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UN SECRETO ENTERRADO EN LA CATEDRAL DE GRANADA

Pedro Mártir de Anglería, yo sí te creo: “Cristóbal Colón era de Liguria”. Y punto

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 22 de Junio de 2025
Gabriel Pozo Felguera nos deslumbra con una biografía de Pedro Mártir de Anglería, granadino de adopción y bastante desconocido, quien conoció a fondo a Colón, lo que le permitió escribir la primera historia del Descubrimiento, y le aseguró repetidamente que era italiano, como él. También es la historia convergente y paralela de dos italianos que asistieron a la última fase de la guerra de Granada (1489-92), y convivieron en el entorno de los Reyes Católicos durante más de tres lustros. Por el mejor cronista de Granada. Un trabajo que dará que hablar.
Recreación con los dos personajes italianos al servicio de los Reyes Católicos a finales del siglo XV.
L. R. R.
Recreación con los dos personajes italianos al servicio de los Reyes Católicos a finales del siglo XV.
  • Los dos compatriotas italianos se conocieron en la Toma de Baza (1489) al servicio de los Reyes Católicos y coincidieron en Granada y la Corte durante 17 años

  • El cronista, traductor, embajador y canónigo aseguró seis veces en sus cartas y libros que el almirante era de origen ligur

Hay un italiano enterrado en la Catedral de Granada que fue su primer deán. Era paisano de Cristóbal Colón. Se conocieron muy bien durante los 17 años que convivieron. Uno como hombre de confianza de los Reyes Católicos; el otro como insistente pedigüeño de apoyo para descubrir nuevos mundos y reclamar recompensas. Siempre que Colón acudió a la Corte, allí estaba el amanuense para tomar nota de lo que se hablaba. Luego lo comunicaba en cartas a embajadores, reyes y papas. Escribió la primera historia de las Indias con los datos que le iba contando su descubridor. En su abultadísima correspondencia, el cronista real dejó claramente referenciado que Colón era paisano suyo de Liguria. Hasta seis veces aparece su filiación en sus escritos. Nuestro biografiado se llamó Pedro Mártir de Anglería; estuvo al servicio de Isabel, Fernando, Juana I y Carlos V desde 1488 hasta 1526. Tras él, infinidad de autores reprodujeron la procedencia ligur de Colón. Hasta que la polémica artificial sobre su cuna saltó bien entrado el siglo XIX: más de treinta lugares le disputan la genovesidad. Y continúa con infinidad de libros y documentales. Yo me creo a pies juntillas los escritos nada sospechosos de Pedro Mártir cuando asegura que era originario de Liguria. Se acabó la polémica.

Desde que sus destinos coincidieron en la conquista de Baza, seguirían tratándose hasta la muerte del navegante (1506)

Hubo en la segunda mitad del siglo XV dos italianos cuyas vidas y orígenes muy diferentes acabaron convergiendo en Granada. Ambos procedían del Reino de Cerdania o Cerdeña. Pedro Mártir de Anglería del pueblo de Arona, provincia de Milán; y Cristóbal Colón de una aldea de Liguria, capital Génova. Separados por una distancia similar a la que hay entre los pueblos granadinos de Loja y Huéscar. Los dos hablaban parecido dialecto piamontés-ligur. Debido a sus diferentes orígenes familiares, el primero obtuvo una sólida formación humanística y acabó contratado para trabajar en la Corte de los Reyes Católicos. El segundo, hijo de artesanos y marengos, se hizo a la mar y acabó recorriendo el Mediterráneo y costas atlánticas, antes de empeñarse en navegar hacia el Oeste en busca de un camino más corto a las Indias. Desde que sus destinos coincidieron en la conquista de Baza, seguirían tratándose hasta la muerte del navegante (1506). Nadie como Pedro Mártir de Anglería debió conocer mejor y recabar tantos datos sobre Colón y sus negocios.

Pedro Mártir: de Roma a Baza

Sobre el origen, estudios, vida y muerte de Pedro Mártir de Anglería se conocen muchos datos debido a que él lo iba escribiendo todo. Tanto sobre su vida como descripciones del tiempo que le tocó vivir. Desde una posición privilegiada al lado de los poderosos. Su obra fue publicada enteramente en latín y ya a finales del XIX se tradujo al castellano.

Le enviaron a formarse en Milán y posteriormente a Roma, en el ambiente renacentista de la época. En la capital italiana trabajaba como preceptor, intérprete y profesor

Nació entre 1456-7 en el pueblo de Arona, en la costa Sur del Lago Mayor, en la zona Norte del Milanesado. Su familia era oriunda de Anghiera, de ahí que adoptase ese apellido. Pertenecía a una familia de nobleza media. Era el mayor de tres hermanos, los otros llamados Jorge y Juan Bautista. Su familia, venida a menos, se puso bajo la protección del Conde Juan Borromeo. Le enviaron a formarse en Milán y posteriormente a Roma, en el ambiente renacentista de la época. En la capital italiana trabajaba como preceptor, intérprete y profesor.

En septiembre de 1486 llegó a Roma Íñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla, como embajador de los Reyes Católicos. Iba a prestar juramento al papa Inocencio VIII en nombre de Fernando e Isabel. Los monarcas llevaban enfrascados ya cuatro años en el acoso del Reino de Granada por sus fronteras occidentales y se disponían a iniciar la toma de Málaga.

Pero al llegar rechazó el puesto como profesor de latines de la nobleza castellana y manifestó su deseo de apuntarse a la guerra contra el Reino de Granada

El Conde de Tendilla propuso a Pedro Mártir venir a España para participar en la educación de los hijos de la Corte. No debió dudarlo mucho, ya que por entonces existía mucha inestabilidad y poco atractivo en los reinos italianos para un joven que no había cumplido los treinta años. Tenía espíritu de aventura, deseaba asistir a una cruzada donde se luchaba contra el infiel. A principios de 1488 fue presentado a la Corte, que invernaba aquel año en Zaragoza. Pero al llegar rechazó el puesto como profesor de latines de la nobleza castellana y manifestó su deseo de apuntarse a la guerra contra el Reino de Granada. El paréntesis en la contienda del año 1488 le permitió viajar a la universidad de Salamanca y conocer a la intelectualidad del momento, entre ellos a su amigo Lucio Marineo Sículo y Antonio de Nebrija.

Toma de Baza esculpida en madera en el coro de la Catedral de Toledo.

