'Suavitos y suavones en campaña'
Sí, en campaña. Porque para qué vamos a usar el término “pre campaña”, apenas un edulcorante muy suavón para la descarada campaña electoral en la que llevan meses enfrascados los populares andaluces, con el suavito Moreno Bonilla al frente, que no pierde la sonrisita ni cuando se pasa la soberanía popular (que no es otra que la representada en el Parlamento de Andalucía) por el forro de sus caprichitos, aunque sea para confesar en tierras castellano-leonesas, que está nerviosito. Y que el hecho de que los Grupos Parlamentarios usen el Parlamento para hablar y discutir, que por cierto, es su función principal, le produce vergüencita. ¡Habrase visto y oído!
Pero demuestra tener la piel muy suave nuestro suavón presidente, que por cierto renuncia a ejercer la política de búsqueda de acuerdos, incluso rechazando ofrecimientos evidentes, vayamos a que en esa búsqueda se deje algún jirón de suavidad y pierda la sonrisa
Por tanto, campaña pura y dura. Sin que se sepa (la mayoría) cuando serán las Elecciones, pero campaña. Eso sí, pobretona argumentalmente, pues el único argumento es que la oposición no le deja gobernar al suave de Bonilla. En el caso del partido de extrema derecha, oposición curiosa, pues ha validado los Presupuestos de la derechita nada menos que 3 años consecutivos. Quien alcance a tener un mínimo de comprensión política, sabrá que votar un Presupuesto, y no digamos tres, es compartir las líneas generales de la política a desarrollar, es apoyar las grandes estrategias y es validar con el voto todas y cada una de las consecuencias que se deriven para la ciudadanía de esas políticas. Por tanto, cabría hablar aquí de oposicioncita, coyuntural y oportunista, y de última hora. Sobre todo, porque esa oposicioncita aspira a ser la llave (en este caso, sin diminutivo que valga) de un futuro e hipotético gobierno formado por la derechita y la derechona andaluzas. Pero digamos que, hasta la presente, el argumento suavito le ha valido, y mucho, al suavón de Moreno Bonilla.
Bien podría, en vez de criticarlas sin tón ni són, aprender de las practicas parlamentarias que se desarrollan en el Parlamento nacional, ejemplo permanente de transacción y debate (no exentos de teatralización, que le vamos a hacer), de búsqueda de acuerdos hasta el último segundo, de conseguir el apoyo de más de una decena de grupos políticos a las principales acciones políticas y presupuestarias de país
Decía que el único y pobre argumento esgrimido para conformar la campaña a la que nos tiene sometidos el presidente andaluz, es que la oposición no le deja gobernar. Cierto es que carecer de mayoría absoluta o suficiente en sede parlamentaria complica las cosas, naturalmente. Pero demuestra tener la piel muy suave nuestro suavón presidente, que por cierto renuncia a ejercer la política de búsqueda de acuerdos, incluso rechazando ofrecimientos evidentes, vayamos a que en esa búsqueda se deje algún jirón de suavidad y pierda la sonrisa. La política, para él, parece ser sólo cosa de buenas formas, palabras huecas, gestos vacíos, nula acción, pero con mucha suavidad. Bien podría, en vez de criticarlas sin tón ni són, aprender de las practicas parlamentarias que se desarrollan en el Parlamento nacional, ejemplo permanente de transacción y debate (no exentos de teatralización, que le vamos a hacer), de búsqueda de acuerdos hasta el último segundo, de conseguir el apoyo de más de una decena de grupos políticos a las principales acciones políticas y presupuestarias de país. Eso es hacer política con mayúsculas, y no el banal ejercicio de suavona superficialidad que ejerce nuestro suavón presidente.
Y así van pasando las semanas, entre avisos a navegantes, amenazas más o menos veladas sobre el adelanto electoral, cálculo puramente electoral y partidario de cómo y cuándo (y con cuanta sonrisa) ir anunciando las causas de dicho adelanto, pese a que siempre es la misma y única causa. Amagando con suavidad, y de momento, no dando. Mientras el socio llamado a la extinción ya no sabe qué cara poner, y el socio llamado a la coalición apenas disimula el cortejo. Estos últimos sin suavidad, que ellas y ellos son la derecha de verdad.
Lo más lamentable es que tampoco parecen ser conscientes de que ese juguete es nada más y nada menos que el futuro de las andaluzas y andaluces. Que parece importarles bien poco, a la vista de la hoguerita de las vanidades en que han convertido el ejercicio del poder
Parecería ficción política, si no fuera la cruda y triste realidad andaluza. Un ridículo jueguecito de suavitos y suavones, que dan la impresión de no haberse visto en otra semejante, que parecen disfrutar de un juguetito que la casualidad (y algunos errores socialistas, no lo niego ni lo negaré nunca) puso en sus manos, y que no saben cómo administrar dicho juguete. Lo más lamentable es que tampoco parecen ser conscientes de que ese juguete es nada más y nada menos que el futuro de las andaluzas y andaluces. Que parece importarles bien poco, a la vista de la hoguerita de las vanidades en que han convertido el ejercicio del poder.
Desastre sanitario en la atención primaria con pérdida de derechos de las y los usuarios del sistema público de salud; privatización de servicios públicos; mala administración de la ingente cantidad de recursos extraordinarios de los que han dispuesto; intentos de buscar una confrontación con el gobierno de España para lo que, en verdad, no les alcanza; pérdida de oportunidades, etc, conforman un panorama nada alentador. Menos aún, si la única receta de campaña electoral de la derecha es la suavidad formal y la suavonería existencial.