Esquía en primavera en Sierra Nevada.
LOS “GEMELOS” DEL CONSUELO (SACROMONTE)

Historia íntima del Cristo de los Gitanos como nunca nos la habían enseñado

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 13 de Abril de 2025
Gabriel Pozo Felguera desvela en este excepcional reportaje, muy gráfico y repleto de curiosidades, el laborioso proceso de creación de la imagen, obra de Miguel Zúñiga, que el próximo miércoles llenará las calles de Granada, en una de las procesiones más impresionantes de la Semana Santa granadina, y ofrece pistas muy necesarias para distinguirlo del original de Risueño, porque parecen casi idénticos.
El tallista retocaba la cabeza de la réplica del Cristo en febrero de 1988.
ARCHIVO HERMANDAD
El tallista retocaba la cabeza de la réplica del Cristo en febrero de 1988.
  • El escultor Miguel Zúñiga talló y pintó la réplica del Cristo de las Cuevas en solo tres meses, encerrado en la Casa de los Tiros

  • Este paso hacía sus salidas desde diversos lugares y hasta en jueves; ya desde 1989 siempre sale el Miércoles Santo desde el Sagrado Corazón

He perdido una apuesta por no saber distinguir entre los “cristos gemelos” de los Gitanos. Uno tallado en 1695 y el otro en 1988. Son tan idénticos que, ni estando colocados juntos, los profanos somos capaces de discernir cuál ha cumplido 330 años y quién es el jovencito. La copia que se procesiona desde el año 1989 es hija del escultor Miguel Zúñiga Navarro; nació hace ahora treinta y siete años en un taller improvisado de la Casa de los Tiros, en tan sólo tres meses de trabajo contrarreloj. Eso sí, lijando de día y de noche para poder callejearlo en la siguiente Semana Santa. Aunque, por culpa de una protesta, hubo que esperar hasta el año siguiente para presentarlo en sociedad sobre la parihuela. El Cristo del Consuelo ─burilado por José Risueño con treinta trozos de pino y unas telas─ corría peligro de descoyuntarse en el zarandeo Camino del Monte abajo, Siete Cuestas arriba. No hubo más remedio que preparar un doble del Gitano para que le sustituyera en la procesión más espectacular, afamada, nombrada, grande, cantada, piropeada y ardiente de todas las que salen por Granada. En este repaso muy gráfico desvelamos el proceso íntimo de creación de la imagen que el próximo miércoles desbordará las calles de Granada (S. D. Q.).

Este encargo seguramente estuvo motivado por el intento de relanzar la devoción sacromontana tras el duro revés sufrido con la declaración de los libros plúmbeos como falsos y heréticos

El Crucificado del Sacromonte fue encargado por el canónigo sacromontano y posterior arzobispo Martín Ascargorta (1693-1719). Era uno de los mayores mecenas del arte tardobarroco granadino. Aunque en realidad fue pagado por el rico canónigo del Sacromonte Antonio Bernuy y Mendoza (emparentado con el marquesado de Benamejí), gran devoto de crucificados. Mendoza también se hizo cargo de sufragar la construcción de la capilla de las Cuevas, donde fue colocado para su veneración en 1698. Este encargo seguramente estuvo motivado por el intento de relanzar la devoción sacromontana tras el duro revés sufrido con la declaración de los libros plúmbeos como falsos y heréticos (bula de Inocencio XI, 1682).

Retrato del arzobispo Martín de Ascargorta, promotor de la talla del Cristo del Consuelo. Pintado por José Risueño. ARZOBISPADO DE GRANADA.

Se trata de una imagen de tamaño aproximado al de una figura humana, colocado inicialmente sobre una sencilla cruz original de tronco redondo, que debía presidir la capilla de las Santas Cuevas. Allí se le estuvo venerando ininterrumpidamente hasta el año 1940. No se tiene conocimiento de que se le sacara en procesión durante los siglos XVIII, XIX y primer tercio del XX. Fue a partir de la fundación de la Cofradía de los Gitanos cuando se le eligió figura titular. Aquella primera procesión consistió solamente en bajarlo a la ciudad hasta la iglesia de San Pedro y San Pablo. Y regreso de nuevo, ya que por entonces no existía recorrido oficial como ahora.

Por fin, el barrio gitano contaba con su propia cofradía; antes hubo una hermandad sufragánea del Rosario de Santo Domingo. Pronto el Cristo de las Cuevas, del Consuelo o Señor del Sacromonte, empezó a ser conocido como Cristo de los Gitanos

La imagen ya no fue devuelta a la capilla de las cuevas. El vecindario de Valparaíso, Sacromonte y Albayzín había incrementado su devoción y querían rezarle. Lo dejaron colocado en la primera capilla, entrando a la izquierda, de la iglesia del Sacromonte (Aquí estuvo hasta 1999; hoy está en la de enfrente). Por fin, el barrio gitano contaba con su propia cofradía; antes hubo una hermandad sufragánea del Rosario de Santo Domingo. Pronto el Cristo de las Cuevas, del Consuelo o Señor del Sacromonte, empezó a ser conocido como Cristo de los Gitanos. Aunque en la Cofradía abundaban los colegiales, canónigos y estudiantes de los colegios del Sacromonte.

