Descubren dos espías de Herodes tras los pasos de los Reyes Magos en la Capilla Real

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La primera limpieza y restauración ─en cinco siglos─ de la monumental puerta que une el panteón de los Reyes Católicos con la Catedral le devuelve el esplendor perdido
Ayer fue día de echar las campanas al vuelo en Catedral. Por la mañana fue presentada a los medios ─y por la tarde a la sociedad─ la restauración de la portada principal. La que se utilizó como principal acceso desde su acabado en 1517. En los primeros años de vida de la Capilla Real sólo existió este acceso público; había un segundo que comunicaba con la Mezquita, por entonces en tareas de catedral momentánea. Es la que da acceso a la tumba de Hernán Pérez del Pulgar y hoy une la iglesia del Sagrario.
Para esa fecha, su abuelo Fernando el Católico ya había incumplido los deseos de su esposa Isabel I de que el enterramiento fuese en edificio modesto y su cuerpo yaciera en tierra; había encargado el mausoleo lujoso en mármol de Carrara
Es conocido que Carlos V consideró de poca prestancia el edificio que sus abuelos habían destinado a panteón real. Por eso decidió que la futura Catedral se convirtiera en el enterramiento más notable de su dinastía a partir de 1526. En esa visita estaba la Capilla Real acabada en lo básico y a su lado habían empezado a levantar la Catedral. Imaginamos que las incomodidades en el acceso por obras fueron las causantes de que Carlos V ordenase abrir otra puerta en la cara opuesta, la que tiene cierto aire de pegadizo en la calle Oficios. También que se enriqueciera en lo posible la Capilla Real, con infinidad de añadidos ornamentales. Para esa fecha, su abuelo Fernando el Católico ya había incumplido los deseos de su esposa Isabel I de que el enterramiento fuese en edificio modesto y su cuerpo yaciera en tierra; había encargado el mausoleo lujoso en mármol de Carrara. Y, para más inri, seguiría también el de Juana I y Felipe el Hermoso.
Fernando el Católico encargó la portada sin pensar que una Catedral se le echaría encima. La engulliría. Nunca llegó a ver el resultado final de la obra. Al igual que Carlos V tampoco vio el inmenso muro renacentista en que está encastrada la portada gótica y los dos escudos imperiales en sus laterales (también objeto de esta restauración).
La Capilla Real ha sido objeto de una obra continuada desde que fue acabada en 1517 y enterrados en 1521 los dos primeros inquilinos de su cripta. Se han sucedido infinidad de hundimientos, agresiones y desperfecto
La Capilla Real ha sido objeto de una obra continuada desde que fue acabada en 1517 y enterrados en 1521 los dos primeros inquilinos de su cripta. Se han sucedido infinidad de hundimientos, agresiones y desperfectos. Pero no fue hasta el año 1985, ya con dinero y protagonismo de la Comunidad Autónoma Andaluza, cuando se empezó un programa de reformas y consolidación que no ha tenido fin. Ni lo tendrá en el futuro, ya que hay que acometer ahora otro repaso a la Lonja.
Cuarenta años de obras continuadas
Hace cuarenta años que cayó una piedra encima de un turista malagueño. El arquitecto conservador Pedro Salmerón inició el proceso de consolidación de cresterías, tejados, limpieza de fachadas, humedades, etc., etc. Hasta que le ha tocado el turno a esta portada, siempre olvidada en la lista de prioridades. Los trabajos empezaron en octubre pasado a cargo de la empresa TARMA Restauración y Patrimonio S. L. Las han supervisado las especialistas del Arzobispado María López y Lola Blanca, arquitecta técnica y restauradora. El director de todo el proceso ha sido Diego Garzón, arquitecto conservador del conjunto catedralicio.
Han actuado sobre unos 90 metros cuadrados en dos fases. Se ha limpiado toda la piedra y se ha restaurado. Se ha empleado el cepillo, pero también el láser. Incluidos los dos escudos laterales
¿Qué se ha hecho? Han actuado sobre unos 90 metros cuadrados en dos fases. Se ha limpiado toda la piedra y se ha restaurado. Se ha empleado el cepillo, pero también el láser. Incluidos los dos escudos laterales. Téngase en cuenta que esta portada ha estado muy expuesta a lo largo de su historia: desde 1517 hasta 1614 permaneció a la intemperie; primero directamente al agua, viento y lluvia; después fue encajada en el muro de la cara Este que cierra la primera nave de la Catedral y la bóveda que la protege. Sometida a caída de piedras y polvo durante casi un siglo de obras en ese sector. La consecuencia es bien visible con roturas de partes de las esculturas, caras de angelotes, crestería, picos de las águilas, etc. Toda la piedra parecía ennegrecida como consecuencia del sol y el polvo de casi un siglo. También por culpa del humo de las velas. Cuando fue pintada de blanco la Catedral, el cabildo de la Capilla Real se negó a que también fuese encalada.
