Una investigación pionera recoge en un libro el impacto en Granada de la dictadura de Primo de Rivera

Roque Hidalgo Álvarez, Carmen Morente Muñoz y Julio Pérez Serrano han publicado Granada durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Los retos de la modernización autoritaria, Editorial Universidad de Granada y Editorial Comares, (Granada, 2020).
Pretende cubrir un hueco existente en la Historia de las gentes de Granada durante los siete años que van desde 1923 hasta 1930. La que se conoce como dictadura de Primo de Rivera no había sido estudiada en Granada al considerarse, por error, que era una simple etapa de transición que iba desde la Restauración borbónica hasta la II República española
Este libro es el resultado de años de investigación de un equipo que ha trabajado coordinadamente en las Universidades de Granada y de Cádiz. Pretende cubrir un hueco existente en la Historia de las gentes de Granada durante los siete años que van desde 1923 hasta 1930. La que se conoce como dictadura de Primo de Rivera no había sido estudiada en Granada al considerarse, por error, que era una simple etapa de transición que iba desde la Restauración borbónica hasta la II República española. La primera dictadura militar en España durante el siglo XX es el resultado de un fracaso que generó una cierta esperanza entre los ilusos que pensaron que la corrupción del sistema político se podía eliminar reduciendo el espectro de las libertades, y colocando en los órganos de decisión a los autoritarios que consumían más del 30% del presupuesto nacional, y cuya principal función era cumplir fielmente los mandatos de la oligarquía financiero-terrateniente. Unos oligarcas que nunca se educaron en el respeto a los valores democráticos porque siempre vieron en su pueblo al principal enemigo que había que derrotar.
Se adentra, entre otros, en los entreverados asuntos municipales y en los proyectos necesarios para modernizar una ciudad a la que el desamparo había sumido en el abandono y la insalubridad desde hacía al menos un siglo
Este libro aborda, en primer lugar, el eterno problema del poder y en ese contexto sitúa el golpe de Estado liderado por Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Se atreve incluso a caracterizar a los principales clanes familiares que detentaban el poder en la Granada de los "felices años veinte". Se adentra a continuación en los entreverados asuntos municipales y en los proyectos necesarios para modernizar una ciudad a la que el desamparo había sumido en el abandono y la insalubridad desde hacía al menos un siglo. A pesar de todo existía una sociedad que estaba activa económicamente y que mostraba un entramado asociativo muy intenso. La sociedad se dividía en propietarios de bienes materiales y propietarios de su fuerza de trabajo. A los primeros se les llamaba propietarios y a los segundos trabajadores. Ser propietario te situaba en el escalón superior, aunque este estuviera dividido en mil partes.
El Antiguo Régimen daba paso a la modernidad, y una burguesía ligada a la industria azucarera y al comercio desplazaba a la aristocracia de la tierra en la lista de contribuyentes mayores de la ciudad
La élite económica cambió durante la dictadura, se hizo menos agraria y más comercial e industrial. Por fin el Antiguo Régimen daba paso a la modernidad, y una burguesía ligada a la industria azucarera y al comercio desplazaba a la aristocracia de la tierra en la lista de contribuyentes mayores de la ciudad. Por primera vez se construían escuelas y disminuía la tasa de analfabetismo. Los maestros reemplazaban a los abogados en la forja de las nuevas élites dirigentes, pero el modelo dictatorial tenía sus propios límites y generaba contradicciones internas insalvables. Se apagó creyendo sus instigadores que era posible volver el tiempo hacía atrás, se equivocaron: la modernización había creado una sociedad diferente en las que las clases medias urbanas reclamaban su protagonismo y no se conformaban con servir fielmente a los oligarcas. También los que solo eran propietarios de su fuerza de trabajo reclamaban derechos que ningún sistema paternalista filantrópico podía ya satisfacer. La Restauración borbónica de 1874 parecía llegar a su fin.
Con el fin de conocer la investigación y el contexto, te ofrecemos a continuación una entrevista con los dos autores, Roque Hidalgo Álvarez y Julio Pérez Serrano y a la autora de este libro, Carmen Morente Muñoz:
"La mayoría de la población española permanecía al margen de esas componendas y veía a los políticos profesionales como personas inútiles, corruptos e incompetentes que ni los representaban ni eran capaces de resolver los muchos problemas que tenían día tras día"
-¿Qué sentido tiene hoy estudiar la dictadura del general de Infantería Miguel Primo de Rivera y Orbaneja que se produjo hace más de cien años, siendo rey de España Alfonso XIII?
-Julio Pérez Serrano: Antes del golpe de Estado encabezado por Miguel Primo de Rivera y Orbaneja en septiembre de 1923 existía en España un régimen constitucional de corte liberal parlamentario que, aunque no era democrático, reconocía en la Constitución de 1876 algunos derechos políticos a los ciudadanos españoles. El sistema político de partidos se basaba, principalmente, en dos, uno conservador y otro liberal que cada cierto tiempo se turnaban en el Gobierno. Un régimen caciquil decidía quiénes eran elegidos diputados en Cortes, o concejales en los Ayuntamientos. Era el Gobierno quien decidía la composición del Parlamento y no al revés. La mayoría de la población española permanecía al margen de esas componendas y veía a los políticos profesionales como personas inútiles, corruptos e incompetentes que ni los representaban ni eran capaces de resolver los muchos problemas que tenían día tras día.
