El avance del PP obliga a las izquierdas a cambiar de estrategias

Aunque condenados a entenderse si acaso querían frenar al PP, el rencor recíproco, los egos, la soberbia y la arrogancia de algunos dirigentes, que condujeron a estrategias erróneas por parte y parte, impidieron el acuerdo hace medio año y dio alas a la derecha, que pudo salir indemne de su esquina del ring. Las encuestas, cuyos responsables deberían hacérselo mirar, sobrevaloraron las aspiraciones de Unidos Podemos, que en ellas creyeron ciegamente, y sentenciaban a los socialistas.
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'El sorpasso del PP', por Antonio Cambril
Las urnas no admiten discusión y para empezar la necesaria autocrítica hay que asumir el resultado. El PSOE es la referencia de la izquierda y Unidos Podemos se sitúa por detrás. La ilusión que despertó la confluencia entre Podemos e IU no sumó sus apoyos por separado. Pero por encima de todo ello, el PP ganó y le deja el camino bastante despejado para gobernar.
Ante una situación económica y social propicia a priori para que irrumpieran las izquierdas, tras la profunda decepción es imprescindible replantear estrategias, definir con precisión el espacio político a defender, sin ambiguedades selectivas, aplicar desde las instituciones que gobiernan lo que se promete y volver a conectar con la mayor parte de la sociedad para comprenderla y representarla. Defender a la clase trabajadora, a toda y establecer nuevos vícnulos con ls sindicatos Incluso, reconsiderar las relaciones entre organizaciones, por encima de ambiciones partidista. Porque es inasumible que el mismo partido que afianza con el otro acuerdos sólidos en unos ayuntamientos y comunidades autónomas y en otros sea imposible, salvo que lo expliquen personalismos. De lo contrario, aguarda para las izquierdas una larga travesía por un desierto que les puede llevar a la irrelevancia.
Necesaria autocrítica
Ni siquiera el alivio por evitar el sorpasso debe contentar a los socialistas, tras cosechar sus peores resultados y perder en Andalucía por primera vez en unas elecciones desde que lidera el partido Susana Díaz. Tampoco le sirve a Podemos echar cuentas de lo que hubiera pasado de concurrir en solitario, porque no parece asumible pensar que hubieran sumado más apoyos. Si alguien movilizó a su electorado, aparte del PP, fue Podemos e invalida la tesis de aquellos que critican dentro de la formación morada que IU restó. Más acertado sería encontrar las causas de su estancamiento en su propio partido.
No es difícil encontrar a seguidores de partidos de izquierda que preferían sin dudar que sus dirigentes hubieran negociado hasta la extenuación un Gobierno de progreso antes de facilitarle el camino a la derecha por el desacuerdo.
Socialistas en busca de un espacio claro
Cuando el PSOE-A decidió afianzar el Gobierno de la Junta de Andalucía con Ciudadanos, después de anticipar las elecciones autonómicas tras romper con IU, entonces, su socio en San Telmo, trazó un camino que por su gran peso en la organización federal limitó luego a Pedro Sánchez pactar con Podemos. Así lo decidió el comité federal.Tampoco el partido morado puso de su parte, pensando más en la posibilidad del sorpasso.
Redefinir su espacio, para saber que con cualquier líder al frente del PSOE, el partido es el mismo. Y tras el serio aviso en Andalucía, no lo tiene fácil este partido si opta por cambiar de liderazgo y apuesta por Susana Díaz, con el riesgo añadido de dejar huérfana a la organización con mayor peso en el conjunto del país, al carecer de un relevo prevesible consistente. Los liderazgos tan fuertes conllevan esos peligros al carecer de un relevo claro, .
Podemos frente al estancamiento
Admitir el desconcierto por los resultados, como asumió el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, más que una declaración para ganar tiempo revela, para empezar, una llamativa falta de autocrítica.
Sin duda, el miedo avivado por el PP y el PSOE a su ascenso influyó decisivamente en la merma de apoyos, como el azote mediático, pero el cambio de discurso cuando ya se veían cerca del triunfo, tampoco les ayudó al generar un grave error de estrategia: no se puede ser al mismo tiempo socialdemócrata, comunista, independentista… Confunde y se paga en las urnas.
A ello se le suma una más que mejorable política de comunicación, suplantada por la confianza extrema en el poder de las redes sociales, que los comicios han desmontado.
La encrucijada de IU
Apostó IU por la convergencia con Podemos pensando en ser decisivos desde dentro ante futuros retos y la jugada no le reportó el escenario esperado. Y ello, a cambio de verse relegados en las listas sin hacer ruido y dejar el peso de la campaña a Podemos, con presencias de sus líderes nacionales y regionales, pero que en las provincias ha sido discreta.
Sostienen sus dirigentes que les hubiera ido peor de concurrir en solitario, lo que es difícil de saber, y mantienen que la convergencia se mantendrá. Pasado el 26J, IU se enfrenta a la encrucijada de cómo hacer viable la coalición electoral pero manteniendo su independencia como partido y defender su propio discurso en las instituciones. Aunque como ejemplo de que es posible, el Ayuntamiento de Granada.