¿Quién manda en Andalucía?
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No hay dos gobiernos iguales. Se pueden parecer, pero suelen ser distintos. Y, aunque a ojos de parte de la ciudadanía, descontenta, aburrida de esta política del insulto y de la confrontación o la corrupción, en el que las respuestas no son idénticas, les puedan parecer todos iguales, en muchos casos, como ocurre ahora, son radicalmente distintos.
Los hay de derechas o muy de derechas, aunque nos traten de hacer creer que son moderados, y de izquierdas, aunque la otra izquierda, se queje de que pueden ser más atrevidos, más progresistas.
En principio, todos los gobiernos mandan en su territorio, por el poder que les confiere la legítima representación que la ciudadanía les concede en las urnas. Y el partido o partidos políticos que los sustentan, se supone, marcan las directrices de la política general a aplicar, que de la particular y propia de sus territorios, por las características especiales de cada uno, se presupone que lo marcan las regionales de las organizaciones políticas.
Por encima de todo, debe de primar el interés de la ciudadanía, tan manido por el uso hipócrita, que puede generar hasta asco, si esa máxima no se corresponde de con hechos
Por encima de todo, debe de primar el interés de la ciudadanía, tan manido por el uso hipócrita, que puede generar hasta asco, si esa máxima no se corresponde de con hechos.
Pero vivimos tiempos de fingimiento y cinismo. Días en que el autoproclamado rey del mundo, Trump llama “dictador” al presidente electo de Ucrania, Zelenski, tras obviar llamar con ese término, que sí que le corresponde, a Putin. Luego le humilla en una miserable bronca pública en el que le espeta: “Está jugando con la tercera guerra mundial”, y le echa de la Casa Blanca.
La extrema derecha española le ríe las gracias a Trump, y me preguntó que pensarán aquella masa de agricultores y ganaderos que se movilizaron con sus tractores, con el apoyo expreso de Vox, cuando los aranceles les perjudiquen gravemente
La extrema derecha española le ríe las gracias, y me pregunto qué pensará aquella masa de agricultores y ganaderos que se movilizaron con sus tractores, con el apoyo expreso de Vox, cuando los aranceles les perjudiquen gravemente. Mientras, el PP, en su extrema ofensiva por derrocar al legitimo -parece mentira que haya aún que subrayarlo- Gobierno de Pedro Sánchez, desde las tinieblas, no se atreve a importunar a Trump.
Y aquí, en España, el aún presidente valenciano Carlos Mazón, cuatro meses exculpándose, diciendo que el día de la DANA que mató a 227 personas, tras su larga comida en El Ventorro, se puso al frente de la emergencia a partir de las 19.00 horas, ahora cuenta que lo hizo a las 20.28, pero asegura que no cambia su versión como si fuéramos imbéciles. No hay caso que le iguale de negligencia, ni ejemplo más claro de que no hay dos gobiernos iguales, como tampoco nadie quisiera parecerse al Valenciano.
Así que en este contexto casi cuela como normal que las once autonomías gobernadas por el PP monten el numerito al abandonar el Consejo de Política Fiscal y Financiera y, luego, ante los medios, una algarabía, por la quita de sus deudas anunciada por el Ministerio de Hacienda
Así que en este contexto casi cuela como normal que las once autonomías gobernadas por el PP monten el numerito al abandonar el Consejo de Política Fiscal y Financiera y, luego, ante los medios, una algarabía, por la quita de sus deudas anunciada por el Ministerio de Hacienda por valor total, para todas, asciende a 83.252 millones de euros, cuando el vaticinio mayoritario, casi unánime, y la más pura lógica indican que acabarán aceptando. Pero es el PP, que previamente, mediante su presidente Feijóo, replicado luego por sus barones, monta (otro) escándalo porque es una cesión al independentismo.
Pero como nos duele Andalucía, detengámonos en el sinsentido de la Junta presidida por Juan Manuel Moreno, que juega, cada vez más, como si la comunidad estuviera controlada, a que, si no logra gobernar Feijóo, dispute su reemplazo con su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso, un ejemplo de gestión al que sigue.
Moreno quiere el dinero, pero no la quita
Andalucía, con 18.791 millones, sería la comunidad que conseguiría una condonación más elevada, el 47 por ciento de su deuda, que alcanza los 39.637,6 millones, unos 1.700 millones más que Cataluña, la tercera más beneficiada, lo que representar el 20 por ciento del total de su deuda.
Los populares andaluces vuelven a verse arrinconados en esa encrucijada entre lo que le interesa a su Gobierno en Andalucía y lo que necesita su partido en España. Pero, ¿y lo que le interesa a andaluzas y andaluces?, ¿el interés de Andalucía? Nada, ni rastro
Los populares andaluces vuelven a verse arrinconados en esa encrucijada entre lo que le interesa a su Gobierno en Andalucía y lo que necesita su partido en España. Pero, ¿y lo que le interesa a andaluzas y andaluces?, ¿el interés de Andalucía? Nada, ni rastro. Con una sanidad pública por los suelos, una mala gestión de la dependencia, o la educación, a cualquiera se le puede ocurrir que ese ahorro, nada desdeñable, podría reforzar los dinamitados pilares básicos del estado de bienestar.
