La cirugía mejora la calidad de vida de los pacientes con secuelas de ictus, según un ensayo clínico pionero del ibs.Granada y el Hospital San Cecilio

Un equipo científico del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.Granada) y del Hospital Universitario Clínico San Cecilio ha demostrado, mediate un ensayo clínico pionero, que la cirugía puede ser una opción eficaz y segura para mejorar la función, reducir el dolor y aumentar la calidad de vida de personas con secuelas de ictus. Esta alternativa, aún infrautilizada, representa una vía prometedora frente al tratamiento convencional con toxina botulínica, según se explica en una nota de prensa.
El estudio, recientemente publicado en la revista científica PLOS ONE, ha sido realizado en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio del PTS y se centra en el uso de técnicas quirúrgicas para tratar la espasticidad del miembro superior tras un accidente cerebrovascular. Esta afección se caracteriza por rigidez muscular, dolor, pérdida de autonomía y dificultades para realizar actividades básicas de la vida diaria.
Aunque, actualmente el tratamiento más utilizado es la inyección de toxina botulínica, los resultados clínicos del ensayo apuntan a que distintas técnicas quirúrgicas, y en especial las más novedosas, pueden aportar beneficios duraderos y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre estas se encuentra la cirugía del nervio periférico, en auge gracias al desarrollo de técnicas de transferencias nerviosas, inicialmente aplicadas en lesiones traumáticas del plexo braquial y ahora adaptadas con éxito a pacientes con daño cerebral adquirido, incluyendo parálisis cerebral infantil y secuelas de ictus.
A diferencia de procedimientos quirúrgicos previos que requerían intervenir también en el brazo sano, esta técnica actúa exclusivamente sobre el miembro afectado, preservando la funcionalidad del lado no dañado y reduciendo el riesgo de complicaciones.
Abre una nueva vía terapéutica
Según Pedro Hernández, investigador del ibs.Granada, profesor de la Universidad de Granada e investigador principal del ensayo clínico, “este trabajo abre una nueva vía terapéutica para pacientes con secuelas de ictus que, hasta ahora, tenían opciones terapéuticas limitadas. Hemos demostrado que la cirugía puede no solo mejorar la función y reducir la discapacidad, sino también provocar cambios positivos en el cerebro, activando procesos de neuroplasticidad incluso en fases crónicas. Esto refuerza la idea de que el sistema nervioso sigue siendo capaz de adaptarse y recuperarse”. Hernández añade que el objetivo es que estas técnicas “lleguen a más pacientes y se integren como parte habitual del abordaje multidisciplinar del ictus”.
El proyecto ha contado con la colaboración de los servicios de Traumatología del Hospital Universitario Clínico San Cecilio y de Rehabilitación del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, y con la participación activa de pacientes de las asociaciones NEUROAFEIC y AGREDACE. Su contribución ha sido clave para evaluar no solo la eficacia funcional de la intervención, sino también su impacto en la calidad de vida y la aceptación entre pacientes y profesionales sanitarios.
Además, un estudio complementario publicado por el mismo equipo en la revista Diagnostics en 2024 muestra, mediante resonancia magnética, que esta intervención quirúrgica activa mecanismos de neuroplasticidad cerebral, observándose cambios positivos en la sustancia gris y blanca del cerebro.
Los primeros resultados del ensayo clínico muestran mejoras significativas en la función de la mano, la calidad de vida de los pacientes y la reducción de la carga para los cuidadores. Los primeros resultados del ensayo clínico muestran mejoras significativas en la función de la mano, la calidad de vida de los pacientes y la reducción de la carga para cuidadores. Asimismo, la evaluación económica del procedimiento refleja una relación coste-efectividad favorable a partir de los tres años, lo que refuerza su viabilidad como parte de la cartera de servicios de los sistemas públicos de salud.
El proyecto ha sido desarrollado por el grupo de investigación TECE21 - Reparación, Regeneración y Sustitución Ósea, del área de Terapias Avanzadas y Tecnologías Biomédicas del ibs.GRANADA, con la colaboración de la Universidad de Granada. Ha contado con financiación del Instituto de Salud Carlos III (proyecto PI20/01574), cofinanciación de la Unión Europea, y la gestión de la Fundación para la Investigación Biosanitaria de Andalucía Oriental-Alejandro Otero (FIBAO).
Este trabajo marca un hito en la búsqueda de soluciones sostenibles para pacientes con secuelas crónicas de ictus y abre la puerta a nuevas líneas de investigación. En la actualidad, el ensayo clínico se encuentra en su fase final y el equipo investigador tiene otras tres publicaciones científicas en revisión en revistas internacionales de alto impacto