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EN EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL MAESTRO

La imponente Catedral de Granada que diseñó Siloe y se quedó en 'torremocha'

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 22 de Octubre de 2017
¿Sabías que la Catedral de Granada fue diseñada inicialmente para ser de las más majestuosas de Europa, con dos torres de una altura nunca conocidas? ¿Cuál hubiera sido el aspecto final del seguir el diseño original? A estas y otras preguntas responde el periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera en este excepcional reportaje, que incluye también una reflexión a tener en cuenta y pasajes poco conocidos de la construcción del templo. No te lo pierdas.
Este sería el aspecto que tendría la Catedral de Granada, de haber sido acabada según el proyecto ideado por Diego de Siloe en 1528. Dibujo y fotomontaje de Juan López Fernández/ Gabilondis.
Dibujo y fotomontaje de Juan López Fernández/ Gabilondis
Este sería el aspecto que tendría la Catedral de Granada, de haber sido acabada según el proyecto ideado por Diego de Siloe en 1528. Dibujo y fotomontaje de Juan López Fernández/ Gabilondis.
  • En 1590, cuando se llevaban levantados cuatro cuerpos, la torre de la izquierda hubo de ser desmontada, macizada y recalzados sus cimientos porque se inclinaba

  • Los cimientos de la torre derecha fueron construidos, pero la eliminó Alonso Cano en su proyecto de 1667; nadie se atrevió a levantarla

Tal día como hoy, pero de 1563, murió Diego de Siloe, el arquitecto que diseñó la impresionante Catedral de Granada. Falleció cuando sólo había cerrado la capilla mayor y comenzado a levantar la torre de la izquierda. Los arquitectos que le sucedieron durante otro siglo y medio respetaron los planos originales, más o menos, excepto la fachada. Pero lo que nunca imaginó Siloe es que una de sus dos torres-aguja se quedaría en nada y la otra, en una torre mocha a causa de la mala cimentación. ¿Qué aspecto luciría la Catedral de Granada de haberse llevado a cabo su proyecto original?

El arquitecto Enrique Egas presentó en 1505 un proyecto para construir una catedral gótica en Granada; los planos eran calcados a la de Toledo, donde él trabajaba. Entre 1521 y 1523 fueron abiertos los cimientos de la girola y lado noroeste. El 25 de marzo de 1523, el arzobispo Antonio de Rojas Manrique puso la primera piedra. Durante los cinco años siguientes continuaron las obras de cimentación para una obra gótica. Pero en 1528 ya se consideraba caduco el estilo gótico. Enrique Egas fue sustituido por un joven arquitecto burgalés formado en Italia; su estilo a lo romano (renacentista) era la nueva moda. Se trataba de Diego de Siloe, que había diseñado una escalera en la catedral de Burgos y estaba empezando la torre de la iglesia de Santa María del Campo. Casualmente, se encontraba en Granada tratando de proseguir las obras de la iglesia de San Jerónimo, paradas por muerte de Jacobo Florentino.

Vista de la Catedral de Granada. Miguel Rodríguez

Al cabildo catedralicio y al emperador Carlos V hubo que convencerlos del diseño renacentista, con los planos y la maqueta que les presentó Diego de Siloe en Madrid

Al cabildo catedralicio y al emperador Carlos V hubo que convencerlos del diseño renacentista, con los planos y la maqueta que les presentó Diego de Siloe en Madrid. Finalmente, se quedó con el encargo de levantar una de las catedrales más majestuosas que iba a tener el cristianismo. La maqueta se ha perdido, pero no así buena parte de los planos y dibujos ideados por Siloe. Construir una catedral era un proyecto que sobrepasaba ampliamente la vida de un arquitecto; por eso, Siloe dibujó todos los detalles básicos para quienes le sucedieran en el empeño. Su intención era que respetaran su idea inicial lo mejor posible; pero el resultado en cuanto a la parte frontal poco tiene que ver con su sueño.

