Espárragos de Huétor Tájar, campaña IGP 2025.
Artículo, por Paco Vigueras

'Plaza de Bib Rambla, donde quemaron libros… y hombres'

Ciudadanía - Paco Vigueras - Sábado, 10 de Mayo de 2025
Paco Vigueras, coordinador de Granada Abierta, repasa en este artículo los graves hechos históricos que la plataforma recuerda con el acto "Arde la Memoria", que se celebra este sábado, 9 de mayo, en la Plaza Bib Rambla.
El dibujo representa un Auto de Fe, celebrado en la Plaza de Bib-Rambla (1672), con el estrado, la cruz y el sentenciado a morir quemado en la hoguera de la Inquisición. Un acto terrible en su escarmiento, convertido en espectáculo.
Publicado en el artículo "La plaza mayor de Granada..." por Manuel Barrios Rozúa, investigador UGR
El dibujo representa un Auto de Fe, celebrado en la Plaza de Bib-Rambla (1672), con el estrado, la cruz y el sentenciado a morir quemado en la hoguera de la Inquisición. Un acto terrible en su escarmiento, convertido en espectáculo.

En la Plaza de Bib Rambla no hay ningún memorial que recuerde la quema de libros, ni rinda homenaje a las víctimas de la Inquisición. Dos terribles sucesos que son silenciados por el gobierno municipal. Tan sólo un cartel recuerda que Bib Rambla era paso obligado en las procesiones del Corpus Christi y donde se celebraban los juegos de toros y cañas, pero los visitantes se van de la ciudad sin conocer dos episodios estremecedores, que acontecieron en esta emblemática plaza.

Por este motivo, Granada Abierta organiza cada año el recital poético-musical Arde la Memoria, que celebramos hoy en Bib-Rambla a las 18.30, dentro de la Feria del Libro de Granada. Intentamos así reparar este olvido institucional y nos preguntamos: ¿Qué pasó en esta plaza, que el Ayuntamiento pretende silenciar? 

Hace 526 años, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros reducía a cenizas en la Plaza de Bib-Rambla más de 5.000 libros de la biblioteca de la Madraza, por orden de los Reyes Católicos

La Plaza de Bib-Rambla fue escenario en 1499 de uno de los más infames atentados contra la cultura. Hace 526 años, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros reducía a cenizas en la Plaza de Bib-Rambla más de 5.000 libros de la biblioteca de la Madraza, por orden de los Reyes Católicos. El cielo de Granada se cubría de humo y olvido. Con este atentado contra la cultura, Cisneros iniciaba una campaña de represión contra los musulmanes granadinos y, a partir de entonces, la comunidad morisca tuvo que elegir entre una conversión forzosa y humillante o la tragedia del exilio. Juan de Vallejo, que fue íntimo amigo de Cisneros y testigo directo de la quema, hizo la primera crónica de aquel grave suceso: "Para desarraigarles del todo de su perversa y mala secta, les mandó a los dichos alfaquís tomar todos su alcoranes, los cuales fueron más de 4 o 5 mil volúmenes, y hacer muy grandes fuegos… Y así se quemaron todos, sin quedar memoria, excepto los libros de medicina, unos 40 volúmenes, que su señoría se llevó a la biblioteca de Alcalá de Henares". Aunque es la crónica del alfaquí Barhum la que mejor describe la desesperación de los moriscos: "La situación se hizo insostenible cuando Cisneros, por mandato de la reina, les obligó a renegar de su cultura y de su fe. Un edicto ordenaba la entrega a la autoridad de todos los libros arábigos, amenazando con severos castigos a los que no lo hicieran… Miles de libros del Corán y otras ciencias fueron quemados en una plaza pública de Granada, a la vista de todo el mundo".

