Muere Antonio Jiménez Millán, uno de los grandes poetas contemporáneos
Antonio Jiménez Millán falleció este viernes a los 70 años en Málaga, donde mantuvo su residencia desde hace más de seis décadas.
Con él se va uno de los grandes poetas españoles contemporáneos, referente indiscutible de La otra sentimentalidad, heredero de aquellos admirados poetas-profesores de la Generación del 27, con su vertiente docente, creadora, investigadora y guía de escritores más jóvenes
Nacido en Granada el 11 de septiembre de 1954, con él se va uno de los grandes poetas españoles contemporáneos, referente indiscutible de La otra sentimentalidad, heredero de aquellos admirados poetas-profesores de la Generación del 27, con su vertiente docente, creadora, investigadora y guía de escritores más jóvenes.
Antonio Jiménez Millán, nacido y titulado en Granada, pero instalado en Málaga desde los 70, añade al nivel de su producción poética un carácter de bonhomía que le ha granjeado el respeto de la práctica totalidad del planeta poético español.
Con cinco de los grandes premios internacionales de poesía en castellano ganados desde el García Lorca en 1976 hasta el Hermanos Machado en el 2022 fue frecuente escucharlo -y admirarlo- en tertulias y recitales.
Nacido en Granada el 11 de septiembre de 1954, cursó la Licenciatura de Filología Románica en la Universidad de Granada entre 1971 y 1976, tras lo que se marchó a la Universidad de Málaga, donde logró la Cátedra en 2009.
En la despedida de uno de los autores más comprometidos y lúcidos de su generación, recordamos que, cuando velaba el cuerpo de su padre, Antonio Jiménez Millán le vino un verso de Miguel Hernández: “Tanto penar para morirse uno”. Hoy vuelve ese verso a la memoria colectiva con la noticia de su propia muerte.
Con cinco de los grandes premios internacionales de poesía en castellano ganados desde el García Lorca en 1976 hasta el Hermanos Machado en el 2022 fue frecuente escucharlo -y admirarlo- en tertulias y recitales
Convencido de que “en la vida y en la literatura / hay que saber guardar las distancias, / no creerse los fuegos de artificio”, el autor de 'Casa invadida', fijó muy pronto un compromiso ético alejado del boato que rodeaba a algunos de sus colegas. Comenzó a escribir durante los últimos coletazos de la dictadura, un contexto que ha marcado su trayectoria hasta el final. Primero, cuestionó la educación recibida, un desafío que abrió un conflicto familiar del que da cuenta en varios de sus poemas, y más tarde se opuso, a través de sus versos, pero también de su labor como docente, a la especulación y el capitalismo sin freno.
Aunque él mismo fijaba el inicio de su obra en 'Restos de niebla' (1983), publicado como parte de la mítica revista Litoral, tiene dos libros anteriores: 'Último recurso' y 'Poemas del desempleo'.
Las reuniones clandestinas contra el franquismo en su etapa como estudiante en Granada, el amor y el desamor o la incertidumbre, conformaban algunos de los temas centrales de una obra, alejada del ensimismamiento, para integrarse en el paisaje urbano, con Granada, también, como inspiración en un abanico que va desde Lorca a Caballero Bonald, Ángel González o Jaime Gil de Biedma.
En la despedida de uno de los autores más comprometidos y lúcidos de su generación, recordamos que, cuando velaba el cuerpo de su padre, Antonio Jiménez Millán le vino un verso de Miguel Hernández: “Tanto penar para morirse uno”. Hoy vuelve ese verso a la memoria colectiva con la noticia de su propia muerte
Luego vendría el impresionante 'Inventario del desorden', publicado en 2003, o 'Dominio de la herrumbre', dedicado a la memoria de su padre, que certifica una ruptura total con lo que el progenitor representaba -militar franquista, estricto-, y que visibilizó en el cambio de su primer apellido al sustituir la G por la J.
En 'Clandestinidad', publicado en 2011 y galardonado con el Premio Generación del 27, plasmó recuerdos del pasado.
Pero Antonio Jiménez Millán también deslumbró como autor de ensayos y ediciones críticas.
Descanse en paz.