La imagen estuvo saliendo en procesión todos los años que el tiempo lo permitió. Con recorridos muy variopintos. También con avatares diversos que no siempre fueron los más adecuados para una obra de arte de varios siglos. Sensible por tratarse de frágiles maderos ensamblados, con parte de la cabeza y todo el perizoma (sudario) de tela encoladas. Expuesto a zarandeos, al sol y la humedad.

Cartel oficial de la Federación de Cofradías del año 2012, con el Cristo de los Gitanos como protagonista. Al fondo se ven las luminarias que iluminan su regreso por el Camino del Sacromonte. FERNANDO LÓPEZ.

Por eso no extraña que revistas como 'National Geografic-Viajes 'y el portal de viajes 'Majestic' la hayan elegido procesión más llamativa de todas las que serpentean por las calles de Granada. Sin menospreciar a las demás

Desde siempre ha sido el Cristo que recibe más saetas y cantes zambreños a lo largo del recorrido de vuelta, en la noche-madrugada sacromontana. Envuelto en fuegos, lumbres, almenaras y pavesas al viento que iluminan Valparaíso. Es el mayor de los espectáculos ver su discurrir desde las alturas de la Vereda de Enmedio, de los Pinchos o desde la ladera de enfrente, caminos de las acequias o del Castillo de Santa Elena. Por eso no extraña que revistas como National Geografic-Viajes y el portal de viajes Majestic la hayan elegido procesión más llamativa de todas las que serpentean por las calles de Granada. Sin menospreciar a las demás. Aunque también hubo años en los momentos de crisis de la Semana Santa (décadas de los sesenta y setenta) en que el paso se quedaba solo a partir de la cueva del Curro.

1987, el abad prohíbe sacar a su Cristo

Llegó la Semana Santa de 1987. La Abadía del Sacromonte llevaba más de una década con el colegio cerrado, sumida en la tristeza y la crisis. Prácticamente quedaba solo como responsable y custodio de aquellas dos hectáreas de edificios el abad Jesús Roldán Calvente (1910-2006). Se detectó que su Cristo del Consuelo ya presentaba daños que podrían agravarse si continuaba sufriendo la batalla de una procesión tan larga. Fue sometido a una reparación de urgencia en 1969. Aquel abad se plantó y propuso una réplica, como ya se estaban haciendo con obras de arte barrocas similares en la ciudad.

El 22 de abril de 1987, la junta de gobierno de la Cofradía decidió encargar una réplica de procesionar ante el evidente deterioro. El primer presupuesto que recibieron fue de 500.000 pesetas (poco más de tres mil euros)

El 22 de abril de 1987, la junta de gobierno de la Cofradía decidió encargar una réplica de procesionar ante el evidente deterioro. El primer presupuesto que recibieron fue de 500.000 pesetas (poco más de tres mil euros). Desde el primer momento se pensó en el escultor Miguel Zúñiga, que por aquellos años era muy aplaudido por las obras que estaba trabajando. El abad puso las primeras 5.000 pesetas, José Luis Mariscal le secundó con igual cifra. Se comisionó a los cofrades José González Valenzuela y José Estévez para encargarse de llevar a efecto el trabajo.

Corría ya el mes de octubre de 1987 cuando se llegó al compromiso de que sería Miguel Zúñiga el elegido, aunque todavía faltaba contar con un pintor que se encargara de la policromía. El tiempo apremiaba si se quería contar con la réplica en la Semana Santa siguiente. Fue entonces cuando tuvieron la suerte de toparse con la ayuda impagable del director de la Casa de los Tiros, Francisco González de la Oliva; tenía entre su plantilla a Miguel Zúñiga en calidad de restaurador. Pidió permiso al delegado de Cultura de entonces (José Hervás Sánchez) y decidió liberar a su escultor para que se dedicara en exclusiva a hacer la réplica del Cristo de los Gitanos. Incluso cedió el bajo de la Casa de los Tiros (donde hoy está la sala de exposiciones) para que montara un taller.

Allí estuvo encerrado Miguel Zúñiga durante los meses de diciembre, enero y febrero. Solamente con sus maderas, sus colas, sus herramientas y su artefacto de medir los puntos

Allí estuvo encerrado Miguel Zúñiga durante los meses de diciembre, enero y febrero. Solamente con sus maderas, sus colas, sus herramientas y su artefacto de medir los puntos. No siguió el método de tallar troncos de pino e ir ensamblándolos como si se tratara de piezas de un cuerpo humano. Era precisamente el sistema que eligió José Risueño en 1695 con el original. Las técnicas modernas permitían ir formando un tronco completo a base de unir y encolar con presión las mejores maderas de pino rojo, exentas de nudos e impurezas. Fue como encastrar un tronco de árbol completamente perfecto.

Tras dos meses de trabajo ya se empezaba a ver el resultado: estaba saliendo una copia prácticamente perfecta e idéntica

Después, mediante un sistema de sacado de puntos con un puntómetro fue trasladando las medidas exactas y vaciando la nueva figura. Tras dos meses de trabajo ya se empezaba a ver el resultado: estaba saliendo una copia prácticamente perfecta e idéntica. El 28 de febrero de 1988, el hermano mayor fue a ver el gemelo e informó que estaba prácticamente acabado. Solamente quedaba pendiente la policromía; se decidió que también fuera el mismo Miguel Zúñiga el que le diera el acabado de pintura y barnices.