Cristóbal Colón: de Lisboa a Baza

En la primavera del año 1489 se trasladó la Corte a Jaén para iniciar la campaña contra las comarcas musulmanas de Baza, Guadix y Almería. La reina Isabel se alojó en el Palacio Episcopal de la ciudad del Santo Reino. Era agosto de aquel año cuando apareció por allí otro italiano llamado Cristóbal Colón. No se sabe con exactitud si el navegante y el humanista Pedro Mártir de Anglería se vieron las caras por primera vez en Jaén. Es lo más probable. Pero seguro que sí lo hicieron ambos durante el cerco de Baza que se prolongó todo aquel verano y otoño, hasta la capitulación del rey Zagal a principios de diciembre.

El proyecto vital de Cristóbal Colón había comenzado mucho antes, también en el Reino de Cerdeña de donde procedía Pedro Mártir

El proyecto vital de Cristóbal Colón había comenzado mucho antes, también en el Reino de Cerdeña de donde procedía Pedro Mártir. Habría nacido en la provincia de Liguria, en el entorno de la ciudad de Génova, hacia 1451. Quizás en Nervi. En el seno de una familia de tejedores. Se dedicó a la marinería a lo largo de todo el Mediterráneo. Se da por bueno que en agosto de 1476 naufragó frente a las costas de Portugal. Se asentó en este país y contrajo matrimonio con una portuguesa. Se dedicó a navegar por las costas de África, Inglaterra, Irlanda y parece que pudo llegar hasta Islandia. También por las Azores y Canarias. En 1485, ya viudo y con un hijo, decidió establecerse en España. Especialmente en Huelva y Sevilla, donde buscó la protección de los duques de Medinaceli y Medina Sidonia. Ya por entonces había intentado conseguir ayuda de esos nobles para armar una expedición en busca de nuevas rutas hacia Cipango. Al igual que también lo propuso al rey de Portugal. En ningún caso con resultado positivo.

Dibujo del retrato de la Biblioteca Nacional, dado a conocer en el siglo XIX, en el que se presenta a un Colón de mediana edad y con la leyenda Colón de Lyguria descubridor del nuevo mundo. B. N.

¿Se puede concluir que esas cantidades le pusieron al servicio de los Reyes Católicos? Al menos se sabe que se sumó al ejército y presenció la toma de Málaga en 1487.

En 1486, aprovechando la estancia de la Corte en Alcalá de Henares, fue la primera vez que recurrió a los Reyes Católicos para exponerle una idea tan novedosa. También sin resultado alguno. No obstante, Colón consiguió una ayuda de 3.000 maravedíes en mayo de 1487 y otros 4.000 el 27 de agosto de aquel año. Alguna esperanza le daría la Corona castellano-aragonesa. O quizás para entretenerlo y no se fuera a ofrecer el viaje a los reyes de Francia o Inglaterra como venía amenazando. ¿Se puede concluir que esas cantidades le pusieron al servicio de los Reyes Católicos? Al menos se sabe que se sumó al ejército y presenció la toma de Málaga en 1487.

Insistió, una vez más, aprovechando el inicio de la campaña contra Baza. En esta segunda ocasión ya habrían mostrado los monarcas españoles una mayor predisposición a la propuesta del navegant

Insistió, una vez más, aprovechando el inicio de la campaña contra Baza. En esta segunda ocasión ya habrían mostrado los monarcas españoles una mayor predisposición a la propuesta del navegante. Sobre la presencia de Colón de Baza hay seguridad por varias fuentes.

En la comarca bastetana estaba también Pedro Mártir de Anglería, enviando crónicas y cartas a su protector Juan Borromeo y al Cardenal Sforza contando lo acontecido en la conquista de Baza, ya desde el mismo comienzo del cerco el 13 de junio de 1489. Incluso conoció al rey Zagal, a quien vio en el encuentro que tuvo con el rey Fernando en el campo de Tabernas del 23 de diciembre de 1489 para pactar la entrega de Almería.

Pasó casi un año y los preparativos para entrar de lleno en la Vega de Granada para cercar la capital aconsejaron dejar en asunto de Colón en segundo plano.

Pedro Mártir y Cristóbal Colón en la Toma de 1491-2

El parón de guerra durante el año 1490 frustró a Colón. Debió cambiar de idea y se dirigió a Huelva con la intención de embarcar hacia Inglaterra. Aquí fueron los frailes Padre Marchena y Fray Juan Pérez quienes le hicieron desistir de sus intenciones y regresar a la Vega de Granada, donde se estaba preparando el campamento de Santa Fe, en los Ojos de Huécar, con la firme intención de no levantarlo hasta que no acabara la conquista de la capital.

En el campamento de Santa Fe vuelven en encontrase nuestros dos personajes en 1491: uno levantando acta de todo y enviando cartas; el otro, de rondón en espera de ser recibido de nuevo por los Reyes y conseguir su ansiada ayuda para armar una escuadra hacia lo desconocido

En el campamento de Santa Fe vuelven en encontrase nuestros dos personajes en 1491: uno levantando acta de todo y enviando cartas; el otro, de rondón en espera de ser recibido de nuevo por los Reyes y conseguir su ansiada ayuda para armar una escuadra hacia lo desconocido. ¿Estaría de regreso el 18 de junio en la encerrona a Isabel en el laurel de la Zubia? ¿O el 14 de julio cuando se quemaron las tiendas y se decidió levantar la ciudad de obra?

Lo que seguro ocupaba a todos por el otoño de 1491 era estrangular la capital y provocar una rendición por capitulación. Pedro Mártir anotó el desliz del incendio de la tienda de la reina Isabel y la colocación de una inscripción sobre la puerta de Occidente o de Loja en el campamento, señal de permanencia futura: fue mandada poner por el Conde de Cifuentes en letras de plomo, con el siguiente texto de Pedro Mártir:

“Rex Ferdinandus, Regina Elisabet, urbem/Quam cernis, mínima constituere die/Adversus Fides erecta est, ut conterat hostes,/Hit censet dici, nomine Sancta Fides/.

(El rey Fernando y la reina Isabel esta ciudad que ves/, en muy pocos días levantaron/Erigióse para destruir los enemigos contrarios a la fe/ Por eso creen que se le debe dar el nombre de Santa Fe/ 31 de octubre de 1491) [La última línea con la fecha debió desaparecer en la remodelación de esta puerta en 1698].

