Balance (pobre) de Marifrán

Dos años de la llegada de Marifrán Carazo a la Plaza del Carmen. Balance de una gestión plana, sin ambición y carente de rumbo.
La alcaldesa de Granada está realizando estos días, en el ecuador de su mandato, un balance de su gestión al frente del gobierno municipal. Con el lema 'Dos años cuidando Granada', Marifrán (como aparenta cercanía me permito llamarla por su nombre), se pasea reivindicando el alto grado de cumplimiento de su programa electoral y señalando sus intenciones para los dos años que nos quedan (“por sufrirla”, que diría un malafollá local).
El mismo ChatGPT cuando le he pedido que me hiciera un balance del cumplimiento de ese programa me ha contestado lo siguiente: “no dispongo de información específica sobre las principales medidas del programa electoral del Partido Popular de Granada en las elecciones municipales de 2023”
En primer lugar hay que indicar que tiene mérito evaluar un programa que no se presentó, (tal y como entendemos un programa, maquetado, encuadernado o alojado en una web, con sus apartados y medidas estructuradas), y que no es posible en la actualidad cotejarlo porque no está accesible en ningún lugar y mira que he navegado intentándolo. El mismo ChatGPT cuando le he pedido que me hiciera un balance del cumplimiento de ese programa me ha contestado lo siguiente: “no dispongo de información específica sobre las principales medidas del programa electoral del Partido Popular de Granada en las elecciones municipales de 2023. Te recomendaría consultar directamente la página oficial del Partido Popular de Granada o sus documentos oficiales de campaña, donde suelen detallar sus propuestas y prioridades para esas elecciones”. Pero siguiendo su consejo he realizado esa búsqueda y ha sido en vano.
He probado después pidiéndole a Gemini AI que me hiciera ese balance y me ha elaborado un informe a base de noticias de entonces y de ahora que, claro está, tiene grandes sesgos en la medida que las fuentes que ha usado recogen principalmente declaraciones de los propios protagonistas, con lo que en hay una manifiesta división de opiniones sobre avances o retrocesos, logros y fracasos obtenidos.
En ese rastreo he encontrado una especie de folleto, presentado al final de la última campaña electoral, con una relación de actuaciones en cada uno de los ocho distritos municipales. El cumplimiento no supera (en la estimación más favorable) el 10% según las comprobaciones realizadas por el grupo municipal socialista, encabezado en la actualidad por la concejala Raquel Ruz, la nueva secretaria general de los socialistas granadinos.
Mi olfato político de tantos años (más sabe el diablo por viejo que por diablo) me hace desconfiar de un balance que se apoya en el titular con el que la alcaldesa ha querido sentenciar su gestión hasta la fecha: “los granadinos llaman a la puerta y el Ayuntamiento responde”. Querer incluir bajo este paraguas inversiones, medidas en marcha y compromisos cumplidos, y cubrirse con palabras como “la recuperación de la estabilidad institucional, la transformación urbana, la apuesta cultural y la proyección de Granada como ciudad inteligente, referente en Andalucía”, para los que acumulamos trienios curtiéndonos en analizar balances de gobierno, presupuestos y otras evaluaciones de gestión, nos hace sospechar que son recursos de los que tira un ‘político’ cuando tiene un pobre balance que echarse a la boca.
Fuera de esta campaña propagandística y el gran esfuerzo creativo para adornar una paupérrima gestión, la realidad es que estamos ante una alcaldesa sin liderazgo y un gobierno municipal mediocre, sin un proyecto como el que nuestra ciudad necesita
Fuera de esta campaña propagandística y el gran esfuerzo creativo para adornar una paupérrima gestión, la realidad es que estamos ante una alcaldesa sin liderazgo y un gobierno municipal mediocre, sin un proyecto como el que nuestra ciudad necesita. ‘Esconderse’ bajo frases de una gestión ordinaria de los asuntos públicos, lo que algunos llaman la micropolítica, “hacer que las persianas de los servicios públicos se suban y las cosas funciones con normalidad”, no es más que la constatación de la evidencia de que no hay un rumbo, con ambición, al que dirigir la acción política. Y lo más grave, para más INRI, es que además esas afirmaciones de que la ciudad funciona no se sostienen porque la mayoría de los granadinos y granadinas no sentimos esas aparentes mejoras ni percibimos que los servicios públicos municipales hayan mejorado en estos dos años, antes al contrario, en muchos barrios de la capital observamos el abandono, el olvido y la ausencia de la alcaldesa y su equipo, y, en buena parte de la gestión municipal, la indolencia y la insensibilidad del gobierno municipal como se mostró en el último Pleno y pudieron comprobar, por ejemplo, la gente del Fargue o la plataforma “La Calle Mata”, que cuando los vecinos llamaban a la puerta el ayuntamiento Marifrán et al. no les respondían. O como pueden constatar todos los granadinos que ven que la vallisoletana entra por la puerta trasera del ayuntamiento para no ‘chocarse con la gente normal’. Vamos, que ni se está cuidando a la ciudad como se merece ni se está atendiendo a la ciudadanía cuando y cómo lo necesita.
