Al fin llegó la ansiada lluvia a Granada, necesitada de agua por la amenaza de la sequía, cada vez más visible, dado el preocupante nivel de los embalses de la provincia, al 32% de media, el nivel más bajo en más de 20 años. En 2017, con tres años seguidos secos, llegaron a estar al 33%, y en 2008 al 34%. 

Pero la lluvia ha llegado con timidez para cerrar un mes de octubre, el primero del nuevo año hidrológico, muy seco. Este sábado cayeron las primera gotas, únicamente 0,3 litros por metro cuadrado en la estación del Aeropuerto de Granada, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, que ha contabilizado otros 4 litros este domingo. Unidos a los 2 litros que cayeron a principios de mes, el 3 de octubre, suman un total de 6,3 litros/m2 en todo el mes de octubre, cuando el promedio histórico del mes es de 40 l/m2.

No llega al mínimo de 1,2 litros que se registraron en octubre de 1995, en aquella recordada sequía que, entre otras cosas, obligó a suspender el Mundial de Esquí ese año y a abrir decenas de pozos en la Vega para abastecer a la población, pero la lluvia de este fin de semana apenas alivia la sequedad de los campos y el volumen de agua de unos embalses que se encuentran a unos niveles de capacidad muy preocupantes. 

En este último día de octubre las precipitaciones han llegado hasta los 12 litros/m2 de Montefrío o los 9 del norte de la capital, según los datos de Meteoclimatic (registros aportados por estaciones meteorológicas de particulares), pero en otras zonas no ha llovido prácticamente nada, como en el Poniente, Baza (1 litro) o la Costa. 

El primer día de noviembre trajo más lluvia, 15,4 litros/m2 en el aeropuerto, según Aemet. Pero falta mucha más para mejorar la escasez de agua en los pantanos.

Fuente: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Junta de Andalucía y embalses.net

Los embalses de la provincia se encuentran bajo mínimos, como se puede apreciar en la tabla. El de peor nivel es el de San Clemente, en Huéscar, al 12%, aunque se trata de un pantano de gran capacidad, el segundo más grande de la provincia, que suele registrar bajos niveles de llenado todo el año. 

Pero hay otros en situación más preocupante, porque presentan porcentajes nada habituales y mucho menores de lo normal y lo deseable. Empezando por el Negratín, el de mayor volumen con diferencia, pues tiene una capacidad como el resto de pantanos de la provincia juntos, aglutina prácticamente la mitad de la capacidad de embalsar agua de toda la provincia de Granada. Está al 26%, la mitad del promedio de los últimos diez años (52%). 

Igual sucede con el de Bermejales, al 22% (su promedio en diez años es del 56%). O El Portillo, en Castril, que suele estar lleno al 80% y ahora se encuentra al 36%. 

El principal pantano que abastece a la capital, Canales, está en mejor situación, el 64%, aunque no así el de Quéntar (que también suministra agua a Granada y su área metropolitana), al 32%, la mitad de lo habitual en estas fechas. 

Por su parte, los únicos dos embalses que no pertenecen a la cuenca del Guadalquivir, Rules y Béznar, están todavía a buen nivel, 64,6% y 71%, incluso con algo más agua del promedio de la última década. 

Pero, en conjunto, los 11 embalses de la provincia de Granada, con un 32% de llenado a fecha de 31 de octubre, tienen 20 puntos menos respecto a la media de los últimos diez años, del 52%. 

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El gráfico de embalses.net muestra el bajísimo nivel del agua embalsada en el conjunto de los pantanos de la provincia. La línea roja, correspondiente a la última semana de octubre de este año, está muy por debajo de la de 2020, la línea negra, y ésta, a su vez, está por debajo de la verde, la de 2019, y todas muy lejos de la línea de puntos, la del promedio de los últimos diez años. La provinicia cerró el año hidrológico (30 de septiembre) al 34% de sus reservas, y octubre, en lugar de contribuir a mejorar el nivel de los embalses, los ha dejado con dos puntos menos, al 32%. 

La cuenca del Guadalquivir, al 26%

Una situación que se extiende al resto de la cuenca que gestiona la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), pues el conjunto de la cuenca se encuentra a solo el 26% de su capacidad, menos de la mitad del promedio de la última década (53,6%).

Un nivel que no se recuerda en los últimos 20 años. Por ejemplo, en 2017 la cuenca del Guadalquivir llegó en estas fechas al 31,5% de su capacidad, en 2008 al 31,9% y en 2006 al 29,4%. 

Al empezar el año hidrológico, a comienzos de octubre, la CCHG declaraó la situación de emergencia en los embalses de la cuenca del Guadalquivir por la escasez de reservas y anunció que, si todo continuaba como hasta ahora, este martes 2 de noviembre se activaría el protocolo de sequía.

Así lo manifestó el presidente de la CHG, Joaquín Páez, al asegurar que las reservas actuales de agua tienen números "preocupantes y difíciles de gestionar".

"Si todo se desarrolla como está previsto, desgraciadamente, el día 2 de noviembre declararemos la sequía y a partir de ahí, pediremos que entre en funcionamiento el Real Decreto Ley para esta situación y seguiremos trabajando con los regantes para gestionar el agua", señaló el pasado 6 de octubre. Y, lamentablemente, octubre ha sido muy seco y muy probablemente se activen este martes las primeras medidas del protocolo de sequía, pues aunque la lluvia seguirá este lunes y algún día más, no parece que vaya a paliar apenas la prolongada escasez de precipitaciones acumulada. 

Las primeras medidas ya están tomadas, como la retirada de 400 hectómetros cúbicos para garantizar el abastecimiento "que no está comprometido de dos a tres años".  Según la CHG, "los regantes tendrán nuevas limitaciones si no llueve por cuestión de matemáticas".

[Esta información ha sido actualizada para incluir el dato de precipitaciones de este lunes, 1 de noviembre]