Todos ellos vieron el día 2 de enero de 1492 la entrega de la Alhambra y la salida de Boabdil camino de su señorío de la Alpujarra

Mientras tanto, Cristóbal Colón y los frailes de la Rábida debían estar por allí brujuleando, expectantes ante una guerra que se anunciaba de pronta finalización. A ver qué había de lo suyo. Todos ellos vieron el día 2 de enero de 1492 la entrega de la Alhambra y la salida de Boabdil camino de su señorío de la Alpujarra. Colón lo escribió en la primera hoja de su Diario de las derrotas y caminos: “… después de Vuestras Altezas haber dado fin a la guerra de los moros que reinaban en Europa, y haber acabado la guerra de la muy grande ciudad de Granada, adonde este presente año a dos días del mes de enero, por fuerza de armas vide poner las banderas reales de Vuestras Altezas en las torres de la Alhambra…”

Calculó que la ciudad acumulaba unas 150.000 almas en una carta dirigida al cardenal Sforza, señalando que es la “la más grande ciudad fortificada que existe bajo el sol”

Algo similar hizo Pedro Mártir de Anglería enviando cartas y recogiendo la misma escena de su entrada por vez primera en la ciudad musulmana recién rendida. Calculó que la ciudad acumulaba unas 150.000 almas en una carta dirigida al cardenal Sforza, señalando que es la “la más grande ciudad fortificada que existe bajo el sol” (*).

Pedro Mártir estaba presente cuando se negociaban las Capitulaciones de Santa Fe en abril de 1492. Reflejó que Colón pidió y logró persuadir a los Reyes para que le concediesen tres bajeles de la Hacienda Real.

Óleo de Francisco Pradilla (1882) sobre la entrega de las llaves de la ciudad. Algunos de los que estaban en la parte trasera del séquito cristiano debían ser Cristóbal Colón y Pedro Mártir de Anglería.
La Corte en la Alhambra el 31 de mayo de 1492, cuando se firmó la expulsión de los judíos. Tanto Pedro Mártir como Colón habían partido unos días antes de la ciudad. EMILIO SALA, 1899.

En Granada permanecieron Pedro Mártir de Anglería y Cristóbal Colón los primeros cuatro meses del año 1492. El primero partió en el mes de mayo para Madrid en tanto que el segundo se iba con su contrato bajo el brazo ─las Capitulaciones de Santa Fe─ a formar una escuadra de tres barcos para viajar hacia el Atlántico occidental

En Granada permanecieron Pedro Mártir de Anglería y Cristóbal Colón los primeros cuatro meses del año 1492. El primero partió en el mes de mayo para Madrid en tanto que el segundo se iba con su contrato bajo el brazo ─las Capitulaciones de Santa Fe─ a formar una escuadra de tres barcos para viajar hacia el Atlántico occidental. Pedro Mártir se quejaba de haber sustituido la pompilica (vestuario de guerra) por la toga de lino. Colón se quitó la sobrepelliz y se enfundó la chupa de mareante.

Uno ligó su destino a seguir a la Corte itinerante por toda España. El otro, a una carabela de incierto futuro. Ahí podrían haber acabado las relaciones entre los dos italianos que se habían conocido en el entorno de los Reyes Católicos poco más de dos años y medio atrás. Pero el destino les auguraba todavía casi tres lustros de encuentros y conversaciones.

Las cartas donde identifica a Colón como ligur

Los dos actores principales de esta historia volvieron a encontrarse muy pocos meses después en Barcelona. Era abril de 1493. Cristóbal Colón regresó victorioso de su expedición; había descubierto tierra desconocida en los confines del mundo. Creyó que eran islas próximas a Japón y China. Había llegado en línea recta por el Occidente, sin tener que bordear África y el océano Índico. Y empezó a tomar posesión de ellas para la corona española.

Aquel gran descubrimiento había que comunicarlo al resto del Europa. De ello se encargó Pedro Mártir de Anglería, en calidad de cronista y responsable de la diplomacia, especialmente relacionada con los estados italianos y el Vaticano

Aquel gran descubrimiento había que comunicarlo al resto del Europa. De ello se encargó Pedro Mártir de Anglería, en calidad de cronista y responsable de la diplomacia, especialmente relacionada con los estados italianos y el Vaticano. El 14 de mayo de 1493 fue la primera vez que escribió el nombre de su paisano Cristóbal Colón para darlo a conocer. Ya no dejaría de hacerlo a lo largo de los próximos años. Menciona cuatro veces el nombre del almirante en misivas dirigidas a su protector Juan Borromeo, a las dos primeras autoridades de Granada (el gobernador Íñigo López de Mendoza y el arzobispo Hernando de Talavera) y al secretario del Vaticano.

Después, a lo largo de su vida, decidió compendiar y publicar una historia de los descubrimientos de Cristóbal Colón. Lo hizo con el título 'Décadas'

Después, a lo largo de su vida, decidió compendiar y publicar una historia de los descubrimientos de Cristóbal Colón. Lo hizo con el título Décadas. La inspiración y documentación la recogió directamente de boca del descubridor, de los encuentros que mantuvo con él cada vez que regresaba de sus viajes y contaba a los Reyes las novedades. El primer diario de Colón, referido a los años 1492-3, lo entregó en Barcelona a los Reyes para que lo conocieran y lo copiaran; después se lo devolvieron. Una de las dos copias que se hicieron corrió a cargo de Pedro Mártir y otra por Juan Rodríguez de Fonseca.

Grabado de Pedro Mártir de Anglería incluido en una edición de sus obras en latín, de 1825. Es una interpretación imaginaria, no se conoce ningún otro retrato suyo.

Las Décadas están divididas en ocho partes; la Primera Década Oceánica recoge lo ocurrido entre 1493 y 1510; es en la que presenta al personaje de Colón. Lo hace repitiendo dos veces que es de Liguria. La primera entrega de las Décadas fue impresa en 1516, en latín, en Alcalá de Henares, en los talleres de Arnaldo Guillermo de Brócar. Fue supervisada por Antonio de Lebrija.

Las cuatro cartas de 1493-4 en que identifica a Cristóbal Colón como paisano suyo de Liguria se caracterizan por una inocencia e ilusión por comunicar la gran noticia que está ocurriendo con el descubrimiento

Las cuatro cartas de 1493-4 en que identifica a Cristóbal Colón como paisano suyo de Liguria se caracterizan por una inocencia e ilusión por comunicar la gran noticia que está ocurriendo con el descubrimiento. No hay ningún atisbo de manipulación, tergiversación ni ocultación de ningún dato. Tampoco sobre el origen del protagonista del descubrimiento. No existía ningún motivo para ello. Por eso hay que creerlo sin dudar.

Años más tarde, cuando Fray Bartolomé de las Casas escribió su historia de las Indias, se refirió a la autenticidad y sinceridad de Pedro Mártir de Anglería con el siguiente párrafo: “… a ninguno se debe dar más crédito que a Pedro Mártir, que escribió en latín sus Décadas (…) porque lo que en ellas dijo tocante a los principios fue con diligencia del mismo almirante, a quien habló muchas veces y de los que fueron en su compañía”. Es decir, que el cronista bebió de las fuentes originales, especialmente de Colón. Eso demuestra que lo conocía bien.

