'Renovación del CGPJ, ¡por fin!'
Estaba esperando a que acabara la semana, y el ‘ultimátum’ dado por el presidente del Gobierno al Partido Popular, para escribir mi tercera columna en referencia a la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Ya había empezado incluso un borrador que arrancaba anunciando que “2030 días y 2.000 excusas después, el PP sigue bloqueando la renovación de este órgano e incumpliendo el mandato constitucional”.
Reconozco que no he acertado, tampoco en este asunto, no como otros opinadores que siempre adivinan lo que va a pasar, (a posteriori) que rápidamente han cantado que “ya lo sabían”; algunos de ellos, a diestro y a siniestro, a continuación, se han lanzado a atacar el acuerdo, sin leerlo y en ocasiones argumentando lo contrario de lo que hasta anteayer sostenían con la misma efusividad
Planteaba ahora mi artículo, tras '4 años y 20 excusas después…' (octubre de 2022) y 'Bloqueo de la renovación del CGPJ: más excusas y más mentiras', (diciembre de 2023), sobre la base de la escasa, casi ninguna, confianza que albergaba sobre que ¡por fin! se cerrara un acuerdo entre los dos grandes partidos políticos para que acabara esta larga anomalía democrática con la que los sucesivos líderes de la derecha habían realizado un boicot al Estado y se habían convertido en insumisos a la Constitución.
En todo caso me alegro de que mis apuestas hayan sido sólo hipotéticas, ya que de haber apostado en serio las últimas semanas sobre este particular, la consumación final del acuerdo me hubiera costado un pico y mi ya exiguo patrimonio hubiera quedado sensiblemente mermado, esto es en números rojos, y no me refiero ahora al color político.
Reconozco que no he acertado, tampoco en este asunto, no como otros opinadores que siempre adivinan lo que va a pasar, (a posteriori) que rápidamente han cantado que “ya lo sabían”; algunos de ellos, a diestro y a siniestro, a continuación, se han lanzado a atacar el acuerdo, sin leerlo y en ocasiones argumentando lo contrario de lo que hasta anteayer sostenían con la misma efusividad.
En mi defensa, podré argumentar como una de las razones principales de mi fallo en el pronóstico, que me había parecido haber oído decir a Feijóo que no aceptaba ultimátums y había observado como le ‘mandaban consejos’ Jose Mari Aznar e Isabel Díaz Ayuso, entre otros, para que no cediera
Porque que el PP haya dejado de vulnerar la Constitución, no ha sido por convencimiento ni por sentido de Estado sino porque ya no le interesaba o no podía estirar más el chicle
Confieso que no he sabido calibrar que en este momento se han juntado una serie de presiones más fuertes hacia el líder del PP que le han obligado a que reconsidere su posición. El cálculo político le ha llevado a decidir que tenía ya más desgaste no facilitar la renovación que beneficios le aportaba lo contrario. Porque que el PP haya dejado de vulnerar la Constitución, no ha sido por convencimiento ni por sentido de Estado sino porque ya no le interesaba o no podía estirar más el chicle.
Entre los motivos para que Feijóo haya aceptado ahora el mismo acuerdo, o casi el mismo, que rechazó en 2022 yo destacaría, en primer lugar, que ahora se siente liberado de la presión de las diferentes campañas electorales, aunque no haya conseguido sus objetivos. Buenos resultados en Galicia, pero, por mucho que lo maquillen, sigue siendo un partido cercano a la irrelevancia efectiva en País Vasco y Cataluña, si bien eso es el precio de muchos de los votos que rebaña en otras comunidades autónomas.
Pero sí, al menos, ha logrado consolidarse como líder de la oposición y alternativa al gobierno (ojalá que por muchos años) y frenar los movimientos internos que amenazaban con descabalgarlo de la carrera
En las generales, que era donde más se jugaba, a pesar de su ‘victoria’, y de tener muchas cosas a su favor, no ha podido lograr el objetivo de acabar en la Moncloa por falta de los apoyos necesarios para la investidura, o bien según otra interpretación podemos considerar que no es presidente porque no ha querido, como el mismo Núñez Feijóo ha afirmado; en las europeas, tampoco ha logrado la mayoría aplastante a la que aspiraba y con la que perseguía forzar la dimisión de Pedro Sánchez y pedir la convocatoria de nuevas elecciones generales. Pero sí, al menos, ha logrado consolidarse como líder de la oposición y alternativa al gobierno (ojalá que por muchos años) y frenar los movimientos internos que amenazaban con descabalgarlo de la carrera.
