'Cuerda rota'
Estados Unidos nos queda muy lejos. Cierto. Pero lo que ocurre allí acaba teniendo consecuencias en la puerta de nuestras casas. No hay más que ver cómo la locura del transgenerismo que comenzó a finales del siglo pasado en este extenso país se ha trasladado a todo el mundo desarrollado, especialmente a Europa y aquellos estados con Gobierno abiertos.
Aunque los sesudos analistas -porque la mayoría son señores- no lo quieran reconocer, las excentricidades de los demócratas con las identidades sentidas han llevado a muchas mujeres progresistas a cambiar su voto o, simplemente, a no votar por la opción que siempre fue más sensible a sus demandas
Donald Trump, ese señor con varios frentes judiciales abiertos -tres casos por resolver y uno pendiente de sentencia- ha ganado la lucha por la presidencia de su país frente a su contrincante, Kamala Harris. El candidato republicano se ha hecho con el poder tras superar en votos a una fiscal que fue el recambio rápido al actual presidente demócrata, el octogenario Joe Biden.
El estridente Donald, todo un espectáculo, ha sabido canalizar el descontento de una sociedad en la que las políticas relacionadas con las mujeres han tenido una gran importancia. Aunque los sesudos analistas -porque la mayoría son señores- no lo quieran reconocer, las excentricidades de los demócratas con las identidades sentidas han llevado a muchas mujeres progresistas a cambiar su voto o, simplemente, a no votar por la opción que siempre fue más sensible a sus demandas.
Es muy interesante la lectura de la carta que Kara Dansky, una feminista que trabajó en varias campañas presidenciales en apoyo a los demócratas, ha dirigido a Kamala Harris. En ella relata cómo coincidió con la fiscal en distintas ocasiones y cómo ha seguido su evolución desde aquella senadora por California que luchaba por los derechos de las mujeres basados en el sexo hasta la candidata que hemos podido ver recientemente felicitando al activista transgénero Dylan Mulvaney por cumplir ‘365 días de niña’, después de haber sido toda su vida el varón que nació. “Sé que sabes que las mujeres son mujeres. No hay mujeres hombres”, señala Dansky en su misiva en la que también pide a Kamala Harris que pida disculpas a las mujeres y a las niñas por esa carta “absolutamente vergonzosa” que envió a Mulvaney.
“Sé que sabes que las mujeres son mujeres. No hay mujeres hombres”, señala Dansky en su misiva en la que también pide a Kamala Harris que pida disculpas a las mujeres y a las niñas por esa carta “absolutamente vergonzosa” que envió a Mulvaney
Aunque no quieran reconocerlo abiertamente, la deriva posmoderna de los demócratas en Estados Unidos -donde Biden nombró al frente de la Secretaría Adjunta de Salud a Richard Leland Levine, un médico y pediatra casado y con dos hijos que en 2011 decidió llamarse Rachel al considerarse una mujer- ha sido, junto a otras circunstancias, decisiva para la pérdida de votos entre las mujeres. No se puede aguantar tanto sin que tenga ningún coste. Y, a pesar de mostrarse bastante reticentes ante este hecho, lo cierto es que algunos demócratas ya están cambiando de opinión. Los representantes de Nueva York y Massachusetts, Tom Suozzi y Seth Moulton, respectivamente, ya han reconocido que Trump cosechó un gran éxito al criticar la presencia de varones biológicos en las categorías deportivas de las mujeres. “Los demócratas tienen que dejar de complacer a la externa izquierda” ha asegurado Suozzi a The New York Times. “No quiero discriminar a nadie, pero no creo que los niños biológicos deban jugar en deportes de niñas”, manifestó.
La derrota de los demócratas en Estados Unidos ya está siendo analizada con claves feministas en otros países que pronto llamarán a su ciudadanía a las urnas. Es el caso de Australia. Las mujeres están realmente enfadadas por la inclusión de varones biológicos en las categorías deportivas femeninas y este asunto le ha costado muchos votos a Kamala Harris, explica la senadora del Partido Liberal Claire Chandler.
Es el caso de Australia. Las mujeres están realmente enfadadas por la inclusión de varones biológicos en las categorías deportivas femeninas y este asunto le ha costado muchos votos a Kamala Harris, explica la senadora del Partido Liberal Claire Chandler
Lo que acaba de materializarse en Estados Unidos y las previsiones que han puesto sobre la mesa algunos partidos políticos en Australia se unen a la dimisión que protagonizó la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, en febrero de 2023 tras las críticas recibidas por la aprobación de la ley que rebajaba la edad para poder cambiarse el sexo registral a los 16 años sin ningún informe médico (al igual que lo hace la ley española). Vayan tomando nota.
El mensaje en redes sociales de Sall Grover, la escritora australiana creadora de la aplicación Giggle, exclusivamente para mujeres, ha registrado casi 50.000 reproducciones en pocas horas. “Si votas por un político que miente diciendo que los hombres pueden ser mujeres, estás votando por un político que te mentirá sobre absolutamente todo, porque ya te ha puesto a prueba con la mentira más obvia”, reflexiona. Grover presentó hace unas semanas una apelación contra el tribunal que falló a favor de Roxanne Tickle, una persona transgénero que denunció a la creadora de la aplicación por discriminación al no admitir a varones biológicos autodeterminados mujeres en Giggle.
En los próximos años es posible que se empiece a ver cómo algunas formaciones políticas comienzan a recular ante la posibilidad de ver peligrar sus gobiernos
Han tensado tanto la cuerda que, definitivamente, se ha roto. En los próximos años es posible que se empiece a ver cómo algunas formaciones políticas comienzan a recular ante la posibilidad de ver peligrar sus gobiernos. O, antes de que el estallido social sea ya imparable porque se están dejando ver tantas costuras sobre este asunto que nos estamos quedando ya sin traje.
Un sólo apunte más. La provincia canadiense de Columbia Británica ha promulgado una ley para impedir que delincuentes peligrosos, incluidos los agresores sexuales de menores, cambien sus nombres legales. Los activistas trans exigen que se derogue la ley, alegando que perjudica a las personas transgénero. Traguen agua para digerirlo bien.