Miguel Zúñiga empezaba a componer el tronco a base de ensamblar y encolar por presión las tablas de pino rojo. ARCHIVO HERMANDAD GITANOS.
Los cristos recostados para su comprobación con el puntómetro, el suelo sembrado de astillas y virutas…… la réplica está muy avanzada. Era febrero de 1988.
El esculpido había acabado. Los cristos, apoyados en la pared de la Casa de los Tiros en espera de policromía. ARCHIVO HERMANDAD DEL SACROMONTE.
Secuencia del traslado de la réplica en marzo de 1988. Sale de la Casa de los Tiros para recorrer la calle Pavaneras, Plaza Nueva, Carrera del Darro, Cuesta del Chapiz, Camino de Beas y subiendo por el Carril de los Coches. ARCHIVO HEMANDAD GITANOS.
¿Cuál es el original y cuál la copia? Sólo cuando se ven juntos se pueden buscar pequeñas diferencias.

La impresión, cuando se comparan, es que José Risueño tomó como modelo a Cristo cuando llevaba más tiempo muerto, mientras Miguel Zúñiga lo retrató cuando el cuerpo acababa de expirar

Los cristos gemelos son prácticamente iguales. Sólo existen pequeñas diferencias perceptibles si se les contempla juntos o se les toca. Pistas para distinguirlos: el pelo y el perizoma del original están hechos con tela encolada, mientras la copia de Zúñiga es enteramente de madera; el ángulo de los brazos es un pelín más abierto en el de Zúñiga, frente al más cerrado de Risueño; el sudario moderno es un poco más voluminoso; las barbillas son levemente diferentes, así como los párpados; también el ángulo de desplome de la cabeza muerta es un poco más agudo en el antiguo. La impresión, cuando se comparan, es que José Risueño tomó como modelo a Cristo cuando llevaba más tiempo muerto, mientras Miguel Zúñiga lo retrató cuando el cuerpo acababa de expirar. El gemelo del XVII parece más muerto que el del siglo XX. (Solución: izquierda el nuevo, derecha el antiguo).

¡Tanto correr para luego no poder salir aquel año por una protesta política!

Todavía hoy se queja Miguel Zúñiga de que le habría dado algunos retoques si no le hubiesen presionado para tenerlo disponible en la Semana Santa de 1988. ¡Tanto correr para luego no poder salir aquel año por una protesta política!

Protesta del año 1988 y sin salida

Justo cuando Miguel Zúñiga daba los últimos golpes de muñequilla a su cristo gemelo de los Gitanos, el Gobierno sorprendía al país con la noticia de que eliminaba la festividad de la Inmaculada (8 de diciembre) como día de asueto nacional. La reacción de la Cofradía de los Gitanos fue protestar y amenazar con no salir en procesión la Semana Santa que se aproximaba, la de 1988. El escultor trabajaba día y noche para tener el Cristo acabado y se corría el riesgo de que no procesionara. Como así ocurrió al final.

El 14 de febrero de 1988, la Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte (Gitanos) abría el fuego contra la decisión del Gobierno presidido por Felipe González

El 14 de febrero de 1988, la Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte (Gitanos) abría el fuego contra la decisión del Gobierno presidido por Felipe González. Lo hacía en calidad de heredera de una de las instituciones inmaculistas que mayor papel jugó ya desde el siglo XVII, recogiendo el testigo del fundador de la Abadía, Pedro de Castro. Si el Gobierno no rectificaba, no saldrían en procesión para llamar la atención y en señal de protesta.

El 1 de abril de 1988 el Cristo de los Gitanos regresaba a su sede sin procesionar entre lágrimas y devoción de los cofrades. IDEAL.

El Gobierno no rectificó antes de aquella Semana Santa, con lo cual los Gitanos cumplieron con su amenaza y no salieron. Solamente secundó la iniciativa otra cofradía granadina más: las Penas. Las demás se rajaron.

Se esperaba que secundaran la mayoría de las cofradías granadinas y muchas de otras ciudades. De hecho, pidió a la Federación de Cofradías que capitaneara la operación. La postura oficial declarada finalizaba diciendo que “para dar testimonio y como protesta personal, si no es declarado nuevamente festivo el día de la Inmaculada, esta Cofradía no hará este año su desfile procesional, sustituyéndolo por actos penitenciales. Invitamos a las demás cofradías a sumarse a esta acción”. El Gobierno no rectificó antes de aquella Semana Santa, con lo cual los Gitanos cumplieron con su amenaza y no salieron. Solamente secundó la iniciativa otra cofradía granadina más: las Penas. Las demás se rajaron.

Estreno de la réplica del Cristo de los Gitanos en la Semana Santa de 1989. MANUEL LIROLA GARCÍA

La presión religiosa y social hizo mella en el Gobierno de España. En noviembre de 1988, el Consejo de Ministros decidió declarar nuevamente festivo el día de la Inmaculada. También los Gitanos retomó su salida procesional en 1989, esta vez con el estreno de su nuevo Cristo replicado por Miguel Zúñiga. La Cofradía remitió una carta de agradecimiento a Felipe González en los siguientes términos:

“Con gran satisfacción, nos hemos enterado por la prensa, que vuelve a ser festivo el día ocho de Diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen.