Cada uno de los arquitectos que le sucedieron a lo largo de los siguientes ciento cincuenta años respetó en lo básico el diseño de Diego de Siloe. A excepción de la fachada, que fue profundamente modificada por Alonso Cano a partir de 1667, y las dos torres. Las agujas soñadas y dibujadas por Siloe son precisamente el principal objetivo de este artículo.

Torre a la italiana, pero exagerada

Siloé (1488?-1563) estuvo trabajando y estudiando en Italia hasta 1518. Regresó cargado de libros y apuntes de la arquitectura que después se llamó renacentista. En 1528 diseñó la torre de la iglesia de Santa María del Campo, en Burgos. Era más o menos una copia de las torres que estaban de moda en los estados italianos: tres cuerpos superpuestos, cuadrados los primeros, siguiendo los órdenes dórico, jónico y corintio; sobre ellos, un cuerpo octogonal, más cuerpo redondo de balconcillos en algunos casos y estilizado chapitel.

Las dos torres gemelas de la Catedral granadina superarían los 81 metros pétreos, más los chapiteles, para guardar la proporción con una nave que superaría los 120 metros de longitud

Cuando en 1528 Siloe contrató la construcción de la Catedral de Granada, lo único que hizo a la hora plantear sus torres gemelas fue reproducir el modelo ya experimentado en Santa María del Campo. Pero en este caso, lo haría a lo grande, es decir, exagerando la altura de los cuerpos y estilizando al máximo las torres hasta convertirlas casi en agujas góticas. Las dos torres gemelas de la Catedral granadina superarían los 81 metros pétreos, más los chapiteles, para guardar la proporción con una nave que superaría los 120 metros de longitud.



Supuesto primer dibujo de Siloe para sus torres de la Catedral de Granada (1528).

Conocemos perfectamente sus intenciones a partir de los dibujos que dejó y de las interpretaciones de los arquitectos que le siguieron. Cada una de las dos torres frontales, de planta casi cuadrada, de la Catedral de Granada se compondrían de los siguientes elementos: El primer cuerpo sería de orden dórico, con pedestales y capilla abierta; el segundo sería de orden jónico, de columnas cuadradas y capillas vacías; el tercero también sería cuadrado (en realidad son levemente rectangulares), en estilo corintio, de medias cañas y grandes ventanales (ya experimentados en Santa María del Campo), albergaría el primer grupo de 12 campanas grandes (ahora son 16 repartidas en 12 huecos); le seguiría un cuarto cuerpo casi cuadrado muy similar al anterior, pero en estilo toscano y otras doce campanas para tonos más agudos. A partir del quinto cuerpo, Siloe dibujó un segmento casi circular, de doce balconcillos y un reloj; le seguiría un sexto cuerpo casi redondo, en estilo salomónico y ocho balcones, donde se ubicarían las campanas del reloj de abajo. Los coronaría con un chapitel que reproducirían tres tiaras pontificias superpuestas de bronce dorado, con el fin de que brillaran y se pudieran ver desde muy lejos. Finalmente, y buscando ganar altura, colocaría una granada de bronce con la corona real; encima de ella, un jarrón de azucenas papales, de cuyo centro nacería una cruz inmensa, de seis brazos y veleta, toda ella también en bronce dorado.

En total, algo más de 81 metros de altura en piedra, más otros 40 metros entre la parte metálica y la cruz. La aguja hubiese alcanzado 121 metros, aproximadamente (la Giralda mide 101 y la torre de la catedral de Toledo, 92).


Modelo. Torre la iglesia de Santa María de Campo (Burgos) construida en 1527 por Siloe. Guarda muchas semejanzas con la que un año después ideó para Granada. Se aprecian los huecos vacíos de sus capillas y el último cuerpo octogonal.

Deseos que nunca se cumplieron

Los deseos de Diego de Siloe dibujados en 1528 nunca llegaron a cumplirse. En parte, por culpa suya y de su aparejador Juan de Maeda al cimentar mal la torre en 1535, pero también de quienes corrieron demasiado en acabar los cuatro cuerpos entre 1578 y 1585 (tres cuadrados y uno octogonal). Cuando Siloe falleció tal día como hoy de 1563 sólo se había avanzado en la torre izquierda. Fue Juan de Maeda, su sucesor, quien continuaría levantándola hasta completar el primer cuerpo y empezar el segundo; corría 1568 y las obras quedaron paralizadas por el levantamiento de los moriscos.