El Gobierno de concentración liberal elegido el 7 de diciembre de 1922 y presidido por Manuel García Prieto, I marqués de Alhucemas, representó un intento de regenerar el sistema político desde dentro, al proponer una reforma constitucional que limitaba la discrecionalidad del gobierno en la suspensión de las garantías y derechos políticos, asegurar la libertad de conciencia religiosa, democratizar el Senado y garantizar la independencia del Poder Judicial. Un punto clave de su programa político era la reducción de la actividad militar en el Protectorado español de Marruecos, dotándolo de una administración civil en vez de militar. Por último, pretendía hacer una reforma fiscal, siempre prometida y nunca realizada, con el fin de disminuir el déficit del Estado, reduciendo también el gasto público. En realidad, este programa liberal clásico sería incapaz de regenerar el putrefacto sistema político imperante, pero provocó la ira de los sectores africanistas del Ejército.
"Nadie salió a la calle en septiembre de 1923 a defender el régimen político creado por el malagueño Antonio Cánovas del Castillo en 1874"
El malestar social entre las clases medias urbanas y la clase obrera y campesina fue en aumento conforme la carestía de la vida aumentaba al subir el precio de las subsistencias y de los alquileres de las viviendas y locales comerciales y crecía el paro obrero, a la vez que la corrupción política invadía todos los aspectos de la vida municipal y nacional. La realidad de la vida cotidiana de las clases populares nada tenia que ver con la de las oligarquías que movían los hilos del poder económico y político. La corrupción y el caciquismo convirtieron al sistema liberal parlamentario es una ficción política sin apoyo popular y muy alejado de la Constitución real del país. Nadie salió a la calle en septiembre de 1923 a defender el régimen político creado por el malagueño Antonio Cánovas del Castillo en 1874.
-¿Por qué razones se produjo ese golpe de Estado en septiembre de 1923? ¿Fue cruento?
Julio Pérez Serrano: Esta es la principal pregunta que intentamos responder en este libro. Estudios realizados por diferentes autores como Eduardo González Calleja y Shlomo Ben Ami revelan que el golpe de Estado fue, en un primer momento, la respuesta autoritaria de quienes ante la crisis esférica que padecía el sistema de dominación social cuya cabeza visible era el rey Alfonso XIII, recurrieron al Ejército como único modo de resolver sus contradicciones internas y alejar la posibilidad de una revolución hecha por «los de abajo». La conversión del Directorio militar en civil en 1925 tenía un objetivo de mayor alcance, como era el de construir un nuevo sistema sociopolítico de corte corporativo basado en la conciliación de los intereses de clase. Todo ello en un contexto de modernización de los medios de producción provocada por el uso múltiple de la energía eléctrica y la aparición de un nuevo maquinismo que impulsaría a la industria, la minería y los transportes hasta niveles de actividad nunca vistos. Esta modernización en un contexto de dictadura con rey es lo que ha llevado al historiador Eduardo González Calleja a caracterizar a la dictadura de Primo de Rivera como una modernización autoritaria. Esta caracterización es en si misma contradictoria, pues la modernidad se asocia a la posibilidad política de cambiar las reglas del juego de la vida social usando medios reflexivos. Por contra, el sociólogo Gino Germani ha demostrado que, bajo ciertas condiciones sociopolíticas, los regímenes pretorianos son posibles vías de transición hacia sociedades industriales modernas. Esas condiciones se daban en la España de hace un siglo.
Julio Pérez Serrano.
"El miedo a la revolución de los de abajo, por ser imposible la revolución hecha desde arriba, llevó a sus burguesías nacionales a recortar derechos e imponer regímenes militares que garantizando el "orden público", disciplinaran a las clases populares"
El golpe militar del general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, con la aprobación de Alfonso XIII, se produjo en una coyuntura crítica en la que intervinieron tanto factores externos como internos. Tras el triunfo de la revolución obrero-campesina en la Rusia Zarista en 1917, en muchos países europeos, entre ellos España, las clases privilegiadas apoyaron, cuando no organizaron, regímenes pretorianos para contener el avance de las fuerzas revolucionarias. Es decir, regímenes dictatoriales militares que defendían los intereses de las respectivas oligarquías nacionales. Este fue el caso de Hungría en 1920, Polonia, Lituania y Portugal en 1926, Yugoslavia en 1929, Austria en 1933, Letonia y Estonia en 1934, Bulgaria en 1935, Grecia en 1936 y Rumanía en 1938. El miedo a la revolución de los de abajo, por ser imposible la revolución hecha desde arriba, llevó a sus burguesías nacionales a recortar derechos e imponer regímenes militares que garantizando el "orden público", disciplinaran a las clases populares. En un principio esos regímenes represivos alcanzaron sus objetivos, pero con el tiempo aumentaron el malestar social de las clases medias urbanas, del proletariado industrial y del campesinado. La agudización de la lucha de clases era inevitable.
Hubo, también razones internas tales como el desastre de Annual donde 8.000 soldados españoles murieron como consecuencia del ataque de los rifeños comandados por Abd el-Krim y la nefasta táctica militar empleada por el general Manuel Fernández Silvestre, comandante en jefe del ejército de operaciones en la Comandancia de Melilla. Hay que tener en cuenta que los soldados destinados a Marruecos eran todos los que sus padres no podían pagar las 1.000 ó 2.000 ptas. que los convertía en soldados de cuota. Los primeros veían reducido a diez meses su servicio militar y los segundo a cinco meses, pudiendo elegir la unidad donde servir. El resto de los jóvenes tenían que permanecer dos años realizando la «mili» y correr el riesgo de ser enviado a zonas en guerra como era el Rif. Los hijos de las clases privilegiadas no corrían ese peligro.
"El golpe de Estado no fue cruento, aunque sí violento. Las calles de las ciudades fueron ocupadas por las fuerzas militares y se declaró el Estado de guerra"
El informe preparado por el general Juan Picasso González para esclarecer las responsabilidades militares en el desastre de Annual estaba previsto que se presentara en las Cortes en octubre de 1923, el golpe lo evitó y ese informe permaneció en paradero desconocido durante décadas.