En la lucha por conseguir esta rectificación, fuimos pioneros en Granada, ofreciendo nuestro propio sacrificio, de no sacar a la calle nuestra Cofradía, para hacer presión a las autoridades e intentar que se reconsiderara esta decisión.

Tuvimos la alegría de ver que la totalidad de las cofradías se unieron, en principio, a esta acción. Posteriormente, por distintas circunstancias, que no somos quiénes para enjuiciar, sólo mantuvimos nuestra palabra dos cofradías, Las Penas y nosotros.

Todos los sacrificios que nuestra postura nos ha costado, tanto morales como económicos, los damos por buenos al haberse conseguido nuestro objetivo.

Agradecemos sinceramente al Gobierno Español que haya escuchado las peticiones de tantos españoles, encabezadas por nuestras Jerarquías Eclesiásticas y que de esta forma, se mantenga una tradición de tanto arraigo en España en honor de la Virgen.

Atentamente, por la Cofradía, el Hermano Mayor.

Firmado: José Luis Mariscal Megías [rubricado].”

Así pues, en la Semana Santa de 1989 se retomó la procesión del Cristo de los Gitanos con las tres principales novedades que se mantienen desde entonces: la réplica salida de las gubias de Miguel Zúñiga, su nuevo punto de partida desde la iglesia del Sagrado Corazón de la Gran Vía y el regreso al miércoles como su fecha procesional. Y así continúa desde entonces.

Único Cristo de cuatro clavos del XVII

Retrocedamos algo más de tres siglos para conocer el origen. La talla antigua del Cristo crucificado del Sacromonte fue encargada por la Abadía al taller de José Risueño en el año 1695. Llevó primero el nombre de Cristo de las Cuevas, más tarde Cristo del Consuelo, aunque popularmente pronto se le conoció como Cristo de los Gitanos por estar rodeado de parroquianos de esta etnia.

Risueño inspiró su versión en los cristos de Zurbarán, Pacheco, Velázquez y Alonso Cano; tan de moda en el XVII, aunque su naturalismo se aproxima al estilo de los hermanos Mora que fueron sus principales maestros

La imagen fue tallada en madera de pino, policromada y telas encoladas para el perizoma. Es el único Cristo de cuatro clavos que procesiona en la Semana Santa granadina. Está clavado sobre una cruz plana y los pies apoyan en un subpedáneo (aunque la cruz original fue de tronco redondo). Risueño inspiró su versión en los cristos de Zurbarán, Pacheco, Velázquez y Alonso Cano; tan de moda en el XVII, aunque su naturalismo se aproxima al estilo de los hermanos Mora que fueron sus principales maestros. También se cree que Risueño pudo inspirarse en un boceto que hizo José Ribera y se conserva en la Abadía. Además del perizoma, el cabello también está modelado con estopas encoladas. Su autor nos lo representó con corona de espinas, semblante sereno y ojos cerrados, recién expirado. No tiene apenas rastros de sangre, únicamente en las heridas del costado, pies, manos, axilas y unas gotas que le chorrean por la frente causadas por la corona de espinas.

Esbozo de José Ribera de la Abadía del Sacromonte y Crucificado de Zurbarán de cuatro clavos, hacia 1655.

El cuerpo ofrece la impresión de una persona cuya muerte está muy reciente, aún no ha bajado la hinchazón del pecho y tampoco la tensión de las cejas. La musculatura se presenta flácida, a excepción de los brazos y los dedos de las manos, con tres dedos estirados por la tensión del peso y los meñiques y anulares curvados.

A raíz de esta última y más profunda restauración fue sometida a análisis con Rayos X. Así se pudo conocer su constitución interna

La Abadía se ocupó dos veces, en las últimas décadas, de proceder a su restauración. La primera fue en 1969 por mano de Aurelio López Azaústre. La más reciente corrió a cargo del equipo formado por Inés Osuna, Carmen Bermúdez y Aurelia Cruz, en el año 1989, tras contar ya con la réplica para procesionar. A raíz de esta última y más profunda restauración fue sometida a análisis con Rayos X. Así se pudo conocer su constitución interna. Según se especifica en el informe de las tres especialistas “La talla está realizada a partir de un bloque de madera constituido por 27 piezas a modo de embón (bloque de incrustaciones), encoladas a uniones vivas y reforzadas mediante clavos metálicos en algunas zonas que no habían podido ser detectados a simple vista; los brazos, de una sola pieza, se ajustan al cuerpo mediante sendos pernos de madera realizados a partir de la misma pieza de madera que los constituye; el paño de pureza o sudario ha sido adherido a la madera empleando pequeños clavos metálicos descabezados para asegurar su fijación. El Cristo presenta dos huecos en su interior: el primero, situado en la cabeza, presenta forma trapezoidal, probablemente derivado del espacio dejado por las distintas piezas que conforman el embón; el segundo, situado en el costado derecho, presenta forma redondeada e irregular, retocado con azuela por el autor a partir del hueco dejado por las distintas piezas que constituyen el embón, con el objeto de ahuecar aún más la zona del tórax”.