A mí me ha parecido como si el Madrid y el Barça recurrieran a un árbitro extranjero en la final de la Copa y tras empate y prórroga hubiera que acudir a los penaltis y se negara a resolver el título de esta manera, pidiendo que se cambiara antes el reglamento
Por otro lado, la elevación del conflicto a Europa al final se le ha vuelto en contra al Partido Popular ya que se han visto forzados a buscar una salida negociada a un conflicto para el que exigió mediación de Bruselas. A mí me ha parecido como si el Madrid y el Barça recurrieran a un árbitro extranjero en la final de la Copa y tras empate y prórroga hubiera que acudir a los penaltis y se negara a resolver el título de esta manera, pidiendo que se cambiara antes el reglamento. Llegado a este punto no podían quedar ya a los ojos de toda la Unión Europea como los únicos responsables del bloqueo y los que se cerraban en banda a un acuerdo que pusiera fin a esta disfuncionalidad.
Pienso en todo caso, que la presión de jueces y magistrados ha jugado en esta coyuntura un papel principal en el cambio de posición de Feijóo
Pienso en todo caso, que la presión de jueces y magistrados ha jugado en esta coyuntura un papel principal en el cambio de posición de Feijóo. Las declaraciones el pasado lunes desde el Supremo con exigencia de desbloqueo dirigida a PP y PSOE, pero sobre todo al PP, por la insostenible situación de este órgano, con decenas de nombramientos pendientes, y el evidente deterioro de la Justicia, han pesado mucho en el viraje.
En esta ocasión la mano echada (al cuello) a Feijóo por Ayuso con su payasada con Milei ha debido servir como revulsivo, el último impulso para tomar una decisión que le permitiera zafarse de una imagen de dependencia interna y de desprestigio externo que no podía, ni debía dejar pasar más tiempo sin marcar distancias
Si a ello unimos que llega el periodo estival pues nos encontramos que era ahora o nunca, porque sostenella y no enmendalla podría significar la legitimación a Pedro Sánchez para buscar otra alternativa para el desbloqueo de la renovación del CGPJ y eso era ya correr muchos riesgos.
Me ha hecho gracia que algunos voceros del PP hayan dicho al unísono que con el acuerdo el gobierno no podría intervenir en el Poder Judicial porque es la confesión más clara que he visto de que, a senso contrario, el caducado órgano de gobierno de los jueces desde hacía 5 años, 6 meses y 21 días (suena y ha sido una verdadera condena), surgido cuando el PP estaba en el gobierno y con las mismas normas que ahora rechazaban, (pudiendo haber modificado con su mayoría absoluta si no les gustaban), estaba viciado y contaminado de parte (de la parte derecha más bien).
Viendo lo barato que le ha salido al PP me temo que ‘volverán a hacerlo’ si les interesa por lo que hay que promover el cese automático de los vocales, acabado su mandato, con las reformas legislativas necesarias
Todo este asunto a mí me lleva a dos reflexiones. La primera consiste en imaginar qué hubiera ocurrido si fuera la izquierda, el PSOE, el que se hubiera negado a la renovación del CGPJ, algo que nunca hizo cuando perdió la mayoría en el Congreso de los Diputados. ¿Qué hubieran dicho y hecho los diferentes poderes fácticos? La segunda me lleva a considerar que hay que impedir en las reformas que se puedan promover para mejorar el sistema que ningún grupo político pueda repetir este incumplimiento del mandato constitucional. Viendo lo barato que le ha salido al PP me temo que ‘volverán a hacerlo’ si les interesa por lo que hay que promover el cese automático de los vocales, acabado su mandato, con las reformas legislativas necesarias.