Las cuatro cartas en que Pedro Mártir de Anglería constata la filiación como ligur de Cristóbal Colón son las siguientes (tres de ellas resumidas al párrafo que lo menciona):

Carta CXXX. Fechada en Barcelona el 14 de mayo de 1493. La dirige al Conde de Arona (Juan  Borromeo), su protector milanés.

Está escrita a los pocos días de haber regresado Cristóbal Colón a Barcelona a dar noticias de su descubrimiento. Fue recibido en el Palacio Real Mayor por la Corte. Esta misiva es la primera en que el cronista Pedro Mártir de Anglería menciona a Cristóbal Colón, con el siguiente texto: “… Ha vuelto de los antípodas cierto Cristóbal Colón, de la Liguria, que apenas consiguió de mis Reyes tres naves para este viaje, porque juzgaban fabulosas las cosas que decía. Ha regresado trayendo muestras de muchas cosas preciosas, pero principalmente oro, que crían naturalmente aquellas regiones…”.

Carta CXXXIII. Fechada en Barcelona el 14 de mayo de 1493. Es una sola para Conde de Tendilla y el arzobispo Fray Hernando de Talavera, que estaban en Granada.

Les comunica, con retraso, que Colón ha llegado con un descubrimiento. Vuelve a calificar a Colón como “el de la Liguria”. La mayoría de los 813 originales de las Cartas manuscritas se encuentran depositados en el archivo de la Catedral de Granada. No obstante, la mejor forma de conocerlas es la copia impresa que publicó Pedro Mártir de Anglería. Dice lo siguiente: “Elevad el espíritu ¡Oh sapientísimos ancianos! Oíd un nuevo descubrimiento. Recordáis que Colón, el de la Liguria, estuvo en los campamentos instando a los Reyes acerca de recorrer por los antípodas occidentales un nuevo hemisferio de la tierra; tenéis que recordarlo; de ello se trató alguna vez con vosotros, y sin vuestro consejo, según yo creo, no acometió él su empresa.

"Este ha vuelto incólume; dice que ha encontrado cosas admirables; ostenta el oro como muestra de las minas de aquellas regiones"

Este ha vuelto incólume; dice que ha encontrado cosas admirables; ostenta el oro como muestra de las minas de aquellas regiones; ha traído algodón y aromas, ya de forma oblonga, ya redonda, más penetrantes que la pimienta del Cáucaso, que los produce naturalmente aquella tierra, y árboles coccíneos. Caminando desde Cádiz hacia Occidente cinco mil millas de pasos, según afirma, dio con muchas islas.

Entre ellas ocupó una, que asegura tiene mayor ámbito que toda España. Encontró hombres contentos con lo de la naturaleza, desnudos, que se alimentan con comidas nativas y pan de raíces y ciertos materiales de palmitos, llenos de nudos, que ellos a su tiempo cubren con tierra, y entre nudo y nudo se forman tubérculos a modo de peras o calabacillas. Cuando están maduros, los secan al sol, como nosotros los nabos y los rábanos; los parten, los trituran haciéndolos harina, los amasan, cuecen y comen: estos glóbulos los llaman Agies. Los demás árboles, cuya mayor parte dan de comer, son diversos de los nuestros.

"No cría la isla cuadrúpedo alguno. Fuera de lagartos enormes, pero inofensivos, y cierta clase de pequeños conejos que se parecen a nuestras ratas"

No cría la isla cuadrúpedo alguno. Fuera de lagartos enormes, pero inofensivos, y cierta clase de pequeños conejos que se parecen a nuestras ratas.

Esta raza tiene reyes, y unos mayores que otros: guerrean entre sí con hondas, con muy agudas cañas chamuscadas, y con arcos. Aunque van desnudos, hay entre ellos ambición de mando, y se casan. Qué es lo que adoran fuera del Dios del cielo, aun no lo ha averiguado.

Habíais dado a Colón tres naves: la mayor la perdió en la costa de esa isla; se le estrelló sobre una roca cubierta por las aguas, y plana: con las otras dos menores ha vuelto. Dejó en la isla treinta y ocho hombres que, mientras él regrese a ellos, examinen la naturaleza de los lugares; y los recomendó al reyezuelo de la provincia que recorrió, que se llama Guacanaril, desnudo también. Se prepara otra armada mayor y volverá. Lo que suceda lo sabréis por mí, si vivo. Pasadlo bien”.

Esta carta es una completa crónica y descripción de lo que había contado Colón a la Corte establecida en Barcelona

Esta carta es una completa crónica y descripción de lo que había contado Colón a la Corte establecida en Barcelona. Relata detalles de la singladura y hace una preciosa descripción de plantas, animales y nativos. Se refiere a las patatas y las iguanas que tanta extrañeza causaron. Recuerda que Colón estuvo en “los campamentos”, en plural, cuando la guerra de Granada; al menos en los sitios de Baza y la capital.

Carta CXXXIV. Fechada en Barcelona el 13 de septiembre de 1493. La dirigió al Vizconde Ascanio Sforza, Cardenal vicecanciller en Roma (Hombre fuerte del papa Borgia).

Le cuenta, en un tono un tanto distinto a los granadinos, cómo fue el viaje a Indias. También califica a Colón como originario de Luguria

Le cuenta, en un tono un tanto distinto a los granadinos, cómo fue el viaje a Indias. También califica a Colón como originario de Luguria. El párrafo donde lo menciona es el siguiente: “La cosa ha sucedido así: sábelo, Príncipe ilustrísimo. Cierto Cristóbal Colón, hombre de la Liguria, habiéndole dado mis Reyes tres naves, y siguiendo desde Cádiz al sol poniente, ha llegado a los antípodas, a más de 5.000 millas, navegando treinta y tres días continuos sin ver más que cielo y agua; pasados los cuales, desde la atalaya de la nave mayor en que iba el mismo Colón, los vigías proclamaron tierra. Recorrió desde el mar seis islas”.

Carta CXLII. Fechada en Alcalá de Henares. 21 de octubre de 1494. La dirige también al Conde Borromeo. La escribió cuando se cumplía el primer año de partida del segundo viaje de Colón a las Indias. Ya habían regresado con novedades varias de las 17 naves que partieron.

“De día en día trae cosas más admirables del Nuevo Mundo aquel Cristóbal Colón de la Liguria que mis Reyes hicieron Prefecto marítimo por sus hazañas. En la superficie de la tierra se encuentra gran copia de oro. Dique que recorrió desde la Española tanta tierra dando vuelta en su derredor hacia Occidente, que casi llegó al Áureo, último término del mundo conocido por el Oriente…”.