El golpe de Estado no fue cruento, aunque sí violento. Las calles de las ciudades fueron ocupadas por las fuerzas militares y se declaró el Estado de guerra.
-¿Cuáles fueron sus objetivos declarados? ¿Existían también objetivos ocultos?
Roque Hidalgo Álvarez: Como es lógico, conocer los objetivos declarados públicamente por Primo de Rivera en nombre de la oligarquía que lo apoyaba resultó muy fácil descubrir los objetivos reales, pero no declarados resultó mucho más difícil y forma parte de la investigación que hay detrás del libro.
Como sucede en toda maniobra política, máxime tratándose de un golpe de Estado, existieron tanto objetivos declarados como ocultos. Con los primeros se pretendió convencer a la opinión pública de la imperiosa necesidad de "liberar a la Patria de los profesionales de la política" y perseguir "toda actividad comunista o revolucionaria"
Como sucede en toda maniobra política, máxime tratándose de un golpe de Estado, existieron tanto objetivos declarados como ocultos. Con los primeros se pretendió convencer a la opinión pública de la imperiosa necesidad de "liberar a la Patria de los profesionales de la política" y perseguir "toda actividad comunista o revolucionaria". Con los segundos se buscaba afianzar en España un modelo de dominación social que había entrado en una profunda crisis con la pérdida de las últimas colonias y con el ascenso imparable del movimiento obrero. Según el manifiesto «Al país y al Ejército» firmado por Primo de Rivera en Barcelona el 12 de septiembre en nombre de los golpistas, sus objetivos eran:
1º. Sacar a España de su secular atraso económico mediante un programa de industrialización y mejora de la agricultura, financiado con capital nacional e internacional.
2º. Regenerar el sistema político mediante la sustitución de las viejas castas caciquiles propias de la Restauración Borbónica por «gentes de ideas sanas».
3º. Preservar el modelo centralizado y unitario de la «nación española».
Pero, los objetivos perseguidos, pero no declarados fueron:
"Entre los objetivo no declardos, frenar el avance del anarcosindicalismo dentro del movimiento obrero y popular en España. Persiguiendo penalmente a los sindicatos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) hasta convertirla en clandestina"
Frenar el avance del anarcosindicalismo dentro del movimiento obrero y popular en España. Persiguiendo penalmente a los sindicatos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) hasta convertirla en clandestina.
Evitar huelgas como la de «La Canadiense» en Barcelona, que comenzó el 5 de febrero de 1919 y durante cuarenta y cuatro días paralizó la ciudad y al 70 % de toda la industria catalana. Finalizando tras lograr los trabajadores un éxito sin precedentes. Todos los puntos de su plataforma reivindicativa fueran aceptados por la patronal, incluido el de despedir de la empresa a los esquiroles.
Evitar la reforma tanto fiscal como agraria.
Fortalecer el carácter oligárquico del bloque de poder hegemonizado por banqueros y terratenientes, principalmente.
Disminuir el salario de los jornaleros, aumentando así la tasa de ganancia de las clases privilegiadas agrarias, en su mayoría clase ociosa que consideraba el trabajo una actividad indigna de su clase. De hecho, bajaron el salario de los jornaleros que trabajaban en el campo de sol a sol de 6 pts. en 1923 a 4,50 pts. en 1925 y a 4,0 pts. en 1929.
Esa clase ociosa consideraba el trabajo una actividad indigna de su clase, y por ello explotaba sin compasión a los jornaleros de sus tierras. Ser clase ociosa se convirtió por un mecanismo de emulación social en una aspiración que muy pocos lograron hace un siglo en España
El mayor propietario de tierras en el término municipal de Granada era el XXI Conde de la Puebla del Maestre, Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Fernández, destacado miembro de la alta sociedad madrileña, como ha señalado Miguel Artola Blanco en su libro El fin de la clase ociosa. No era el único, muchos de los aristócratas de viejo y nuevo abolengo hacían lo mismo, en el libro se describen a estos rentistas. Esa clase ociosa consideraba el trabajo una actividad indigna de su clase, y por ello explotaba sin compasión a los jornaleros de sus tierras. Ser clase ociosa se convirtió por un mecanismo de emulación social en una aspiración que muy pocos lograron hace un siglo en España.
-¿Cómo reaccionaron las fuerzas políticas y sociales al golpe?
-Roque Hidalgo Álvarez: En un principio el golpe de Estado no solo fue apoyado y financiado por los agricultores cerealistas de Valladolid, los banqueros y empresarios de las siderurgias vizcaínas y los empresarios de las industrias textiles barcelonesas, sino que contó con el apoyo, primero pasivo, y después activo de sectores obreros ligados a la Unión General de Trabajadores (UGT) que lideraba Francisco Largo Caballero. Los centros decisorios estaban, en efecto, en Valladolid, Bilbao y Barcelona. El ejecutor, sin embargo, Primo de Rivera era de Jerez de la Frontera, y pertenecía a una familia con fuertes vínculos con la oligarquía agraria jerezana y el Partido Conservador. Los propietarios de tierras no debían de temer nada del "cirujano de hierro".
Roque Hidalgo Álvarez.
Los partidos del sistema de turnos, es decir, el conservador y el liberal se resignaron a quedar fuera del juego político, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) mantuvo una posición ambigua, recomendando prudencia a sus afiliados; mientras que los anarquistas (CNT) y comunistas (PCE) fueron los únicos que se opusieron al golpe, aunque sus convocatorias de huelga y manifestación en Bilbao fracasaron rotundamente. La declaración del estado de guerra añadía a la tradicional militarización del «orden público» la consideración de reos por delito de rebelión o sedición, y sometidos por ello a consejo de guerra, a todos los que expresaran opiniones que pudieran "producir excitación en las masas populares", tomaran parte en manifestaciones no autorizadas u ostentaran lemas, divisas y distintivos contrarios a las instituciones establecidas en la «Constitución del Estado», entre otros motivos.