Cuando éste estaba a punto de ser acabado (1585), la obra comenzó a presentar indicios de ruina e inclinación hacia el ángulo exterior. Cundió la alarma

La torre izquierda de la Catedral volvió a crecer entre 1578 y 1585, bajo las órdenes del nuevo arquitecto Ambrosio de Vico. En aquellos años se habían completado los cuerpos segundo y tercero. Pero no sabemos por qué –aunque imaginamos que fue por falta de recursos debida a la expulsión de los moriscos- el que iba a ser cuarto cuerpo cuadrado fue eliminado del proyecto por Lázaro de Velasco, en 1577, y se pasó directamente al cuerpo octogonal. Cuando éste estaba a punto de ser acabado (1585), la obra comenzó a presentar indicios de ruina e inclinación hacia el ángulo exterior. Cundió la alarma. Se constató pronto que estaba fallando la cimentación originaria de Siloe. Entonces se tomó la decisión de desmontar el cuarto cuerpo, macizar las capillas de la torre y una escalerilla.



En estos dos esquemas (extraídos del libro de Earl E. Rosenthal) vemos arriba el proyecto de fachada y torres presentado al Cabildo por Lázaro de Velasco (1577), en las que presentó mantener las dos torres gemelas, aunque muy rebajadas, y la fachada de Siloé (1667). En el dibujo de abajo (finales del XVIII) ya aparecen juntas la fachada de la Catedral y el Sagrario, donde ha desaparecido la torre de la derecha. 


Aspecto en 1585, cuando se agrietó. A partir de la muerte de Siloe, el proyecto de construcción de las torres quedó considerablemente mermado: los cuatro cuerpos cuadrangulares quedaron reducidos a tres; también se suprimió el quinto cuerpo de 12 balconcillos y se redujo la altura del chapitel y la cruz. En 1585, cuando aparecieron las primeras grietas, la torre estaba levantada hasta acabar el cuerpo octogonal (el 4º), que fue desmontado después.

En los doce años anteriores a 1585, los constructores habían cometido el error de correr demasiado tras recuperarse del parón de la guerra de Granada: las torres solían levantarse a razón de unos 2,5 metros cada año; se dejaba que la obra se asentara y se corregía en la siguiente tanda, ya que solía ser normal que apareciera tendencia a inclinarse. Pero en esta Catedral no se observó esa regla de oro de los constructores de torres elevadas.



Croquis explicativo de cómo serían las torres de la Catedral, según la interpretación de alguno de los colaboradores de Siloe tras su muerte en 1563. Coincide prácticamente con el primer dibujo elaborado por el burgalés: 6 cuerpos pétreos más chapitel y cruz metálicos, que superarían los 400 pies de altura (más de 120 metros).

En mayo de 1592 se reforzaron los cimientos del Pie de la Torre, pero ya no había solución y se culminó el desmontaje del cuarto cuerpo octogonal. El arzobispo Pedro de Castro, imbuido en el asunto de los Libros Plúmbeos, solicitó consejo al propio arquitecto Ambrosio de Vico y al maestro de obras de la Alhambra, Juan de Minjares. Tras una meticulosa investigación, inspeccionaron los cimientos y comprobaron que estaban “mal zanjados” y abiertos “con gran descuido”; la torre se asentaba sobre una capa de limo depositada durante milenios por el río Darro; aquel barrio se llamaba la Rambla desde tiempo inmemorial y nadie parecía haber caído en la cuenta. La solución que plantearon fue descubrir la torre hasta una profundidad de unos 9 metros, hasta hallar suelo firme, y recalzarla con una especie de anillo de piedra de Alfacar argamasado de dos metros de ancho. También fue desviada una acequia que pasaba cercana. Esperarían cuatro años a que se asentara todo y tomarían una decisión. La torre por dentro fue forrada con cerchas de gruesas vigas.



