El 23 de octubre de 1936 marcó un hito en la historia de España y de la diplomacia internacional, al ser nombrada Isabel Oyarzabal Smith, conocida también como Isabel de Palencia, Ministro Plenipotenciario de la legación de Estocolmo. Este acontecimiento no solo rompió barreras de género al ser la primera vez que una mujer española recibía tal nombramiento, sino que también desafió las convenciones sociales y políticas de la época, en un contexto marcado por tensiones y prejuicios.

Su educación y temprana conciencia de clase la llevaron a desafiar las normas sociales desde joven. Este espíritu inconformista la acompañaría a lo largo de su vida, manifestándose en su amplia y diversa carrera como periodista, novelista, dramaturga, traductora, actriz de teatro, folclorista, política y, finalmente, diplomática

Isabel, oriunda de Málaga y nacida en una familia de clase acomodada el 12 de junio de 1878, fue una mujer de múltiples talentos y pasiones. Su educación y temprana conciencia de clase la llevaron a desafiar las normas sociales desde joven. Este espíritu inconformista la acompañaría a lo largo de su vida, manifestándose en su amplia y diversa carrera como periodista, novelista, dramaturga, traductora, actriz de teatro, folclorista, política y, finalmente, diplomática.

Su matrimonio con Ceferino Palencia Álvarez, crítico de arte e hijo de la actriz María Tubau, en 1909, y su posterior incursión en el mundo del teatro y la literatura, marcaron el inicio de una vida dedicada a la cultura y la política. A través de su trabajo en diversos medios y su activismo, Isabel se convirtió en una voz destacada en la lucha por los derechos de las mujeres y la justicia social en España.

La decisión del Ministerio de Estado en 1936 de nombrarla Ministro Plenipotenciario en Estocolmo fue un reconocimiento a su incansable labor y su compromiso con la República Española. Sin embargo, este nombramiento no estuvo exento de controversias, enfrentándose a la resistencia del anterior embajador, Alfonso Fiscowich, quien se oponía a ser reemplazado por una mujer y, además, etiquetada peyorativamente como "roja". A pesar de estos desafíos, Isabel asumió su rol con determinación, representando a España en un momento crítico de su historia.

La estancia de Isabel en Estocolmo estuvo marcada por momentos significativos, como la recepción del personal diplomático en la Navidad de 1938, donde el rey Gustavo V de Suecia brindó por la "representante de la heroica República Española"

La estancia de Isabel en Estocolmo estuvo marcada por momentos significativos, como la recepción del personal diplomático en la Navidad de 1938, donde el rey Gustavo V de Suecia brindó por la "representante de la heroica República Española". Este gesto no solo simbolizaba el reconocimiento internacional de la lucha de España por la democracia y la libertad, sino también el respeto hacia Isabel como diplomática. Su encuentro con la escritora americana Pearl Sydenstricker Buck, Premio Nobel de Literatura en 1938 y simpatizante de la causa republicana, refleja el impacto y la relevancia de su labor diplomática más allá de las fronteras españolas.

Isabel Oyarzabal Smith, una figura emblemática de la resistencia y el exilio durante y después de la Guerra Civil Española, encarna la lucha incansable por la libertad, la igualdad y la justicia. Su vida, marcada por la guerra, el exilio y la resistencia, refleja la tenacidad y el compromiso con los ideales republicanos en un periodo convulso de la historia de España y del mundo. Este ensayo busca explorar la vida y obra de Isabel Oyarzabal, destacando su papel como corresponsal de guerra, embajadora, escritora y traductora, y cómo estos roles contribuyeron a la lucha por la causa republicana y al legado de los exiliados españoles.

El 18 de julio de 1936 se convirtió en un día clave en su vida, transformándola en corresponsal de guerra y portavoz de la España republicana en el extranjero

Nacida en Málaga en 1878, Isabel Oyarzabal se destacó desde joven por su inteligencia, su dominio del inglés y su compromiso social y político. Con el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, su vida tomó un giro dramático. Se integró en la Comisión de Auxilio Femenino, y su fluidez en inglés le abrió las puertas de la política internacional. El 18 de julio de 1936 se convirtió en un día clave en su vida, transformándola en corresponsal de guerra y portavoz de la España republicana en el extranjero. Entre octubre y diciembre de ese año, recorrió Estados Unidos, ofreciendo más de cuarenta conferencias y mítines para recabar fondos en nombre de la República. Este esfuerzo culminó con su nombramiento, como ya hemos dicho, como embajadora en la legación de España en Estocolmo, cargo que desempeñó hasta principios de 1939, cuando se exilió en México con su familia.

En 1959, a los 81 años, publicó la novela "En mi hambre mando yo", que narra episodios trágicos de la Guerra Civil en Madrid y Málaga, reflejando su compromiso con la justicia social y la lucha contra la opresión. Su vida, marcada por la dignidad y la solidaridad, se convirtió en un símbolo de resistencia y compromiso con los ideales republicanos

El exilio mexicano de Isabel Oyarzabal fue un periodo de intensa actividad literaria y periodística. Colaboró con periódicos mexicanos y revistas fundadas por republicanos españoles, como España peregrina, Romance y Las Españas. Además, realizó traducciones de autores ingleses de renombre y se dedicó a la escritura de memorias y obras literarias que reflejaban la experiencia del exilio y la lucha republicana. Su autobiografía, "I Must Have Liberty" (1940), es un testimonio sincero de su vida, marcada por sacrificios, trabajo y compromiso político. Otras obras, como "The Life of Alexandra Kollontay" y "Smouldering Freedom" (1945), amplían su legado como escritora comprometida con la causa republicana y la memoria del exilio.

En 1959, a los 81 años, publicó la novela "En mi hambre mando yo", que narra episodios trágicos de la Guerra Civil en Madrid y Málaga, reflejando su compromiso con la justicia social y la lucha contra la opresión. Su vida, marcada por la dignidad y la solidaridad, se convirtió en un símbolo de resistencia y compromiso con los ideales republicanos.

Isabel Oyarzabal murió en México en 1974, sin haber regresado a España, pero dejó un legado imborrable como defensora de los oprimidos y marginados, y como una voz poderosa de la España republicana en el exilio

Isabel Oyarzabal murió en México en 1974, sin haber regresado a España, pero dejó un legado imborrable como defensora de los oprimidos y marginados, y como una voz poderosa de la España republicana en el exilio. Su vida y obra son un testimonio de la lucha por la libertad y la justicia, y su memoria sigue inspirando a quienes creen en la importancia de defender estos valores universales. Su historia es un recordatorio de la complejidad de la lucha por la justicia social y política, y de cómo individuos comprometidos pueden dejar una huella imborrable en la historia. Su legado continúa vivo, no solo en sus escritos y en la memoria de aquellos que la conocieron, sino también como un símbolo de la resistencia contra la opresión y la lucha incansable por un mundo más justo.