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La familia López Mingorance, símbolo de la masacre del Carrizal

Blog - Foro de la Memoria - Juan I. Pérez - Sábado, 22 de Agosto de 2020
Recuperamos la historia de la familia López Mingorance, cinco de cuyos miembros fueron asesinados por los fascistas en la Guerra Civil y la posguerra. El padre, teniente de alcalde socialista de Lanjarón, y sus dos hijos mayores yacen en el Barranco del Carrizal, otro fue asesinado en Torvizcón y el quinto fusilado en el cementerio de Granada.
Placa que recuerda que el Barranco del Carrizal es Lugar de Memoria.
P.V.M.
Placa que recuerda que el Barranco del Carrizal es Lugar de Memoria.
Las obras ilegales en el Barranco del Carrizal, que no contaban con el obligado permiso de la Consejería de Cultura de la Junta al ser Lugar de Memoria, han vuelto a poner de relieve uno de los parajes de terror y represión del franquismo, situado en el corazón de la Alpujarras. Seguimos la historia de los López Mingorance para explicar la magnitud de las matanzas que los fascistas perpetraron en estos parajes de Órgiva. Para que nunca se olvide, para que nunca se repita.

Fiel a su compromiso con la Memoria Histórica y Democrática, El Independiente de Granada ha liderado, desde el inicio, la información que desveló el pasado 4 de agosto sobre el inicio de obras en el Barranco del carrizal, que ponían en riesgo el Lugar de Memoria. Hasta que finalmente las obras fueron paralizadas, este diario ha publicado una docena de minuciosas informaciones, -hasta en cuatro ocasiones ha visitado las obras ilegales- algunas replicadas por otros medios locales y nacionales, como la última de ellas: “Cultura exige que un arqueólogo vigile las obras en El Carrizal para garantizar que no alteran fosas de víctimas del franquismo”.



Este diario seguirá vigilante para que se cumpla la Ley de Memoria.

Manuel, el menor de los siete hermanos y único de los varones de la familia López Mingorance que sobrevivió a Franco y no fue asesinado por sus seguidores, celebró la muerte del innombrable de dos formas: primero, se afeitó el bigote, como había prometido hacer cuando desapareciese el dictador. Luego, en su taller de coches de Granada, soldó dos tubos a modo de cruz y sobre la matrícula de un viejo Gordini escribió algo con pintura blanca y se fue derecho para El Carrizal.

"Hoy 15-9-1944. A mi madre querida: ¿Cómo estás, vieja? Llorando mucho ¿verdad? Es claro, lo único que te faltaba para completar la suma de tus dolores era tener un hijo condenado a muerte y ya lo tienes. Pero haces mal con llorar tanto, tienes que ser fuerte una vez más en tu vida y pensar que nunca brilla tan claro el sol como después de la tormenta. Ese sol está ya muy cerca, pues pronto seré conmutado y en fecha no muy lejana me tendrás a tu lado para todo el resto de tu vida…”

A finales de noviembre de 1975, a un par de metros de una curva de la carretera entre Lanjarón y Órgiva, Manuel protagonizó probablemente el primer acto sobre el terreno de Recuperación de Memoria de víctimas republicanas de la Guerra Civil en Granada

Allí, a finales de noviembre de 1975, a un par de metros de una curva de la carretera entre Lanjarón y Órgiva, Manuel protagonizó probablemente el primer acto sobre el terreno de Recuperación de Memoria de víctimas republicanas de la Guerra Civil en Granada, con excepción de los homenajes a Lorca en el Barranco de Víznar.

Y allí sigue la cruz, dedicada a la memoria de su padre Manuel López López y familia, al pie de un barranco donde el catedrático y cronista de Órgiva, Juan González Blasco, aseguró que puede haber enterrados en seis fosas entre cuatro mil o cinco mil republicanos granadinos y malagueños, muchos aniquilados durante la Desbandá, y otros muchos, por la brutal represión franquista en la Alpujarra.

Manuel López López, electricista, mecánico, socialista, republicano y teniente de alcalde de Lanjarón fue fusilado en ese mismo paraje. Pero minutos antes de su asesinato, había muerto ya: antes de la ejecución, uno de los miembros del pelotón se dirigió a él y le dijo: “Primero fusilaremos a tus hijos para que los veas morir”.

Félix y Antonio, republicanos como su padre, habían huido a los montes de Lanjarón cuando a los pocos días del golpe militar partidas de la Guardia Civil y grupos de falangistas armados se hicieron con el control del pueblo y de buena parte de la Alpujarra y aplicaron el terror. También abandonaron la casa sus hermanos José María y Miguel en dirección al Levante. El primero logró llegar a Almería, pero el segundo cayó preso en Torvizcón.