"Del estudio que hemos realizado se desprende que el golpe de Estado contó con el apoyo de la mayoría de las 'fuerzas vivas' de la ciudad·
Del estudio que hemos realizado se desprende que el golpe de Estado contó con el apoyo de la mayoría de las "fuerzas vivas" de la ciudad. Enviaron telegramas de apoyo al general Primo de Rivera desde el Partido Católico Nacional Integrista, que era una escisión de la Comunión Tradicionalista, es decir, de los carlistas y que presidia José Muñoz-Cobo y García, VII conde del Prado; hasta la Unión Mercantil que presidía el maestro sastre, Virgilio Castilla Carmona, además de la Junta Directiva del Circulo Comercial, la Cámara de la Propiedad Urbana, la Cámara Agrícola y el Rectorado de la Universidad. El régimen parlamentario liberal estaba tan desprestigiado que nadie salió en su defensa.
-¿Cuánto tiempo estuvo Primo de Rivera en el poder?
-Roque Hidalgo Álvarez: La dictadura de Primo de Rivera estuvo vigente desde el 13 de septiembre de 1923 hasta el 28 de enero de 1930. Lo que iba a ser una letra de cambio a noventa días duró más de seis años y durante ese tiempo intentó instaurar un régimen corporativo basado en un partido único, la Unión Patriótica, una Asamblea Nacional Consultiva y un cuerpo paramilitar formado por pistoleros al servicio de los propietarios de tierras, el Somatén. Su modelo económico rompió el principio liberal de la no intervención estatal en los asuntos económicos, creando dos monopolios estatales como fueron la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) y la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA). Mientras que la primera estaba ligada a la compañía norteamericana International Telephone & Telegraph (ITT), la segunda estaba en manos de los principales bancos españoles, es decir, el Banco de Vizcaya, el Banco Hispano Americano, el Banesto y el Banco Urquijo; conservando el Estado un mínimo del 30%. Se instauraba así un capitalismo de Estado con una fuerte componente nacionalista. Como ya hemos mencionado, algunos autores como Eduardo González Calleja caracterizan este periodo histórico como de una modernización autoritaria, pues cambió en parte la base económica del país, haciéndose más industrial y menos arcaica, se aceleró la urbanización con un rápido crecimiento de algunas capitales, disminuyó el analfabetismo y se aumentó el número de estudiantes de bachillerato y universitarios, etc. La electrificación hizo posible que donde había oscuridad apareciera la luz, pero también que se pudieran transportar miles de personas en tranvías eléctricos y se pudiera oír la voz humana a cientos de kilómetros de distancia mediante el teléfono y la radio. Para algunos eran "los felices años veinte".
"A partir de 1926 la situación cambió y las críticas al régimen se hicieron cada vez más fuertes"
A partir de 1926 la situación cambió y las críticas al régimen se hicieron cada vez más fuertes. En términos generales se considera que la pérdida de apoyos de la Dictadura se debió a las siguientes causas:
1. El conflicto con el arma de artillería y con los generales constitucionalistas.
2. El descrédito de la Unión Patriótica al convertirse el partido único en un antro repleto de nuevos caciques corruptos, ahora militares. El fracaso en la institucionalización del régimen al no lograr que funcionase realmente la Asamblea Nacional Consultiva. La decisión del PSOE de no participar en esa iniciativa fue decisiva.
3. El conflicto con algunos intelectuales como Unamuno, de los Ríos, Jiménez de Asúa, etc., y con los estudiantes universitarios cuya extracción social era burguesa o pequeñoburguesa.
4. El desencuentro con la jerarquía católica catalana dada la obligatoriedad de rezar en castellano.
5. El descontento de las clases medias urbanas por la subida de los impuestos. La presión fiscal en ese periodo subió un 42 %.
"Tras comprobar que los Capitanes Generales de las diferentes regiones militares, después de que todos ellos consultaran con el rey Alfonso XIII, le habían retirado su apoyo, Primo de Rivera presentó su dimisión el 28 de enero de 1930. Estaba enfermo de diabetes y murió en el hotel Pont Royal de París el 16 de marzo de 1930"
6. El malestar de los comerciantes con la política arancelaria que protegía a la industria textil barcelonesa, encareciendo el precio de las manufacturas.
7. Los desajustes económicos en la llamada trilogía mediterránea: trigo, aceite y vino.
8. La depreciación de la peseta frente a la libra esterlina y el dólar norteamericano. Esas operaciones especulativas fueron, probablemente, promovidas por la empresa británica Shell y la norteamericana Standard Oil que fueron expulsadas del mercado español del petróleo y sus derivados con la creación de CAMPSA en 1927.
9. El auge de los partidos republicanos que supieron canalizar el malestar social existente desde 1926 y que asociaba monarquía con dictadura y democracia con república.
Tras comprobar que los Capitanes Generales de las diferentes regiones militares, después de que todos ellos consultaran con el rey Alfonso XIII, le habían retirado su apoyo, Primo de Rivera presentó su dimisión el 28 de enero de 1930. Estaba enfermo de diabetes y murió en el hotel Pont Royal de París el 16 de marzo de 1930.
-¿Qué cambios se produjeron en las instituciones políticas de Granada? ¿Cambió la base de la clase propietaria granadina?
-Roque Hidalgo Álvarez: La oligarquía granadina estaba formada por propietarios que en su mayoría eran abogados. El libro sirve para conocer en detalle a esa oligarquía, que estaba organizada por clanes familiares que daban a su vez lugar a tribus económicas. Los mecanismos de cooperación entre esas tribus eran muy débiles y en ocasiones se producían luchas internas entre ellas.