La cabeza es de otra pieza, con lo que en total suman treinta trozos de madera. Curioso número cabalístico de maderos ensamblados por José Risueño para componer una figura humana: como las treinta piezas de plata que recibió Judas Iscariote por delatar a Jesucristo

La cabeza es de otra pieza, con lo que en total suman treinta trozos de madera. Curioso número cabalístico de maderos ensamblados por José Risueño para componer una figura humana: como las treinta piezas de plata que recibió Judas Iscariote por delatar a Jesucristo. ¿Fue una casualidad este número de partes o un mensaje oculto de tipo francmasónico?

Su autor, José Risueño Alconchel, nació en Granada en 1665 y falleció en 1732 (Fue enterrado en la cripta de la iglesia de Santa Ana). Hijo de un carpintero del barrio del Sagrario, pronto entró en contacto con los talleres de Diego y José de Mora en el Albayzín. También de Juan de Sevilla que trabajaba para la Catedral. Los tres, a su vez, seguidores de Alonso cano. José Risueño se formó en el tratamiento de la madera, pero también en el modelado con otros materiales y en la pintura. Trabajó para la Catedral y para en entorno eclesiástico de la Archidiócesis de Granada, de ahí que tenga obras repartidas por bastantes conventos e iglesias de la provincia eclesiástica granatensis.

Buena parte de su producción fue de pequeño tamaño para colocar sobre altares o en retablos. Empleó una técnica muy influida por el barroco tardío y el rococó, sobre todo en su vertiente de pintor. A partir de 1693 entró en el círculo de protegidos del arzobispo Martín de Ascargorta. Éste fue quien le encargó el Cristo del Consuelo para potenciar la devoción de fieles del Sacromonte y Albayzín hacia la figura del Crucificado.

Cofradía fundada en 1939

La cofradía del Cristo de los gitanos de Granada fue fundada nada más acabar la guerra civil, concretamente, el 14 de mayo de 1939. Se le dieron los atributos de Insigne, Pontificia, Real, Colegial, Magistral y Sacramental Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte. Sus fundadores fueron: José Estévez Toro, Agustí­n Pacceti y José Jiménez Casquet, quien fue el primer Hermano Mayor. Establecieron su sede en el Sacromonte y pidieron la cesión del Cristo de Risueño para procesionar.

Unas semanas después (29 de junio de 1939), la hermandad llevó a cabo su primera reunión constitucional y, al año siguiente, salió por primera vez en estación de penitencia desde la Abadía del Sacromonte, siendo éste el origen de la procesión del Cristo de los Gitanos

Unas semanas después (29 de junio de 1939), la hermandad llevó a cabo su primera reunión constitucional y, al año siguiente, salió por primera vez en estación de penitencia desde la Abadía del Sacromonte, siendo éste el origen de la procesión del Cristo de los Gitanos.

Esta hermandad tiene una gran unión con el Sacromonte como nos podíamos imaginar, pero, además, está vinculada con numerosas instituciones y personas importantes, como: el pintor Enrique Padial, el poeta Manuel Benítez Carrasco, Lola Flores, el Granada Club de Fútbol, Felipe Campuzano, la Asociación de Vecinos del Sagrario, Canal Sur Radio, el Colegio de Abogados, la Compañía de Jesús (que les cede su iglesia para la salida desde 1989), etc.

Composición de homenaje a Miguel Zúñiga por su trabajo de réplica del Cristo en 1987-8. L. R. R.

En la década de los años ochenta se registraron las dos grandes aportaciones de la réplica del Cristo y la incorporación de la imagen dolorosa de María Santísima del Sacromonte 

En la década de los años ochenta se registraron las dos grandes aportaciones de la réplica del Cristo y la incorporación de la imagen dolorosa de María Santísima del Sacromonte -se suma en 1982, atribuida a Manuel González de los Santos (principios del XIX)- para acompañarlo bajo palio en sus recorridos procesionales. Formaban la directiva de la Cofradía de los Gitanos en aquellos tiempos las siguientes personas: José González Valenzuela en calidad de hermano mayor los siguientes hermanos/as: José Estévez Oliva, mayordomo mayor; Ángel Puertollano Rubio, secretario; Antonio Ramírez González, tesorero; Antonio Jiménez Contreras, albacea; Carmen Estévez García, camarera mayor; José Luis Mariscal Megías, vicemayordomo mayor; Ángel Campos Molina, vicesecretario; Jesús López de los Reyes, vicetesorero; Encarnación Rodríguez López, vicealbacea; María del Carmen Fernández Sánchez, vicecamarera mayor; Eduardo Pérez López, mayordomo 1º; Joaquín Espinosa Rojas, mayordomo 2º, Josefina Bravo Girela, mayordomo 3º; Francisco José Estévez Rodríguez, mayordomo 4º; y, Agustín Pacetti Siles, mayordomo honorario con voz y voto.

