El tranvía de la Sierra vuelve a funcionar
Perdonen si al leer el titular de esta columna ustedes han pensado que va a volver a funcionar el tranvía que puso en marcha el duque de San Pedro de Galatino y que iba desde Granada al Balcón del Maitena. Ojalá, pero no es eso. Se refiere el titular a una anécdota que me pasó el otro día. Verán. Estoy impartiendo una conferencia en la que relato las noticias más importantes que se han dado en Granada en los últimos 80 años. En la conferencia pongo una foto referente a una noticia antigua de Granada y que, de alguna forma, impactó mucho en la sociedad granadina: el día en que nos visitaron Eva Duarte o el Papa, el día en que reventó el Darro, el día en que un terremoto mató a varias personas en Albolote… Cuando pongo una fotografía del mítico tranvía de la Sierra, todo el auditorio suspira y hace comentarios en voz baja. En la última conferencia casi todos los asistentes me dijeron que sentían una enorme nostalgia por aquel tranvía en el que la mayoría se había montado alguna vez. El titular que más apena a los asistentes no es el de las desgracias que haya causado cualquier desastre natural, porque eso, al fin y al cabo, entra dentro de lo previsible, sino el que dice “El tranvía de la Sierra deja de funcionar”, que salió en el periódico Patria el 20 de enero de 1974. Al terminar la conferencia siempre pregunto a los asistentes cuál es el titular sobre Granada que le gustaría leer en los periódicos del futuro (si es que los periódicos tienen futuro). Hay de todo, desde aquellos que quieren que el Granada gane un año la ‘Championlí’ a los que querrían que la Alhambra llegara a los cinco millones de visitantes. Pero un día una señora se levantó y dijo que a ella el titular que más le gustaría leer sería: “El tranvía de la Sierra vuelve a funcionar”.
Yo no me monté en el tranvía de la Sierra pero sí en el de la Loma, que pasaba cerca de mi pueblo y que tardaba cinco o seis horas en hacer una travesía de 100 kilómetros. Y como solía pararse mucho, daba tiempo a todo. Hay una anécdota de un lugareño de Navas de San Juan que iba en el tren y que le dice a su amigo y compañero de viaje que se iba a bajar en el próximo pueblo a retozar un rato con la Justina, que a la sazón era su novia.
- ¿Pero vas a perder el tren? -le alertó el amigo.
A lo que aquel le contestó:
-¡Qué va! Luego lo alcanzo.
Reflexionaba sobre estas anécdotas al ver por el Zaidín el metro en pruebas que dentro de poco funcionará en Granada. Un día quitamos los tranvías de las calles y apostamos por los autobuses. Ahora mucha gente cree que fue un error. Lo que sí parece claro es que este metro nuevecito que en breve comenzará a rodar por la ciudad, algún día también será nostalgia. Dentro de doscientos años algún conferenciante se referirá a él y alguien del público suspirará porque habrá dejado de funcionar.