"Parecía que se volvía al viejo sistema de demarquía o estococracia en el que los gobernantes eran elegidos aleatoriamente entre los gobernados. Era un espejismo, cuando los asociados eligieron de entre ellos como alcalde al abogado y propietario José Tripaldi Jiménez-Herrera, la autoridad militar recordó que los alcaldes de las capitales de provincia debían de ser militares y Tripaldi dimitió de inmediato"
La respuesta a estas dos preguntas ocupa una parte sustancial del libro. Tras el golpe de Estado en Granada, como en el resto de las capitales de provincia, se procedió de inmediato a sustituir al gobernador civil por el militar y a cesar a todos los alcaldes, concejales y diputados provinciales nombrados como resultado de las últimas elecciones locales celebradas el 5 de febrero de 1922. En esta ocasión el reparto de concejalías estuvo muy repartido entre las diferentes fracciones conservadoras y liberales. El "alcalde-presidente" en septiembre de 1923 era el abogado liberal romanonista Eduardo Navarro Senderos que dimitió casi de inmediato. Los concejales fueron sustituidos por los cuarenta vocales asociados que eran elegidos por sorteo entre los contribuyentes de la ciudad (1.829 personas) y que tenían una función asesora dentro de las sesiones del Pleno de la Corporación municipal. Se produce así un curioso fenómeno de sustitución de políticos profesionales por ciudadanos sin ninguna ambición política. Parecía que se volvía al viejo sistema de demarquía o estococracia en el que los gobernantes eran elegidos aleatoriamente entre los gobernados. Era un espejismo, cuando los asociados eligieron de entre ellos como alcalde al abogado y propietario José Tripaldi Jiménez-Herrera, la autoridad militar recordó que los alcaldes de las capitales de provincia debían de ser militares y Tripaldi dimitió de inmediato. Sería el Gobierno, a través del gobernador militar, quien nombraría a Antonio Díez de Rivera y Muro, XI Marqués de Casablanca, alcalde. El Marqués, además de general de brigada del arma de artillería retirado, era el propietario de los pueblos de Deifontes y Olivares. Tenía 66 años y estaba casado con Joaquina Pérez de Herrasti y Pérez de Herrasti, hija del III Conde de Antillón y XI señor del Padul. No tenían hijos. Como presidente de la Diputación Provincial las autoridades militares nombraron a José Díez de Rivera y Muro que, aunque parezca imposible, no era hermano del alcalde sino primo, sobrino y cuñado.
"En el libro se detallan todas las iniciativas discutidas en el Ayuntamiento, y las pocas que se pusieron en marcha, tanto en el mandato del marqués de Casablanca, desde el 1 de octubre de 1923 hasta el 30 de agosto de 1928, como en el de su sucesor el abogado Mariano Fernández Sánchez-Puerta desde el 6 de septiembre de 1928 hasta el 13 de febrero de 1930"
En el libro se detallan todas las iniciativas discutidas en el Ayuntamiento, y las pocas que se pusieron en marcha, tanto en el mandato del marqués de Casablanca, desde el 1 de octubre de 1923 hasta el 30 de agosto de 1928, como en el de su sucesor el abogado Mariano Fernández Sánchez-Puerta desde el 6 de septiembre de 1928 hasta el 13 de febrero de 1930. Había una diferencia sustancial entre ambos, el Marqués representaba a la rancia aristocracia dueña de muchas tierras, el abogado decía ser el representante de la "sufrida clase media". El primero se negó a pedir prestamos bancarios en una época de bonanza económica para llevar a cabo las obras públicas que décadas de abandono habían hecho de Granada una de las ciudades española más insalubre, y el segundo lo primero que hizo fue pedir un préstamo bancario en el peor momento de la economía mundial, 1929, y que hipotecó la economía del Ayuntamiento durante décadas. Ambos tenían un sentido de la realidad muy mediatizado por su ideología, muy reaccionaria en el primero y más abierta en el segundo. Por encima de ambos y con una visión mucho más amplia se encontraba el madrileño Julio Quesada Cañaveral y Piédrola, duque de San Pedro de Galatino, que supo ver, como ningún otro, que el futuro económico de Granada estaba en el turismo. Lastima que sus desencuentros con el dictador y el alcalde privaran a Granada de su empresario más activo. El Duque era un ejemplo de burgués ambicioso y con ganas de ganar mucho dinero, mucho más de lo que podían producir las rentas agrarias. Un tipo de burgués muy poco frecuente dentro de la élite económica granadina.
"Los mayores contribuyentes de la ciudad dejaron de ser propietarios de fincas rústicas para ser los comerciantes e industriales que la modernización autoritaria había impulsado"
La clase propietaria granadina en esos años experimentó cambios y reajustes internos muy intensos, se hizo mucho más industrial y comercial y menos agraria. Los mayores contribuyentes de la ciudad dejaron de ser propietarios de fincas rústicas para ser los comerciantes e industriales que la modernización autoritaria había impulsado.
-¿Qué proyectos industriales se realizaron en esos años?
-Roque Hidalgo Álvarez: Citaré dos de características muy diferentes. El primero tiene que ver con la constitución de la Sociedad Cervezas Alhambra. Esta Sociedad se constituyó en Granada el 4 de noviembre de 1925. Sus principales accionistas fueron Carlos Bouvard Dürr (200 acciones) y su empresa La Moravia S. A. (480) y el vasco de origen alemán Antonio Knörr y Ortiz de Urbina (120). Su sede central se instaló en el "camino nuevo carretera de El Fargue nº 1" en lo que se conocía como el “viejo matadero de cerdos”. El presidente del Consejo de Administración era el ciudadano francés afincado en Barcelona, Carlos Bouvard Dürr. Del total inicial de 879 acciones de la Sociedad Anónima, los únicos capitalistas granadinos que compraron alguna fueron Manuel Reyes Sáenz (20) y Miguel López Sáez de Balluerca (5). Además de cerveza tipo Pilsen la nueva fábrica producía hielo, lo que no fue muy bien visto por los neveros. El segundo proyecto fue la inauguración en septiembre de 1924 del tranvía a la Sierra, infraestructura realizada a iniciativa del duque de San Pedro de Galatino y que llevaba al semanario La Verdad, órgano de expresión de la Comunión Tradicionalista de Granada, a decir que «en el ilustre prócer deben tomar ejemplo muchos que por su posición o por el puesto oficial que ocupan, tienen el deber de trabajar en pro de esta hermosa ciudad en que nacieron y en la que vivirán».