"…Es cierto que nada podrá borrarte en tu corazón de madre y esposa el dolor de aquellos que se fueron para no volver, pero aún puedes endulzar un poco los últimos días de tu vida viendo felices a tus hijos y tus nietos. ¡Verás qué a gusto vamos a vivir cuando rehagamos el hogar que un día destrozó la tragedia!…"

Mientras los hermanos se ocultaban precipitadamente en la sierra, el padre fue detenido en el Ayuntamiento de Lanjarón. Antes de ser conducido a la prisión de Granada, su mujer, Dolores Mingorance, se presentó en el Ayuntamiento y pidió que al menos le diesen el retrato de su marido. La foto acabó pisoteada por el suelo; luego saquearon su casa y el taller mecánico de la familia.

A los pocos días, los hermanos mayores, Antonio y Félix, decidieron regresar a Lanjarón con la ingenua creencia de que, como nada habían hecho, nada tenían que temer. Acabaron encarcelados en la prisión de Granada junto a su padre. 

A los pocos días, los hermanos mayores, Antonio y Félix, decidieron regresar a Lanjarón con la ingenua creencia de que, como nada habían hecho, nada tenían que temer. Acabaron encarcelados en la prisión de Granada junto a su padre. De allí partieron cuando no había despuntado el alba del 11 de agosto de 1936 en uno de los siete camiones que Dolores Mingorance contó cuando pasaron por Lanjarón camino del Carrizal. Creyó ver a su marido entre los que iban a morir. El honrado político, padre y mecánico y sus dos hijos mayores fueron sepultados en cal viva junto a una higuera del barranco, no muy lejos de donde Manuel colocó la cruz en 1975.

Muchos fueron testigos de los fusilamientos masivos del Carrizal. González Blasco, autor de ´Órgiva, hitos de su historia´, habla de un niño que pastoreaba por la zona con su rebaño de cabras. Simón Pérez Rodríguez recuerda que a diario pasaba un camión lleno de criaturas, “…con 70 u 80 personas, procedentes de pueblos de la Alpujarra. Al rato se oía el tiroteo de las pistolas. Así un día y otro. Hay miles y miles de personas fusiladas y también otras personas que vivían en Las Barreras pueden dar fe de ello”.

"…No llores más. Mírame a mí, que condenado a muerte, miro la vida con mayor optimismo y sufro con resignación todas las amarguras de la suerte. Cuídate todo lo posible para que puedas cruzar el valle del dolor por el que atraviesas hace ocho años; al fin y al cabo, solo los que sufren pueden gozar plenamente de la dicha, cuando la dicha llega…"

No fue mejor la suerte que corrieron los otros dos hermanos López Mingorance. Miguel, que dejó dos hijos pequeños y una mujer que acabaría internada en el Hospicio, fue asesinado el 27 de agosto del 36 en Torvizcón en circunstancias poco claras; unos dicen que fue fusilado, mientras otros sostienen que alguien próximo a la familia lo apuñaló en los calabozos.

Entre otras víctimas asesinadas en El Carrizal existe confirmación de una orgiveña llamada Nicolasa, madre de once hijos, ejecutada junto a su marido y su hijo mayor.

También la de un hombre que en el fusilamiento junto a otros republicanos quedó con vida. Manchado de sangre le creyeron por muerto y se escapó del lugar por el paraje de La Chuca.

Como no conocía el terreno tuvo la mala fortuna de preguntar a unos nacionales, que le detuvieron. El hombre fue paseado con una soga al cuello por Órgiva y en el cementerio gritó: "Qué he hecho yo para esto. Tengo nueve hijos". Después lo amarraron, lo echaron a la zanja y lo acribillaron a tiros. Imagen extraída de un vídeo del PSOE de Órgiva en el que se localizan las seis fosas del Barranco.
Mientras, José María logró llegar a Almería, donde se integró en el Ejército Republicano. Fue secretario de las Juventudes Libertarias de Andalucía y desde entonces todos le llamaban Germinal. Brillante orador, Germinal, que juró venganza por todo lo que habían hecho a su familia, resultó herido en un pie en una refriega con los sublevados durante el cerco de Almería. Se enamoró de la joven enfermera que le cuidó y su fue a vivir con ella.
 
Purificación López Mingorance al año siguiente de la ejecución de su hermano Germinal  se marcha a Barcelona donde desarrolla una intensa vida política en la clandestinidad contra la dictadura. En diciembre de 1946 fue detenida en Barcelona en una redada contra una imprenta clandestina, de la que se encargaba con su compañero Francisco López Ibáñez. En 2004 solicitó a varias instituciones, que nunca le contestaron, la investigación y exhumación de su padre y hermanos fusilados y enterrados en el Barranco de El Carrizal. Murió el 24 de mayo de 2007 en Barcelona (Cataluña). En 2010 su testimonio fue recogido en el libro 'Pioneras y revolucionarias. Mujeres libertarias durante la República, la Guerra Civil y el Franquismo' de Eulalia Vega. 

Vivió meses emparedado en un pequeño zulo en la casa que compartió con aquella enfermera al término de la Guerra Civil. No salía de allí. La mujer, hija de un militar rebelde de alto rango, convenció a Germinal para que confiase en las influencias de su padre, que tenía amigos en el entorno de Franco. José María accedió y acabó en la cárcel de Alicante.

