'Fanatismo climático'

Blog - Sacando punta - Ignacio Henares - Martes, 25 de Marzo de 2025
Nuestro columnista ambiental de cabecera aprovecha la celebración del Día Mundial del Clima para facilitarnos un argumentario que desmonta el fanatismo de los negacionistas climáticos.
Imagen de una protesta para rechazar el césped plástico y reclamar más árboles en Granada.
IndeGranada
Imagen de una protesta para rechazar el césped plástico y reclamar más árboles en Granada.

Cada 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima con el objetivo de “generar conciencia y sensibilizar a las personas a nivel mundial sobre la importancia e influencia del clima, así como el impacto del cambio climático sobre el hombre”. Esta celebración fue fijada en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en el año 1992.

No soy fanático, ni del clima ni de nada, ni siquiera del Barça mi equipo preferido, ni de ningún cantante o grupo musical, incluidos mis admirados Ceronoventayuno o Niños Mutantes. Pero como buen woke, tengo que asumir ser considerado así por los fanáticos, estos sí verdaderos y literalmente, negacionistas del cambio climático.

Pero  me confieso woke en el sentido literal del término (=despierto), no en el despectivo que conservadores y ultraconservadores lo utilizan. Por eso me veo en la obligación ética de intentar despertar a los adormilados que se dejan llevar por lo que ahora peta/mola; despertar las conciencias para frenar a los negacionistas que se han empoderado con el ascenso de la extrema derecha y el triunfo de Donald Trump, y que se pasean ridiculizando y haciendo chistes con el cambio climático, sacando pecho cada vez más envalentonados.

Una sucesión de borrascas y una ‘deslumbrante’ capa de nieve a estas alturas de la temporada, bien venidas sean, les sirven para darle brillo al argumentario negacionista, confundiendo de nuevo tiempo (atmosférico) y clima. La osadía ha llegado a tal punto que en Valencia, sufridores de la bestial DANA del 29 de octubre del año pasado, (una consecuencia del cambio climático, según los científicos), han pactado PP y VOX incluyendo algunos puntos en el acuerdo presupuestario  que lo niegan y que dan oxígeno a Carlos Mazón, el del Ventorro. Por este y otros motivos han sido denominados acertadamente como el Pacto de la Vergüenza.

Destrozos de la DANA en Alfafar. Foto: Jorge Gil/EP archivo

Pero el verdadero fanatismo climático es lo que se vivió en la internacional fascista reunida en Madrid en la que se escucharon burradas como que “en lugar de restaurar la naturaleza lo que hay que hacer es dominarla”, que ‘eructó’ el portavoz de VOX. Esta idea de la dominación es consustancial a la extrema derecha que se extiende al objetivo de dominar a las personas. Con estas proclamas están intentando (y consiguiendo en muchas ocasiones y ámbitos) arrinconar o acomplejar a las personas que usamos y nos apoyamos en la ciencia como primera aproximación a la interpretación de lo que ocurre a nuestro alrededor.

En este alarde de exabruptos ha llegado a manifestar Santiago (‘matamoros’ II), Abascal, que “el fanatismo climático mata”. ¡Qué manera de darle la vuelta a la tortilla! 

En este alarde de exabruptos ha llegado a manifestar Santiago (‘matamoros’ II), Abascal, que “el fanatismo climático mata”. ¡Qué manera de darle la vuelta a la tortilla! Porque es la contaminación la que mata verdaderamente y es el negacionismo el cómplice de las muertes que ocasiona y de las que ocasionará de ahora en adelante el cambio climático.  Aunque la palma se la lleva Donald Trump cuando se proclama como abanderado del sentido común. ‘Manda huevos’ que el más loco de los dirigentes mundiales, (y mira que está la cosa competida), utilice expresiones como “fanatismo climático” y “excesos ecologistas” para referirse a las advertencias del mundo científico sobre la crisis climática. La motosierra del chapa argentino de las patillas y el taladro del crazy yanki del pelo naranja convertidas en las herramientas para construir un nuevo mundo… ¡El Señor nos pille confesados!

Los científicos nos llevan advirtiendo desde hace mucho tiempo que, si no frenamos el ascenso de la temperatura media del planeta, la seguridad alimentaria e hídrica estarán cada vez más comprometidas

Los científicos nos llevan advirtiendo desde hace mucho tiempo que, si no frenamos el ascenso de la temperatura media del planeta, la seguridad alimentaria e hídrica estarán cada vez más comprometidas. Unas amenazas que vienen acompañadas de otros fenómenos como la fusión de la nieve de los Polos y el calentamiento (y aumento del nivel) del mar, pandemias o conflictos, que afectarán a las especies y a los ecosistemas más vulnerables pero que sobre todo afectará a millones de personas en el mundo y al bienestar de la inmensa mayoría de la población.