Con tanta reiteración durante tantos años no cabe duda de que estaba más que seguro de que Cristóbal Colón era de procedencia Ligur. El escritor no mencionó ni una sola vez la población concreta, ni siquiera Génova

También menciona a Cristóbal Colón, el de Liguria, en otros dos pasajes de sus narraciones. Concretamente en su libro de historia titulado Décadas. En la primera década oceánica (que recoge lo ocurrido entre 1493 y 1510) volvió a recoger, en su capítulo primero el origen del viaje de Colón. Recuerda cómo era de Liguria. Escribió “varón de la Liguria” y “… aquel hombre de la Liguria” del que se quejaron algunos marineros por haberlo engañado.

En resumen, seis veces describió ─entre sus cartas y su historia de Indias─ que Cristóbal Colón era originario de Liguria. Con tanta reiteración durante tantos años no cabe duda de que estaba más que seguro de que Cristóbal Colón era de procedencia Ligur. El escritor no mencionó ni una sola vez la población concreta, ni siquiera Génova.

Pedro Mártir y Colón en Granada, por segunda vez

Por Pedro Mártir conocemos las peripecias de Colón en Indias. Sus abusos, su apresamiento, su pérdida de confianza de los Reyes y su rehabilitación para su tercer viaje, en 1498. Él siempre estuvo presente para verlo todo y dejarlo escrito. Entre 1492 y 1501 la Corte itinerante estuvo en Granada, Valladolid, Zaragoza, Alcalá, Burgos, Medina del Campo, Madrid, Toledo, Sevilla y vuelta a Granada para sofocar la primera rebelión morisca.

En aquellos meses perdidos rondando la Corte fue cuando se le ocurrió proponer a los Reyes Católicos la conquista de Jerusalén. No era una idea nueva, ya se la había comentado al mismo tiempo que el viaje hacia el fin del Atlántico

El italiano se centró esos nueve años en la enseñanza de cortesanos y la escritura. Recogió referencias a Colón y su familia en dos ocasiones más: la primera, cuando en 1496 envió a Medina del Campo una pepita de oro americano exagerada en peso, de dos marcos y 3 onzas (553,3 gramos). La llevó el piloto Antonio de Torres. Fue la misma joya que Diego y Hernando Colón, que estaban invitados como pajes en Toledo, regalaron para el joyero de Isabel I, y ella recibió con gran alborozo.

En el otoño de 1499 la Corte se desplazó hasta Granada para pasar una larga temporada. Fue el infausto periodo en que falleció el Príncipe heredero, Miguel de la Paz (19 de julio de 1500). Pedro Mártir estaba presente cuando se presentaron en la Alhambra unos cincuenta hombres de Colón acusándole de que no les pagaba los sueldos desde hacía años. No sólo acusaban a gritos al almirante, también a los monarcas. La consecuencia inmediata fue apresar a Colón en la isla la Española y traerlo a España. Cristóbal Coló llegó a Granada el 17 de diciembre de 1500, para permanecer los siguientes meses justificando sus actuaciones y tratando de organizar la que sería su cuarta y última singladura. En aquellos meses perdidos rondando la Corte fue cuando se le ocurrió proponer a los Reyes Católicos la conquista de Jerusalén. No era una idea nueva, ya se la había comentado al mismo tiempo que el viaje hacia el fin del Atlántico.

Por fin, el 28 de septiembre de 1501 consiguió por real cédula que se le restituyeran sus derechos, y a sus hermanos, para que pudiesen percibir los beneficios de la explotación de Indias

Colón aprovechó su tiempo de espera en Granada para iniciar su libro Manipulus de auctoritatibus… conocido popularmente como Libro de las Profecías. Por fin, el 28 de septiembre de 1501 consiguió por real cédula que se le restituyeran sus derechos, y a sus hermanos, para que pudiesen percibir los beneficios de la explotación de Indias. Colón partió hacia Sevilla en octubre de 1501 para organizar su cuarto viaje. Ya nunca más regresó por la Alhambra. Aunque todavía tendría oportunidad de ver una vez más a Pedro Mártir y la Corte tras su regreso del cuarto viaje, pero ya no en Granada, sino en Segovia.

Retrato de Colón por Ridolfo Ghirladaio, a edad madura. Es uno de los que se consideran más antiguos del almirante. MUSEO NAVAL DE GÉNOVA.

Durante el año escaso que vivió Cristóbal Colón en su segunda estancia larga en Granada no se tiene conocimiento de que tuviese casa alquilada

Durante el año escaso que vivió Cristóbal Colón en su segunda estancia larga en Granada no se tiene conocimiento de que tuviese casa alquilada. Comía de lo que la anticipaba la Corte (de cien castellanos que le dieron para el cuarto viaje) y se alojaba en casa del contador Quintanilla. Aunque es probable que llegase a montar una casa modesta en Granada porque dejó una factura de haber vendido muebles y ropa cuando se fue. Pero la conclusión más lógica es que se alojara en el convento de San Francisco de la Alhambra, orden que fue su protectora desde que lo acogieron en el monasterio de la Rábida en 1485.

Con la muerte de Cristóbal Colón en 1506 se acabaron las relaciones entre los dos italianos que se habían conocido en la Guerra de Granada.

El italiano que quiso vivir y morir en Granada

En cuanto a Pedro Mártir ─que le sobrevivió veinte años─, siempre quiso quedarse en Granada, pero sus obligaciones le llevaron a seguir a la Corte itinerante a lo largo de casi toda su vida. Con algún que otro regreso puntual a la ciudad. Aquí había dejado a sus dos mejores amigos castellanos, el Conde de Tendilla y el arzobispo Hernando de Talavera. Además de las cartas ya conocidas de 1493 para darles cuenta del regreso de Colón a Barcelona, a ambos residentes en Granada les dirigió un centenar y medio de misivas entre 1504 y 1510. Desde cualquiera de los lugares que se encontrara sirviendo a la reina Isabel, a Fernando o a su hija Juana I.

Pedro Mártir no se limitó a ser un humanista, profesor de latines, soldado ocasional, corresponsal de guerra y cronista de la Corte. También ejerció como embajador en importantes cometidos

Pedro Mártir no se limitó a ser un humanista, profesor de latines, soldado ocasional, corresponsal de guerra y cronista de la Corte. También ejerció como embajador en importantes cometidos. Estuvo a punto de ser enviado en 1498 a Bohemia y Hungría. Pero no fue hasta el 14 de agosto de 1501 cuando salió desde Granada con destino a Egipto a su más importante misión diplomática. Había surgido un conflicto por el maltrato que el sultán mameluco estaba dando a los cristianos y comerciantes de los Santos Lugares. Los Reyes Católicos le encargaron que fuese a informarse y calmar los ánimos. Su viaje le llevó a visitar Venecia y Alejandría, adonde tardó cuatro meses en llegar. En febrero de 1502 fue recibido por el sultán en El Cairo. Regresó tras haber conseguido los objetivos encomendados, con la sola promesa del imperio español de prestar ayuda a Egipto en caso de necesidad.

