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La guerra en las alturas

Blog - Foro de la Memoria - Redacción El Independiente de Granada - Sábado, 28 de Noviembre de 2020
Recordamos la contienda librada en las cumbres de Sierra Nevada, una zona donde la orografía y las inclemencias meteorológicas hicieron muy difícil la estancia de los combatientes. Un episodio poco conocido.
Imagen desde una de las trincheras que hay en la cima de de Loma Púa, junto a la Carihuela, en la que se divisa el Veleta y el carril que va hacia el Mulhacén y también a la Alpujarra.
J.M.M.
Imagen desde una de las trincheras que hay en la cima de de Loma Púa, junto a la Carihuela, en la que se divisa el Veleta y el carril que va hacia el Mulhacén y también a la Alpujarra.
Sierra Nevada entra en el mapa de la Guerra Civil desde que prospera el golpe de estado de los fascistas en Granada. Los primeros días en los pueblos, pero muy poco después, comenzaron las escaramuzas en la zona altas cumbres, aunque no fue un frente muy activo, entre otras razones, por lo penoso del desarrollo de las operaciones en altura y las condiciones extremas de los soldados.

En los alrededores de Sierra Nevada, al inicio de la guerra, el golpe de estado ha triunfado en Granada capital y en sus pueblos más cercanos, desde Güéjar Sierra hasta Órgiva. En el resto de las Alpujarras y el Marquesado, no triunfa la sublevación fascista debido a las acciones de milicias que lo impiden, provenientes de ciudades limítrofes como Murcia, Málaga y, sobre todo, Almería, que permanecen fieles a la legitimidad de la República.

 “...Mi padre que estaba trabajando en la carretera de Bérchules, no volvió a Nieles. Se fue a Almería para incorporarse a un batallón de milicianos que empezaron a tomar todos los pueblos de la Alpujarra tanto de Almería como de Granada...” Memorias de Emilio Cervilla Alonso 1922- 2002. 

Durante las primeras semanas, hasta septiembre de 1936, se producen acciones por parte de las milicias y de los fascistas, con avances y retrocesos de cada uno hasta fijar una línea que permanecerá casi intacta durante el resto de la guerra.

En la zona más próxima a Granada capital, hasta febrero de 1937, el ejército republicano intenta el avance y logra llegar a las calles de Güéjar Sierra el 14 de agosto del 36, aunque el 27 de agosto tienen que retroceder, perdiendo terreno y tomando el ejército sublevado varias zonas estratégicas, entre ellas, toda la subida por la vertiente izquierda del río San Juan hasta el Veleta y liberando a una escuadra nacional que se había quedado sitiada en la central eléctrica de Maitena.

“El 2 de febrero del 36, se trasladó a Granada el coronel Moscardó con un grupo de oficiales para hacer prácticas de marcha sobre hielo en colaboración con la Sociedad Sierra Nevada. El presidente de la Sociedad, Fidel Fernández, agradeció que el Jefe del Estado Mayor Central, Francisco Franco, hubiera elegido la Penibética para estas maniobras.” La Guerra Civil en Andalucía Oriental 1936-1939. Rafael Gil Bracero y otros. Ideal 1987

Esta operación fue encargada al capitán Antonio Fernández Sánchez, militar que fue condecorado por Franco con la Medalla Militar y que murió al frente de sus tropas el 30 de agosto del 37 en Sierra Nevada.

El 24 de febrero, las tropas sublevadas toman el Albergue Universitario, lo que obliga a los republicanos a atrincherarse en el cerro del Tamboril y la Loma de Papeles hasta el fin de la guerra.

“...Salafranca da la orden de atacar Güéjar Sierra. El 14 de agosto a las 5 de la mañana, la columna arranca del pico El Mirador por veredas de montaña y a las 6,30 llega al collado del Alguacil, fortificación fascista. El enemigo está también en el Alto del Calar. De pronto se escuchan los tiros de los exploradores próximos al pueblo y la sección de ametralladoras, al mando del sargento Ginés Martínez y del delegado de milicias Conesa, empieza el fuego, que es respondido desde el Calar. Los milicianos, acaban el movimiento envolvente sobre la posición enemiga y disparan a mansalva, dejando en el terreno 40 muertos y algún armamento, apre11 ciándose en particular, un fusil ametrallador y varios máuseres. El ataque de los aviones de la base de Armilla no logra enderezar la situación para los fascistas. Por el otro lado, fuerzas de la columna entran en Güéjar Sierra pero el avance no se puede consolidar, no cuentan con municiones ni víveres y resisten pocos días...” Maroto el Héroe. Miguel Amorós. Virus editorial 2011