Es curioso como muchas personas, incluidos unos pocos científicos, habitualmente fuera de su campo de estudio, se atreven a cuestionar o a desprestigiar los informes del IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el organismo de las Naciones Unidas para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático; más curiosidad, si cabe, me despierta el silencio con el que una parte de los científicos asiste a este debate. Advierto mucha pasividad e incluso resignación a los ataques que se hacen a sus estudios  o el desprecio e ignorancia del conocimiento atesorado y de las respuestas que aportan las ciencias (utilizo aquí el plural más comprensivo e inclusivo) a los problemas del mundo actual.

Lástima que estos conservadores en contra de todo lo que signifique progreso social hayan perdido la ocasión de abanderar una causa de la conservación de algo tan preciso y tan precioso como es la naturaleza. Y si además de conservadores son católicos se han debido quedar en lo de crecer y multiplicaos  porque no tienen miedo a acabar con la obra del Creador.

Yo estoy muy entrenado, he asistido a muchos debates sobre el cambio global y climático desde hace más de 20 años. Entonces costaba más trabajo desmontar sus fáciles y burdas consignas, era más difícil defender y entender los cambios que ya estaban ocurriendo pero, sobre todo, los que iban a venir

Pero lo verdaderamente sorprendente es que se manejen con cuatro argumentos banales que no resisten el más mínimo debate. Yo estoy muy entrenado, he asistido a muchos debates sobre el cambio global y climático desde hace más de 20 años. Entonces costaba más trabajo desmontar sus fáciles y burdas consignas, era más difícil defender y entender los cambios que ya estaban ocurriendo pero, sobre todo, los que iban a venir;  pero en la actualidad solo hay que tener un poco de memoria, abrir los ojos y ver las evidencias. En todo caso quiero facilitar algunas pautas para responder a sus argumentos aunque sean para utilizarlos ‘en legítima defensa’.

Suelen comenzar su relato los negacionistas afirmando que "los humanos no pueden influir en el clima global" pero lo cierto es que las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de actividades humanas han alterado el equilibrio climático. La quema de combustibles fósiles y la deforestación han aumentado la concentración de CO2 y metano en la atmósfera.

Uno de los argumentos de los negacionistas es que “el clima siempre ha cambiado, esto es natural”, ignorando o encubriendo -aquí se da la ignorancia y el cinismo a partes iguales- la magnitud y la velocidad del cambio climático actual sin precedentes en la historia geológica reciente. Valga como ejemplo que los 5 últimos años han sido los más cálidos desde que hay registros oficiales y que la concentración de CO2 en la atmósfera es la más alta de los últimos 800.000 años. Para defenderse suelen atacar al mensajero afirmando que “los modelos climáticos no son fiables”. Pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, y estos modelos climáticos no solo han predicho con precisión los patrones de temperatura y los eventos climáticos extremos como las olas de calor y los incrementos significativos en frecuencia e intensidad de estos eventos en todo el mundo, sino que en algunos casos incluso se están superando esas predicciones.

Más ridículo es el argumento esgrimido de que “no hay consenso científico" cuando el 97% de los científicos especializados en el estudio del clima están de acuerdo en que el cambio climático es real y de origen antropogénico. Y no es sólo el IPCC al que atacan e intentan desprestigiar como un organismo ‘politizado’ sino también la NASA,  (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio),  la NOAA,  (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica), y en nuestro país la AEMET, las que respaldan esta posición con investigaciones exhaustivas. Si llegamos a este punto del debate nos atacarán diciendo que “la acción climática es demasiado costosa”, a lo que es fácil contrarrestar explicando que lo que verdaderamente nos está costando mucho es los daños por desastres naturales y la pérdida de biodiversidad por no actuar. Y cuanto más tardemos en reaccionar más caro nos saldrá. Un dato que les suele abrumar y descolocar es referirse a los 70.000 millones de dólares causados por el huracán Sandy en USA, a los que podemos sumar los más de 3.000 millones que ha costado, por ahora, la DANA en la Comunidad Valenciana.

Imagen del Negratín en 2022. Foto: IndeGranada

Los que estén acostumbrados a los postulados de los auténticos fanáticos climáticos, caerán en que cuando se sienten acorralados saltarán por el asunto de que “las energías renovables son insuficientes”. Curiosamente las ‘factorías’ que fabrican los argumentarios negacionistas, y los bulos, están financiadas por los lobbys asociados a los combustibles fósiles, pero no pueden negar que las tecnologías de energías renovables han avanzado significativamente y pueden satisfacer ya gran parte de nuestras necesidades energéticas. España llegó el año pasado al 53% de la producción total  de la matriz energética y alcanzará un 56% de energía renovable en 2025, liderada por la eólica con un 23% y seguida de cerca por la energía solar fotovoltaica. Nuestro país puede alcanzar el objetivo de alcanzar el 81% de energías renovables para 2030.

Cuando ninguno de estos argumentos funciona se pone en marcha la maquinaria para retrasar o aplazar las necesarias acciones con diferentes tácticas: desviar responsabilidades (el problema lo causa China, y las grandes empresas que conduce a la actitud de que no podemos hacer nada individualmente); confiar ciegamente en la tecnología que nos salvará aunque a veces se caiga en soluciones ridículas como la propuesta de capturar los gases de los tubos de escape; enfocarse en los aspectos negativos de la acción climática como cuando se dice que abandonar los combustibles fósiles aumentará los precios o rendirse al fatalismo: “no merece la pena esforzarse, si nos vamos a morir todos al final” (curioso paralelismo con lo expresado por Isabel Díaz Ayuso en relación con los 7.291 fallecidos en las residencias de mayores de Madrid durante el covid).

