La guerra en las alturas
En los alrededores de Sierra Nevada, al inicio de la guerra, el golpe de estado ha triunfado en Granada capital y en sus pueblos más cercanos, desde Güéjar Sierra hasta Órgiva. En el resto de las Alpujarras y el Marquesado, no triunfa la sublevación fascista debido a las acciones de milicias que lo impiden, provenientes de ciudades limítrofes como Murcia, Málaga y, sobre todo, Almería, que permanecen fieles a la legitimidad de la República.
Durante las primeras semanas, hasta septiembre de 1936, se producen acciones por parte de las milicias y de los fascistas, con avances y retrocesos de cada uno hasta fijar una línea que permanecerá casi intacta durante el resto de la guerra.
En la zona más próxima a Granada capital, hasta febrero de 1937, el ejército republicano intenta el avance y logra llegar a las calles de Güéjar Sierra el 14 de agosto del 36, aunque el 27 de agosto tienen que retroceder, perdiendo terreno y tomando el ejército sublevado varias zonas estratégicas, entre ellas, toda la subida por la vertiente izquierda del río San Juan hasta el Veleta y liberando a una escuadra nacional que se había quedado sitiada en la central eléctrica de Maitena.
Esta operación fue encargada al capitán Antonio Fernández Sánchez, militar que fue condecorado por Franco con la Medalla Militar y que murió al frente de sus tropas el 30 de agosto del 37 en Sierra Nevada.
El 24 de febrero, las tropas sublevadas toman el Albergue Universitario, lo que obliga a los republicanos a atrincherarse en el cerro del Tamboril y la Loma de Papeles hasta el fin de la guerra.
En la Alpujarra, en el verano de 1936, el Ejército Republicano toma el pueblo de Trevélez y asciende hacia la loma del Mulhacén. Así quedaría el frente estabilizado entre el Alto del Chorrillo (en manos de los republicanos) y el Cascajar Negro (sublevados) toda la guerra con esporádicos avances y retrocesos de uno y otro ejército.
Desde finales de enero de 1937 hasta mediados de febrero del mismo año, hay ataques republicanos generalizados a lo largo de todo el frente, en una maniobra que intenta evitar que el ejército rebelde se concentre en los ataques y la posterior toma de Málaga -7- 2- 37- y Motril -10- 2- 37-.
Del 30 de julio hasta el 8 de septiembre de 1937, hay ataques republicanos en el frente de Capileira que afectan principalmente a las posiciones de Tres Términos y Cascajar Negro. El 29 de agosto, los republicanos logran ocupar las posiciones de Recabezal y Cañavate, pero los fascistas lo recuperan después de duros combates que produjeron numerosos muertos y heridos.
Zona del barranco de la Sangre a la loma del Jabalí.El frente en la cara sur de Sierra Nevada.
Los ataques de uno y otro bando se mantienen de forma esporádica hasta finales de marzo del 1939 cuando el ejército republicano, ya vencido, abandona sus posiciones.
Actualmente, la mayor parte de ellas se encuentran en estado ruinoso por el paso del tiempo aunque aún así, nos pueden dar una idea de cómo fueron aquellos años en esta zona de alta montaña y de las penalidades que sufrieron aquellos soldados en las duras estaciones de la Sierra, aislados y con las comunicaciones siempre en precario.
Las dos trincheras junto a las posiciones del Veleta, que se observa a la izquierda.Imagen desde una de esas trincheras.Imagen desde las trincheras que hay en la cima de de Loma Púa, junto a la Carihuela.Desde el mismo lugar anterior, pero mirando a la Alpujarra, se ve al fondo Capileira. Imágenes: J.M.M. y Pepe Rosino
El Ejército Republicano
En el sector Trevélez–Mulhacén primero actuaron varios batallones procedentes sobre todo de Almería y otros como el Algeciras o el Pancho Villa, después actuaron varias brigadas mixtas como la 54 que tenía base en el pueblo de Ugijar y la 55 con base en la Haza del Lino en la Sierra de Lújar, así como la XIII Brigada Internacional que había estado previamente sujetando el avance nacional en Castell de Ferro una vez tomado Motril por los sublevados en febrero de 1937.
En el sector Veleta- Güéjar Sierra, al principio actuó la Columna Maroto cuyo nombre aludía a un conocido sindicalista granadino de la CNT, Francisco Maroto del Ojo, que por desavenencias con las autoridades republicanas de Almería sería encarcelado en 1937 y fusilado por los nacionales en Alicante al acabar la guerra.
Esta columna se integraría en 1937 en la 147 Brigada Mixta. También actuaron milicias de voluntarios de Murcia, Cartagena y Alicante uno de cuyos jefes fue el capitán Manuel Burguete Reparaz que era miembro de una destacada familia de militares del Ejército del Aire y que fue detenido y fusilado a principios de ese año. En este sector, después actuó la 51 Brigada Mixta que tenía su sede en Iznalloz y la 78 cuyo límite de actuación, era el collado de Vacares, donde empezaba el ámbito de la 54.
