pero las nuevas estrellas de hoy en día, los influencers, nos han demostrado que algunos pueden saltarse ese paso para conseguir mucho más de lo que un adolescente pudiera imaginar.

Ya no tienes un adolescente en casa, sino un ente que come, va al instituto o duerme solo entre un juego y otro, entre una pantalla y otra, entre un aparato y otro

¿Y cuál es la consecuencia directa? Que cuando vas a comer a un restaurante con tus hijos, ya no se oyen voces, solo hay chicos y chicas con sus consolas, con sus móviles, viendo tablets o cualquier pantalla. Olvídate de los cortafuegos, porque no funcionarán, acabarán descubriendo la forma de saltárselos. Ya no tienes un adolescente en casa, sino un ente que come, va al instituto o duerme solo entre un juego y otro, entre una pantalla y otra, entre un aparato y otro.

Por supuesto que la pandemia ha recrudecido la situación porque ha incitado a los jóvenes a aislarse aún más. Y lo que iremos viendo en el futuro próximo serán chavales adictos, que no necesitarán amigos reales, porque tendrán otros virtuales; no querrán ver la televisión, porque dispondrán de sus propios programas conducidos por sus influencers preferidos; no pensarán en otra cosa que en los vídeo juegos o no verán más que Tic Toc o Youtube o las plataformas que surgirán. Y me pregunto cómo afectará esto a un mundo que cada vez traerá más sin cuidado a esos nuevos adictos a las pantallas, porque todo lo más importante se producirá ante ellas. Algunos, uno de cada millón, tendrán la fortuna de entrar en ese selecto club de elegidos que se harán ricos y tendrán legiones de seguidores; el resto, vivirán sus vidas con frustración, por no conseguir lo mismo pese a dedicarle el doble de esfuerzo.

Y no nos equivoquemos. No es solo un problema juvenil. Tal vez a los mayores de cuarenta no les interese en absoluto el mundo de Twitch ahora, pero sin duda llegarán otras plataformas, otros sistemas que nos engancharán también, igual que ocurre siempre con las tendencias de cambio

Y no nos equivoquemos. No es solo un problema juvenil. Tal vez a los mayores de cuarenta no les interese en absoluto el mundo de Twitch ahora, pero sin duda llegarán otras plataformas, otros sistemas que nos engancharán también, igual que ocurre siempre con las tendencias de cambio. Todavía recuerdo que al aparecer el euro pensé que no iba a saber adaptarme y, sin embargo, ahora lo que me cuesta es entender el dinero en pesetas. ¿Acaso no miramos todos algún tutorial de Youtube para una receta, para arreglar cualquier cosa de la casa, para hacer una manualidad o aprender algo nuevo?

Hubo un tiempo en el que los intelectuales eran el ejemplo a seguir por la sociedad. Aquello pasó, después nos aferramos a los grandes deportistas o actores o cantantes y en este siglo que avanza más rápido de lo que parece, las nuevas estrellas, es evidente, están en internet.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).