En 1503, la Reina le propuso para ser nombrado prior (deán) de la Catedral de Granada. Por entonces fijada provisionalmente en el Convento de San Francisco Casa Grande y mezquita musulmana

Aquella embajada le reportó grandes reconocimientos por parte de la Corona española. Fue nombrado maestro de los caballeros de la Corte. En 1503, la Reina le propuso para ser nombrado prior (deán) de la Catedral de Granada. Por entonces fijada provisionalmente en el Convento de San Francisco Casa Grande y mezquita musulmana (en espera de habilitar el solar para empezar a levantar la actual). Fue el primer deán que tuvo la Catedral de Granada.

Anotación del pago de ayuda de costas a Pedro Mártir de Anglería, fechada en Medina del Campo el 30 de octubre de 1504. Sería para preparar el traslado de la reina a Granada. AGS.

Aunque el descanso en la ciudad le duró menos de dos años; en 1506 fue reclamado de nuevo a la Corte para que fuese a Compostela a mediar entre el viudo Fernando el Católico y su yerno Felipe el Hermoso

Pedro Mártir de Anglería acompañó el cadáver de la reina Isabel cuando lo trajeron a enterrar a Granada (noviembre de 1504). Pensó quedarse en esta ciudad para el resto de sus días. Aunque el descanso en la ciudad le duró menos de dos años; en 1506 fue reclamado de nuevo a la Corte para que fuese a Compostela a mediar entre el viudo Fernando el Católico y su yerno Felipe el Hermoso. Poco pudo intervenir porque Felipe I falleció a las pocas semanas en Burgos y Fernando se fue a visitar sus reinos de Nápoles.

Pedro Mártir quedó en Castilla acompañando a la reina Juana la Loca. Con ella hizo el recorrido de varios meses portando el cadáver del rey muerto. Él, en sus escritos, ya anticipó el desequilibrio mental que presentaba la reina heredera.

Óleo que representa a Juana I paseando el ataúd de Felipe I por los campos de Castilla. Pedro Mártir iba con ella. F. PRADILLA, 1877.

Hasta que, a la muerte de Fernando, se hizo cargo de la regencia el Cardenal Cisneros. Era notorio que no sentía simpatías por él

Una vez regresado Fernando a la Península, Pedro Mártir se reincorporó a su corte, en el periodo de 1507 a 1515. Tras él recorrió media España sirviéndole de escribiente, cronista y fedatario. Estuvo en las cortes de Toledo, Burgos, Valladolid, Córdoba, Sevilla, Tordesillas, Madrid, Guadalupe, Logroño, Medina del Campo, Aranda, Calatayud, Sigüenza y Plasencia. Hasta que, a la muerte de Fernando, se hizo cargo de la regencia el Cardenal Cisneros. Era notorio que no sentía simpatías por él.

Al servicio del Emperador durante seis años

Hizo varios intentos por retirarse a ejercer su puesto como primer deán de la Catedral de Granada. Pero la ocasión se le alejaba una y otra vez. La llegada de Carlos V en 1517 volvió a retenerle en la Corte. Le quiso nombrar embajador en el imperio turco, en Constantinopla, pero adujo achaques de salud y edad madura para rechazarlo. Ejerció de portavoz real en las cortes valencianas para calmar los ánimos de los levantinos por la subida de impuestos del nuevo rey. Estuvo aposentado en Valladolid hasta que finalizó el levantamiento de los Comuneros. Había intentado mediar entre las partes enfrentadas para evitar el enfrentamiento armado. Y a punto estuvo de lograr un acuerdo.

Debió dudar Pedro Mártir si emprender regreso a su país natal o a su ansiada Granada. Tampoco recibió apoyo explícito del nuevo jefe de la iglesia católica

Convivió con el cardenal Adriaan Floriszzon Boeyens, que había sido traído a España por Carlos V, y se encontraba como regente en sus estados por ausencia del emperador. Fue elegido Papa sin asistir al cónclave (estaba en Vitoria) con el nombre de Adriano VI. Era enero de 1522, y Pedro Mártir todavía no había conseguido venirse a Granada para acabar sus días en paz. Se dedicaba a hacerle de traductor al flamenco. En aquel momento se le ofreció la oportunidad de regresar a Roma con un cargo de máxima confianza del nuevo Papa. Debió dudar Pedro Mártir si emprender regreso a su país natal o a su ansiada Granada. Tampoco recibió apoyo explícito del nuevo jefe de la iglesia católica.

Desde que fue nombrado deán de Granada (1503), había ido acumulando más cargos y prebendas eclesiales: beneficiado de la parroquia de Renera (Guadalajara), de la de Lorca, era miembro del Consejo Real, Consejo de Indias, cronista de la Corte, etc. Y, por no irse a Roma, recibió también el arciprestazgo de Ocaña (1523). Todos esos privilegios llevaban aparejadas sustanciosas rentas, a pesar de que jamás los ejerciera. En 1524, tras publicarse sus primeras Décimas con la historia de Indias, también fue nombrado abad de Jamaica; aunque envió a un familiar suyo a hacerse cargo de ella.

ico, viejo, cansado y enfermo, por fin en 1526 se vino a Granada aprovechando que la Corte se estableció en la Alhambra a primeros de junio de ese año

Rico, viejo, cansado y enfermo, por fin en 1526 se vino a Granada aprovechando que la Corte se estableció en la Alhambra a primeros de junio de ese año. Carlos V e Isabel de Portugal venían recién casados. Y aquí iba a permanecer hasta diciembre una extensa nómina de cortesanos, auxiliares, embajadores extranjeros, artistas y escritores renacentistas.

Capilla de las Ánimas o del Cristo de las Penas, en la Catedral de Granada, bajo la cual está enterrado Pedro Mártir de Anglería.

Falleció el 7 de octubre de 1526, a los 69 años. Fue enterrado en la catedral de Granada, por entonces ubicada en la mezquita musulmana (acababa de empezar la construcción de la Catedral renacentista)

En el mes de septiembre se sintió enfermo; le visitó en su casa el emperador Carlos V. Redactó su testamento porque presentía cercano su final. Repartió sus bienes entre conocidos y familiares (uno de sus hermanos estaba con él). Incluso buscó destino a su mula de siempre, de nombre Pardilla. Falleció el 7 de octubre de 1526, a los 69 años. Fue enterrado en la catedral de Granada, por entonces ubicada en la mezquita musulmana (acababa de empezar la construcción de la Catedral renacentista).

