La UGR identifica 26 especies de hormigas en los bosques de la Alhambra, una señal de su buen estado
La abundancia y variedad de hormigas en los bosques del conjunto monumental de la Alhambra son una señal del buen estado en el que se encuentran estos espacios verdes. Así lo indica un estudio dirigido por el catedrático de Zoología de la UGR Alberto Tinaut, en el que han trabajado Bruno de la Rubia Ibáñez y José Manuel Vidal Cordero, este último, egresado de la Universidad de Granada y actualmente investigador de la Estación Biológica de Doñana-CSIC.
En total, la investigación ha localizado 26 especies de hormigas, entre las que se encuentran algunas indicadoras o propias de bosques y árboles maduros y otras relacionadas con ambientes degradados, como una especie invasora: la hormiga ‘argentina’ (Linepithema humile). La diferente proporción de unas y otras especies indica, según el estudio, el grado de estabilidad o de alteración y, por tanto, el nivel de conservación de los ecosistemas.
Los jardines y huertos, la mayor parte de los cuales permanecen en el lugar original, en algunos casos durante varios siglos, mantienen una comunidad de hormigas propia de ambientes abiertos, soleados y estables. La única especie invasora encontrada en el recinto monumental es abundante en la zona de las taquillas y los aparcamientos, siendo escasa o inexistente en el resto de los ambientes de la Alhambra.
“Sería deseable que se diera a conocer la diversidad de otros grupos animales existentes en estos bosques y jardines, como aves, mamíferos, mariposas, escarabajos, etc. Esto ayudaría a valorar más estas masas forestales y justificar el mantenimiento de los jardines y bosques urbanos lo menos alterados posible”, explican los autores del estudio.
Los investigadores también recuerdan que los bosques son un formidable complemento natural para una ciudad. En el caso de los de la Alhambra, su conexión con el bosque de ribera del río Darro y el parque periurbano de la Dehesa del Generalife puede asegurar su permanencia como puente de conexión natural entre la ciudad y el entorno silvestre, algo especialmente importante para los bosques ubicados en los espacios urbanos, evitando así su aislamiento y fragmentación y convirtiéndose en reserva de especies nativas en el propio medio urbano y a su vez en una barrera contra las especies invasoras.