-¿Es verdad que se propuso cerrar de forma definitiva la Universidad de Granada? ¿Qué papel jugaron los estudiantes en esos años?
-Carmen Morente Muñoz: El movimiento estudiantil, es decir, los estudiantes organizados, tuvo una importancia trascendental durante el siglo XX en España. Si existe una frase que pueda condensar su papel histórico esa sería “combatiendo dictaduras”. Combatieron a la dictadura de Primo de Rivera y a la dictadura de Franco. Su papel en el derrocamiento de la primera fue determinante.
"Al inicio de la dictadura de Primo de Rivera comienza a circular por la ciudad de manera apremiante la posibilidad de que el Directorio Militar cerrara la universidad en su 'deseo de hacer economías'. La prensa granadina especulaba con el asunto y los ánimos no se calmaron hasta que la propia dictadura advirtió que los centros fundados antes de 1900 se mantendrían"
El movimiento estudiantil en los años 30 del siglo XX procedía de una larga tradición liberal de lucha durante el siglo XIX frente a la presencia de la Iglesia Católica en las aulas y de la consecuente falta de autonomía. Por eso no es de extrañar que una de las reivindicaciones más importantes que articularon a los estudiantes durante la dictadura de Primo de Rivera fuera la derogación del Plan Callejo (por el nombre del ministro de Instrucción Pública) que permitía a los jesuitas de Deusto y a los agustinos de El Escorial emitir títulos universitarios.
Tras las jornadas de lucha contra la carestía de la vida y la corrupción, acaecidas en Granada durante 1919, y en las que murió Ramón Ruiz Peralta, estudiante de Medicina, quizás por no ser una universidad importante (en el curso académico 1927-1928 contaba con 1053 estudiantes, muchos de ellos “libres”), estaba en cierto modo aislada de las grandes confrontaciones entre estudiantes y Estado que se producían en Madrid. Sin embargo, al inicio de la dictadura de Primo de Rivera comienza a circular por la ciudad de manera apremiante la posibilidad de que el Directorio Militar cerrara la universidad en su "deseo de hacer economías". La prensa granadina especulaba con el asunto y los ánimos no se calmaron hasta que la propia dictadura advirtió que los centros fundados antes de 1900 se mantendrían.
"La Universidad de Granada será cerrada por orden gubernativa y, ante la queja de las autoridades académicas quienes afirmaban que en Granada todo marchaba con normalidad, el Gobierno les autoriza que puedan abrir de nuevo; anunciando medidas disciplinarias para mantener el orden en las aulas. El régimen en Granada responde promoviendo actos de adhesión a la dictadura"
Mientras tanto, las autoridades académicas y el propio Rector Magnífico, el doctor don Fermín Garrido Quintana, solicitaban al Ayuntamiento ayudas para ampliar la Facultad de Medicina o para buscar un local alternativo para la Escuela de Artes y Oficios. La apertura de los sucesivos cursos académicos da cuenta de los cambios que se iban produciendo en nuestra Universidad, con la incorporación de nuevos profesores venidos de otras partes del país. Durante el curso académico 1928-1929, curso en el que entraba en vigor la reforma del ministro Eduardo Callejo de la Cuesta, ahora sí, se tendría que hacer frente a las movilizaciones estudiantiles que fueron apoyadas por insignes profesores universitarios. La Universidad de Granada será cerrada por orden gubernativa y, ante la queja de las autoridades académicas quienes afirmaban que en Granada todo marchaba con normalidad, el Gobierno les autoriza que puedan abrir de nuevo; anunciando medidas disciplinarias para mantener el orden en las aulas. El régimen en Granada responde promoviendo actos de adhesión a la dictadura. En mayo de 1929 se anuncia, tras los llamados "sucesos escolares", la apertura de las universidades; lo cual no evita que el catedrático de Derecho Político de la Universidad de Granada, Fernando de los Ríos Urrutia, alma y ejemplo de los estudiantes movilizados mantenga su posición de abandonar su cátedra por oposición a la dictadura. Los acontecimientos en todos los lugares del país se van precipitando: los objetivos de la "modernización autoritaria" han perdido la credibilidad que aupó a la dictadura con rey, casi sin resistencias. En la apertura del curso académico 1930-1931 se producen cambios simbólicos, pero también objetivos: asistió Fernando de los Ríos Urrutia o José Palanco Romero, que no asistían por oposición a la dictadura; el inspector de Primera Enseñanza Fernando Sáinz Ruiz y la profesora de la Escuela Normal de Maestras, Gloria Giner de los Ríos García. Entre el público se encontraba representantes muy señalados de la Federación Universitaria Escolar, la temida FUE, que tantas veces puso en jaque a la dictadura. Por primera vez en la inauguración del curso académico intervenía un estudiante, Adriano Robles López de la Facultad de Medicina, presidente de la Federación Universitaria Escolar, quien disertó sobre los ideales de los estudiantes, “el estudiante de hoy no es un cerebro loco e inexperto, pero sí un elemento rebelde…”.
Carmen Morente Muñoz.