Como primer deán que era de la Catedral metropolitana de Granada, tenía derecho a ser enterrado en su solar. Fue sepultado en el extremo izquierdo de la cabecera, a la zona próxima a donde después fue enterrado Hernán Pérez del Pulgar. Su lugar de enterramiento estuvo marcado por una losa de mármol en latín. La mezquita desapareció en el XVII para dejar sitio a la nave oriental de la Catedral y después servir para levantar la iglesia del Sagrario. No conocemos la fecha en que los restos de Pedro Mártir de Anglería fueron trasladados a la Catedral nueva de Granada; pudo ocurrir a finales del siglo XVI, cuando fueron cerradas las capillas de la girola, o quizás a principios del siglo XVIII, al erigir el Sagrario.

En una u otra ocasión, la momia de Pedro Mártir de Anglería fue reenterrada bajo la capilla de las Ánimas, en la girola de la Catedral, inmediata a la puerta del Perdón

En una u otra ocasión, la momia de Pedro Mártir de Anglería fue reenterrada bajo la capilla de las Ánimas o del Cristo de las Penas, en la girola de la Catedral, inmediata a la puerta del Perdón. Es una cripta pequeña que tiene unos poyos a los lados y las cajas mortuorias encima. Ahí descansan los huesos de Pedro Mártir y de algún familiar más. En cuanto a la lápida, se perdió hace ya muchos años. Menos mal que se conserva el texto latino exacto que tenía, según un documento de mediado el siglo XIX:

“Rerum aetate nostra gesttarun et Novi Orbis, ignoti hactenus ilustratori Pedro Martyri Mdiolanensi, Caesareo Senatori, qui patria relicta bello Granatensi miles interfuit, mox urbe capta primum Canonico, deinde Priori hujus Eclesiae. Decanus et capitulum carissimo collegae posuere sepulcrum. Anno XCXXVI”.

(Al cesáreo senador Pedro Mártir el Milanense, iluminador de las antiguas gestas en nuestra era y del Nuevo Orbe desconocido; el cual, dejada su patria, actuó como soldado en la guerra de Granada, y, tomada la ciudad (fue) primer canónigo y después prior y decano de ésta (santa) Iglesia. El capítulo erigió este sepulcro a su carísimo colega. Año 1526).

Además de su momia bajo el suelo catedralicio, se conservan tres vestimentas suyas como canónigo. Son de las piezas más antiguas que se exhiben en el museo de la Catedral

Además de su momia bajo el suelo catedralicio, se conservan tres vestimentas suyas como canónigo. Son de las piezas más antiguas que se exhiben en el museo de la Catedral. Están elaboradas con lujosas telas del siglo XV e hilos de oro. Estuvieron siendo utilizadas hasta bien entrado el siglo XX en los grandes eventos religiosos de la Catedral. Son una casulla, una dalmática y una capa. Las piezas más lucidas que se pueden ver en la parte baja de la Torre.

Vestimentas vestimentas canonicales utilizadas por Pedro Mártir a principios del siglo XVI, cuando fue el primer deán de la Catedral. Se exhiben en el museo catedralicio.

El estado de la cuestión colombina

Siempre se dio por bueno que Cristóbal Colón era genovés. Así lo afirmó él, sus descendientes y sus coetáneos. Lo dictó al notario que instituyó el mayorazgo a favor de su hijo: “Declaro siendo yo nacido en Génova, les vine a servir en Castilla (22 de febrero de 1498)”. El alcalde de Génova de 1890 dirigió una carta al Ayuntamiento de Granada solicitando datos sobre Cristóbal Colón durante su estancia en Granada, si tuvo casa aquí, descendientes y cuánto les fuera útil para homenajearlo en el IV centenario del Descubrimiento. Parte de esos datos son los que yo aporto en este artículo, recopilados por el estudioso y funcionario municipal Francisco de Paula Valladar.

Últimamente se sumaron también oportunistas alentados por el rancio nacionalismo político que padecemos.

En 1898, con motivo de la traída de sus restos desde La Habana a su definitivo enteramiento en la catedral de Sevilla, empezaron a surgir teorías acerca de la posibilidad de que no fuese originario de la zona de Génova. Se argumentaban infinidad de razones: desde que nunca escribió en italiano a que era un judío o judeoconverso empeñado en ocultar su verdadero origen. Un mentiroso. En unos casos había cierto peso en las razones; pero la mayoría son verdaderas elucubraciones. Últimamente se sumaron también oportunistas alentados por el rancio nacionalismo político que padecemos.

Hace algo más de veinte años que surgió una doble iniciativa científica tratando de arrojar luz sobre las lagunas de Colón: la primera era saber si realmente los huesos de la catedral de Sevilla correspondían al almirante; la segunda, conocer a través del ADN su relación con dos familiares ─enterrados también en Sevilla─ de los que se tiene certeza de su identidad: su hijo Diego y su hermano. Una vez más, Granada volvió a ser punto de encuentro colombino: el estudio lo capitaneaba el doctor José Antonio Lorente, desde la Universidad de Granada. Junto a él, también especialistas de la Facultad de Farmacia y de universidades extranjeras.

Hace veinte años que quedó completamente aclarado que en la caja de Sevilla hay esquirlas de huesos de Colón. Al igual que también pudo quedar parte del cadáver en los enterramientos de Santo Domingo y La Habana. La tierra y los vestigios trazaron los sucesivos enterramientos que había padecido su momia.

En ésas estaba el catedrático forense José Antonio Lorente cuando se le atravesó la posibilidad de inyectar financiación de Televisión Española. A cambio, obtendría la exclusiva de los resultados, que presentaría mediante documental o documentales

Después surgió otra cuestión, que era rizar el rizo y, a través del ADN, buscar la cuna del Almirante. Había esbozadas más de treinta teorías sobre el origen de Colón, incluso se extendían a varios países del Norte de Europa. Pero la mayoría se centraban en el arco mediterráneo y en la Península ibérica.

A través de una criba de historiadores se llegó a una primera conclusión: eran ocho los lugares o personas con mayores probabilidades de estar en el origen de la cuna de Colón. A través de los últimos avances del ADN se creía que estaban ya en condiciones de poner punto final al enigma artificial sobre el lugar de nacimiento de Colón. En ésas estaba el catedrático forense José Antonio Lorente cuando se le atravesó la posibilidad de inyectar financiación de Televisión Española. A cambio, obtendría la exclusiva de los resultados, que presentaría mediante documental o documentales.

Fueron casi tres años de exhumaciones, estudios y filmaciones en el entorno de Génova, Cataluña, Baleares, Galicia, Portugal, Navarra, Guadalajara, etc. Ocho probabilidades para comparar huesos de personas concretas o ADN de grupos sociales más amplios.