En la Alpujarra, en el verano de 1936, el Ejército Republicano toma el pueblo de Trevélez y asciende hacia la loma del Mulhacén. Así quedaría el frente estabilizado entre el Alto del Chorrillo (en manos de los republicanos) y el Cascajar Negro (sublevados) toda la guerra con esporádicos avances y retrocesos de uno y otro ejército.

Desde finales de enero de 1937 hasta mediados de febrero del mismo año, hay ataques republicanos generalizados a lo largo de todo el frente, en una maniobra que intenta evitar que el ejército rebelde se concentre en los ataques y la posterior toma de Málaga -7- 2- 37- y Motril -10- 2- 37-.

“ ...Estando en el Puntal de la Morena, un pastor de Tocón de Quéntar se ofreció voluntario para bombardear una posición enemiga que estaba situada cerca del Veleta. Él decía que conocía muy bien el terreno y que subiría y los pillaría por la espalda. A la semana volvió con su misión cumplida, nosotros vimos las explosiones una noche, a él, lo nombraron cabo..” Memorias inéditas de Antonio Ramos Martín

Del 30 de julio hasta el 8 de septiembre de 1937, hay ataques republicanos en el frente de Capileira que afectan principalmente a las posiciones de Tres Términos y Cascajar Negro. El 29 de agosto, los republicanos logran ocupar las posiciones de Recabezal y Cañavate, pero los fascistas lo recuperan después de duros combates que produjeron numerosos muertos y heridos.

En rojo, posiciones de los republicanos, en azul, la de los sublevados:

Zona del barranco de la Sangre a la loma del Jabalí.El frente en la cara sur de Sierra Nevada.

Los ataques de uno y otro bando se mantienen de forma esporádica hasta finales de marzo del 1939 cuando el ejército republicano, ya vencido, abandona sus posiciones.

La parte granadina de Sierra Nevada, estuvo partida en dos por la línea del frente de guerra durante esos años; así, el Mulhacén fue enclave republicano los tres años y el Veleta, zona sublevada gran parte del tiempo. Ese hecho provocó la realización de numerosas construcciones como trincheras, parapetos, puestos de mando, puestos de tirador, nidos de ametralladora y refugios.

Actualmente, la mayor parte de ellas se encuentran en estado ruinoso por el paso del tiempo aunque aún así, nos pueden dar una idea de cómo fueron aquellos años en esta zona de alta montaña y de las penalidades que sufrieron aquellos soldados en las duras estaciones de la Sierra, aislados y con las comunicaciones siempre en precario.

Las dos trincheras junto a las posiciones del Veleta, que se observa a la izquierda.Imagen desde una de esas trincheras.Imagen desde las trincheras que hay en la cima de de Loma Púa, junto a la Carihuela.Desde el mismo lugar anterior, pero mirando a la Alpujarra, se ve al fondo Capileira. Imágenes: J.M.M. y Pepe Rosino

El Ejército Republicano

En el sector Trevélez–Mulhacén primero actuaron varios batallones procedentes sobre todo de Almería y otros como el Algeciras o el Pancho Villa, después actuaron varias brigadas mixtas como la 54 que tenía base en el pueblo de Ugijar y la 55 con base en la Haza del Lino en la Sierra de Lújar, así como la XIII Brigada Internacional que había estado previamente sujetando el avance nacional en Castell de Ferro una vez tomado Motril por los sublevados en febrero de 1937.

“ ...Madrid se defiende atacando en los demás frentes. Las fuerzas que intentan el cerco de Granada deben lanzarse a una acción definitiva. El momento es propicio. Los soldados del pueblo esperan impacientes la llamada del combate. La inactividad es perjudicial para la moral de los combatientes. Es preferible —nos ha confesado un camarada de las avanzadillas de Sierra Nevada — el exceso de calor y los peligros de una lucha intensa en que llueva la metralla, que la ociosidad y el frío intenso que se sienten en estos picachos, constantemente entre nieve...” Maroto el Héroe. Miguel Amorós. Virus editorial 2011

En el sector Veleta- Güéjar Sierra, al principio actuó la Columna Maroto cuyo nombre aludía a un conocido sindicalista granadino de la CNT, Francisco Maroto del Ojo, que por desavenencias con las autoridades republicanas de Almería sería encarcelado en 1937 y fusilado por los nacionales en Alicante al acabar la guerra.

