Los 225 guardias civiles que se dejaron la vida por Granada
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Los periodos que más agentes se cobraron fueron la guerra civil de 1936 (con 129 bajas) y la década de lucha contra el maquis (32)
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La provincia de Granada se apuntó el mayor número de caídos en el verano de 1936 al quedar dos terceras partes de cuarteles en zona roja
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El general Narváez, de Loja, fue quien tuvo la primera idea de crear un cuerpo nacional de seguridad de tipo civil tras sufrir un atentado en 1843
Lo primero, hay que hacer justicia al granadino Ramón María Narváez y Campos (Loja 1899-Madrid, 1868) en la creación de la Guardia Civil. Que el Duque de Ahumada no se quede con todos los méritos en cuanto a la fundación de este cuerpo de seguridad
Lo primero, hay que hacer justicia al granadino Ramón María Narváez y Campos (Loja 1899-Madrid, 1868) en la creación de la Guardia Civil. Que el Duque de Ahumada no se quede con todos los méritos en cuanto a la fundación de este cuerpo de seguridad. El origen de la creación de la Guardia Civil fue una idea de Narváez a raíz del atentado que sufrió el 6 de noviembre de 1843, recién encumbrado a la jefatura del partido moderado y tras haber conseguido desalojar a Espartero de la Regencia de España. En el incidente murió su ayudante el comandante José Basseti.
Los esparteristas o ayacuchos organizaron el atentado contra el militar y político que ya se vislumbraba como el hombre fuerte de los siguientes años en el gobierno de España. Ramón Narváez era en 1843 teniente general del ejército, capitán general de Castilla la Nueva y senador por Cádiz. Los moderados fueron elegidos por Isabel II para acompañarla en sus primeros gobiernos tras alcanzar la mayoría de edad. Y quien manejaba los hilos políticos era Narváez. Puso durante un breve periodo a un subordinado suyo (Luis González Bravo) de presidente del Gobierno, en tanto se aclaraba el asunto de su atentado. Pero para mayo de 1844 Narváez ya estaba en la presidencia del Gobierno. Había comenzado la década moderada.
La reglamentación fue firmada por el lojeño siendo ya presidente del gobierno y ministro de guerra. Así es que algo, o mucho, tuvo que ver el granadino Narváez en la fundación de la Guardia Civil
Narváez acometió profundas reformas políticas, administrativas, educativas y fiscales. Una de ellas fue la eliminación de infinidad de cuerpos locales y regionales de seguridad, antiguos e inoperantes en muchos casos, repartidos por los territorios de la Corona. La idea de Narváez y del Partido Moderado fue crear un cuerpo de seguridad de carácter estatal (incluidas las colonias), civil y muy profesionalizado. Los primeros pasos se dieron cuando todavía estaba Luis González Bravo en la presidencia del gobierno, con el encargo personal de Narváez al brigadier Duque de Ahumada (que había sido subordinado suyo en la primera guerra carlista); pero la aprobación del cuerpo y su primer servicio no ocurrió hasta el 10 de octubre de 1844, cuando Narváez ya era presidente del gobierno. La reglamentación fue firmada por el lojeño siendo ya presidente del gobierno y ministro de guerra. Así es que algo, o mucho, tuvo que ver el granadino Narváez en la fundación de la Guardia Civil.
A Granada llegaron los primeros guardias un año después de debutar en Madrid, el 13 de octubre de 1845. Se asentaron en Armilla-La Zubia
Los primeros servicios del nuevo cuerpo de seguridad civil, la Guardia Civil, empezaron a extenderse a partir de Madrid como una mancha de aceite. Su misión era poner orden a la infinidad de partidas que campaban dispersas al abrigo de la primera guerra carlista, además de controlar numerosos grupos de salteadores de caminos repartidos por todas las zonas montañosas del centro. A Granada llegaron los primeros guardias un año después de debutar en Madrid, el 13 de octubre de 1845. Se asentaron en Armilla-La Zubia. Poco tiempo después les fue adjudicado el Palacio de los Condes de Benalúa, la llamada casa de los Migueletes (al lado de la Carrera del Darro), por haber sido sede del cuerpo de Migueletes. Ahí estuvo la primera comandancia hasta 1915, en que fue trasladada al Paseo de las Palmas. A finales del siglo XX fue construido el complejo actual de Cartuja.
225 guardias muertos en Granada
La provincia de Granada es de todas las andaluzas la que cuenta con mayor número de guardias civiles muertos en acto de servicio, tanto absolutos como en porcentaje con relación a su población y a número de efectivos. Esta abultada cifra se debe a dos periodos puntuales en que se vio inmersa: al alzamiento de 1936 y el periodo del maquis (1940-51). Ambos se cebaron con esta provincia.