Montaje promocional del documental dramatizado que se iba a proyectar el 12 de octubre de 2024. TVE.
Dos momentos del rodaje del documental de TVE “Colón ADN: su verdadero origen”. Con José Antonio Lorente en el papel de policía-científico. CORTESIA DE TVE.

Lo que nos proyectaron no fue más que un espectáculo televisivo al uso americano que llegó a la conclusión de que Cristóbal Colón era judío y de la costa mediterránea

El resultado definitivo y concluyente sería presentado un 12 de octubre, aunque nunca que precisó de qué año. Por fin, fue el 12 de octubre de 2024 cuando nos sentamos ante la pantalla de TVE ansiosos de oír los espectaculares resultados. Lo que nos proyectaron no fue más que un espectáculo televisivo al uso americano que llegó a la conclusión de que Cristóbal Colón era judío y de la costa mediterránea. A partir de ahí empezaron a dar palmas con las orejas quienes mantienen las teorías catalana y valenciana. Y, por el contrario, la mayoría de los especialistas en estudios sobre Colón y ADN no ocultaron su asombro por el espectáculo en que se había convertido la investigación de un profesor de la UGR que goza de gran prestigio profesional. No entendían cómo se había prestado a ello.

La reacción de los incrédulos fue exigir la publicación de los resultados completos de esos estudios, no se conformaban con un documental hecho para ganar cuota de pantalla. Que, para más inri, dejaba inconclusa la historia para elaborar más entregas. José Antonio Lorente prometió que en pocas semanas daría a conocer los resultados completos de sus estudios para someterlos a discusión de la comunidad científica internacional.

Incluso hay burlas: se acepta que el ADN pueda acercarnos el origen de una persona al entorno de un grupo social geográfico, pero de ahí a concluir la religión, equipo de fútbol o partido político en que militaba hay mucho trecho

Han pasado desde entonces nueve meses y la promesa se ha incumplido. La respuesta es que no hay fecha todavía. Lo que se anunciaba como definitivo y concluyente ha dado paso a la decepción. Por falta de concreción. Incluso hay burlas: se acepta que el ADN pueda acercarnos el origen de una persona al entorno de un grupo social geográfico, pero de ahí a concluir la religión, equipo de fútbol o partido político en que militaba hay mucho trecho. La persona que continúa en sus postulados de siempre, es decir, que Cristóbal Colón era originario de la región de Génova, es Consuelo Varela; así lo ha demostrado con documentación recabada en archivos de Génova, cartas del propio Colón y de sus herederos. A esta estudiosa se la considera la mayor autoridad viva en Cristóbal Colón y sus circunstancias. Los últimos meses, a rebufo del polémico documental de TVE, están apareciendo nuevas ediciones y reediciones revisadas de libros, cada uno apostando por diferentes teorías, ya que los resultados del ADN han defraudado por su falta de explicaciones.

Mientras no se demuestre lo contrario con argumentos más serios que los expuestos en un show televisivo, continuaré creyendo que Colón era de Liguria, como lo reflejó Pedro Mártir de Anglería de manera natural y espontánea desde sus primeros escritos

Yo me creí hace muchos años la teoría de que Colón era de la provincia italiana de Génova. Se puede aceptar que tuviese antecedentes judíos, conversos, que hablara y escribiera mejor o peor en ligur, latín o lenguas romances; eso debemos apuntárselo a un hombre que recorrió mucho mundo y muchos mares en su vida. Sin duda, fue un ciudadano con cultura de aluvión. El Padre de las Casas dijo de él hablaba un mal castellano de extranjero, que parecía hablar otra lengua y se adaptaba con facilidad al país en que residía. [Sería un personaje comparable actualmente al entrenador Carlo Ancelotti].

Mientras no se demuestre lo contrario con argumentos más serios que los expuestos en un show televisivo, continuaré creyendo que Colón era de Liguria, como lo reflejó Pedro Mártir de Anglería de manera natural y espontánea desde sus primeros escritos. De paso, aprovecho para dar a conocer un poco más a este gran humanista del Renacimiento que tenemos enterrado de manera anónima en la Catedral de Granada.

Nota al pie:

(*) Retrato que hizo al conocer Granada en su Carta XCV, al arzobispo-cardenal primado de Toledo, Pedro González de Mendoza, de fecha 30 de marzo de 1492, describiendo cómo era de maravillosa la ciudad y sus contornos.

(…)

«A juicio mío, entre todas las ciudades que yo he visto bajo el sol, se ha de preferir a Granada. A todas aventaja en la suavidad del clima, circunstancia principalísima para la buena elección de patria, pues he podido comprobar que no hace demasiado calor en el tiempo de verano ni demasiado frío en el invierno.

Casi a seis millas de la ciudad, sobre la cumbre de la cercana sierra, se ven nieves perpetuas que raras veces llegan hasta la ciudad misma. De aquellas nieves, de fácil acarreo, si por casualidad en el mes de julio aprietan los calores, sale un agua tan fresca para mezclarla con el vino, que supera en frialdad a la misma nieve. No obstante, si como suele acontecer, por lo general, en las casas frías en determinadas posiciones de Saturno respecto al Sol, sobreviene un frío desacostumbrado durante algunos días, fácilmente se le sale al paso gracias a los espesos bosques existentes en la misma montaña.

Y en cuanto a los paseos para solaz del espíritu, abrumado por los trabajos o por las preocupaciones, ¿qué regiones los consiguió iguales a éstos en apacibilidad de la naturaleza? La maravillosa Venecia está cercada por sólo el mar. La opulenta Milán disfruta únicamente de una llanura. Florencia, encerrada entre montañas, padece siempre horrorosos inviernos. En Roma constantemente batida por el soplo del Austro, que trae aliento pestífero de África, y ahogada por las emanaciones de las tierras pantanosas del Tíber, pocos llegan a viejos. Aprietan los calores estivales, que hacen flojos a los habitantes y los llenan de tedio.

Granada, en cambio, es en extremo saludable gracias al río Darro, que atraviesa la ciudad. Granada tiene montes y amplia vega. Granada disfruta de un perenne otoño. Tiene abundancia de cedros y de naranjales de todas clases en amenos huertos, que emulan a los de las Hespérides. Desde las montañas cercanas arrancan por doquier ubérrimas colinas y suaves montículos, cubiertos por todas partes de viñedos, bosques de mirtos y olorosos arbustos. Tan delicadamente adornados están los alrededores, que recuerdan los Campos Elíseos y por todos ellos –como sabes purpurado príncipe– corre continuamente el agua. Yo mismo he comprobado cómo infunde nuevos ánimos y recrea el espíritu fatigado la corriente de sus arroyos, que se deslizan entre los umbrosos olivares y huertos…»

(…)

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El diseño, tratamiento y mejora de ilustraciones son obra de Luis Ruiz Rodríguez.

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