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FORO DE LA MEMORIA

Carmen Alcántara Hidalgo, la mujer que se tomó la adversidad con buen humor

Ciudadanía - Milesio Mansilla Romero - Sábado, 7 de Marzo de 2020
Esta es la historia de una mujer luchadora represaliada por el franquismo. Recogida por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica en su trabajo constante para sacar a la luz los casos de mujeres represaliadas en Granada, y narrada por su nieto, Milesio Mansilla Romero.
Carmen Alcántara Hidalgo (sentada, a la derecha), con su familia.
Carmen Alcántara Hidalgo (sentada, a la derecha), con su familia.

Carmen Alcántara Hidalgo nació en la casa de sus padres, Francisco y Dolores, en la localidad de Guájar Faragüit en torno a 1892, y era la tercera de seis hermanos: María, José, Carmen, Francisco, Dolores y Juan. Alta, morena y muy chistosa, siempre peinaba el pelo con un roete detrás, y pese a la adversidad, siempre tuvo una sonrisa.

Conoció a Antonio Arnedo[1]  con quien se casó tras el servicio militar en 1910 y se fueron a vivir a la Callea en una casa muy pequeña de alquiler. Antonio era bajo de estatura, delgado y bastante guapo, no le gustaba trabajar por lo que fue ella quien tuvo que sacar la familia adelante. Del matrimonio nacieron 18 hijos, de los cuales se le murieron trece, algunos con varios años, por lo que siempre guardó luto. Tras morir dos hijos nació Pura el 13 de septiembre de 1913, Antonio nació en 1918, era pelirrojo, Rosario nació en 1925, Carmen el 10 de febrero de 1928 y Teresa el 29 diciembre 1939.

En la temporada de la caña de azúcar marchaban todos a Motril. Las pocas cosas que llevaban iban en los mulos de Salvador “Esperanza”, y allí la familia dormía en el suelo. Pura, la hija mayor, cuidaba de los niños mientras sus padres trabajaban. Carmen era muy trabajadora, le cundía mucho la aceituna y hacer pleita[2], hacía dos rollos al día mientras su hija Rosario hacía uno, su hija Carmen hacía sólo soguillas. En aquellos tiempos los niños hacían las soguillas y los mayores los rollos. Su marido recogía el esparto en el monte.

Carmen Alcántara Hidalgo.  

Durante la II República Carmen y su marido no tuvieron papel significado ni comprometido en política, sin embargo, su hermano José era un destacado miembro de UGT. Sus padres apoyaron a las derechas incluso su tío Juan “Semana” permitió que se celebrara en su patio los festejos cuando salió “Frasquito El Viudo” como alcalde de la derecha.

En 1936 se casó por lo civil su hija Pura con Francisco Romero. Se fueron a vivir juntos a la Placeta con vistas a la plaza del Ayuntamiento, en una casa alquilada.

Al producirse la Desbandá, sus hijos Pura y Antonio se ven obligados a huir del pueblo en el grupo que iba la familia de su consuegro Manuel “Bollina”, teniente de alcalde del Ayuntamiento, y el hermano de Carmen, José, que tuvo un cargo en el Comité de Lobres. Se instalaron en Yegen donde nació su primera nieta, Carmen, ese mismo año. Carmen no pudo evitar que la gente se llevase todo el ajuar de su hija del cual sólo recuperó una mesa tras la guerra.

Antonio y su cuñado Francisco se incorporaron al Ejército Republicano luchando en la guerra. El dinero que ganaba se lo mandaba a su hermana Pura pues a su madre no podía, y carecía de valor.

Al entrar las tropas fascistas en Guájar, en febrero de 1937, comenzó la represión de gente de izquierdas, simpatizantes y familiares de republicanos. A los hombres de izquierdas que quedaron o los fusilaron o los mandaron a prisión. Algunas mujeres también fueron procesadas y encarceladas.

Hicieron un listado con las mujeres que iban a pelar como represalia, algunas sin motivación política, sólo por envidia o viejos rencores. A Carmen la avisaron: "Mañana os van a pelar"

Hicieron un listado con las mujeres que iban a pelar como represalia, algunas sin motivación política sólo por envidia o viejos rencores. Enterada por su primo el secretario de que esto iba a suceder avisó a Carmen: “Mañana os van a pelar...”.  Carmen fue a casa de su vecina la “Niña El Colorao”, Carmen Mendoza, a que le cortase el pelo antes. Ella lloraba porque no quería hacerlo y tener problemas, pues su marido estaba preso por ser alcalde, pero la peló a pesar de todo y con mucho miedo. Salió de su casa con un pañuelo en la cabeza para que nadie se enterara.

Al día siguiente estaban todas las mujeres a quienes iban a pelar en la plaza del Ayuntamiento y una de ellas que sabía que ya estaba pelada le preguntó: “¿Se te curaron las pupas de la cabeza?” Ella contestó quitándose el pañuelo de la cabeza: “No, me he tenido que cortar el pelo”. Antonio El Cojo que era uno de los cabecillas, con lista en mano, dio una fuerte patada en el suelo y la metió en la cárcel que había en el bajo del Ayuntamiento. Luego pelaron a todas las de la lista, incluida su hija Rosario con 12 años.