Mañana del Jueves Santo de 1984. El abad Jesús Roldán preside el traslado del Cristo de Risueño desde su Abadía hacia el Convento de Carmelitas Descalzas, para salir en procesión por la tarde. Entonces los traslados eran más sencillos, con la imagen sobre la misma estructura de madera que hoy, pero sin vestir y con muy pocos acompañantes. El fervor vecinal frenaba la comitiva. En la foto de la derecha aparece en hermano mayor José González Valenzuela. MANUEL LIROLA GARCÍA.
Último traslado del Cristo y la Virgen del Sacromonte, el pasado sábado 5 de abril cuando discurría por Plaza Nueva hacia el Sagrado Corazón. Hoy este acto casi se ha convertido en otra mini-procesión.

También desde la iglesia de San Miguel Bajo, las Carmelitas descalzas, el Sagrario, San Antón, Santo Domingo, desde la plaza pública junto al Colegio Cristo Rey, de San Matí­as y hasta de una cochera cercana a Plaza Nueva

En los 86 años de existencia de la Cofradía las vicisitudes sobre su salida y recorrido han sido muy variados. Así como el día en que procesiona. Hubo años que salió desde la propia Abadía (bajando el Sacromonte y cruzando el Albayzín); también desde la iglesia de San Miguel Bajo, las Carmelitas descalzas, el Sagrario, San Antón, Santo Domingo, desde la plaza pública junto al Colegio Cristo Rey, de San Matí­as y hasta de una cochera cercana a Plaza Nueva.

Actualmente, y desde el año 1989 la hermandad sale de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Gran Ví­a. Por lo que, unos días antes del miércoles santo, se traslada la imagen del Cristo de los gitanos de la Abadía del Sacromonte a dicha iglesia. Antes solía hacerse el mismo jueves santo por la mañana.

Impresionante imagen del Cristo retornando por el Paseo de los Tristes con la Alhambra al fondo. Esta fotografía fue el cartel oficial de Granada en Fitur 2023. FERNANDO LÓPEZ.

Entre los años 1976 y 1987 la procesión del Cristo de los Gitanos estuvo saliendo el Jueves Santo desde la iglesia del Convento de San José (Carmelitas Descalzas)

Entre los años 1976 y 1987 la procesión del Cristo de los Gitanos estuvo saliendo el Jueves Santo desde la iglesia del Convento de San José (Carmelitas Descalzas), para regresar posteriormente a su miércoles tradicional a partir de la reanudación de salidas en 1989, tras la ausencia de 1988, y ya con la imagen “gemela” que los acompaña desde entonces.

Es la procesión más larga de Granada, partiendo normalmente sobre las 16,45 horas y llegando a la Abadía a altas horas de la madrugada. El itinerario del Cristo de los Gitanos suele ser el siguiente: Gran Vía, Plaza Isabel La Católica, Pavaneras, Plaza San Juan de la Cruz, San Matías, Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet (Tribuna Oficial), Puerta Real de España, Recogidas, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Plaza de las Pasiegas, Santa Iglesia Catedral, Cárcel Baja, Gran Vía de Colón, Reyes Católicos, Plaza Nueva, Plaza de Santa Ana, Carrera del Darro, Paseo del Padre Manjón, Cuesta del Chapiz, Peso de la Harina, Camino del Sacromonte, Santo Sepulcro, Carretera de acceso a la Abadía, subida por las empinadas siete cuestas y a su templo en la Abadía del Sacromonte. (Este año será alargado como consecuencia del añadido de la Carrera de la Virgen).

Alguna vez se ha barajado la posibilidad de volver efectuar la salida desde el Sacromonte, pero por ahora se ha descartado

Alguna vez se ha barajado la posibilidad de volver efectuar la salida desde el Sacromonte, pero por ahora se ha descartado.

En alguna ocasión, por encaje de horarios, la salida se ha retrasado y también la llegada. De manera que el paso llegó a encerrarse rozando las seis de la mañana del día siguiente. 

Durante varios años fue colocado el Cristo de los Gitanos en el centro del presbiterio del Sagrado Corazón en días previos a su salida. En la actualidad se coloca en el lado izquierdo y, en el derecho, la Virgen del Sacromonte. Hasta su colocación sobre la parihuela para su salida del Miércoles Santo.

Antiguamente esta operación se hacía prácticamente en la intimidad; actualmente se ha convertido en una precuela de Semana Santa en toda regla, habitualmente dos sábados antes del Miércoles Santo

El traslado unos días antes al Sagrado Corazón se hace a Cristo tumbado sobre una estructura ligera, saliendo por la puerta de la iglesia. En cambio, el regreso del paso montado se hace por el patio lateral debido a la estrechez de la puerta. Antiguamente esta operación se hacía prácticamente en la intimidad; actualmente se ha convertido en una precuela de Semana Santa en toda regla, habitualmente dos sábados antes del Miércoles Santo. El Cristo y la Dolorosa se dejan expuestos unos días a ambos lados del presbiterio de la iglesia del Sagrario. Incluso algunas ocasiones se llegó a colgar el Gitano bajo el Redentor de este retablo neogótico.

Capilla de las Santas Cuevas donde permanece la réplica de Miguel Zúñiga todo el año, delante de la pila bautismal. F. L. M.