Las tropas fascistas
En el sector alpujarreño, los primeros meses actuaron escuadras de la Falange y de la Guardia Civil.
El 22 de mayo de 1937 se creó el III cuerpo de Ejército, que poco después se denominó 33 división, cuyo jefe era el Coronel de Infantería Francisco Rosaleny Burguet que, previamente, había participado en el triunfo del golpe de estado en Granada capital y que, años después, sería Gobernador de las colonias españolas en África. Encuadrado en ese cuerpo estaba el Regimiento de Infantería Oviedo nº 8, con varios batallones.
El cuartel general se situó en Lanjarón y su radio de acción se extendía desde Sierra Nevada hasta el mar en Motril. En el sector occidental, actuó el Grupo Alpino de Sierra Nevada formado en septiembre de 1936 bajo mando del Arma de Artillería de Granada compuesto por algo más de 50 personas. Su misión, junto a las centurias de Falange y el tercio de requetés Isabel la Católica, fue la de vigilar y guarnecer distintos puntos de vigilancia en la Sierra.
Soldados en condiciones extremas
El frente de Sierra Nevada no fue muy activo, tampoco el del resto de la provincia salvo alguna zona concreta. Esto fue debido principalmente, a que ambos ejércitos se concentraron en la toma o defensa de Madrid, de Cataluña y Levante y consideraron el granadino, como un frente secundario. En Sierra Nevada, además había que añadir la dificultad de cualquier operación a más de 2.000 metros de altura.
Era el más señalado en la red red de refugios que se proyectaron en los años 30 en el valle del río Lanjarón, dentro de un ambicioso plan de investigación, experimentación y repoblación forestal. Fue el único que se construyó de acuerdo con lo proyectado. Contaba con calefacción, instalación de agua y grupo electrógeno para iluminación.
Para su construcción hubo de realizarse refugios intermedios y una completa red de senderos de arriería (de gran valor también), ya que el aporte de materiales se hacía con reatas de mulos desde distancias de más de 20 km, en ascensiones de 2.000 metros. Durante la Guerra Civil fue ocupado por destacamentos africanos de las fuerzas fascistas. Después fue abandonado y dedicado a refugio ocasional de montaña. Acción Sierra Nevada sigue luchando para restaurarlo. Imagen: J.M.M.
Todavía se habla en los pueblos de lo mal que lo pasaron los soldados musulmanes del tabor de regulares de Ceuta que lucharon con los fascistas en las lomas de Cáñar y Soportújar, acostumbrados a otras condiciones, o los soldados de la XIII Brigada Internacional del Ejército Republicano que, pese a que la mayor parte de sus miembros procedían del norte de Europa, tuvieron que ser retirados de Sierra Nevada por las duras condiciones que soportaron durante el invierno de 1937.
El día a día de los soldados era muy duro, la nieve, el frío, la ventisca en invierno y el calor y la fuerte radiación solar en verano en una zona sin sombras, hicieron que el transcurso del tiempo fuera muy penoso. Su alimentación se basaba en el ganado requisado por los pueblos y cortijos, y en una considerable proporción, en conservas; dando una vuelta por los alrededores de las posiciones, es fácil encontrar antiguas latas de sardinas, carne asada o leche condensada, de diversa procedencia como portuguesa, argentina o española. Es de suponer que la cabra montés también entraría en su dieta.
Los mayores de la zona, siempre contaron que los soldados, conocedores de la existencia de papas de la sierra enterradas en los hoyos, las buscaban de noche y cómo alguna vez coincidieron soldados de los dos bandos en el mismo hoyo, repartiéndose el contenido sin mayores consecuencias.
Los soldados pasaban largas semanas inactivos, lo que unido a la incertidumbre de un ataque inminente, el recuerdo de las familias y las largas horas de vigilancia, harían insoportable la estancia en las trincheras.
Para combatir el aburrimiento, se jugaba a las cartas, se fumaba, se escribía a los familiares o se releían las cartas que éstos enviaban, también se mataban piojos que en aquel tiempo, eran una especie más de las que habitaban Sierra Nevada.
A lo largo de todo el frente granadino, en poblaciones en poder de ambos bandos, se cuenta cómo los soldados intercambiaban tabaco por papel de fumar, el primero se producía en la Vega de Granada, controlada por los fascistas, y el papel en Alicante, zona republicana. Los niños eran los encargados de realizar el trueque porque se suponía que a nadie se le ocurriría hacerles ningún daño.
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboracion con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, estos son los reportajes del Foro de la Memoria:
- 'Cambio de Rumbo', II Parte: Por qué perdió la guerra la República, por Francisco Vigueras
- 'Cambio de Rumbo', I Parte: Memorias de Ignacio Hidalgo de Cisneros, Jefe de la Aviación Republicana durante la guerra civil
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