Daba la sensación hasta el año pasado de que debió tener algunas partes policromadas, especialmente vestuario y caras de las imágenes. Pero no
Daba la sensación hasta el año pasado de que debió tener algunas partes policromadas, especialmente vestuario y caras de las imágenes. Pero no, ahora se ha comprobado que solamente estaba pintado de rojo almagra el fondo de la leyenda que preside el friso central: “Laudent ean in portis opera eius”. O sea, “Que la alaben sus obras”. No sabemos a qué o a quién se refiere este enigmático mensaje, si a la Virgen que corona todo el conjunto, a la Reina Católica que ordenó su construcción o a los artistas que la esculpieron.
La inversión total de la restauración ha sido de 122.000 euros. De ellos, 12.000 se han destinado a una iluminación específica, moderna, que resalta las cualidades del conjunto escultórico
En la presentación del magnífico resultado estuvieron presentes el capellán mayor real, Manuel Reyes, y el deán de la Catedral, Eduardo García. Además del arquitecto y personal técnico colaborador. La inversión total de la restauración ha sido de 122.000 euros. De ellos, 12.000 se han destinado a una iluminación específica, moderna, que resalta las cualidades del conjunto escultórico. Hecha por la empresa especializada ERCO.
Portada gótica isabelina tardía
Esta portada gótica, con toques ya renacentistas, se puede considerar una de las obras más destacadas del gótico isabelino español. Su traza se atribuye a Enrique Egas, autor del proyecto de la Capilla Real, Hospital Real y primera traza gótica de la Catedral. Era maestro mayor de la Catedral de Toledo y de su amplísimo arzobispado. La materialización la atribuyen quienes han documentado este proyecto a Jorge Fernández y su discípulo Nicolás de León, basándose en historiadores. No obstante, tampoco es descartable que fuese obra de Juan de Marquina, ayudante de Enrique Egas en sus principales proyectos. (Ver: Los padres del gótico granadino: el trazador Enrique Egas y su cantero Juan de Marquina).
En la arquivolta aparecen figurillas menores de seis evangelistas, cada uno de ellos con su simbología y bajo doseletes: Mateo, Judas, Andrés, Tomás, Felipe y Bartolomé
Las partes más importantes de su discurso narrativo muestran un arco de medio punto, adornado con festones (alguno de ellos repuesto de sus roturas), flanqueado por las imágenes de los Santos Juanes, a los que tanta devoción tenían los Reyes Católicos, por llamarse como sus padres: San Juan Evangelista y San Juan Bautista (tan repetidos por toda la Capilla Real). En la arquivolta aparecen figurillas menores de seis evangelistas, cada uno de ellos con su simbología y bajo doseletes: Mateo, Judas, Andrés, Tomás, Felipe y Bartolomé.
Esta arcada la rematan grutescos que ya anuncian el Renacimiento. En el siguiente estrado hay enarcados tres escudos y emblemas: yugo con el nudo gordiano, el escudo de Fernando II de Aragón, rehecho tras su matrimonio con Germana de Foix, y las flechas.
La sorpresa ha surgido al documentar dos figuras situadas en tercer plano, casi ocultas en la profundidad y oscuridad que facilitan los doseles que cubren las figuras principales
Toda la portada la flanquean columnas y pináculos del gótico tardío, más los dos grandes heraldos o maceros ataviados con tabardos heráldicos de los reinos de la España unificada.
La parte superior nos ofrece una de las mejores y primeras estampas de la Epifanía y adoración por los Reyes Magos. También fueron colocadas a su lado, a modo de escolta, las imágenes de San Jorge y Santiago Apóstol, tan relacionados con el patronazgo de los reinos de Aragón y Castilla. A los Reyes Magos los acompañan sus pajes.