Es tradición que los cofrades y cercanos de la Hermandad elijan este lugar como privilegio para el bautismo de hijos y nietos

La “residencia” habitual del Gitano de Zúñiga es la Capilla de las Cuevas, delante de la pila bautismal. Es tradición que los cofrades y cercanos de la Hermandad elijan este lugar como privilegio para el bautismo de hijos y nietos. Delante de la réplica de procesionar.

Dolorosa del Sacromonte, de busto a los pies a paso propio

Desde el inicio de la Hermandad ya se pensó en incorporar la imagen de una Virgen al paso de la procesión de los Gitanos. Los años 1940 a 1943 y 1946 se colocó a los pies, delante, la Dolorosa de medio busto que se exponía en un altar de la capilla de los Mártires de la Abadía (las Santas Cuevas). La salida del conjunto en los años cuarenta se hizo varias veces desde la iglesia de San Antón, a las ocho y media de la tarde; discurrió por Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Cárcel Baja, Elvira, Plaza Nueva, Carrera del Darro, Paseo Padre Manjón, Cuesta del Chapiz, Camio del Monte y Abadía. Fue de las primeras cofradías se portar cirios extralargos que se pagaban con fondos de los canónigos.

La última ocasión que fue colocado el busto a los pies del Cristo fue en la Semana Santa de 1947

En 1945 no salió porque la Cofradía mostró su propósito de construir un nuevo paso, exclusivo para la Dolorosa de las Cuevas, posteriormente llamada del Sacromonte; aunque los dos siguientes años se volvió a sacar. La última ocasión que fue colocado el busto a los pies del Cristo fue en la Semana Santa de 1947. De momento, la construcción de un segundo paso quedó esperando. El paréntesis duró nada menos que treinta y cinco años.

Durante aquel proceso de restauración fue cuando se descubrió un papel adosado a la imagen en el que figura la autoría y la fecha: Manuel González de los Santos, 30 de marzo de 1820

No fue hasta 1982 cuando la Cofradía de los Gitanos incorporó definitivamente el paso de palio con la advocación de Santa María del Sacromonte. Se volvió a echar mano de la Dolorosa de medio busto, que ya estaba en muy mal estado de conservación (sin el ojo izquierdo), y se recurrió al escultor Miguel Zúñiga para repararla y reconvertirla en una talla con cuerpo completo de vestir. Durante aquel proceso de restauración fue cuando se descubrió un papel adosado a la imagen en el que figura la autoría y la fecha: Manuel González de los Santos, 30 de marzo de 1820.

Esta Dolorosa fue coronada en mayo de 1983, con una diadema de plata costeada por suscripción popular.

Imagen de medio busto de la Virgen del Sacromonte (1913) y altar donde estaba colocada en 1928.
Paso del Cristo de los Gitanos y la Dolorosa preparados para su salida en año 1940. F. NOGUEROL.
Por las calles de Granada en los años 1943 y 1946. TORRES MOLINA.
Por las chumberas del Camino del Monte, en 1947, última vez que salió el Cristo con la Dolorosa a sus pies. TORRES MOLINA.

El traslado desde el Sacromonte a Gran Vía de las imágenes de los dos titulares de la cofradía es tan multitudinario que casi es otra procesión.

El maestro Miguel Zúñiga Navarro

Miguel Zúñiga Navarro (Granada, 1939) fue discípulo del escultor Domingo Sánchez Mesa, en cuyo taller se inició y trabajó durante su primera etapa. Hacia 1965 consiguió plaza laboral en el Museo de la Casa de los Tiros. Compaginaba su función pública con su afición en su taller particular. Siempre se caracterizó por su especialidad en tallas de tipo religioso. En la década de los años ochenta estaba muy implicado en crear o replicar imágenes para la Semana Santa, que volvía a recuperar auge tras años de decaimiento.

Domingo Sánchez Mesa y su discípulo Miguel Zúñiga ante una Virgen con Niño, en los años sesenta. CARLOS CHOÍN.
Evolución del maestro Zúñiga desde su etapa de aprendiz, en 1988 y el mes de febrero pasado.
Miguel Zúñiga en su taller en compañía de su discípulo David Gómez Román. F. L. M.

Una parte de las tallas que salen en procesión en Granada han salido de su taller

Una parte de las tallas que salen en procesión en Granada han salido de su taller. Las principales son: Nuestro Padre Jesús del Amor y la Entrega (1983, Hermandad de la Concepción); Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos (1985, Hermandad del Rosario); Nuestro Señor de la Resurrección (1986, Resurrección); Virgen de la Caridad (1986, La Lanzada); Nuestro Señor Resucitado (1987, Almuñécar); Nuestra Señora de la Piedad y Santísimo Cristo de la Misericordia de Almuñécar (1988); Santa María del Triunfo (1988, Resurrección de Granada); Nuestra Señora de los Dolores (1989, Diezma); para Almuñécar también ha esculpido Santa María del Triunfo, Cristo Atado a la Columna, Santísima de la Amargura, Soledad, Oración en el Huerto Santa María del Alba y Cristo de la Sed. En Jaén tiene un Jesús Despojado de sus vestiduras (1989). Son varios los pueblos de la provincia de Granada que tienen obra suya.