Sufrieron muchas humillaciones como mujeres de izquierdas. Un día las pusieron a barrer las calles

Sufrieron muchas humillaciones como mujeres de izquierdas. Un día que las pusieron a barrer las calles dijo: “Vamos niñas que esto es un arte, menear el culo y andar palante”, mientras cogía la escoba. La volvieron a meter en la cárcel varias veces, alguna por su satírico humor, pero no solía estar más de un día. La sacaban sus primos, el secretario o Eugenio el médico, que la ayudaron mucho, incluso el boticario y Antonio Rodas, el maestro. Eran concejales del Ayuntamiento.

Carmen Alcántara Hidalgo (sentada a la derecha) con su familia.

Durante tres días estuvieron hacinados en una casa hasta que metieron a los hombres en la cárcel que, casualmente, era una de las casas incautadas a su consuegro

Dos años después volvieron sus hijos y pudo conocer su primera nieta, Carmen. Su hija Pura volvió tras el fin de la guerra en abril de 1939 y la acogió en su casa así como a su consuegro Manuel y a su familia, al que le expropiaron las casas y las tierras. La casa era tan pequeña y la familia “Bollina” tan numerosa que los hombres pasaron la noche sentados en el suelo con las piernas encogidas por la falta de espacio. Durante tres días estuvieron allí hacinados hasta que metieron los hombres en la cárcel, que casualmente, era una de las casas incautadas a su consuegro Manuel.

Las mujeres siguieron viviendo allí hasta que su primo Juan Ruano dio una casa en el pozo a la familia de su consuegro. Su hija Pura se quedó con ella mientras su marido estaba preso en Motril. Su hijo Antonio fue procesado y estuvo encerrado en la Alcoholera hasta que su caso fue sobreseído. Carmen y su hija Pura estaban inquietas por Antonio, pues a los que salían en libertad, el alcalde (Miguel Correa Cano) o el cura (Rafael F. Vazquez) pedían que los procesaran de nuevo. Cada vez que venía la Guardia Civil comprobaban si Antonio estaba en casa.

En agosto en las fiestas del pueblo su hijo Antonio estaba en la puerta de la iglesia y se tuvo que venir a casa pues lo querían tirar por el muro un grupo de extremistas, uno de ellos, José “Esperanza”, se adelantó para evitarlo. Silverio llegó a meterlo en la cárcel por cantar en la calle.

En el comedor de la casa de su tío 'Semana' tenían una mesa grande que prestaban para poner a los muertos en los velatorios

Su segunda nieta nació en mayo y ella dio a luz a su última hija, Teresa, en diciembre. Para entonces ya vivían en la casa de su tío “Semana” que estaba mayor y le dejó su herencia para que le cuidasen. En el comedor tenían una mesa grande que la prestaban para poner a los muertos en los velatorios. Su tío Juan ya había vendido la otra mitad de la casa y varias tierras, le gustaba mucho jugarse el dinero. Dormía abajo en un colchón en el suelo y llamaba mucho a su sobrina María de noche, a quien tuvo en su casa, tenía demencia senil. Solía llevar unos pantalones de pana.

Cuando su última hija tenía un año Frasquito Leonor le hizo un comentario sobre su hija Teresa en broma. Ella contestó: “Por mi Teresa tiene que haber tiros y puñalás en la Cuesta Brao. Por mi Teresa, tiros y puñalás”. Siempre estaba con buen humor.

En la primavera de 1941 se fue a la temporada de las cañas a Motril con su familia. Trabajaban ella, su marido y sus hijos Antonio y Rosario, mientras su hija Carmen cuidaba de su hermana Teresa. Tres días antes de morir estuvo en Guájar a ver a su hija Pura y le llevó unos tomates. En su cara se notaba un envejecimiento prematuro por las carencias y los sufrimientos que padeció.

De regresó al cruzar el rio Guadalfeo se metió en un hoyo y cayó. Tuvieron que socorrerla para que no se ahogase. Dice la familia que del susto le salió una espinilla en la cara y comenzó a encontrarse mal, la llevaron al hospital y murió al día siguiente dejando a su hija Teresa con 1 año y 3 meses.

La enterraron allí, en la tierra.

Por Milesio Mansilla Romero, con la colaboración de Silvia González, vocal de Familias de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica.Milesio Mansilla Romero.

 


[1] Antonio Arellano (1890-1951)

[2] Faja o tira de esparto trenzado en varios ramales, o de pita, palma, etc., que cosida con otras sirve para hacer esteras, sombreros, petacas y otras cosas. (RAE)

Información relacionada: 

Accede, a través del enlace bajo estas líneas, al listado de mujeres represaliadas económicamente en la provincia de Granada, un trabajo elaborado por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH):  

http://granadamemoriahistorica.es/?page_id=236  
Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboración con las asociaciones memorialistas. 

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