Esta columna se integraría en 1937 en la 147 Brigada Mixta. También actuaron milicias de voluntarios de Murcia, Cartagena y Alicante uno de cuyos jefes fue el capitán Manuel Burguete Reparaz que era miembro de una destacada familia de militares del Ejército del Aire y que fue detenido y fusilado a principios de ese año. En este sector, después actuó la 51 Brigada Mixta que tenía su sede en Iznalloz y la 78 cuyo límite de actuación, era el collado de Vacares, donde empezaba el ámbito de la 54.

“...A las 2 de la mañana, habíamos salido del campamento de Juviles, nos habían dado un chusco, llegamos a Trevélez de día, los guardias civiles que defendían el pueblo huyeron río abajo. Pasamos de largo y empezamos a subir a lo alto del Mulhacén, al coronarlo, nos mandaron abrirnos en abanico todo el cerro abajo para atacar las posiciones enemigas, pero nos esperaba una sorpresa, los guardias civiles de toda la 15 Alpujarra se habían concentrado, tenían una ametralladora y nos estaban esperando. Cuando nos tuvieron a tiro, la ametralladora empezó a hacer de las suyas y suerte que no nos pilló de frente porque no hubiera quedado ninguno de nuestra compañía...” Memorias inéditas de Antonio Ramos Martín

Las tropas fascistas

En el sector alpujarreño, los primeros meses actuaron escuadras de la Falange y de la Guardia Civil.

El 22 de mayo de 1937 se creó el III cuerpo de Ejército, que poco después se denominó 33 división, cuyo jefe era el Coronel de Infantería Francisco Rosaleny Burguet que, previamente, había participado en el triunfo del golpe de estado en Granada capital y que, años después, sería Gobernador de las colonias españolas en África. Encuadrado en ese cuerpo estaba el Regimiento de Infantería Oviedo nº 8, con varios batallones.

“ Ha proseguido en el día de hoy el avance de nuestras tropas. En el sur se han ocupado hoy las capitales de Ciudad Real y Jaén y los pueblos de Almodóvar del Campo, Bailén, Puertollano, Linares, La Carolina, Santa Elena, Torredonjimeno, Arjona, Arjonilla, Deifontes, Colomera, Iznalloz, Diezma, Pitres, Pórtugos, Ferreirola, Busquistar, Mecina- Fondales, Capileira de Pitres, Lujar, Lagos y Jolúcar. El número total de prisioneros y presentados en este frente se aproxima a 60000...” Parte de guerra del miércoles 29 de marzo de 1939

El cuartel general se situó en Lanjarón y su radio de acción se extendía desde Sierra Nevada hasta el mar en Motril. En el sector occidental, actuó el Grupo Alpino de Sierra Nevada formado en septiembre de 1936 bajo mando del Arma de Artillería de Granada compuesto por algo más de 50 personas. Su misión, junto a las centurias de Falange y el tercio de requetés Isabel la Católica, fue la de vigilar y guarnecer distintos puntos de vigilancia en la Sierra.

Soldados en condiciones extremas

El frente de Sierra Nevada no fue muy activo, tampoco el del resto de la provincia salvo alguna zona concreta. Esto fue debido principalmente, a que ambos ejércitos se concentraron en la toma o defensa de Madrid, de Cataluña y Levante y consideraron el granadino, como un frente secundario. En Sierra Nevada, además había que añadir la dificultad de cualquier operación a más de 2.000 metros de altura.

El Refugio Elorrieta está situado a 3.187 m. de altitud en Sierra Nevada, entre el Tosal del Cartujo y los Tajos de la Virgen, en un lugar que en invierno se halla continuamente cubierto de nieve y azotado por fuertes ventiscas. Fue construido entre los años 1931 y 1933 y bautizado con ese nombre en honor del Director General de Montes D. Octavio Elorrieta.