"Uno de los aspectos sobre los que indagamos para publicar este libro fue la situación de la salubridad en Granada durante dicho periodo. Contamos para ello con un documento extraordinario: las Actas de la Junta Provincial de Sanidad de Granada que pudimos transcribir al completo"
-¿Cómo se encontraba la salubridad e higiene pública en esos tiempos?
-Carmen Morente Muñoz: Uno de los aspectos sobre los que indagamos para publicar este libro fue la situación de la salubridad en Granada durante dicho periodo. Contamos para ello con un documento extraordinario: las Actas de la Junta Provincial de Sanidad de Granada que pudimos transcribir al completo. Conformada por un número importante de autoridades y académicos del ámbito de la Medicina, Farmacia, etc., la Junta era una institución dependiente del Gobierno Civil, y siempre fue presidida por el gobernador provincial, siendo el Inspector Provincial de Sanidad su secretario y verdadero eje vertebrador de la Junta. A partir del Estatuto Provincial de 1925 la composición de la Junta queda perfectamente definida. Durante la dictadura el Inspector Provincial de Sanidad fue el doctor César Sebastián González.
Hay que tener en consideración que, en esta época, y no solo para el caso de España, los Estados entendían por «sanidad pública» solo los aspectos referidos a las epidemias, las pandemias y las enfermedades endémicas (la tuberculosis, por ejemplo, o las enfermedades de transmisión sexual), en menor medida. El resto de las enfermedades que se podían padecer solo eran atendidas por los sectores con capacidad económica para sufragar los gastos, quedando “los pobres, el vulgo y los menesterosos” en manos de la beneficencia pública o privada. Desde finales del siglo XIX, en toda Europa y los EE. UU. se dictan leyes, muy condicionadas por el desarrollo del higienismo, la microbiología y la estadística médica, con un desarrollo muy desigual en cuanto a sus logros. En 1904 se publica la Instrucción General de Sanidad (IGS), la ley que trata de homologar a España al entorno occidental. El problema para el caso español no era la falta de legislación sino la falta de presupuesto, la estructura de la administración del Estado, y una estructura política minada por la corrupción y el clientelismo. A lo que hay que sumar la influencia negativa del pensamiento mágico-religioso, enemigo del avance científico. Dentro del pensamiento liberal el Estado no debe intervenir en aspectos de la vida que entiende como privados, como la sanidad o la educación, que deja en manos de los Ayuntamientos, justo las instituciones más pobres y endeudadas. Los objetivos que proclama la IGS no fueron acompañados de un presupuesto, los ayuntamientos no tenían dinero y los intereses gremiales de colectivos como los farmacéuticos, los colegios médicos, y los propietarios de fincas urbanas y rústicas se resistieron con energía para hacer inviables las reformas. Todos estos temas los vemos reflejados en las actas de la Junta Provincial de Sanidad de Granada. El voluntarismo y compromiso de César Sebastián González no bastaron para revertir la situación.
"Muchos miembros de la élite granadina estarán presentes en la Junta Provincial de Sanidad: además de los sucesivos gobernadores civiles, alcaldes de la ciudad de Granada o los presidentes de la Diputación; los directores del Hospital Militar, los arquitectos y jefes de obras públicas del Ayuntamiento"
Muchos miembros de la élite granadina estarán presentes en la Junta Provincial de Sanidad: además de los sucesivos gobernadores civiles, alcaldes de la ciudad de Granada o los presidentes de la Diputación; los directores del Hospital Militar, los arquitectos y jefes de obras públicas del Ayuntamiento, encontramos al catedrático de Farmacia y Jefe del Laboratorio Municipal, Juan Nacle Herrera; a los catedráticos de Medicina, Antonio Álvarez de Cienfuegos, Antonio Amor y Rico y Fernando Escobar Manzano (presidente del Colegio de Médicos), al abogado Fermín Camacho López (que, entre otros cargos fue Secretario de la Cámara Oficial de Comercio); a los arquitectos Ángel Casas Vílchez, Fernando Wilhelmi Manzano y Eduardo Rodríguez Bolívar; al ingeniero agrónomo Francisco Javier Allendesalazar y Azpiroz, II conde de Tobar; al farmacéutico Nicasio Montes Garzón (presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos), y un largo etcétera.
La Junta, también, tenía que abordar multitud de temas burocráticos como el nombramiento de médicos en los municipios, la concesión de pensiones, incluidas las de viudedad (que corrían a cargo de los ayuntamientos), licencias de apertura de actividades, la apertura de “botiquines” (farmacias de beneficencia), sanciones a las personas, empresas o instituciones que violaran las disposiciones (con desigual cumplimiento); cierre de cementerios municipales por insalubres, apertura o cierre de mataderos o mercados en los pueblos, así como una retahíla de disposiciones que se repiten año tras año, lo cual indica que nunca llegaban a cumplirse, como por ejemplo, la prohibición de entrada de las cabras a la ciudad, la obligatoriedad de declarar la existencia de enfermos contagiosos (que los ricos eludían) o de vender la ropa de los muertos por enfermedades contagiosas, el cierre de traperías ilegales, etc.
En Granada existían hospitales privados y algunos de beneficencia, obsoletos y saturados, sumidos en el caos cuando aparecía una epidemia, como el de San Juan de Dios, el Hospital de San Lázaro y el Hospital Real.