En 1565. Dos años después de morir Siloe, se ve la girola acabada y a su lado, exenta con minarete, la torre Turpiana (fue demolida en 1588). No se aprecia todavía asomando la torre izquierda porque debía alzar menos que las casas. Fuente: grabado de Joris Hoefnagel hecho desde la zona de los Rebites.

La torre se asentaba sobre una capa de limo depositada durante milenios por el río Darro; aquel barrio se llamaba la Rambla desde tiempo inmemorial y nadie parecía haber caído en la cuenta

Las reparaciones duraron hasta 1595. Los mismos arquitectos desaconsejaron continuar levantándola con materiales más livianos. Estaba condenada a quedar mocha para siempre. Se cerró la cubierta con una cupulilla semiesférica para evitar filtraciones. Y ahí se quedó la torre mocha que vemos ahora, con 57 metros de altura en vez de los 81 previstos en el proyecto corregido de Velasco. Por dentro se aprecian los arranques de las bóvedas desmontadas y la frustración de sus constructores. En aquella época no se conocían todavía soluciones geológicas para reforzar los cimientos ni tampoco materiales más ligeros para coronar la aguja sin sobrecargar la estructura.



A partir de 1595. Este dibujo, hecho por el arquitecto Ambrosio de Vico, nos ofrece la torre ya rebajada del cuerpo octogonal y con la cupulilla semiesférica de “casquete”. En el lado derecho no se aprecia que estuviera en construcción la torre de la derecha.

Nadie se atrevió a construir otra

En el año 1576 se menciona en dos documentos que también la torre de la derecha estaba comenzada, pero pasaron muchos años sin que sus paredes asomaran de la rasante. Eso hace pensar que Siloe ya había puesto los cimientos de las dos torres antes de su muerte, aunque no se levantarían por parejo. Incluso así lo afirma Henríquez de la Jorquera en sus Anales de Granada, que vio las obras en 1643.

Incluso unos años antes (1628), el deán Justino Antolínez de Burgos, al escribir su Historia Eclesiástica de Granada, dedicó varias páginas a describir el estado de construcción de la Catedral; aseguraba que para esa fecha se encontraba iniciada la construcción de la torre derecha.

¿Quién se atrevía a levantar la aguja a la derecha, cuando a la izquierda iba a quedar una torre mocha para siempre?

La Catedral continuó su construcción por otras partes de sus naves. En 1640 se acometía el cierre de las capillas de la derecha y se pensaba en retomar los cimientos para levantar la torre de este lado, el paredaño con el actual Sagrario. Nadie debía atreverse, sobre todo porque los recursos seguían siendo escasos (definitivamente habían sido expulsados los moriscos de España) y la sombra de la otra torre inclinada y rajada permanecía amenazante a pocos metros. Y sin una solución técnica a la vista: ¿Quién se atrevía a levantar la aguja a la derecha, cuando a la izquierda iba a quedar una torre mocha para siempre?



Torre macizada. El primer cuerpo (tapado por las casas) fue macizado por completo. El segundo también aparece macizado; sólo entra luz por las ventanillas de la escalera que tiene acceso por el rincón exterior. Compárese este bloque pétreo con la luminosidad de la iglesia de Santa María del Campo. Las 24 campanas (más 2 del frustrado reloj) quedaron reducidas a 12.

Al fin, en 1664 el arquitecto Gaspar de la Peña se comprometió a seguir la torre derecha y hacer la fachada. Pero dos años después le salió trabajo en Madrid y se fue. Debió resultarle una liberación. Ningún arquitecto quería hacerse cargo de levantar la torre que faltaba. Finalmente, fue el escultor y pintor Alonso Cano quien aceptó diseñar la fachada y la torre. No sabemos qué ocurrió entonces, pero Alonso Cano presentó al Cabildo catedralicio el dibujo de una portada en la que había sido eliminada la torre derecha por completo; en su lugar aparece una especie de muñón coronado por el arcángel San Miguel. Pocos años después fue construida la iglesia del Sagrario a su lado para completar la montaña pétrea. La torre de la derecha se había esfumado del proyecto ideado por Siloe siglo y medio atrás, aparte de la fachada, cambiada por completo por Cano. Alonso Cano murió nada más entregar su proyecto; serían otros arquitectos los encargados de culminar la actual fachada sin una torre y con la otra descabezada.