Aunque hay una amplia mayoría de la población en España que rechaza a los fanáticos negacionistas climáticos, muchas personas se preguntarán, pero entonces ¿por qué hay tanta gente aún que se cree a los negacionistas?

Aunque hay una amplia mayoría de la población en España que rechaza a los fanáticos negacionistas climáticos, muchas personas se preguntarán, pero entonces ¿por qué hay tanta gente aún que se cree a los negacionistas? ¿por qué tienen tanto éxito sus incosistentes postulados? La respuesta no es fácil ni simple, pero en la actualidad sabemos que hay algunas causas psicológicas tras el negacionismo climático porque sus mensajes caen en un terreno abonado y sus mensajes se aprovechan de ello y se aplican de igual manera a otras creencias, como los terraplanistas o los seguidores de otras teorías conspiranoicas.

Hasta ahora una de las ventajas principales con las que contaban era que había una distancia en el tiempo en el que se percibirían los peores efectos del cambio climático, lo que lo convertía en algo complejo y abstracto. Pero les cuesta trabajo rechazar algo que ya está aquí.

Muchos mensajes fatalistas han conducido a ver el cambio climático como algo inevitable, muy complicado y caro abordarlo, y ya sabemos que el paso entre el catastrofismo y la anestesia es muy estrecho. Pero lo más significativo es que se produce una identidad cultural y política con las personas que niegan el cambio climático, (o contra las personas que lo defendemos), a las que muchas personas se aferran para evitar el conflicto con sus referentes ideológicos.

Finalmente parece que pesa mucho lo que se conoce como disonancia cognitiva que funcionaría como una resistencia a los cambios culturales, de modelo de vida y de consumo que requeriría tomar conciencia del problema, vértigos al cambio que muchas personas resuelven negándolo o metiendo la cabeza en el agujero.

Sobre estas bases psicológicas se apoyan las fuerzas políticas que alientan y sustentan, de manera irresponsable en muchas ocasiones, que han hecho del discurso negacionista uno de sus principales argumentos que aderezados con el antifeminismo, el racismo y la xenofobia han hecho un cóctel explosivo que alimenta la idea de que el enemigo en lugar de ser los poderosos son otras personas,  un poco más débiles y pobres,  y acumulan ya legiones de seguidores fanáticos que con cuatro ideas prestadas, varias noticias falsas y unos cuantos videos manipulados se manejan con la seguridad y el atrevimiento que les da la ignorancia.

No es exclusiva de nuestro país esta deriva de la ultraderecha lo curioso es que en el nuestro hayan comprado los principios y argumentos la ‘derecha moderada

No es exclusiva de nuestro país esta deriva de la ultraderecha lo curioso es que en el nuestro hayan comprado los principios y argumentos la ‘derecha moderada. Cuando llegó Feijóo el PP pasó del escepticismo de MpuntoRajoy y su primo al retardismo en su discurso de investidura fallida. En el único momento en el que podemos decir que presentó un (amago) de proyecto político, expresó aquello de “transición ecológica sí, dictadura activista en ningún caso”. Y ahora el líder del PP da un paso más, hacia atrás, avalando el acuerdo con el partido de Abascal y oponiéndose al Pacto Verde Europeo, una iniciativa liderada por Ursula Von der Leyen y apoyada por sus homólogos del Partido Popular Europeo. ¡Estamos aviados!

 

Imagen de Ignacio Henares

Ignacio Henares Civantos es biólogo de bata, de bota, y de gabinete. Máster (de los de verdad) en Gestión del Medio Ambiente y del Agua por la Universidad de Granada. Desde 1989 es funcionario, técnico del cuerpo superior facultativo de la Junta de Andalucía donde ha desempeñado varias tareas en las Consejerías de Agricultura y Pesca y de Medio Ambiente. Durante quince años ha sido el conservador del parque nacional y natural de Sierra Nevada. En la actualidad trabaja como asesor técnico en el departamento de Sanidad Vegetal.

Escritor de numerosos artículos sobre medio ambiente y conferenciante incansable, en los últimos años ha concentrado su tarea de divulgador en Sierra Nevada, siendo coautor de tres interesantes libros divulgativos sobre Sierra Nevada: “Sierra Nevada, una gran montaña, un pequeño continente”, “Las Aves de Sierra Nevada” y “Mariposas diurnas de Sierra Nevada”. Fue colaborador de “La Voz de Granada” con un programa semanal titulado “El hombre y la Sierra” y lo has sido del periódico Granada Hoy desde el año 2014 con más de 150 reportajes dedicado a Sierra Nevada agrupados en diferentes series: “Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad”, “La Huella del Cambio Global” , “Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades” y la última que estuvo dedicada a “Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje”, una aproximación al parque nacional y natural de Sierra Nevada a través de ‘nombres propios’.