Continúa en activo a sus 86 años. En la actualidad tiene como aprendiz en su taller a David Gómez Román.

CURIOSIDADES DE LA COFRADÍA

Sobre el nombre. Surgió una pequeña pugna entre “calés” y “castellanos” a la hora de darle nombre. Los primeros ya alimentaban con aceite una lamparilla que lucía perenne ante el Cristo de la capilla en Abadía y decían que era suyo, es decir, de los Gitanos. Por eso apostaron por este nombre. Los segundos, en su mayoría estudiantes y excolegiales, querían que se llamara Cofradía del Consuelo. Oficialmente quedó como Cofradía del Consuelo y María Santísima del Sacromonte, pero popularmente y en prensa pronto empezó a primar Cofradía de los Gitanos.

Intento de primera salida. Todos los gitanos comulgaron el Miércoles Santo por la mañana en la iglesia de la Abadía. Planearon un itinerario bastante complicado aquella primera salida: Siete Cuestas, Camino del Monte, Cuesta del Chapiz, Plaza del Abad, Carril de San Agustín, San Nicolás, plaza de San Miguel Bajo, atravesarían el Zenete, saldrían a la Gran Vía por Cuesta de las Marañas, Calderería, Zacatín, Bibarrambla, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Carrera del Darro, Cuesta del Chapiz, Camino del Monte y regreso al tempo. Al final, por ser tan complicado, se redujo a bajar hasta la Carrera del Darro y regresar.

Sin iglesia en 1980. La Semana Santa granadina estaba en mantillas y sin el prestigio actual. El arzobispo no les dejaba entrar a la Catedral; los Estudiantes guardaban sus imágenes en el desván de un convento y salían de la Facultad de Derecho; la Esperanza pedía prestado el zaguán de la Real Chancillería para su partida… y al Cristo de los Gitanos no le dieron cobijo en ningún edificio religioso para la salida. Se recurrió a montar el paso y salir desde una cochera en la Plaza de Cuchilleros (junto a Plaza Nueva).

Primera salida (1940), con el paso sobre varales exteriores. Derecha, última salida de las Descalzas en 1987.

Costaleros voluntarios y trajes. Por entonces era costumbre que los pasos contaran con costaleros contratados, obreros y jornaleros pagados. Iban provistos de sus costales para apoyar las trabajaderas y no hacerse daño, de ahí su nombre. En este caso, los gitanos no quisieron que se recurriera a gentes pagadas ni “profesionales de los pasos”, como solían llamarlos. Dijeron que no confiaban a nadie su “sagrada carga, porque la aman y veneran sobre todas las cosas”. Surgió con unos 150 cofrades, donde se mezclaban colegiales pudientes y gitanos pobres; los adinerados decidieron regalar 40 túnicas a gitanos para pudieran desfilar vestidos y encapirotados. Colaboró Almacenes la Paz con tela casi regalada. Las túnicas las eligieron moradas con capuchón rojo; los mayordomos llevarían el mismo hábito, aunque los diferenciaba un peto con escudo y las armas del Sacromonte. Los báculos ya eran de plata, rematados con el escudo del Colegio (el Sigilo de Salomón).

Pajes, almenaras y primeros saeteros. Se decidió que dos pajes irían delante del paso portando el escudo de armas sacromontanas: el escudo del arzobispo Pedro de Castro, pero en el centro no llevaría su damero sino la Estrella de David. Antecedía al posterior simpecado. También el origen de encender almenaras, fogatas y bengalas se fijó el primer día como distintivo del barrio; una aportación necesaria de los vecinos para iluminar el camino, por entonces bastante carente de luz nocturna. También se pidió que fueran arrojadas flores y se le cantara desde las puertas de sus cuevas. Las primeras saetas las interpretaron la Gazpacha, la Chata, las Niñas del Jardín, Chorrojumo Chico, Manuel Amaya, Paquillo el Gitano, María de la O, el Cotorrero, la Tranca, etc.

Dos imágenes de la Dolorosa del Sacromonte, con la posición de las manos modificada durante su reconversión en paso de vestir bajo palio (1982).
Los artífices de la copia. El abad Jesús Roldán el día de San Cecilio de 1984. Derecha, Francisco González de la Oliva, director de la Casa de los Tiros que habilitó el bajo como taller para hacer la réplica.
RECONOCIMIENTOS: Al abad Jesús Roldán Calvente por ser el impulsor de la réplica del Cristo del Consuelo. A Francisco González de la Oliva, director que fue de la Casa de los Tiros, cofrade de los Gitanos, que apoyó y facilitó gestiones y destinó a su empleado a esculpir la talla. Falleció en Madrid el 25 de enero pasado. Y, por supuesto, al padre de la criatura, Miguel Zúñiga, que sigue muy activo y ha dado todas las facilidades y pistas para recomponer esta historia.

Especialmente al cofrade Federico Labouiss Monllor por su búsqueda de fotos, datos en las actas y orientación dentro de esta difícil trabajadera para un profano juntaletras.

El tratamiento gráfico y mejora de las ilustraciones son obra del profesor Luis Ruiz Rodríguez.

Reportaje relacionado de Gabriel Pozo Felguera: