'Panda Bear desnuda su música para sincerarse'

Es curioso el papel que han acabado jugando Animal Collective en la industria y en la percepción popular. Ese tótem que es Merriweather Post Pavillion (2009) nos hizo pensar en ellos como un Gran Grupo, capaz de ser cabeza de cartel en grandes festivales y de abanderar toda una era del indie. Sin embargo, como comprobé cuando los vi en el Primavera Sound de 2016, esto no encajaba para nada en su forma de ver la música: se trataba claramente de un grupo más interesado en experimentar y explorar los límites de la psicodelia, en crear un ambiente, que en la perfección o siquiera en la accesibilidad. Y, de hecho, como muestra su discografía desde entonces, los experimentos lisérgicos no los han llevado necesariamente a las mejores conclusiones: a menudo sus discos se han visto mermados por su empeño en crear el sonido más peculiar, en lugar de cuidar la composición de las canciones en sí mismas.
Este disco muestra una cara de Panda Bear que no esperaba descubrir a estas alturas y que desde luego merece la pena conocer
En paralelo, uno de sus miembros esenciales, Panda Bear, ha llevado una carrera en solitario con ocasionales momentos de gloria (Person Pitch fue nombrado disco del año por Pitchfork en un 2007 cargadito). Lo cierto es que nunca le he hecho mucho caso a esta faceta, y personalmente su último LP de la mano de Sonic Boom, Reset (2022), me pareció un reflejo de los peores impulsos del grupo. Verlos en directo en el Canela Party para mí fue como ver a un par de hippies avejentados compartiendo en público el tipo de experimentos de fumetas que solo deberían consumirse en privado. Aun así, la entusiasta respuesta crítica a su último álbum, Sinister Grift, me llamó tanto la atención que tuve que darle una oportunidad, y la verdad es que me alegro de haberlo hecho. Este disco muestra una cara de Panda Bear que no esperaba descubrir a estas alturas y que desde luego merece la pena conocer.
Lo más llamativo del álbum es que presenta la música de Panda Bear de forma sorprendentemente desnuda, con poquitos instrumentos bien seleccionados, aunque bañados, eso sí, en ese reverb tan característico
Lo más llamativo del álbum es que presenta la música de Panda Bear de forma sorprendentemente desnuda, con poquitos instrumentos bien seleccionados, aunque bañados, eso sí, en ese reverb tan característico. Lo importante es que el núcleo de las canciones lo constituyen unas melodías bien compuestas y unos arpegios de guitarra y percusiones sencillos y perfectamente equilibrados, que dan lugar a temas pegadizos y accesibles con el punto justo de psicodelia. No hay aquí grandes experimentos: solo orfebrería pop/folk y una reposada madurez vital. Y es que Noah Lennox, el nombre real tras el alias, ha pasado por algunos procesos complicados en los últimos años, y este álbum es un interesante reflejo de ello. Su reciente divorcio es sin duda el factor más determinante en el tono de Sinister Grift, que está dominado por emociones como el miedo y la angustia y recoge reflexiones en torno al duelo, la pérdida o la paternidad. Pero no por ello es un disco apagado u oscuro, no por completo.
Aunque quizás la pista definitoria de esta primera parte del álbum sea “Just as Well”, que se construye sobre un adictivo y directo groove a medio camino entre el rock y el reggae, coloreado por unas fantásticas melodías vocales, dando lugar a una canción divertida y, por decirlo sencillamente, chula
El LP está dividido en dos partes claramente diferenciadas. La primera la forman cortes alegres en su tono y sus formas, aunque contengan letras francamente duras. Así, “Praise” inaugura el disco con sus rasgueos de guitarra, sus palmas y sus alegres armonías a lo Beach Boys que transmiten un aire de despreocupación; sin embargo, la letra habla sobre los desencuentros y la falta de conexión con su hijo adolescente. “Ends Meet” tiene un fresco aire tropical que contrasta con la angustia por la inevitabilidad de la muerte que transmite la letra, la cual queda subrayada por unos sintes oscuros que aparecen en el estribillo. Aunque quizás la pista definitoria de esta primera parte del álbum sea “Just as Well”, que se construye sobre un adictivo y directo groove a medio camino entre el rock y el reggae, coloreado por unas fantásticas melodías vocales, dando lugar a una canción divertida y, por decirlo sencillamente, chula. Por eso sorprende encontrar en la letra frases como “I can tell I'm stuck on the inside”, “Wanna get unstuck from the dark side” o “Got nothing left to lose”.
Aquí, quizás la canción paradigmática del estilo que adopta Panda Bear para este LP sea “Elegy for Noah Lou”, el corte más largo y a la vez el más simple del tracklist
La segunda parte se adentra por completo en esa oscuridad a la que las letras llevan apuntando desde el principio. Aquí, quizás la canción paradigmática del estilo que adopta Panda Bear para este LP sea “Elegy for Noah Lou”, el corte más largo y a la vez el más simple del tracklist. Apenas se compone de un sencillo y mortecino arpegio de guitarra y un bajo discreto que forman un bucle constante, con algunos efectos ocasionales que generan una atmósfera acuosa. Se trata del arreglo más puramente folk que recuerdo para una canción del universo Animal Collective desde Sung Tongs (2004), solo que aquí desaparece todo lo que allí era carnavalesco y estrafalario. En su lugar, un tono abatido y crepuscular arropa a Lennox mientras busca a una persona en medio de la tormenta… y no consigue encontrarla. Parece increíble que una canción de estas características haya sido compuesta y producida por la misma persona que hizo “FloriDada”. Aún mejor en esta segunda mitad es “Venom’s In”, que tiene una línea de bajo estupenda y el estribillo con la mejor progresión melódica del álbum (quizás junto con la de “Ferry Lady”), contrapunteada de forma maravillosa por una melancólica slide guitar.
Puedo entender que a algunas personas les guste mucho más que a mí, pero también que a otras les desagrade: creo que tiene unas cuantas canciones que lo mismo te pueden enamorar que chirriar
En cambio, ambas mitades del disco contienen temas menos efectivos, principalmente debido a que les falta algo de dirección: es el caso de “Anywhere But Here” (que contiene unos peculiares y algo tediosos recitados en portugués de la hija de Lennox, Nadja) y de “Left in the Cold”, que crean atmósferas bastante atrapantes, pero se limitan a repetir las estructuras melódicas sin terminar de llegar a conclusiones interesantes. Tampoco soy del todo fan del cruce de reggae y country de “50mg”, que se me hace algo más artificioso, pese a que tiene un muy buen puente. En cambio, el último corte, “Defense”, se sale por completo por la tangente y, pese a ello, me parece un triunfo. Su tono más directo y rockero (ojo a la maravillosa guitarra de Cindy Lee) devuelve la energía al tracklist después de la sucesión de temas taciturnos y supone un cierre fantástico para un disco, en conjunto, de lo más disfrutable. Puedo entender que a algunas personas les guste mucho más que a mí, pero también que a otras les desagrade: creo que tiene unas cuantas canciones que lo mismo te pueden enamorar que chirriar. Pese a todo, es un álbum con virtudes notables; quizás a Animal Collective les iría mejor si siguiesen una senda parecida.
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Puntuación: 7.8/10
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