J.J. Fuentes: nuestro amigo americano

"Fue alumno mío y desde entonces le sigo". Así se expresaba uno de sus profesores universitarios que asistió al concierto de J. J. Fuentes en el escenario, muy apropiado en este caso, de la J&J. Y es que este músico suma amigos en todos los frentes con un magnetismo que afecta también a su cancionero. Almeriense por un lado y granadino por el otro, Juan José, es en realidad, heredero de tradiciones ultramarinas por el oeste. Así lo ha hecho saber en su tercer (y a la vez primer) disco: ‘El heredero’. De alguna manera una larga serie de lumbreras del rock hispano han depositado en él simbólicamente sus esperanzas, acompañándole en esas canciones, que una vez aceptado el legado, empiezan a tener su vida útil frente a frente.
Fuentes arrancó en Granada las actuaciones de ese temario (que es de siempre, pero rehecho con múltiples colaboraciones) editado por el sello norteño El Dromedario, donde tiene de compañero de referencia a Robe Iniesta
Fuentes arrancó en Granada las actuaciones de ese temario (que es de siempre, pero rehecho con múltiples colaboraciones) editado por el sello norteño El Dromedario, donde tiene de compañero de referencia a Robe Iniesta. Y lo hizo secundado por Víctor Sánchez y Popi González, efectivamente la mitad de la ‘Banda L’, amarrados afectivamente y también conceptualmente porque la cercanía, y se vio luego más tarde, con Jose Ignacio García Lapido es tan íntima que ya hace cinco años cantaba que "el mundo es como una canción de Lapido". Sin embargo su voz noble, tostada y sin dobleces pudiera sugerir más a un Carlos Goñi con doble cartuchera, si bien el levantino persigue la sombra del ‘Jefe’ por N Jersey, mientras que Fuentes suena más a grandes espacios, más a Costa Oeste, a Laurel Canyon, con arreglos que dan ganas de coger la moto y bajar por el Big Sur hasta la frontera. Puro Easy Rider buscando un destino. Un ‘desperado’.
De su arsenal de guitarras premium se trajo solo una acústica, dejando las eléctricas de seis y doce cuerdas a Sánchez, y al otro lado se sentó Popi sin apenas amplificación (¡ya nos habíamos olvidado de cómo suena una batería al natural!). Herramientas justas y más que suficientes cuando las manejan estos tres elementos; solo se echó de menos algo más de empuje en graves en los temas más enérgicos, si bien la mayoría de lo tocado se movió sobre tiempos medios, reposada paleta perfecta para maniobrar con la elegancia superlativa en el mástil de Sánchez, y que permite un delicioso floreo vocal que decora primorosamente lo cantado. Un lujo.
Reconociendo su pesada losa de autor-rock "tirando de raza y orgullo", como canta, utilizó ‘Cerca del paraíso’ para recordar su tiempo en Granada, temática en la que incidió en ‘A los pies de La Alhambra’ o ‘Hija de la Alpujarra’
Reconociendo su pesada losa de autor-rock "tirando de raza y orgullo", como canta, utilizó ‘Cerca del paraíso’ para recordar su tiempo en Granada, temática en la que incidió en ‘A los pies de La Alhambra’ o ‘Hija de la Alpujarra’. Con ‘Miss Almería’, en otra ubicación, recordó alguna controversia local sin señalar a nadie. La estremecedora ‘Madre, anoche en las trincheras’, tristísima historia popular atribuida al cancionero de la guerra civil, trajo a la memoria a la ‘Querida Milagros’ del Último; como ‘De verdad te casarás con él’ a la ‘Linda Prima’ de Solera, en ambos casos con final feliz en Secondlove.com.
"Sigue siendo igual de bueno», sentenció el profesor roquero, que comparte con Fuentes árbol sonoro genealógico. Momentos antes de que, solo con su acústica esta vez, hiciera público y confeso lo que ya todos sabíamos, que hay noches en las que "la luna sale tarde". La próxima vez a banda completa, porque esas canciones a cinco voces, bajo punzante, y un teclado a lo Chuck Leavell deben sonar a gloria... ¡gloria y aleluya!