'Restar'
En el colegio nos enseñan a sumar, restar, multiplicar y dividir como parte de nuestros primeros pasos en el aprendizaje de las matemáticas. Cada uno de estos procesos tiene una connotación clara pero, con el paso del tiempo y la maduración natural de nuestro cerebro junto a la experiencia vital, acabamos dándonos cuenta de que no todo es lo que parece. Sumar deja de ser siempre añadir, restar no siempre es negativo, multiplicar no significa tener más de algo y dividir no conlleva en todas las ocasiones repartir.
Y esto es lo que está pasando con uno de los partidos políticos que se presenta a las próximas Elecciones Generales del 23 de julio que ha optado por denominarse con el término matemático que conlleva la acción y el efecto de agregar
Y esto es lo que está pasando con uno de los partidos políticos que se presenta a las próximas Elecciones Generales del 23 de julio que ha optado por denominarse con el término matemático que conlleva la acción y el efecto de agregar. La formación liderada por Yolanda Díaz parece haber fijado sus propuestas para las mujeres en todo aquello que suma abandonos de seguidoras, resta credibilidad al proyecto, multiplica el enfado de las feministas y divide los restos de una izquierda desnortada que abraza la posmodernidad como una tabla de salvación perfectamente agujereada. Sumar sólo suma reacciones en contra.
En medio de la lucha de las feministas contra las corrientes reaccionarias que tienen en la identidad de género su máxima expresión, la lideresa de Sumar decide dar una bofetada a todas las mujeres y nombrar a Elisabeth Duval portavoz de ‘Feminismos’. Le petit philosophe de 23 años, que tiene sillón fijo en algunos programas de televisión donde alardea de sus ensayos, escritos y sus estudios en La Sorbona con una verborrea insufrible, es un varón biológico autoidentificado mujer. En resumen, lo de siempre. Los hombres explican cosas a las mujeres. Y ya lo dijo en su día Carla Antonelli –otro hombre biológico en las listas de Sumar autoidentificado- “la mejor mujer, un varón".
El tema no podría haber levantado más ampollas y si algunas mujeres habían caído en la trampa de volverse a inmolar-una vez más- ante el argumento del terror de un Gobierno formado por la derecha de Feijoo y la ultraderecha de Abascal, las dudas empiezan a disiparse
El tema no podría haber levantado más ampollas y si algunas mujeres habían caído en la trampa de volverse a inmolar-una vez más- ante el argumento del terror de un Gobierno formado por la derecha de Feijoo y la ultraderecha de Abascal, las dudas empiezan a disiparse. El Feminismo se debate entre los que niegan a las mujeres (Sumar y la izquierda en conjunto) y los que quieren mandarlas a casa a fregar, parir y cuidar a la prole (toda la derecha). Plataformas como el Movimiento Feminista de Madrid ya ha pedido el voto nulo. El mal menor ya no es una opción.
Y claro, como quienes están al frente de los ‘feminismos’ –varios, diversos, inclusivos, decoloniales, antiespecistas, ecologistas, antiburgueses, racializados…- no saben definir qué es ser una mujer (animamos a profesionales del periodismo que siguen los actos de campaña a que realicen esta sencilla pregunta a los progres posmodernos de la izquierda) ya nos vamos enterando de sus propuestas. Por supuesto, nunca pensadas desde todas las desigualdades que atraviesan a casi el 52% de la población formada por personas de sexo femenino, sino desde las cabecitas de hombres que nunca van a ser obligados a un matrimonio infantil forzoso, captados por una red de trata para la prostitución, cubiertos desde temprana edad por un hiyab, sometidos a violencia obstétrica y abortos clandestinos con peligro de muerte o contratados para el alquiler de sus vientres.
Ya sabemos que en el programa electoral de Sumar se propone la puesta en marcha de un teléfono para “hombres en crisis”, una línea para que los pobrecillos, abrumados por el deseo incontenible de maltratar y matar mujeres, sean convencidos de que eso está mal
Ya sabemos que en el programa electoral de Sumar se propone la puesta en marcha de un teléfono para “hombres en crisis”, una línea para que los pobrecillos, abrumados por el deseo incontenible de maltratar y matar mujeres, sean convencidos de que eso está mal. No sabemos si le habrán dado ya el número a aquel del “divorcio duro” al que aludía Feijoo o al que hace sólo unos días mató a su esposa e intentó hacer lo mismo con sus tres pequeños a los que intentaba ahogar en el Ebro. No es de extrañar que las mujeres, especialmente las víctimas de violencia machista, estén escandalizadas. La sensación general es que se están riendo de nosotras. Y, lo único que queda, es desear que el teléfono no comunique.
Y para atraer a más mujeres a su electorado no se les ha ocurrido otra cosa que el maravilloso kit para las “amigas” de Sumar. Lo sentimos mucho, señores, no hay kit para “amigos” ni para “amigues”. Todo de un rosita chicle espectacular compuesto de una camiseta, una bolsa de tela con la imagen de la lideresa, una visera, unas gafas de sol, una botella y un balón de playa. Su visión retrotrae a aquellos regalos de pósteres gigantes de cantantes del momento como los de la revista Super Pop, una publicación dirigida, especialmente, a las adolescentes que alcanzó su pico de ventas en la década de los 90. El nivel de infantilización con el que tratan a las mujeres es aterrador. “¡Convence a cuatro amigas, regístrate en la web y recibirás el kit de campaña!” reza el tuit de lanzamiento. ¿Pero a quiénes se creen que están hablando?
El kit cuqui adolece de algo más personal, cualquier abalorio brilli brilli del gusto de las nuevas mujeres o algún reclamo que recuerde que es la opción electoral de Irene Montero y su amiga Pam. Quizás así, la feligresía de Podemos también les vote.