¿Cómo sería la Catedral ideada por Siloe?

De haber sido construidas las torres de la Catedral tal como las ideó Siloe presentarían un aspecto similar al fotomontaje que acompañamos. Sobresaldrían por encima del caserío dos inmensas agujas, con sus dos cuerpos de campanas y sus graciosos balconcillos. (La torre mocha actual está aún más empequeñecida por la elevación de los edificios de la ciudad durante el siglo XX).



Plano de la planta de la Catedral dibujado por Siloe en 1528. Se aprecia perfectamente la simetría de las dos torres que pretendía construir.

También podría haber ocurrido que sólo se levantase una de las agujas por la continua asfixia económica del cabildo (como ocurrió finalmente en la catedral de Toledo). Por eso también imaginamos cómo hubiese sido en el otro fotomontaje. La esbeltez y la estética serían impresionantes.



Reconstrucción ideal de cómo sería hoy la Catedral, de no haberse presentado los problemas de cimentación y haber decidido levantar al menos una de las torres.

O, por el contrario, si el Cabildo hubiese decidido continuar construyendo la torre izquierda tras su recalzo (hubo canónigos que así lo propusieron), a lo mejor ahora disponía Granada de una torre inclinada al estilo de la de Pisa.



¿Plagió Siloe? No sabemos si Diego de Siloe, además de inspiración, también plagió directamente modelos italianos, como es el caso de este alzado dibujado por Antonio de Sangallo el Joven para la Basílica de San Pedro (hecho en 1516, cuando Siloe estaba en Italia). En 1539 lo convirtió en una maqueta. Compárese el enorme parecido de la fachada propuesta por Siloe (según se reproduce en la copia de Velasco de 1577), más las dos agujas laterales. El Vaticano nunca llegó a hacer aceptar modelo.

¿Podría acabarse la torre en la actualidad?

Las dos únicas catedrales de Europa que continúan inacabadas son las de Málaga y Granada. Cada una de ellas por motivos distintos. La de Málaga tiene inconclusa su torre frontal derecha, más otras cuatro torres más pequeñas; sus obras fueron paralizadas en 1782 por falta de dinero, ya que los fondos se destinaron a abrir y mantener carreteras. En los últimos 235 años, los malagueños han intentado acabar su torre derecha (sólo le falta medio cuerpo y el chapitel); en estos momentos, la Asociación Ciudadana Málaga por su Catedral y el Obispado han elaborado un Plan Director (2016) que persigue retomar el proyecto de acabado de su torre mocha. Su tramitación administrativa será larga y compleja en las oficinas de la Junta. Contemplan financiar la obra a través de la Ley de Mecenazgo.

El caso de la catedral de Granada es mucho más complejo. De la torre de la derecha, eliminada por Alonso Cano, nunca se ha vuelto a hablar desde 1667. Pero del acabado de la torre mocha izquierda sí se ha hablado en multitud de ocasiones. A partir del siglo XVII, una vez asentada y comprobado que dejó de inclinarse y rajarse, se ha hablado de proseguir su cierre con al menos un cuerpo más y un chapitel-aguja de metal. Ni siquiera se ha llegado a plasmar idea alguna sobre papel, pero siempre se ha antepuesto la condición de que debería ser con materiales muy ligeros.

Hoy es perfectamente factible acabar la torre, incluso hasta la altura ideada originalmente por Siloe, sin riesgo alguno

Hasta finales del siglo XIX no habían avanzado las técnicas constructivas lo suficiente como para poder elevar la torre sin poner en riesgo su estabilidad. Hoy es perfectamente factible acabar la torre, incluso hasta la altura ideada originalmente por Siloe, sin riesgo alguno. Las técnicas de pilotaje para reforzar los cimientos y estructuras livianas lo permitirían. Un estudio de arquitectura incluso elaboró hace un cuarto de siglo un borrador de proyecto, cuya idea básica consistía en insertar una especie de nervio de acero central en mitad de la torre; esa especie de clavo penetraría en el suelo un centenar de metros, aproximadamente, y se elevaría otro centenar hacia arriba, que serviría como anclaje de una estructura metálica. El resto del trabajo consistiría en forrar la estructura de losas finas de la misma piedra de la cantera de Santa Pudia (Escúzar) con que está construida. Se trataría de una construcción muy diáfana para presentar la menor resistencia posible al viento y los terremotos.



