Una investigadora de la UGR alerta de la influencia de la 'violencia obstétrica', como la cesárea o la epidural, en las bajas tasas de lactancia materna

E+I+D+i - IndeGranada - Lunes, 3 de Marzo de 2025
La profesora de Filosofía Moral Ester Massó señala que este tipo de violencia, incluida la de género durante el embarazo, perjudican el contacto directo entre madre y bebé, crucial para el inicio de la lactancia.
Separar al bebé de la madre tras el parto perjudica el inicio de la lactancia materna.
Remitida por UGR
Separar al bebé de la madre tras el parto perjudica el inicio de la lactancia materna.

Un artículo de la profesora Ester Massó, perteneciente al Departamento de Filosofía I de la Universidad de Granada, alerta sobre las bajas tasas de lactancia materna y el impacto de la “violencia obstétrica” en esta situación: “Según los últimos datos, las tasas de lactancia materna a nivel mundial no alcanzan ni el 50% en bebés menores de seis meses”, afirma la profesora de la UGR. La docente utiliza los términos “violencia obstétrica” para referirse a una de las raíces del problema, hasta ahora escasamente reconocida.

“Los datos hablan: numerosos estudios demuestran la correlación entre esta lacra y el entorpecimiento de la lactancia, mencionando cómo la perjudican, por ejemplo, la cesárea o la epidural, actuando como predictores negativos”, denuncia Massó, quien apunta las consecuencias negativas de separar a madre y bebé justo después del parto.

El artículo también hace referencia a cómo la violencia de género daña el buen fluir de la lactancia, que depende de un entramado hormonal en equilibrio. “La violencia de pareja durante el embarazo impacta negativamente en la lactancia; también la [violencia] psicológica de pareja, que duplica la probabilidad de evitar la lactancia, poniendo en riesgo a madre y bebé”, añade la profesora de la UGR.

Por un mundo lactante

Ester Massó recuerda las ventajas de la lactancia materna a todos los niveles y menciona al experto mundial Pérez-Escamilla: “Es la madre de la seguridad alimentaria. Es más, es la primera forma de soberanía alimentaria, amenazada cada día por el sistema, por el capital, por la industria farmacéutica de la fórmula… Y, por supuesto, por la violencia obstétrica, que entorpece e incluso cierra esa primera puerta a la lactancia, que es el inicio de la vida”.

El artículo subraya que la lactancia depende de la interacción entre madre, bebé y entorno, implicando una regulación fisiológica, hasta el punto de que, cuando se amamanta, los sistemas inmunes del binomio madre-bebé se vuelven uno: “Por ello, se trata de un derecho humano de reciprocidad que implica a la díada madre-bebé”, defiende la docente.

“Para fomentar la lactancia, es esencial proporcionar tiempo y apoyo económico a las madres. Amamantar contribuye al PIB y su escasez supone un costo significativo, entre otras pérdidas”, concluye la profesora Ester Massó.

La investigación de Massó se desarrolla en el marco del proyecto europeo IPOV-RESPECTFUL CARE (del que Massó es Investigadora Responsable por la UGR), destinado a estudiar y combatir la violencia obstétrica, considerada ya un problema de salud pública de primer orden, selaña la UGR.