"Las enfermedades que en esta época más preocupan a la Junta serán la brucelosis (que transmiten las cabras y la leche de las cabras), el tifus exantemático (llamado “del piojo verde”), las enfermedades intestinales producto de la bacteria escherichia coli, (que transmiten las aguas), llamada por su reiteración “la diarrea granadina”, sarampión, viruela, sarna, tiña, entre otras"
Las enfermedades que en esta época más preocupan a la Junta serán la brucelosis (que transmiten las cabras y la leche de las cabras), el tifus exantemático (llamado “del piojo verde”), las enfermedades intestinales producto de la bacteria escherichia coli, (que transmiten las aguas), llamada por su reiteración “la diarrea granadina”, sarampión, viruela, sarna, tiña, entre otras; también la vigilancia ante un brote de peste bubónica procedente de Málaga. Todas ellas ligadas de forma directa a las malas condiciones de vida de los pobres granadinos que se hacinan principalmente en los barrios de San Ildefonso y el Albayzín. La ciudad había crecido de forma descomunal sin que se hubiesen construido nuevas viviendas, o sea, el crecimiento se traducía en mayor hacinamiento en los barrios pobres ya superpoblados con anterioridad. El tema de la falta de abastecimiento de aguas potables y de una red de alcantarillado moderna eran sangrantes en todos los municipios de la provincia. En la capital, decenas de propuestas durante décadas se barajaron sin que ninguna llegase a prosperar; igual ocurrió con el necesario ensanche que permitiera el crecimiento habitacional de la ciudad. La Dictadura de Primo de Rivera tampoco pudo solucionar estos problemas ya que los intereses privados de los propietarios lo impidieron.
Señalamos, para finalizar, un acontecimiento ocurrido en el verano de 1924 en el pueblo de Lanjarón, en el cual se produce una epidemia de «diarrea granadina», motivada por la infección de uno de los caños del municipio. La Junta toma cartas en el asunto y hechas las comprobaciones científicas que certifican la infección por escherichia coli, decide cerrar dicho caño. El pueblo se subleva y, cuando en enero de 1925, el propio César Sebastián, junto a otras autoridades, visitan Lanjarón para dar un mitin y dar todas las explicaciones científicas necesarias, son recibidos de modo «levantisco», dirigidos por su señor alcalde que les grita, «las epidemias las manda Dios».
Quedaba mucho por hacer para que el pensamiento científico sustituyera al pensamiento mágico en las mentes del pueblo trabajador.
Fue catedrático de universidad en el área de Física Aplicada desde 1992 hasta 2022 en la Universidad de Granada. Ha liderado contratos de investigación con empresas españolas y multinacionales en el campo de las emulsiones y pruebas serológicas de diagnóstico.
En julio de 2019 obtuvo el grado de doctor en Artes y Humanidades por la Universidad de Cádiz con una tesis sobre la élite granadina durante la dictadura del general Primo de Rivera.
En la actualidad está matriculado en el Programa de Doctorado en Ciencias Jurídicas de la Universidad de Granada.
Grupo de Estudios Historia Actual de la Universidad de Cádiz (GEHA). Ha participado, entre otros, en el Seminario Nuestro Patrimonio Común, entidad que realiza sus sesiones en la Universidad de Cádiz, convocadas por la AHA y el GEHA; es Profesora del Master en Cooperación al Desarrollo y Gestión de Proyectos (Vicerrectorado de Profesorado y Estudios de Posgrado); así como en otras actividades promovidas por el GEHA.
Ha impartido conferencias en la República Bolivariana de Venezuela, invitada por el IVIC y el Ministerio del Trabajo, divulgando la figura y obra de Federico García Lorca; e impartido clases en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos, “Pedro Gual”. Así como en la Academia de Psicología Social de la UNAM-Zaragoza (México) y, como observadora, ha participado en las reuniones del Foro de Sao Paulo hasta el año 2002 y en las reuniones de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, celebradas en Latinoamérica, en los últimos diez años.
Escribe regularmente en el periódico “El Otro País de Este Mundo”, de cuyo equipo de redactores forma parte y ha colaborado en revistas latinoamericanas, ligadas a la izquierda, como “Debate Abierto” (Venezuela) , “Marxismo Militante”(Bolivia), “El Rebelde” (Chile); y en periódicos como “Ciudad Caracas” y “El Correo del Orinoco”, quien publicó el folleto, “España y su crisis”(2011), en la colección “Claves”, con una tirada de 5000 ejemplares. En Historia Actual Online, ha publicado, “Los anarquistas de Casas Viejas” y “Uruguay: el Sur también existe” (2013) y “Agustín Penón y su investigación sobre Federico García Lorca: Miedo Olvido y Fantasía”. También ha colaborado con la revista “Laberinto” (España) y publicado en en la revista “Ferrol Análisis”, sobre la figura de Don Alejandro Otero (2006) y en Abecedario Maldito. Revista EntreRíos. Asociación Minerva de Artes y Letras. Granada. 2006. Doña María Luz Escribano Pueo (mi maestra). Granada.2020.
Entre otros premios literarios, ha logrado el Concurso de Relatos Cortos, “Atarfe-Mujer”, 1996. Título: No te duermas papuchi lindo; Premio de Relatos Cortos, Asociación de Mujeres de Alcorcón, 2001. con La Abuela Adela y ha sido finalista del II Certamen de Relatos Cortos, organizado por la Asociación COLEGAS, de Cádiz, 2004con ¡Ay, amor, que se fue y no vino! y del I Concurso de Relatos Cortos, “Foro por la Memoria de Córdoba”, 2006, con El ojo de cristal.
Miembro del grupo de teatro de marionetas de la Escuela Normal de Magisterio; Co-Fundadora del Ateneo Cultural “José Román” de Atarfe- Granada y del Grupo de Teatro Femenino, “Quién sabe dónde”, de Atarfe; miembro del Comité de los Premios Literarios “Rector Salvador Vila”. Granada. Durante 8 años ha colaborado en el Programa de Radio, “Por los Caminos de la Patria Grande), en la emisora municipal de Atarfe; programa dirigido por el periodista uruguayo, Rubens Punzo Ríos. Desde hace dos años mantiene un blogs, “Roete Rojo”, donde se publican con regularidad materiales narrativos, poéticos; ensayos políticos y de opinión.