Presume Marifrán de estabilidad económica y de haber aprobado dos presupuestos consecutivos. Gracias a su mayoría absoluta puede exhibir este ‘éxito’ que la situación política de mandatos anteriores no había permitido aunque se le ha escapado reconocer que la mala situación económica municipal viene de largo, de cuando gobernaba el Partido Popular y era alcalde Pepe Torres Hurtado, (el que salió entre cartones escoltado por la Policía); el ayuntamiento llegó a alcanzar una deuda, en 2016, de 240 millones de euros, cantidad que en los mandatos de Paco Cuenca se fue reduciendo hasta dejarla a la mitad en junio de 2023.
Esta deuda ha vuelto a aumentar peligrosamente en 16 millones en los últimos meses, lo que me hace temer que se haya vuelto a la senda de la nefasta gestión económica de aquellos gobiernos municipales del PP que llevaron a la ruina y a la bancarrota de las arcas municipales (en alguno de ellos la Carazo misma era concejala).
Se le ha olvidado a la alcaldesa referirse a la aportación del gobierno de la nación y señalar que el rescate de las cuentas municipales del que presume se debe en buena medida a las aportaciones recibidas de Pedro Sánchez, (es una manera de hablar, ya sé que no sale de su bolsillo), que ha transferido ya al ayuntamiento de Granada 84 millones (con las entregas a cuenta) y ahora se han hecho efectivos otros 18 millones (de euros oigan) extra, con la liquidación definitiva de los impuestos, gracias a la excelente gestión económica a nivel nacional. Dinero que viene de esos impuestos que dice Feijóo que va a bajar, pero que cuando lo hacen solo afectan a las rentas más altas.
Este ‘balón de oxígeno’ debería aprovecharse para cuadrar las cuentas municipales, afrontar pagos a pequeños y medianos proveedores, sufragar la subvención al transporte público o pagar las nóminas y en definitiva para cumplir con el Plan de Ajuste, como le han señalado desde la oposición.
Y ‘olvida’ también la alcaldesa, (flaca memoria), que las cuentas que presenta y el balance que realiza de estos dos años tiene una herencia recibida del anterior gobierno municipal que, bajo el liderazgo de Paco Cuenca, puso al mundo mirando a Granada, y ha permitido que en estos meses se desarrollen proyectos gestionados en aquella época como los más de 40 millones de euros de fondos europeos destinados a la reforma del Palacio Municipal de Deportes, el parque inundable del Florío y el rebautizado, (supongo que para despistar quien lo proyectó y consiguió la financiación) como ‘Parque de las Familias’ o las millonarias actuaciones en el Palacio de Congresos y Exposiciones, (que la alcaldesa y la consejera olvidaron que el 80% de su financiación corresponde al Gobierno de la Nación).
Si quitamos los proyectos que por pura inercia han avanzado en estos dos años, el balance del gobierno municipal de Carazo es bastante flojo sin grandes, ni pequeños, proyectos que ilusionen y que señalen una estrategia de ciudad, con una gestión plana, abandonada por Moreno Bonilla que ha puesto el foco de la Junta de Andalucía en el eje Sevilla-Málaga.
De este flojo balance hay que excluir un indudable éxito que hay que aplaudir y reconocer ya que tendrá una gran trascendencia para el futuro de Granada, para su desarrollo, para la imagen de la ciudad y para el urbanismo: el proyecto de integración del ferrocarril
De este flojo balance hay que excluir un indudable éxito que hay que aplaudir y reconocer ya que tendrá una gran trascendencia para el futuro de Granada, para su desarrollo, para la imagen de la ciudad y para el urbanismo: el proyecto de integración del ferrocarril. Esta asignatura pendiente durante mucho tiempo y que tras muchos vaivenes ha encontrado por fin una solución. Si bien es cierto que el principal protagonismo en este asunto no se lo puede arrogar la alcaldesa sino que la iniciativa la lleva el ‘odiado’ ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, y que ‘los dineros’ en su mayor parte los pone el gobierno de Pedro Sánchez. Hace unos días hemos conocido que el Ministerio, a través de ADIF, ha licitado por 5,2 millones de euros el contrato de redacción del anteproyecto de esta integración, que incluye la ampliación de la estación de la Avenida de Andaluces. Una actuación que conllevará una transformación urbana en la que se ganarán nuevos espacios públicos y zonas verdes, manteniendo la llegada de pasajeros en el corazón de la ciudad. La alcaldesa podrá decir que ha contribuido a lograr el acuerdo alcanzado para la necesaria cooperación entre instituciones, o por lo menos debemos reconocerle que no ha estorbado para la solución encontrada como hizo alguno de sus compañeros de partido.