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‘Posmolerdismo’

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 5 de Octubre de 2023
Imagen extraída de las redes sociales.

Definitivamente, estamos perdiendo el juicio. O quieren hacer que lo perdamos, que no lo es lo mismo. Y hay que decir que no estamos en disposición de engañar a nuestros sentidos, ni al común ni a los cinco habituales con los que nacemos. Y para ello, propongo en este artículo una prueba de agudeza visual. No vayan al final de estas líneas antes de mirar bien la fotografía que lo acompaña. ¿Cuántas personas ven en ella? ¿Serían capaces de definir cuántos hombres y cuántas mujeres? Si se han guiado por sus sentidos, obviamente habrán concluido que en ella hay dos hombres y una mujer. Error. Vuelvan a mirarla de nuevo. Quizás, habrá quienes se aventuren con otras combinaciones tirando de imaginación y de las identidades sentidas. Les doy la solución. Al parecer hay un hombre, una mujer y una persona no binaria, es decir, alguien que no es hombre ni mujer porque no se identifica con ninguno de los dos sexos. Y, con esta definición, podría ser cualquiera de las tres. Huelga decir que, observando los cuerpos, especialistas en urología o ginecología lo tendrían clarísimo.

Que nos perdonen todos los unicornios del universo porque esto es un embrollo. Marcos Ventura ha denunciado a la escritora Lucía Etxebarría porque en su perfil de Twitter (ahora X) preguntó a la comunidad si en la foto de esta persona veían a un hombre o a una mujer

La persona que se sitúa a la izquierda se llama Marcos Ventura Armas y se define como persona trans no binaria. Que nos perdonen todos los unicornios del universo porque esto es un embrollo. Marcos Ventura ha denunciado a la escritora Lucía Etxebarría porque en su perfil de Twitter (ahora X) preguntó a la comunidad si en la foto de esta persona veían a un hombre o a una mujer. Y, aunque el mensaje se lanzó a la red social en 2020, Marcos se ha acordado ahora. En este momento parece que se autoidentifica como mujer y, claro, se ha ofendido. En cambio, no le molestó que, en el mismo año en el que la reconocida escritora lanzó su tuit, el Ayuntamiento de La Guancha (Santa Cruz de Tenerife) le presentara como secretario municipal. Tampoco tuvo inconveniente alguno en llamarse a sí mismo inquilino y funcionario hace veinte días en su perfil de Facebook para buscar un piso en alquiler.

Marcos Ventura militó durante diez años en el PSOE donde fue Secretario para Iberoamérica de las Juventudes Socialistas, Secretario de Política Institucional y Secretario de Ideas y Programas en Canarias. Actualmente, se define como activista por los derechos de las personas LGTBI. Y entre concentración y concentración, charlas y actos públicos le ha dado tiempo a que su abogado redacte una demanda contra Lucía Etxebarría de 500 folios en la que, sin posibilidad de conciliación, solicita una indemnización de 11.000 euros porque entiende que el mensaje de la escritora supuso para su persona “acoso y escarnio público”.

Sin duda, Marcos Ventura ha tardado más en asumir el daño causado por un mensaje en el que la afamada escritora preguntaba a la comunidad sobre su sexo  –recordemos que el mensaje se difundió en 2020- que el tiempo transcurrido entre la recepción de la demanda por parte de Etxebarría y la consecución de los 7.000 euros que necesita para abordar el proceso judicial recaudados a través de un crowfunding en sólo 24 horas.

No es la primera profesional denunciada por expresar libremente su opinión desde que el delirio trans se instaló en nuestro país. Recordemos que la psicóloga sevillana Carola López Moya también fue denunciada por otro mensaje en redes sociales y el caso fue archivado

No es la primera profesional denunciada por expresar libremente su opinión desde que el delirio trans se instaló en nuestro país. Recordemos que la psicóloga sevillana Carola López Moya también fue denunciada por otro mensaje en redes sociales y el caso fue archivado. Fuera de nuestras fronteras, reputadas profesionales como  la investigadora Maya Forstater o Denise Fahmy -alta ejecutiva del Arts Council England (Consejo de las Artes de Inglaterra)- han conseguido que los tribunales les den la razón cuando afirman que los hombres no pueden ser mujeres. La española Laura Favaro ha denunciado también a la City University de Londres al ser despedida de su trabajo tras presentar el resultado de la investigación para la que fue contratada por la propia institución académica con el objetivo de estudiar las guerras de género en la universidad. A la institución no le gustaron las conclusiones en las se mostraba el terror del profesorado a disentir de los postulados transgeneristas por el miedo a que sus trayectorias profesionales fueran congeladas, perder los fondos para el desarrollo de sus proyectos de investigación o, incluso, quedarse sin empleo.

Marcos Ventura ha decidido sumarse a esa bolsa de personajes indescriptibles que piensan que, con una demanda a una persona conocida, conseguirá que su nombre pase a la historia fagocitando una pizca de la fama de la persona demandada para presentarse en su organización transactivista con laureles

Marcos Ventura ha decidido sumarse a esa bolsa de personajes indescriptibles que piensan que, con una demanda a una persona conocida, conseguirá que su nombre pase a la historia fagocitando una pizca de la fama de la persona demandada para presentarse en su organización transactivista con laureles. Y, aunque pierda –que será lo previsible- guardará con esmero los posibles recortes de prensa en un álbum multicolor para repasarlos detenidamente mientras su militancia en el no binarismo le va colocando allí o allá y escribe artículos en los que no duda en insultar a las feministas calificándolas de TERF. Porque, claro, a ellas sí se las puede descalificar sin miedo a ser demandado.

Y, al final, queda lo de siempre porque esto de las identidades sentidas no es más que otra vuelta de tuerca más de un patriarcado que quiere a las mujeres calladas. El posmodernismo, al que se ha abonado rápidamente la izquierda por creer que es muy avanzado, es sólo ‘posmolerdismo’.

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.