El PP andaluz podría decirlo más alto, pero no más claro. Juanma Moreno y los suyos quieren ser la nueva generación de la tortilla en Andalucía. Falta por ver si los andaluces estamos en disposición de comernos otra ración como la de los últimos 40 años.
Sin entrar en detalles, el legado de la foto de la tortilla es el de un sueño roto del pueblo andaluz. No se trata sólo de que la mitad de los protagonistas acabaran salpicados por la corrupción. Es que, además, es la foto de familia de la traición al más elemental ideario socialdemócrata en Andalucía
Sin entrar en detalles, el legado de la foto de la tortilla es el de un sueño roto del pueblo andaluz. No se trata sólo de que la mitad de los protagonistas acabaran salpicados por la corrupción. Es que, además, es la foto de familia de la traición al más elemental ideario socialdemócrata en Andalucía. Como muy bien explica el maestro Vaquero en su libro "Andalucía en la crisis la alternativa a nuestro alcance", el papel jugado por la administración del PSOE en el gobierno de la Junta ha sido el de cambiar todo para garantizar que todo quedara igual. La oligarquía económica andaluza ha permanecido intacta en su transición desde el tardofranquismo a la actualidad. Y en ese tránsito, el papel del PSOE andaluz ha sido clave. Banca, constructoras, terratenientes, energéticas, trasporte... ni una sola de las grandes familias andaluzas, la mayoría de las cuales amasaron su fortuna al amparo del terror y la corrupción de la dictadura, ha tenido que temer nada de los de la tortilla.
Por eso ahora Juanma puede tan cómodamente pretender apropiarse del "espíritu de la tortilla". Con ello, los populares andaluces, lo único que están reivindicando es que les ha llegado la hora de ocupar el poder en la lógica del turnismo bipartidista, más propio del Siglo XIX que del XXI. Una ocupación del poder que no es más que un fin en sí mismo y que no pretende la transformación de la sociedad, sino su mera gestión. De ahí que la tortilla se la pueda apropiar cualquiera. Sigue siendo la misma. Lo que importa es que de la vuelta de vez en cuando para que todos tengan ocasión de que su lado se caliente un poquito.
Por eso ahora Juanma puede tan cómodamente pretender apropiarse del "espíritu de la tortilla". Con ello, los populares andaluces, lo único que están reivindicando es que les ha llegado la hora de ocupar el poder en la lógica del turnismo bipartidista, más propio del Siglo XIX que del XXI. Una ocupación del poder que no es más que un fin en sí mismo y que no pretende la transformación de la sociedad, sino su mera gestión
Toda una declaración de intenciones: quítate tú que me ponga yo, porque somos lo mismo, pero ahora me toca a mí, parece decir Juanma Moreno. Y con "ahora me toca a mí", se refiere a los cargos de confianza, los contratos y tratos de favor a empresas amigas, las políticas para enriquecer a quienes han ayudado en campaña, etc. Porque de eso se trata ¿No? No se trata de guisar otra cosa. Se trata solo de darle otra vuelta a la tortilla. Esa tortilla devenida en tuerca que nos aprieta cada día un poco más a los andaluces.
Afortunadamente las elecciones del 2 de diciembre pueden tener otro resultado al que esperan los defensores del régimen (todos ellos) y los andaluces tenemos la ocasión de volcar la sartén y cambiar la receta. Ingredientes no faltan: transparencia, reforma agraria, energías renovables, desarrollo sostenible, empleo, justicia fiscal y social, descentralización, recuperación de barrios ignorados... todo menos dejar intactos los intereses de quienes llevan explotando a esta tierra y sus habitantes desde los tiempos del turnismo que algunos quieren restaurar.