Celtas extralargos

Lo de que un grupo de rock se haga acompañar por una orquesta es una opción clásica desde que Deep Purple y Procol Harum lo hicieran hace muchas décadas; con posterioridad desde Barón Rojo o Los Planetas se han puesto delante de grandes orquestas remodelando tridireccionalmente sus cancioneros. A alguno les ha funcionado, a otros mejor olvidarlo. Los vallisoletanos Celtas Cortos, han tardado tres décadas en planteárselo, y eso que ellos no suelen tirar de tópicos ni vivir de las rentas y siguen sacando nuevos discos con asiduidad. El último ‘El mundo del revés’ fue del año pasado. Este fin de semana vinieron a Granada con un ejército de músicos para actuar en el Palacio de Congresos.
A Granada ha llegado ya bien rodada la gira y por tanto los 22 elementos en escena bien encajados
A Granada ha llegado ya bien rodada la gira y por tanto los 22 elementos en escena bien encajados. Sí, 22 elementos con una amplia sección de cuerda dirigidos por el venezolano Maestro Gerardo Estrada, que ejerce también de animador y repartidor de simpatía. De los miembros originales de Celtas quedan Cifuentes, la imprescindible y reconocible voz marca de la casa, el saxofonista Goyo Yeves, y el violinista y trombonista accidental (aprendió tras una grave lesión que le impedía tocar el violín) Alberto García, el resto del grupo lo completan miembros más recientes.
Da gusto fijarse por secciones en cada una de sus intervenciones, añadiendo profundidad, matices, relieve, niveles etc, con tiempo propio para sonar protagonistas entre las estructuras habituales…
La redimensión de su cancionero al formato XXL pudiera sorprender, así como el auditorio elegido, poco propenso al desparrame, pero maridaron perfectamente. No hay música más bipolar que la atlántica, con una cara principal festiva y lúdica como poco, y emocional y melancólica sin par, y sin solución de continuidad. En ambos casos los arreglos escritos por Estrada refuerzan ambas posibilidades y las amplifican. Da gusto fijarse por secciones en cada una de sus intervenciones, añadiendo profundidad, matices, relieve, niveles etc, con tiempo propio para sonar protagonistas entre las estructuras habituales… ¡Y algunas hasta simpáticamente coreografiadas. Por otro lado la deriva del grupo hacia la música caribeña, el ska u otros ritmos fusionados con los aires celtas aumentó el colorido del trabajo orquestal.
Como corresponde a un grupo vivo, incorporaron material reciente en una primera parte, algunas piezas como ‘Adiós Presidente’ perdiendo su historia pero recordado con sarcasmo por su origen "cuando Trump perdió las elecciones ¡quién nos lo iba a decir!". El resto, sus grandes éxitos fueron obligatorios: ‘El emigrante’ (con reivindicación de "la raza humana, solo hay una", por un Cifuentes con un pañuelo palestino abrazando el micro), ‘Retales de una vida’, ‘Tranquilo Majete’, ‘Qué voy a hacer yo’, ‘20 de abril’, ‘La Senda del Tiempo’ o ‘Cuéntame un cuento’, en recreaciones que merecieran ser un disco futuro de recuerdo. Un gran concierto, también en tamaño. Y es que ‘majetes’ pueden ser tres... o treinta.