Bienvenido a la nueva política de siempre
Las palabras se dicen y a veces se entierran con nuevas palabras para tratar de justificar lo que antes no podía ser y luego lo debe parecer. Otra cosa es que se crea. Cuando se recula y no se admite queda una sensación lastimera. El esfuerzo con que se cree el primer argumento se vuelve receloso cuando se modifica sobre la marcha para justificarse porque aparecen serias dudas.
Ciudadanos tomó el camino más complicado para llegar a la meta de influir decisivamente en el gobierno municipal. Las urnas le dieron esa potestad. La de jugar a dos bandas y alimentar esperanzas de cambio es decisión humana y no de papeletas. Así que su estreno en la política queda resentido.
Ciudadanos tomó el camino más complicado para llegar a la meta
Repasando el considerable volumen de declaraciones ciudadanas no encuentro la certeza de que su inicial decisión era, como lo justificó cuando tras el almuerzo “secreto” decidió entregar el gobierno a Torres Hurtado, la de apoyar a la lista más votada. Puede que se me pasara alguna manifestación, pero tras revisar y revisar caigo en la cuenta en una perogrullada. Si así hubiera sido y tan claro y meridiano lo había dejado, qué sentido hubiera tenido que el PSOE se sentara con ellos a negociar.
Dejo atrás ese argumento que empleó Ciudadanos para justificar, al final, su apoyo al PP. Y me empleo, de nuevo, en las declaraciones del líder de Ciudadanos, Luis Salvador. Y esta vez sí que encuentro una certeza de entonces. Y repetida. Que no se iban a abstener en la sesión de investidura. Con argumentos que parecían sólidos y que cambiaron súbitamente al estado líquido el viernes por la tarde y gaseoso en el pleno del sábado.
Me resisto a pensar, pese a los hechos, que la nueva política es eso. O al menos la de uno de los dos partidos emergentes.
Puede que el coste para Ciudadanos de apoyar en Andalucía a Susana Díaz tuviera su meditado contrapeso en las capitales. No hay nada más que ver el nuevo mapa. Y que negar ideología y hablar del espacio de centroderecha o de centro izquierda, de trabajar solo por el interés de la ciudadanía está muy bien como carta de presentación, pero hay que demostrarlo con la práctica. Ahora ya tienen cuatro años para ello. Pero ya han elegido y eso ya marca. Con indiferencia de que la otra opción era una apuesta arriesgada y casi inasumible para su electorado y sus bases.
Mejor, haber reconocido con humildad que las direcciones nacionales del PP y Ciudadanos pactaron en contra de su opinión y rebajaron el listón que tanto negó. Arenas, Cospedal y hasta Rajoy con Rivera. Luego el almuerzo, con un Torres Hurtado crecido. Y antes, el primer enfado serio con su propio partido del portavoz en Granada de Ciudadanos, al dejarle el acuerdo en evidencia.
Puede que al negarlo, C´s haya reforzado el liderazgo de Cuenca
Me quedo, entonces, con el discurso emocionado de Marta Gutiérrez en el pleno: “Aquí estamos, somos la gente”, dijo la portavoz de Vamos Granada.
Con el de Paco Puentedura, de IU, al que si hubiera votado por la alternativa y no a sí mismo, al menos, en una votación inútil, se hubiera demostrado que puede ser verdad que hay una mayoría en Granada que aspira al “cambio” aunque en la sopa de letras quede diluida.
Y con el planteamiento del socialista Paco Cuenca, de ofrecer un discurso de alternativa posible a la que, pese al éxito de mantenerse en las municipales, le faltaron concejales y votos, pero que es real.
Puede que Ciudadanos, al negarlo al final, haya reforzado el liderazgo y la opción socialista en la capital. Es trabajo de paciencia y de tiempo, que el PSOE ya ha demostrado que le sobra.
Y me quedo con las lágrimas de Mayte Olalla. Pocas veces tanto consenso desde tan variados ámbitos sobre su valía y su trabajo en el mandato ya pasado. Por qué no aprovecharlo y nombrarla defensora del ciudadano de Granada. Con diálogo previo para llegar al acuerdo, como así se comprometió el alcalde que iba a ser ahora.
Lo de Torres Hurtado resultó extraño. No es mala idea pasar a la posteridad como el alcalde que “aglutina” voluntades. Pero ya tuvo doce años para practicarlo y poco rastro hay de ello o de algún mínimo intento. Decirlo cuando le quedan cinco meses de mandato causa perplejidad. Optó por la franqueza de decirlo, aunque resultara extravagante en un discurso nada preparado, como admitió, que le salió del corazón.
Nada hay por escrito ni firmado de su marcha en noviembre, como así pactaron en el almuerzo, tras acordarlo las direcciones nacionales de sus respectivos partidos. Que no aludiera a su fecha de caducidad y sí a que será su último mandato, causó asombro, más entre los populares que entre ciudadanos.
Dejar de gobernar en las dos instituciones hubiera sido una tragedia para el PP. ¿Dónde recolocar a tanta gente?
Pero él es el alcalde. Para él quedan las dos semanas de fuertes presiones internas para que se marchara, las dudas que sembraba el secretario provincial del PP, Santiago Pérez, cuando hablaba en las negociaciones, la de buena parte de sus propios concejales, y los manejos del presidente provincial, Sebastián Pérez, fuera de la Diputación, que se ve como alcalde, sin haberlo ganado en las urnas, lo que se le reprochó a Susana Díaz.
Dejar de gobernar en las dos instituciones hubiera sido una tragedia para el PP. Y no solo desde la vertiente política. ¿Dónde recolocar a tanta gente?.
Y me alegro que Torres Hurtado no se haya ido por la puerta de atrás. Pese a todo, Granada le dio tres mayorías absolutas y una cuarta lejos de ella, pero no olvidemos que ganó. Creo que la democracia hay que asumirla, aunque disguste, con todas las consecuencias. Y las conspiraciones, aunque se vistan como se quiera, para echar a alguien no son formas de despedir a nadie, legitimado por las urnas.
El sábado se abrió una “nueva era” con las formas de los “viejos tiempos”. Y si alguien lo sigue dudando, para qué tanta aparente transparencia, tanta reunión con periodistas convocados si al final, el único encuentro decisivo, como fue el almuerzo, se escondió hasta donde pudieron.