'2020: año crítico para Granada, año crítico para las mujeres'
La crisis sanitaria ha supuesto un punto de inflexión para la situación económica y social de Granada. Las consecuencias de los ERTES y del desempleo han azotado a la población granadina en general y muy concretamente a las mujeres. Hemos visto que los niveles de paro se han alzado de forma comparable a la crisis inmobiliaria (a finales de agosto el paro absoluto de la provincia se concretaba en 102.526 personas, suponiendo un aumento del 1,43% en ese mismo mes).
No podemos hablar de la pobreza acentuada por esta crisis sin matizar que esta tiene nombre de mujer
No podemos hablar de la pobreza acentuada por esta crisis sin matizar que esta tiene nombre de mujer. Así, hablamos de la feminización de la pobreza como parte de la desigualdad económica y material estructural que sufren las mujeres en el ámbito laboral, como la brecha salarial, el techo de cristal, el suelo pegajoso, o por su condición de clase. Estas cuestiones no pueden abordarse sin señalar directamente a la raíz de la desigualdad que este sistema genera y al desempeño del trabajo de cuidados que, además, en muchos casos realizan mujeres racializadas para quienes no disponen de tiempo, o bien para quien aún teniéndolo cuentan con recursos económicos suficientes como para no tener que encargarse de ello.
Pero quedarnos sólo con los datos en materia laboral significa señalar tan solo la punta del iceberg. Los efectos de la crisis económica, derivados de la crisis sanitaria, van mucho más allá. Esta crisis es también una crisis social, una situación de emergencia en la que las violencias patriarcales se han acentuado.
El Instituto Andaluz de la Mujer atendió 67 nuevos casos de violencia de género en Granada durante el confinamiento [1]. Titulares como este señalan al eslabón más vulnerable, al tiempo que necesario, en la alianza del capitalismo y el patriarcado: las mujeres. De los 41 feminicidios registrados por fuentes oficiales este año (80 no oficiales [2]), dos de ellos se produjeron en la provincia Granadina. El crimen de Caniles y el del Zaidín muestran la cara más amarga del panorama de la violencia extrema hacia las mujeres.
Tampoco podemos obviar el impacto de las carencias y el debilitamiento de los servicios públicos en la vida de las mujeres. La saturación del sistema público de salud en España ha sido notoria durante la pandemia, llegando incluso al colapso. Los recortes sanitarios y las privatizaciones producidas en la última década han mermado la calidad del mismo. Sin embargo, los cuidados requeridos por niños y niñas, personas de avanzada edad o enfermas, así como todas las tareas de la esfera doméstica tan esenciales para sostener la vida en el sistema, no pueden dejar de funcionar. De tal modo, este trabajo fundamental queda asumido por las mujeres de manera obligada. Este hecho se torna especialmente preocupante en el contexto de crisis, y demuestra que no es tan solo económica, sino también social, con un claro carácter de género. Sin embargo, esta cuestión se obvia por las instituciones de forma deliberada, pues el sistema antepone el capital ante la vida.
La mercantilización de los cuerpos femeninos supone otro tipo de violencia patriarcal. Se trata de otro problema relegado a un segundo plano en la agenda política, a pesar de ser polémico y de generar uno de los mayores debates en distintos espacios, movimientos y organizaciones políticas
La mercantilización de los cuerpos femeninos supone otro tipo de violencia patriarcal. Se trata de otro problema relegado a un segundo plano en la agenda política, a pesar de ser polémico y de generar uno de los mayores debates en distintos espacios, movimientos y organizaciones políticas. Poco parece interesarle a la clase política dominante la situación de la prostitución, al margen de medidas coyunturales como prestaciones a quienes la ejercen (tenemos el ejemplo del Ministerio de Igualdad extendiendo el IMV a las prostitutas vulnerables). Tampoco la industria pornográfica o los vientres de alquiler. Por otra parte, no se presta especial atención a otras cuestiones a priori más livianas, como la publicidad sexista. A pesar del presunto control y análisis de la publicidad y de los medios de comunicación que ejerce el actual Observatorio de la Imagen de las Mujeres, dependiente del Instituto de la Mujer, seguimos viendo publicidad o contenido que refuerzan los estereotipos de género. Un ejemplo muy claro es la campaña de Navidad, en la que todavía se anuncian juguetes con etiquetas de género, o productos alimentarios dirigidos a compradoras femeninas.
En definitiva, todas las medidas institucionales planteadas no abordan el problema de las múltiples violencias machistas en toda su profundidad, por lo que resultan totalmente insuficientes. Frente a esto, apostamos por erradicarlas y acabar con ellas desde la estructura del sistema.
Por todo ello, este 25 de noviembre reivindicamos dos puntos principales: por una parte, la necesidad de proteger a las víctimas de la violencia de género y en el papel de lo público en la tarea de concienciar, y apuntar directamente al capitalismo como promotor de esta violencia, y en la búsqueda de programas que sean capaces de contrarrestar y atacar todo aquello que promueva y permita la violencia de género. No entendemos nada de esto posible sin una educación sexual presente desde el inicio de la etapa educativa. Por otro lado, políticas que aborden la cultura de la violación y cualquier forma de mercantilización del cuerpo, como el porno, la prostitución o los vientres de alquiler. No hay cabida para las mujeres dentro de los abusos producidos por la cosificación de nuestros cuerpos y su uso como objeto de explotación. Para ello, reivindicamos planes de inserción social y laboral para las mujeres víctimas de explotación, siempre con un acompañamiento psicológico y dejando atrás su persecución, para así, poner el foco en el verdadero problema, los proxenetas, prostituidores y demás agresores machistas.
¡Hagamos jaque al patriarcado y al capital!
[2] https://feminicidio.net/feminicidios-y-otros-asesinatos-de-mujeres-cometidos-en-2020/