Dos espías en las sombras de la Catedral
La sorpresa ha surgido al documentar dos figuras situadas en tercer plano, casi ocultas en la profundidad y oscuridad que facilitan los doseles que cubren las figuras principales. No se aprecian desde abajo ni tampoco si se mira de frente al conjunto de la portada. Se trata de dos hombres que aparecen enmascarados, uno de ellos embozado hasta la nariz. Este hecho se interpreta como miembros de la red espías que puso el rey Herodes de Galilea y de los judíos. Serían los que vigilaban los movimientos de Melchor, Gaspar y Baltasar por su territorio.
Entonces aquel rey títere de Roma, temeroso de que se hiciera realidad la profecía del nacimiento de otro rey de Israel que le quitara el puesto, les requirió que se pasaran por allí a su regreso
La Biblia cuenta que los Magos venidos de Oriente fueron recibidos por Herodes en su palacio. Le explicaron el cometido de su visita y la estrella que les iba marcando el camino. Entonces aquel rey títere de Roma, temeroso de que se hiciera realidad la profecía del nacimiento de otro rey de Israel que le quitara el puesto, les requirió que se pasaran por allí a su regreso. Él también quería ir a adorarle y llevarle regalos cuando supiera dónde había nacido.
La Biblia añade que los Reyes Magos tuvieron un sueño sospechando las malas intenciones de quien ordenó matar a todos los niños pequeños, decidieron no revelarle donde estaba Jesús, hijo de María y José
La Biblia añade que los Reyes Magos tuvieron un sueño sospechando las malas intenciones de quien ordenó matar a todos los niños pequeños, decidieron no revelarle donde estaba Jesús, hijo de María y José. Pero la literatura cristiana, especialmente la medieval, añadió que Herodes era muy listo y desconfiado; habría mandado espías para que siguieran todos los movimientos de los Magos. Hay escasísimas representaciones en la escultura y la pintura de esos espías de Herodes, al menos embozados. En esta portada de la Capilla Real es una anécdota para destacar.
En la actualidad solamente se utiliza esta servidumbre para las procesiones de los días 2 de enero 12 de octubre, pero en el pasado ─con continuas disputas entre los dos cabildos─ sí se hizo uso de aquel derecho ancestral
Como también la escritura de servidumbre que tiene la Capilla Real sobre la Catedral para poder atravesarla por la mitad y poder entrar y salir por la Puerta del Perdón a la calle de la Cárcel. Cuantas veces haga falta. En la actualidad solamente se utiliza esta servidumbre para las procesiones de los días 2 de enero y 12 de octubre, pero en el pasado ─con continuas disputas entre los dos cabildos─ sí se hizo uso de aquel derecho ancestral.
El capellán real Manuel Reyes tiene ya ultimado un libro centrado en el análisis pormenorizado de esta gran portada. Con abundancia de fotografías de calidad, al estilo del último que publicó sobre los retablos de la Capilla Real.
Los espías de Herodes en la pintura
Aunque la Biblia no especifica nada respecto de los oscuros personajes que se movieron alrededor de los Reyes Magos en Jerusalén y su viaje hasta Belén, la historia sagrada narra la gran preocupación que tenía Herodes para evitar que se hicieran realidad las tres profecías sobre el nacimiento del Rey de los Judíos (Jesucristo). Tanto Miqueas (5, 1-4) como Isaías (7,14 y 11,1-9) habían anunciado que nacería en Belén, se le pondría por nombre Emmanuel y sería descendiente de David. Temió que le quitara el trono y por eso ordenó ejecutar a todos los varones menores de dos años.
En la alta edad media se le añadió la leyenda de que la locura y violencia de Herodes le habían llevado a utilizar su red de espionaje para seguir a los Reyes Magos por el periplo dentro de Judea
En la alta edad media se le añadió la leyenda de que la locura y violencia de Herodes le habían llevado a utilizar su red de espionaje para seguir a los Reyes Magos por el periplo dentro de Judea. Y de la literatura y las predicaciones en iglesias y monasterios se trasladó a la pintura, sobre todo del Renacimiento italiano y en Centroeuropa, donde se contaba que estaban enterrados los Reyes Magos. No conozco ninguna otra obra de tipo escultórico o bajorrelieve que contenga espías como la puerta de la Capilla Real.
En el cuadro Adorazione dei re magi, del italiano Gentile de Fabriano (1423) incluyó un extraño personaje al final de la comitiva que seguía a los Magos y echaba un ojo ocultándose por encima de las cabezas. El Bosco llenó de espías y malignos su tríptico sobre la Adoración de los Reyes (1485-1500). El incluso Rubens hizo lo propio en su versión de 1609.
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