"…Imagínate que estás en tu casa, sin trabajar más, rodeada de tus hijos y tus nietos, sin preocupaciones económicas y con todo lo necesario para vivir bien y estarás viendo la vida que yo pienso darte el día feliz en que me reúna con vosotros. ¿No te alegrará algo el oírte llamar abuelita y verte querida y agasajada por todos, incluso, hasta por aquellos que un día te despreciaron y huyeron de vosotros como de perros sarnosos?…"

Dolores, la madre de los López Mingorance, se fue con su hijo Manuel a Motril –zona republicana– tras los fusilamientos del Carrizal, mientras sus dos hijas, Pura e Isabel, fueron detenidas y recluidas en Torres Bermejas y luego trasladadas a la Prisión Provincial. “Todavía estáis aquí. Veremos a ver mañana”, se mofaban las carceleras de las dos hermanas, que, finalmente saldrían, con vida de la cárcel con su hermana.

La familia al completo en una imagen de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH)

Lo que quedaba de la familia encontró acomodo en la casa de una modista de la calle San Matías y luego alquiló una propia en el Realejo. Desde allí, Dolores se trasladaba frecuentemente hasta la prisión de Alicante para ver a Germinal. El reo daba instrucciones a su madre para que hablase con amigos bien posicionados, en un intento de salvar la vida. Las gestiones dieron como fruto el traslado de Germinal a la cárcel de Granada, donde recibía visitas de su familia y desarrolló una desgarradora relación epistolar con su madre.

La última carta

"…¿Quién te ha dicho que la dicha no vuelve? Pues claro que vuelve y volverá para ti. ¿Pues no es dicha el que nos llamen santos los que antaño nos llamaron demonios? ¡Madre idolatrada! Yo tengo mucha fe, mucha, en la Providencia y sé que un día ha de llegar muy pronto en que yo te veré llorar de alegría. Ese día será el más grande de mi vida. Mientras tanto, conténtate con saber que tienes un hijo que te quiere más que a nada en el mundo y que espera demostrarte su cariño sin límites dentro de muy poco. Que Dios lo permita. Muchos besos para los niños y abrazos para ti…"

Germinal firmó esta carta, su última carta, en septiembre de 1944, desde la Prisión Provincial de Granada. Su madre y las hijas lograron en Motril un certificado que, según entendieron, debía ser el salvoconducto definitivo para excarcelarlo. Se apresuraron a presentarlo en el presidio de la Carretera de Jaén, pero cuando llegaron era demasiado tarde. “Va camino del cementerio”, les dijeron. Las mujeres de la familia López Mingorance se desmoronaron.

Antigua Prisión Provincial de Granada, Lugar de Memoria.

Sólo las hermanas fueron capaces subir a la colina de la Alhambra. Allí encontraron semienterrados a un grupo de presos recién fusilados. El pelotón pidió a las víctimas que se diesen la vuelta, pero él quiso morir de frente mirando a los ojos de sus verduhos aquel 25 de enero de 1945. La pierna de Germinal, la que hirieron durante el cerco de Almería, sobresalía de la tierra; así pudieron identificarlo y enterrarlo dignamente junto a uno de sus compañeros de infortunio.

La madre de Germinal fue enterrada junto a su hijo en 1959. La desgracia la había consumido hasta tal punto que, en el momento de su muerte, medía poco más de un metro de altura.

Esta historia fue contada en prensa por primera vez por los periodistas Santi Sevilla y Álvaro Calleja en la serie de 13 trabajos reunidos bajo el título Memoria recuperada, publicadas en la desaparecida La Opinión de Granada, que le valieron el Premio Andalucía de Periodismo en su XXIV edición. Aquel espléndido reportaje, titulado 'Los Pérez, símbolo del Carrizal', sirve de referencia para el publicado en esta sección de El Independiente de Granada. Gracias a los dos excepcionales periodistas por marcar el camino.

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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboración con  y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.

Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, estos son los reportajes del Foro de la Memoria:

​Puedes consultar los reportajes de la primera temporada del Foro de la Memoria en los siguientes enlaces:

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Imagen de Juan I. Pérez

Sus primeras crónicas se publican, mientras estudia Filología Hispánica, en El Telegrama de Melilla o en la edición Melilla de El Diario de la Costa del Sol y se escuchan en Antena 3 Radio. En la Universidad Complutense se licencia en Ciencias de las Información y obtiene la Suficiencia Investigadora. En Madrid trabaja en Europa Press y lidera la publicación, junto a otros autores, de El Manual del Estado Español (1994, Ediciones Lama).En Granada, permanece nueve años en la Delegación de la Agencia Efe, que abandona para incorporase como subdirector a Granada Hoy. En CajaGranada ha sido director de Comunicación y trabajó en su Obra Social. Es director de Proyectos de Geepp Ediciones.

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