Era el más señalado en la red red de refugios que se proyectaron en los años 30 en el valle del río Lanjarón, dentro de un ambicioso plan de investigación, experimentación y repoblación forestal. Fue el único que se construyó de acuerdo con lo proyectado. Contaba con calefacción, instalación de agua y grupo electrógeno para iluminación.

Para su construcción hubo de realizarse refugios intermedios y una completa red de senderos de arriería (de gran valor también), ya que el aporte de materiales se hacía con reatas de mulos desde distancias de más de 20 km, en ascensiones de 2.000 metros. Durante la Guerra Civil fue ocupado por destacamentos africanos de las fuerzas fascistas. Después fue abandonado y dedicado a refugio ocasional de montaña. Acción Sierra Nevada sigue luchando para restaurarlo. Imagen: J.M.M.

Todavía se habla en los pueblos de lo mal que lo pasaron los soldados musulmanes del tabor de regulares de Ceuta que lucharon con los fascistas en las lomas de Cáñar y Soportújar, acostumbrados a otras condiciones, o los soldados de la XIII Brigada Internacional del Ejército Republicano que, pese a que la mayor parte de sus miembros procedían del norte de Europa, tuvieron que ser retirados de Sierra Nevada por las duras condiciones que soportaron durante el invierno de 1937.

“ ...Con gran desgaste provocado por las bajas temperaturas reinantes en la loma del Mulhacén, la XIII Brigada Internacional fue retirada de este frente, el 27 de marzo del 37...” www.sbhac.net

El día a día de los soldados era muy duro, la nieve, el frío, la ventisca en invierno y el calor y la fuerte radiación solar en verano en una zona sin sombras, hicieron que el transcurso del tiempo fuera muy penoso. Su alimentación se basaba en el ganado requisado por los pueblos y cortijos, y en una considerable proporción, en conservas; dando una vuelta por los alrededores de las posiciones, es fácil encontrar antiguas latas de sardinas, carne asada o leche condensada, de diversa procedencia como portuguesa, argentina o española. Es de suponer que la cabra montés también entraría en su dieta.

Los mayores de la zona, siempre contaron que los soldados, conocedores de la existencia de papas de la sierra enterradas en los hoyos, las buscaban de noche y cómo alguna vez coincidieron soldados de los dos bandos en el mismo hoyo, repartiéndose el contenido sin mayores consecuencias.

“ ...Se acercaba el invierno y en la sierra hacía mucho frío, había llovido y después cayó nieve y se heló, no se pueden hacer una idea de lo que sufrieron las fuerzas recién llegadas, a algunos tuvieron que cortarles los dedos de los pies helados. Yo tenía la sarna, se me pusieron las piernas en carne viva, ni con la limpieza ni con azufre mejoraba y cada día estaba peor, hasta que me mandaron al hospital de Almería...” Memorias inéditas de Antonio Ramos Martín

Los soldados pasaban largas semanas inactivos, lo que unido a la incertidumbre de un ataque inminente, el recuerdo de las familias y las largas horas de vigilancia, harían insoportable la estancia en las trincheras.

Para combatir el aburrimiento, se jugaba a las cartas, se fumaba, se escribía a los familiares o se releían las cartas que éstos enviaban, también se mataban piojos que en aquel tiempo, eran una especie más de las que habitaban Sierra Nevada.

A lo largo de todo el frente granadino, en poblaciones en poder de ambos bandos, se cuenta cómo los soldados intercambiaban tabaco por papel de fumar, el primero se producía en la Vega de Granada, controlada por los fascistas, y el papel en Alicante, zona republicana. Los niños eran los encargados de realizar el trueque porque se suponía que a nadie se le ocurriría hacerles ningún daño.

Este reportaje se nutre del libro Itinerario por la historia reciente de Sierra Nevada, de Antonio J. Ramos Lafuente,  a quien le agradecemos epecialmente su trabajo, editado por el Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada; Maroto el Héroe. Miguel Amorós. (Virus editorial 2011); Web Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores (S.B.H.A.C.); Tomos 1 y 2 de La guerra en la Sierra de Lújar, por Fernando Alcalde Rodríguez, Juan José Ayala Carbonero, Manuel Cañadas Jiménez y Antonio José Pérez Salguero. Autoedición y Ayuntamiento de Motril. Nuestro agradecimiento.
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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboracion con  y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 
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