Una década fraudulenta 

Nuevas investigaciones desmienten que Cisneros actuara por su cuenta y confirman la responsabilidad de los Reyes Católicos en la quema de libros

Nuevas investigaciones desmienten que Cisneros actuara por su cuenta y confirman la responsabilidad de los Reyes Católicos en la quema de libros. Juan Antonio Vilar, autor de Una década fraudulenta, nos dice: "Granada quedaba en manos de Cisneros con el consentimiento real…Cisneros estaba dispuesto a asumir los daños que en su imagen produjera la presión sobre los mudéjares, mientras que los reyes, más maquiavélicos, prefirieron mantenerse lejos del problema para que no les salpicara. Los mudéjares quedaron abandonados a su suerte por los reyes, que prácticamente daban el golpe definitivo a la molesta capitulación de 1491". Y Rodrigo de Zayas afirma en su libro Los moriscos y el racismo de Estado que Isabel y Fernando conocían el plan de Cisneros para poner fin a la convivencia pactada con los musulmanes: "Las bibliotecas y los archivos del reino nazarí fueron quemados. Una vez destruida su memoria escrita, sólo les quedaba la transmisión oral para conservar su identidad histórica…". Más tarde, también prohibieron hablar en árabe.

Un especialista en la Inquisición española, Joseph Martín Walker, asegura que el cardenal contaba con el beneplácito de Isabel y Fernando para llevar a cabo su perverso plan, destinado a provocar la rebelión de los moriscos y justificar la expulsión: "Cisneros -afirma Walker- solicitó permiso a los monarcas para poner en marcha una política de máxima dureza, haciendo quemar en la plaza de Bib-Rambla cuantos ejemplares del Corán cayeron en sus manos. Semejante transgresión de lo pactado ofendió a los alfaquíes, produciéndose una revuelta en el Albaicín… los disturbios fueron utilizados, por parte cristiana, para justificar el incumplimiento de las Capitulaciones". Lamentablemente, el integrismo de Cisneros se impuso al tolerante Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada, partidario de convencer y no de imponer, que llegó a traducir una Biblia al árabe para facilitar la conversión con los moriscos.

Autos de Fe, terribles en sus escarmientos 

Tenía razón el poeta alemán Heinrich Heine, cuando dijo: “Allí donde queman libros, acaban quemando hombres”.  Así lo confirma el historiador de la UGR, Juan Manuel Barrios Rozúa, cuando escribe sobre los Autos de Fe que hubo la Plaza de Bib-Rambla, en los años 1593, 1595, 1653 y 1672: “En todos ellos hay noticias de que se levantaban gradas y púlpitos, colocaban toldos y se erigía un alto cadalso al que se traía una cruz en procesión; constituía pues una celebración costosísima, lo que explica que solo en autos con muchos procesados se optara por la plaza mayor para poder acoger a la muchedumbre de curiosos y a los nutridos grupos de representantes de todas las instituciones locales. La casa de los Miradores servía como balcón principal y en él se preparaba comida para que los inquisidores pudieran tomar un tentempié durante las largas ceremonias”.

La investigación del profesor Barrios Rozúa es muy precisa y documentada. Por eso mismo, resulta estremecedora

La investigación del profesor Barrios Rozúa es muy precisa y documentada. Por eso mismo, resulta estremecedora: “El auto de fe celebrado el 30 de mayo de 1672 fue muy espectacular en su escenografía y terrible en sus escarmientos. Para inmortalizar su recuerdo se publicó una descripción en verso del licenciado Juan de Puerta Castellanos. El proceso, uno de los más numerosos jamás celebrados en Granada, estuvo dirigido contra noventa personas de origen portugués acusadas de judaizantes. Tras una procesión que partió de las casas de la Inquisición, pasó por el convento de Santo Domingo y concluyó en la engalanada plaza de Bibarrambla, se celebró el auto, durante el cual un muchacho de 19 años fue quemado vivo por no arrepentirse, cinco personas que sí se retractaron fueron agarrotadas y otras personas que habían muerto en la cárcel o estaban huidas fueron quemadas en efigie”.

Por todo ello, Granada Abierta pide al Ayuntamiento, que ponga al menos una placa para rendir homenaje a los libros quemados y a las víctimas de la Inquisición. La ciudadanía debe tomar conciencia de aquellos terribles sucesos, marcados por la intolerancia, para que no vuelvan a repetirse nunca más.

Paco Vigueras, coordinador de Granada Abierta.