En su estrategia partidista, que sigue sin rechistar lo que diga Feijóo, la única que atiende Moreno, lo tiene complicado porque cualquier decisión que adopte puede beneficiar políticamente a María Jesús Montero, ministra de Hacienda, vicepresidenta primero del Gobierno y secretaria general del PSOE-, contra quien el PP, desde antes, incluso disparan con toda clase de artillería, en una muestra de nerviosismo que antes no se le conocía.
Moreno no quiere la quita, pero quiere el dinero porque, pese a calcar los suyos el argumentario popular, “- “es una oferta trampa”, “un traje a medida para Cataluña”…- y exigir (la justa) reforma del sistema de financiación, en noviembre de 2023, el presidente andaluz exigió una cifra muy concreta 17.800 millones de euro, casi mil millones menos que lo que le ofrece, ahora, el Gobierno de España
Moreno no quiere la quita, pero quiere el dinero porque, pese a calcar los suyos el argumentario popular, “- “es una oferta trampa”, “un traje a medida para Cataluña”…- y exigir (la justa) reforma del sistema de financiación, en noviembre de 2023, el presidente andaluz exigió una cifra muy concreta 17.800 millones de euro, casi mil millones menos que lo que le ofrece, ahora, el Gobierno de España. Lo que repitió en varios medios, entonces, su consejera de Hacienda, Carolina España.
“Nosotros no podemos negarnos a una condonación de la deuda si se va a hacer para todas las comunidades autónomas. Sería absurdo negarse a algo así”, dijo hace poco más de un año Carolina España en una entrevista en Canal Sur TV.
Esta semana, un periodista le preguntó por aquellas declaraciones, pero la consejera de Hacienda respondió: “No recuerdo esas declaraciones a las que usted hace referencia, no conozco el contexto...”.
El montante de 17.800 millones que Moreno reclamó a Montero se calculó haciendo una “equivalencia” con la quita pactada entre PSOE y ERC para Cataluña: Los 16.300 millones para Cataluña equivalen a una condonación de 2.099 euros por habitante, por lo que la Junta, usando, igualmente, el último censo del INE, hizo sus cálculos.
En el entorno del presidente andaluz no solo no han ocultado el nerviosismo, sino que lo aliementan día a día, que les provoca el relevo en la cúpula del socialismo andaluz, la llegada de Montero para alterar la calma chicha de las encuestas en Andalucía, las que le dan el Centra, que siguen manteniendo la mayoría absoluta del PP
En el entorno del presidente andaluz no solo no han ocultado el nerviosismo, sino que lo aliementan día a día, que les provoca el relevo en la cúpula del socialismo andaluz, la llegada de Montero para alterar la calma chicha de las encuestas en Andalucía, las que le dan el Centra, que siguen manteniendo la mayoría absoluta del PP. “Sería muy raro pasar de la mayoría absoluta a perder las elecciones”, dijo la semana pasada Moreno, en lo que más parecía un pensamiento interior
En el entorno del presidente andaluz no solo no han ocultado el nerviosismo, sino que lo aliementan día a día, que les provoca el relevo en la cúpula del socialismo andaluz, la llegada de Montero para alterar la calma chicha de las encuestas en Andalucía, las que le dan el Centra, que siguen manteniendo la mayoría absoluta del PP. “Sería muy raro pasar de la mayoría absoluta a perder las elecciones”, dijo la semana pasada Moreno, en lo que más parecía un pensamiento interior.
Una aseveración, cuanto menos inapropiada en un discurso institucional, para aprovechar la presunta audiencia del acto de medallas del 28F, que Canal Sur, lleva desde que gobierna el PP en un show televisivo
La ciega obediencia de Moreno a Feijóo, por encima del interés de Andalucía, que pone en riesgo los 18.791 millones para Andalucía, la región más beneficiada con la quita de deuda, marcó la semana, hasta el punto que, alterado su paseo militar, es más que probable que el presidente modificara su discurso del Día de Andalucía, para elevar sus críticas al Gobierno de España y rechazar la condonación de la deuda al tachar de "ilusionismo contable" la iniciativa de Hacienda o y asegurar que "no puede aceptar algo que no resuelve ningún problema". Una aseveración, cuanto menos inapropiada en un discurso institucional, para aprovechar la presunta audiencia del acto de medallas del 28F, que Canal Sur, lleva desde que gobierna el PP en un show televisivo.
Deberse al PP y también a los más pudientes
Moreno alcanzó la Junta con el lema electoral de Bajada masiva de impuestos con el fracasado objetivo de –copiando a Madrid– atraerse a empresas y ricos que tributen en esta región, lo que le llevó a protagonizar momentos tan paradójicos como aquel en que reclamaba al gobierno central mil millones de euros para combatir la sequía mientras sus sucesivas bajadas de impuestos a los adinerados nos han hecho perder a andaluzas y andaluces justo 900 millones.
Como en la sanidad pública, en una privatización en alza, para enriquecer a la privada
O ese otro, indignante, en el que devolvió al Gobierno 119 millones de euros para guarderías públicas que se acabaron repartiendo otras comunidades, con tal de primar aquí el negocio de las privadas.
Como en la sanidad pública, en una privatización en alza, para enriquecer a la privada.
Pero dudo de quién gobierna realmente en la Junta, ante tanto pisoteo de lo que realmente interesa a Andalucía, para beneficiar exclusivamente a la estrategia de su partido, a los cálculos del presidente Moreno o al negocio de los empresarios.