'Humillar a quienes cuidan: cuando el abuso de poder desprecia a la Enfermería'

Ante la noticia del comportamiento de un profesor hacia el alumnado de Enfermería, publicada por El Independiente de Granada, (Un profesor de la UGR humilla a estudiantes de Enfermería y desprestigia la profesión) no cabe la tibieza ni la neutralidad. Lo ocurrido no es una anécdota ni un malentendido “fuera de contexto”, sino una manifestación clara de abuso de poder, desprecio profesional y una grave falta de ética docente. Como sociedad y como comunidad universitaria, no podemos permitir que quienes forman a futuros profesionales de la salud humillen, discriminen o desacrediten una profesión esencial para el sistema sanitario.
Mi posición es clara: estoy del lado de las enfermeras y enfermeros. La Enfermería es una profesión cada vez más sólida, más científica y más imprescindible. No es una disciplina subordinada ni auxiliar, sino un ámbito de conocimiento propio, con investigación, con práctica basada en la evidencia científica y con una aportación clave a la seguridad del paciente, la calidad asistencial y la humanización de la atención sanitario
Mi posición es clara: estoy del lado de las enfermeras y enfermeros. La Enfermería es una profesión cada vez más sólida, más científica y más imprescindible. No es una disciplina subordinada ni auxiliar, sino un ámbito de conocimiento propio, con investigación, con práctica basada en la evidencia científica y con una aportación clave a la seguridad del paciente, la calidad asistencial y la humanización de la atención sanitaria. La literatura científica demuestra de forma consistente que una adecuada dotación y cualificación de enfermería se asocia a mejores resultados en salud, menor mortalidad, mayor adherencia terapéutica y mayor satisfacción de las personas atendidas.
Pero además de su rigor científico, la Enfermería aporta algo que no siempre se puede medir con indicadores: la cercanía, la escucha y el acompañamiento. Las enfermeras son el vínculo constante entre el sistema sanitario y las personas, especialmente en los momentos de mayor vulnerabilidad. Ese cuidado integral y continuado, centrado en la persona y no solo en la enfermedad, no es un añadido opcional: es un pilar fundamental del cuidado.
Por todo ello, resulta especialmente grave que desde una posición de autoridad académica se menosprecie a quienes se están formando para ejercer esta labor
Por todo ello, resulta especialmente grave que desde una posición de autoridad académica se menosprecie a quienes se están formando para ejercer esta labor. Ridiculizar al alumnado, jerarquizar profesiones desde una lógica de superioridad y pisotear simbólicamente su dignidad no solo daña a las personas, sino que desacredita el trabajo en equipo que exige cualquier sistema sanitario moderno, seguro y eficaz.
Impacto en la salud mental del alumnado
La recepción de mensajes humillantes, despectivos o discriminatorios por parte de un profesor puede tener consecuencias profundas y duraderas en la salud mental del alumnado, especialmente cuando se producen en una relación marcada por el desequilibrio de poder y en una etapa clave de construcción personal y profesional. Estas experiencias pueden generar ansiedad y estrés sostenido, miedo a asistir a clase, desmotivación, desgaste emocional y sentimientos de indefensión e injusticia. También deterioran el clima del aula, fomentando el silencio, la autocensura y la pérdida de confianza en la institución.
En algunos casos, este tipo de situaciones puede actuar como desencadenante o agravante de problemas de salud mental previos, especialmente en alumnado joven sometido a una alta exigencia académica y emocional.
El daño a la autoestima es aún mayor cuando los mensajes atacan directamente a la profesión elegida. Durante la etapa universitaria se construye la identidad profesional, y escuchar de forma reiterada que la Enfermería es una profesión “inferior” o carente de valor puede provocar dudas vocacionales, inseguridad, internalización del desprecio y dificultad para defender el propio rol profesional en el futuro entorno laboral
Impacto en la autoestima y la identidad profesional
El daño a la autoestima es aún mayor cuando los mensajes atacan directamente a la profesión elegida. Durante la etapa universitaria se construye la identidad profesional, y escuchar de forma reiterada que la Enfermería es una profesión “inferior” o carente de valor puede provocar dudas vocacionales, inseguridad, internalización del desprecio y dificultad para defender el propio rol profesional en el futuro entorno laboral.
Este tipo de mensajes no solo afectan a nivel individual, sino que deslegitiman a todo un colectivo profesional y perpetúan relaciones jerárquicas injustas que no tienen cabida en la sanidad actual.
Consecuencias a medio y largo plazo
A medio y largo plazo, estas experiencias pueden traducirse en una menor confianza profesional, dificultades en la toma de decisiones clínicas, normalización del maltrato en los entornos laborales y una desvinculación emocional con la profesión, aumentando el riesgo de desgaste profesional temprano.
La responsabilidad de la universidad
Por todo ello, es imprescindible una respuesta institucional rápida, clara y protectora. La universidad debe validar el malestar del alumnado y transmitir un mensaje inequívoco: la humillación, el desprecio y la discriminación no forman parte del proceso educativo. Garantizar un entorno docente seguro y respetuoso no solo protege la salud mental del estudiantado, sino que contribuye a formar profesionales críticos, seguros y comprometidos con el cuidado de las personas.
Defender a la Enfermería es defender una sanidad más justa, más humana y más basada en el conocimiento científico
Defender a la Enfermería es defender una sanidad más justa, más humana y más basada en el conocimiento científico. La universidad debe ser un espacio donde se fomente el respeto entre disciplinas, donde se enseñe a colaborar y no a despreciar, y donde el profesorado sea ejemplo de ética, responsabilidad y compromiso social.
Porque las palabras de un docente no son neutras: pueden formar, pero también pueden herir. Y cuando hieren desde una posición de poder, el daño va mucho más allá del aula.
Quien humilla no educa.
Y quien desprecia a la Enfermería demuestra no comprender ni el presente ni el futuro de la salud.
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