'Rigoberta Bandini debuta con un punto y aparte'
El fenómeno Rigoberta Bandini ha sido sin duda el más divertido del pop español desde la pandemia. Nació de hecho como un producto de la misma: Paula Ribó, hasta entonces más conocida como actriz de doblaje, empezó a componer y lanzar canciones de forma independiente justo antes del confinamiento y lo petó durante el mismo. Su pop con fuertes acentos electrónicos resultó perfecto para quienes echábamos de menos las pistas de baile, y el sentido del humor con un punto cañí de las letras (y los hilarantes auto-coros) venía también como anillo al dedo. Joyas como “Too Many Drugs”, la socarrona “In Spain We Call It Soledad” o “Fiesta” eran justo lo que necesitábamos. Cuando, ya iniciado el 2021, acabado el confinamiento pero con un nuevo Estado de Alarma y en medio de la sucesión interminable de olas del Covid-19, lanzó “Perra”, Rigoberta dio con un nivel más de conexión con el público. La fantasía de ser una perra, al mismo tiempo reivindicación feminista y deseo de evasión de las responsabilidades de la vida adulta, constituía la letra perfecta para un himno de nuestros tiempos.
Pero la catalana tenía aún un as guardado bajo la manga: en el Benidorm Fest, el preámbulo español a Eurovisión, desenfundó “Ay Mamá”, y ahí ya sí que el público se rindió a sus pies
Pero la catalana tenía aún un as guardado bajo la manga: en el Benidorm Fest, el preámbulo español a Eurovisión, desenfundó “Ay Mamá”, y ahí ya sí que el público se rindió a sus pies. Pese a las polémicas desatadas por su derrota, el single llegó al número uno de las listas y la convirtió, no ya en un fenómeno underground con vocación mainstream, sino en una de las caras más visibles del pop español. La combinación de un feminismo para toda la familia (“no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas”) con la reivindicación de la maternidad (“a ti que tienes siempre caldo en la nevera”; “Tú que amarraste bien tu cuerpo a mi cabeza/Con ganas de llorar, pero con fortaleza”) le dio una proyección transversal que ya la quisiera Íñigo Errejón. Y todo esto, claro, lo hizo a fuerza de singles y colaboraciones muy bien escogidas (con Alizzz el año pasado, con Amaia este), sin lanzar nunca un álbum.
Lo cual nos trae al presente: el 7 de octubre salió al mercado La Emperatriz, el debut de Bandini más de dos años y medio después de esos sorprendentes comienzos. Y como ya sabíamos y cabía esperar, se trata más que nada de un recopilatorio de sus hits anteriores. Es cierto que hay una selección: no está “Fiesta”, ya que estaba demasiado apegada al momento pandémico; tampoco “Cuando tú nazcas”, la primera canción que le escribió a su hijo aún durante el embarazo, que también habría sido anacrónica; y por fortuna no está “A ver qué pasa”, el single promocional de Estrella Damm del verano pasado, sin duda su hit más endeble, con un estribillo mediocre y una progresión aburrida. Pero apenas cuatro de las doce pistas del álbum son nuevas, el resto las conocíamos, en algunos casos desde hace varios años, y eso inevitablemente hace que el disco pierda peso específico como tal.
Y después viene la mejor de las nuevas composiciones, “Canciones de amor a ti”, una majísima declaración de amor a su hijo que, aunque más simplona musicalmente que aquellos temazos, mantiene el espíritu que la ha hecho triunfar
Desde luego, hay poco que reprochar a la forma en que empieza el álbum: pocos artistas pueden encadenar tres canciones como “In Spain We Call It Soledad”, ”Ay Mamá” y ”Perra” como carta de presentación. Y después viene la mejor de las nuevas composiciones, “Canciones de amor a ti”, una majísima declaración de amor a su hijo que, aunque más simplona musicalmente que aquellos temazos, mantiene el espíritu que la ha hecho triunfar y nos acerca a su perspectiva del mundo desde que es madre. Pero claro, después de soltar toda la artillería de inicio, el disco pega un bajón importante hacia la mitad y solo empeora. Tanto las canciones ya conocidas (“A todos mis amantes”, “Así bailaba” o “Que Cristo baje” me parecen marcadamente peores que sus otros singles, por razones diversas) como las nuevas palidecen en comparación con sus mayores éxitos, y ni la inclusión de “Too Many Drugs” cerca del final puede rescatar el álbum de esa sensación de cosa a medias, sin entidad propia.
De hecho, creo que habría razones para preocuparse con esas nuevas canciones que, sinceramente, resultan de lo más anodinas. “Tú y yo” no tiene nada de la frescura de sus mejores temas, y parece hecho a propósito, pero la solemnidad de su estribillo no tiene la fuerza necesaria para sustituir el sentido del humor que aquí brilla por su ausencia, aparte de que la melodía de las estrofas es demasiado simple. “La Emperatriz” es algo mejor, pero no por mucho: la épica de los “aleluyas” de su estribillo suena algo hueca, ya que a la canción le falta una de esas progresiones marca de la casa que lleve de las calmadas estrofas al extático final con más sutileza. “Que vivir sea un jardín”, por su parte, apenas es una canción: poco más de minuto y medio que más que nada sirve para expresar, una vez más, su devoción por su hijo. Es decir, en mi opinión es evidente por los resultados lo que ella misma ha señalado en entrevistas: que la tormenta mediática desatada por su éxito la tiene atascada a nivel creativo, y que sus fuentes de inspiración se han reducido a esta oda a la maternidad que no parece dar mucho más de sí.
Así pues, celebro la decisión que ha anunciado de tomarse un respiro durante 2023 para buscar esa necesaria calma que le permita renovarse artísticamente
Así pues, celebro la decisión que ha anunciado de tomarse un respiro durante 2023 para buscar esa necesaria calma que le permita renovarse artísticamente. Evidentemente, su trayectoria hasta ahora es de lo más meritoria. Pero ahora tiene que encontrar un camino para no atascarse en los dos o tres registros que le han funcionado hasta ahora, y para eso hace falta un poco de distancia e introspección. La Emperatriz no es la mejor representación de lo que hace fantástica a Rigoberta Bandini, pero al menos es una forma de poner un broche claro a su primera etapa artística. Veremos qué nos puede ofrecer dentro de un año. Quizás algo en la línea de, en mi opinión, su canción más interesante por fuera de sus cuatro grandes hits: esa estupenda “Julio Iglesias” donde queda más clara que nunca su deuda con el pop vocal clásico de nuestro país. Igual, como viene siendo la tónica en el pop español en la última década, hay que mirar atrás para poder dar pasos adelante.
Puntuación: 6.5/10