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'A ritmo de batucada'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 2 de Diciembre de 2021
Mossos d'Esquadra impiden que una marcha 'trans' se enfrente en Barcelona, el pasado 26 de junio, con una marcha feminista.
Vía redes sociales
Mossos d'Esquadra impiden que una marcha 'trans' se enfrente en Barcelona, el pasado 26 de junio, con una marcha feminista.

Hace ya muchos años que desapareció aquel político gallego que aseguraba, con voz rotunda, que la calle era suya. Ese señor, que llegó a ser ministro y vicepresidente del Gobierno y del que siempre se recordará su máxima, promulgó una nueva Ley de Prensa en 1966 para sustituir el terrorífico Decreto Serrano de 1938 que había convertido la información de los periódicos en notas gubernamentales para mayor gloria de la dictadura franquista. Aquella nueva Ley, que en principio supuso un respiro para los medios de comunicación, contenía también su propia trampa. El artículo 2 reconocía el derecho a la libertad de expresión sin más restricciones que “las impuestas por las leyes”. Y a partir de este punto, la retahíla de limitaciones no tenía fin.

Y, en medio del recuerdo y el dolor por las víctimas, sonaban las batucadas y, en lugares como Barcelona, micrófono en mano sobre una carroza y música festiva, todo parecía ser júbilo y diversión. Incluso, un grupo en formación parecida a las habituales de las majorettes, desfilaba bailando y animando a las manifestantes

Hoy, afortunadamente, la calle ya es de la ciudadanía. Sin embargo, no todo vale. El pasado 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres, las ciudades se llenaron con manifestaciones en las que se reclamaban políticas eficaces para terminar con los asesinatos de mujeres mientras pancartas y participantes recordaban, con insistencia, las 1.118 mujeres asesinadas desde 2003 hasta 2020 a las que hay que sumar las 37 de este año. Y, en medio del recuerdo y el dolor por las víctimas, sonaban las batucadas y, en lugares como Barcelona, micrófono en mano sobre una carroza y música festiva, todo parecía ser júbilo y diversión. Incluso, un grupo en formación parecida a las habituales de las majorettes, desfilaba bailando y animando a las manifestantes.

No es respetuoso recordar así a las víctimas. Las familias y amistades de estas mujeres asesinadas no se merecen que sus nombres formen parte de una perfomance, que la cita para denunciar este grado de violencia pase a ser una escusa para calentar motores a ritmo de batucada y terminar de cervezas en cualquier bar cercano. ¿Qué pintan las batucadas, los bailes y la fiesta en esta fecha en la que se denuncian asesinatos?

Presiento que algunos, algunas y “algunes” parecen confundir los desfiles con las manifestaciones, las carrozas del Día del Orgullo con la protesta por los asesinatos constantes de mujeres a manos de hombres con los que un día compartieron sus vidas. O, simplemente por pertenecer a ese 52% de la población tan discriminado. Bailar a ritmo de batucada y cantar dirigidos por una maestra de ceremonias subida a una plataforma móvil no es una opción si de lo que se trata es de poner sobre la mesa la pasividad de los responsables políticos ante el goteo constante de víctimas. Es frivolidad. No es feminismo. Y, como dice Nuria González, es lo que contenta al patriarcado.

Tampoco es de recibo que, una vez más, feministas que acudieron a estas convocatorias para reclamar al Ministerio de Igualdad algo más que mensajes en twitter, fueran de nuevo agredidas por manifestantes pertenecientes al colectivo trans a los que parece molestarles mucho las pancartas en las que puede leerse lo obvio, que el sexo existe y que ser mujer no es un sentimiento

Tampoco es de recibo que, una vez más, feministas que acudieron a estas convocatorias para reclamar al Ministerio de Igualdad algo más que mensajes en twitter, fueran de nuevo agredidas por manifestantes pertenecientes al colectivo trans a los que parece molestarles mucho las pancartas en las que puede leerse lo obvio, que el sexo existe y que ser mujer no es un sentimiento. Esos seres de luz violentos, tan “oprimides”, llevan ya mucho tiempo intimidando a las feministas en la calle, rompiendo sus pancartas, ejerciendo violencia contra quienes defienden que las mujeres son las hembras de la especie humana. El pasado 26 de junio, los Mossos d’Esquadra tuvieron que proteger a las feministas que se manifestaban en la Plaza San Jaume de Barcelona de un grupo de transactivistas convocados para cargar contra las manifestantes.

Hace no mucho tiempo, una de las proclamas más coreadas por el partido político que alienta el transactivismo era que el miedo había cambiado de bando. Y tenía razón. Como aquel ínclito político que aseguraba que la calle era suya, inundando el espacio público de miedo para que nadie pudiera ocuparlo con proclamas contrarias a la dictadura, los violentos y violentas que defienden el transgenerismo quieren hacer lo mismo y expulsar a las feministas de las manifestaciones sobre la base del miedo a ser golpeadas. Y como aquel gallego, quieren de nuevo silenciar. La Plataforma Trans ha pedido al Ministerio del Interior y la Fiscalía General del Estado que “actúe contra la transfobia en redes sociales”. Es decir, que cancele cuentas o denuncie a quienes ellos consideren por decir la verdad, que la biología es tozuda, que nuestra especie es binaria y que los cromosomas mandan. La Constitución consagra la libertad de expresión, pero no se la han leído todavía. Por si no encuentran en el texto el párrafo, aquí va una pista. Es el artículo 20.

 

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.