En la actualidad. Este dibujo nos presenta la fachada actual de la Catedral de Granada. Ofrece una vista imposible, puesto que el caserío nos tapa los dos extremos. No llegó a cuajar la idea de derribar los edificios de la izquierda y continuar el ensanche de la Plaza de las Pasiegas para darle vistosidad.

Una vez salvadas las soluciones técnicas a través de un concurso de ideas (al menos convocado de modo experimental, a ver qué surge), habría otras dos cuestiones importantes a superar. La primera, relativa al grado de aceptación de los granadinos a la idea de acabar la torre; Granada ha dado por acabada tal como está su torre desde hace más de cuatro siglos y segurísimo que habría mucha resistencia y polémica. La segunda, la falta de dinero para proseguir y acabar una obra que no es necesaria ni prioritaria.



En esta imagen tomada por Google Maps se aprecian los arranques del cuerpo octogonal que fue desmontado a partir de 1590 (la cúpula semiesférica fue desarmada en el siglo XIX y sustituido por un tejado a dos aguas que hay en la actualidad).

No obstante, tampoco pasaría nada si se decidiera acabar la torre de la catedral. Esta catedral estuvo en construcción algo más de 180 años; ha habido otras catedrales cuyas obras han durado varios siglos más. Incluso la Sagrada Familia, con técnicas mucho más modernas, va a estar en construcción casi tanto como lo estuvo la de Granada. 

Campanas homicidas

Entre las 16 campanas que forman actualmente el campanario de la Catedral hay curiosas anécdotas. Todas, excepto la Gorda, se pueden echar al volteo. La mayoría se han rajado en varias ocasiones y ha habido que refundirlas, incluso una ha sido rehecha hasta en cinco ocasiones. Su origen es muy variado: dos de ellas son góticas, anteriores al año 1500; una de ellas fue regalada por los Reyes Católicos; otra procede de la torre Turpiana, demolida en 1588; dos son de la torre de San Jerónimo derribada por los franceses en 1810; una más es de la iglesia demolida de San Gil (1868); incluso hay una que fue refundida con trozos de campanas compradas a varios pueblos de los alrededores.

Hay tres campanas con tendencias “homicidas”. Una de ellas está situada en la fachada de la calle de la Cárcel; en el año 1761 desprendió su badajo, de casi un metro de largo y muchos kilos de peso, y lo lanzó sobre el tejado de la vivienda de Joaquín Dávila y Ponce de León. Destrozó parte del armazón, pero no causó daños personales. Pocos meses después, el mismo badajo volvió a desprenderse y penetró aún más profundo en el tejado del edificio del que hoy es palacio de Niñas Nobles. Su dueño entendió aquello como un aviso por sus muchos pecados y no esperó a que el badajo lo matara. Abandonó esta casa para siempre.

Unos años después, en 1808, tocó el turno a la campana Cuchillera o San Bartolomé, situada en la cara del pie de la Torre, la que mira al suroeste. Una mujer campanera oyó gritos en la calle; había dos muchachos peleándose. La mujer se asomó a curiosear mientras las campanas estaban al vuelo. Tuvo la mala fortuna de no calcular bien y el borde de la campana le dio un golpe que le abrió la cabeza y la dejó muerta al instante.

La tercera campana que se cobró víctima humana también está situada en el lateral de la calle de la Cárcel. El suceso ocurrió el 4 de marzo de 1890. La historia cuenta que un campanero se descuidó de tal manera que la campana al vuelo se lo llevó por delante y lo arrojó al vacío de la calle. También murió en el acto. La campana fue “condenada” a no tañer durante cien años y un día.