Cáritas alerta de la emergencia social de la vivienda y la feminización de la exclusión
El arzobispo de Granada y la directora de Cáritas. arzobispado
El número de personas atendidas por Cáritas Diocesana de Granada continúa al alza y las situaciones de precariedad son cada vez "más severas y requieren de periodos de acompañamiento más prolongados". Esta es una de las principales conclusiones que refleja la Memoria Anual 2024 presentada este lunes por el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, junto al delegado episcopal, Alfonso Marín, y la directora de Cáritas Diocesana de Granada, Luisa María Maeso.
La entidad de la Iglesia católica, según refleja la Memoria, ha invertido en el último año 6.971.853 euros para ayudar a 8.688 personas en la diócesis de Granada y mejorar las condiciones de vida de un total de 14.799.
Este año, del total de ingresos un 68,7% procede de fondos privados y un 31,3% proviene de las administraciones. Los capítulos con mayor dotación de recursos corresponden al programa de mayores, en el que se engloban los dos centros socio sanitarios Oasis y Santa Isabel, con una inversión superior a los tres millones de euros, seguido del programa de acogida y asistencia con más de un millón de euros, el programa de empleo con más de 800.000 euros y los programas educativos familia, infancia y juventud, mujer y migrantes con unos 130.000, sólo por citar los más relevantes.
"Las tres cuestiones más graves que constatamos en 2024 son: el acceso a una vivienda adecuada, el empleo digno y la irregularidad administrativa”. A esto hay que sumar el mayor empobrecimiento de las familias; “es decir, la pobreza se acentúa en aquellas familias que ya la padecen"
A pesar de las perspectivas favorables en algunos niveles, persisten desafíos que afectan de modo especial a las personas más vulnerables. Según ha señalado la directora de Cáritas Diocesana de Granada, Luisa María Maeso, "las tres cuestiones más graves que constatamos en 2024 son: el acceso a una vivienda adecuada, el empleo digno y la irregularidad administrativa”. A esto hay que sumar el mayor empobrecimiento de las familias; “es decir, la pobreza se acentúa en aquellas familias que ya la padecen".
La atención de Cáritas se estructura en diferentes niveles, correspondiendo el primero de ellos al Programa de Acogida y Asistencia, en el que se han destinado 1.229.509 euros a la atención de 6.281 personas, lo que se traduce en 12.325 personas beneficiadas a las que se les ha ayudado a cubrir las necesidades más urgentes en alimentación, pago de suministros, alquileres o salud.
Pertenencias de una persona sin hogar y sin recursos. indegranada
El incremento en la dotación de recursos se debe, tal y como detallado Maeso, a que "las situaciones abordadas precisan de procesos más largos y más complejos de acompañamiento". El 89% de las ayudas gestionadas en este programa están relacionadas con la alimentación, el pago de alquileres y suministros. Es decir, de cada euro destinado a las ayudas de emergencia, 54 céntimos han sido para alimentación y 34 para vivienda. Las ayudas en alimentación encabezan las partidas de gasto con 387.230 euros. Le siguen los capítulos de vivienda con más de 245.710 euros.
La vivienda es el elemento que más desajustes genera en las condiciones de vida de las familias más vulnerables
La vivienda es el elemento que más desajustes genera en las condiciones de vida de las familias más vulnerables. De hecho, la incidencia de las distintas problemáticas de vivienda afecta, de una forma u otra, al 23% de la población atendida; es decir, a 1 de cada 5 personas que se han dirigido a Cáritas en 2024.
En apenas cinco años han aumentado los hogares que han utilizado formas precarias de tenencia de la vivienda. El porcentaje de hogares en régimen de realquiler se ha triplicado: ha pasado del 3 al 10 %; la población en vivienda compartida ha pasado del 1 al 9% y compartir con otras personas sin parentesco de un 5 a un 11%.
La población migrante de origen extracomunitario conforma el colectivo "más golpeado" por problemáticas de exclusión social
En su intervención, Luisa María Maeso ha recalcado "el incremento de las personas en situación de irregularidad administrativa como otra de las cuestiones importantes constatadas el pasado año". Según los datos de la Memoria Anual, la población de origen migrante extracomunitaria, en su mayoría en situación irregular, conforma el colectivo más golpeado por las problemáticas de exclusión social en nuestro país y representa el 53% de la población atendida, un 5% más que el pasado año.
"Los procesos de exclusión social no son de naturaleza exógena, no vienen determinados por una nacionalidad, no los importamos"
“No obstante, es necesario recordar que 3 de cada 7 personas atendidas son de nacionalidad española -puntualiza Maeso-. Es decir, los procesos de exclusión social no son de naturaleza exógena, no vienen determinados por una nacionalidad, no los importamos. O lo que es lo mismo: la exclusión social nos puede afectar a todos”.
La mayor exposición a la exclusión social también se encuentra fuertemente asociada a determinados tipos de hogar, especialmente las familias monoparentales (29%), a las familias con menores (18%) y hogares unipersonales (17%). Los hogares donde hay presencia de niños, niñas y adolescentes sufren en mayor medida precariedad, lo que predispone a un mayor riesgo de pobreza en la adultez.
Para frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza y mejorar la calidad de vida de estos menores, Cáritas ha resaltado que trabaja de manera integral con todos los miembros de la familia en sus programas de infancia y juventud, familia, mujer e inmigración.
Los datos del Programa de Empleo indican un aumento de la población en desempleo al 76%. Es decir, 3 de cada 4 personas, a pesar de estar en edad de trabajar y buscar empleo, no lo encuentran. De ellas, 2 de cada 3 son mujeres (66%), lo que refleja una preocupante feminización de la exclusión.
"El empleo no es un antídoto infalible frente a la precariedad"
Se constata además que "el empleo no es un antídoto infalible frente a la precariedad". Así se desprende del dato que refleja un 15% de personas con pobreza laboral. Es decir, personas que, a pesar de tener empleo, no llegan a final de mes porque no pueden cubrir adecuadamente sus necesidades básicas.
No obstante, la directora de Cáritas Diocesana de Granada ha destacado el valor del empleo como factor de integración económica y social, "y por ello es una de las áreas a las que dedicamos más esfuerzos". El pasado año se destinó una inversión superior a los 815.239 euros a acciones de inclusión socio-laboral, con los que se ayudó a unas 639 personas en la búsqueda de un empleo, a mejorar sus competencias o a recibir formación en especialidades altamente demandadas en el mercado laboral. 1 de cada 5 personas encontró trabajo (22%).
En la consecución de todos estos objetivos es fundamental la labor de las 1.148 personas voluntarias, trabajadores y sacerdotes de las diferentes Cáritas Parroquiales. También de quienes la sostienen con sus aportaciones económicas, más de 3.585 socios, 3.252 donantes y 170 instituciones colaboradoras.
"Cáritas da hoy cuenta de sus cuentas. Pero, sobre todo, detrás de los números hay personas. Hay una labor humanizadora de primer orden", ha resaltado José María Gil Tamayo, que ha recordado que esta presentación se encuadra en la celebración del Corpus Christi y en ese sentido ha hecho un llamamiento "a la generosidad para con Cáritas, porque como veis, esos donativos, esa ayuda, es expresión de que es una institución con una capilaridad muy grande en la sociedad granadina”.