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Conciertos

La Bien Querida: La Muy Aplaudida

Cultura - J.T.G. - Domingo, 25 de Mayo de 2025
Te guste o no La Bien Querida, fueses o no a su concierto en el Auditorio Falla, esta crónica es una delicia. Para disfrutar de la música y de la lectura.
Jota, de Los Planetas, acompañó a La Bien Querida con 'Los jardines de marzo'.
J.T.G.
Jota, de Los Planetas, acompañó a La Bien Querida con 'Los jardines de marzo'.

Ana Fernández-Villaverde es hija de un mítico músico de rock vasco Txavi Villaverde (Soroak), al que se le atribuye la primera guitarra eléctrica que llegó a Bilbao. No sabemos aún si la saga musical continuará con su hija Estrella, pero tiene toda la pinta. Y Ana es La Bien Querida, la musa que ha sido del indie patrio. Una mujer que, con su estilo de recicantado de bajo volumen tan confidente, se ha hecho un importante hueco cariñoso en el corazón de mucha gente, que acudió, preferentemente en pareja, a escucharla al Auditorio Manuel de Falla. Espacio perfecto para este perfil sonoro, ya que en cuanto añades decibelios y presión aquello se vuelve imposible.

A la Bien Querida aún no la hemos podido escuchar aquí a banda completa, la última vez fue a dúo con el guitarrista Manuel Cabezalí (Havalina) y este fin de semana con David Rodríguez (La Estrella de David)

A la Bien Querida aún no la hemos podido escuchar aquí a banda completa, la última vez fue a dúo con el guitarrista Manuel Cabezalí (Havalina) y este fin de semana con David Rodríguez (La Estrella de David). Dos guitarras sin más, dando más protagonismo a sus historias que al envoltorio. Una suerte que permite al oyente implicarse más en lo que cuenta en sus canciones sin más elementos que desvíen la atención. Y es precisamente ese contenido tan emocional y compartible el que funciona como banderín de enganche y de adhesivo fidelizador para sus seguidores. Con un perfil tan acusado a La Bien Querida se la ama o… también es comprensible quien no sea sensible a su uniformidad.  

Ana Fernández Villaverde, La Bien Querida, con David Rodríguez (La Estrella de David). Foto: J.T.G.

Cantando con un limitado registro del que saca mágicos matices sentimentales, más seguros cuando lo hace en graves, y conmovedoramente frágil cuando sube, expresa sus sentidas reflexiones tan amorosas como desamorosas con notable delicadeza poética

Bajo un arco de flores tan de celebración de boda alternativa, Ana y David (¡al que no presentó, pero todo sabíamos quién era!) ofrecieron una imagen cercana, la que requieren sus leves canciones, tan transparentes que dejan ver lo que hay al otro lado. Con iluminación discreta y un cañón blanco fijo recortando de luz a la cantante, ella se mueve entre el breve (o infinito) espacio que hay entre el tú y el yo, con espíritu de folk, sencillez de canción infantil, y sintaxis de romancero, como no engañaba aquel primer título que publicó. Cantando con un limitado registro del que saca mágicos matices sentimentales, más seguros cuando lo hace en graves, y conmovedoramente frágil cuando sube, expresa sus sentidas reflexiones tan amorosas como desamorosas con notable delicadeza poética. Que se hizo aún más emotiva al cantar la preciosa ‘Estrella’ dedicada a su hija, como dijo en una de las muy pocas alocuciones verbales. Mientras tanto, su socio filigraneaba por detrás complementado melódicamente el rasgueo de la acústica principal. La confianza entre ambos es tan absoluta que David se permitió algún reído comentario jocoso, como cuando anunciaron a Jota Planetas, "el invitado de siempre" a cantar deliciosamente ‘Los jardines de marzo’, empastando de lujo su aspereza vocal con el candor de la solista; y es que el granadino fue el ‘padrino’ de la bilbaína, el que la animó a aparcar la pintura y comenzar a cantar.

Un momento del concierto. Foto: J.T.G.

Traía muy nuevo el repertorio de ‘LBQ’, aunque no abundó mucho en novedades;  sí ‘estrenó’ una canción descrita como prácticamente repentizada tras su llegada a Granada esta vez, que por el estribillo podría llamarse 'Dicen que te han visto… por Plaza Nueva o por El Fargue (¡cuartel general de Los Planetas!)'. Curioso. Entre ‘Esto que tengo contigo’ y la celebrada ‘De momento  Abril’ hubo noventa minutos de romanticismo intenso (¡en mi fila un par de parejas aprovecharon para besarse repetidas veces!). Y cuando al abajo firmante se acordaba en algunos pasajes más de la Cecilia más candorosa que de la susurrante Jeanette, puso punto final al concierto con el emblemático ‘Por qué te vas’, resolviendo el dilema. Un auditorio, de pie, la despidió con una estruendosa ovación, lo más altisonante de la velada.