Son 204 los guardias civiles de la comandancia de Granada que se pueden considerar puramente caídos en acto de servicio. Los 12 primeros contabilizados abarcan un periodo desde 1851 en que se registró la primera muerte y el 18 de julio de 1936
En los 175 años de presencia de la Guardia Civil en Granada (1845-2020) el número de guardias que se han dejado la vida en sus trabajos asciende a 225. Vamos a desagregarlos: 204 han caído víctimas de actos violentos, fusilamientos y/o enfrentamientos armados. También aquí se contabilizan algunos accidentes de tráfico durante el trabajo. Se incluyen varios guardias de la comandancia de Granada que estaban de vacaciones en otras provincias y les sorprendió fuera la guerra civil de 1936. Los 21 fallecidos restantes se contabilizan como muertos en accidentes de tráfico, ahogamientos, infartos o enfermedades fulminantes contraídas durante el servicio. No se han incluido los guardias civiles de nacimiento que murieron en las colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), que fueron casi medio centenar; tampoco se han incluido los guardias granadinos que murieron en la revolución de Asturias de 1934 ni los asesinados en atentados por la banda terrorista ETA en el País Vasco.
En resumen, son 204 los guardias civiles de la comandancia de Granada que se pueden considerar puramente caídos en acto de servicio. Los 12 primeros contabilizados abarcan un periodo desde 1851 en que se registró la primera muerte y el 18 de julio de 1936. Un número relativamente bajo si se tiene en cuenta lo largo del periodo contabilizado y con la gran conflictividad política y social que atravesó Granada en ese largo periodo. Tampoco el bandolerismo endémico de las sierras andaluzas se cebó con los guardias civiles de Granada; contrariamente a lo ocurrido en las zonas de Málaga, Córdoba y Sevilla, campos donde las bandas más famosas de salteadores se cobraron las vidas de bastantes guardias.
Para incrementar el número de fallecidos, siguió la guerra soterrada del maquis rural en el periodo 1940-51: otros 32 guardias civiles cayeron en los enfrentamientos de esta guerrilla, principalmente rural
Pero donde la provincia de Granada sacó ventaja a toda Andalucía fue durante los primeros meses de la guerra civil de 1936. Nada menos que 129 guardias civiles dejaron sus vidas en los pueblos y campos, la mayoría sólo en el verano de 1936. Para incrementar el número de fallecidos, siguió la guerra soterrada del maquis rural en el periodo 1940-51: otros 32 guardias civiles cayeron en los enfrentamientos de esta guerrilla, principalmente rural.
Los números nacionales demuestran que durante la guerra civil cayó el 9% de los 32.477 números de los que se componía el cuerpo en julio de 1936. En el caso de Granada, el porcentaje de caídos en ese periodo fue del doble, el 18,75%. Del número total de fallecidos durante los 175 primeros años del cuerpo en toda España, los 225 de la comandancia de Granada suponen el 3,96%; el porcentaje de guardias muertos está por encima del porcentaje actual que compone la plantilla de guardias en la provincia de Granada, que suele rondar los 1.832 guardias de media.
AÑOS COMPARADOS
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1900 |
1936 |
2022 |
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Población Granada |
494.449 |
701.705 |
920.552 |
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Plantilla G. Civil en España |
19.002 |
34.477 |
74.868 |
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Plantilla de G. Civil en Granada |
334 |
688 |
1.832 |
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% total plantilla nacional |
1,75% |
1,99% |
2,4% |
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Nº habitantes x cada guardia |
1.480 |
1.019 |
502 |
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Fallecidos totales G. Civil en España 1845-2020 |
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5.670 |
Fallecidos en Granada 1845-2020 |
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225 (3,96% de España) |
Fallecidos en Granada 1845-18 julio 1936 |
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12 |
Fallecidos en Granada Guerra Civil 1936-39 |
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139 |
Fallecidos en Granada 1940-51 |
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32 |
Siglo XIX relativamente tranquilo
Las múltiples partidas de echados al monte que salieron de las guerras carlistas no tuvieron demasiada repercusión en el trabajo de los guardias civiles desplegados en la provincia de Granada, en la segunda mitad del siglo XIX. Tampoco las múltiples y abundantes bandas de bandoleros que pulularon por pueblos y sierras béticas y subbéticas. Los famosos bandoleros abundaron en las serranías de Málaga, Córdoba y Sevilla; pero no se extendieron demasiado a Granada. La aparición del telégrafo (1854) y la llegada del ferrocarril a partir de 1873 propiciaron mejores comunicaciones y rapidez de movimientos de los guardias que luchaban contra su erradicación.
El primer guardia civil caído en acto de servicio fue el 14 de febrero de 1851. Se llamaba Joaquín Callejón y prestaba servicio en la zona de la Vega de Granada. Había acudido a pacificar una disputa que había en Alomartes
El primer guardia civil caído en acto de servicio fue el 14 de febrero de 1851. Se llamaba Joaquín Callejón y prestaba servicio en la zona de la Vega de Granada. Había acudido a pacificar una disputa que había en Alomartes. Varios soldados de reserva del Regimiento de Infantería Córdoba, también de servicio en el Soto de Roma, y unos guardias la emprendieron a tiros con los guardias civiles que se acercaban.
El segundo en caer fue el cabo Juan Agustín Belda, a principios del año 1852. Había estado persiguiendo por La Alpujarra a la partida del bandolero de Laujar Antonio Murillo. No recibió heridas de este malhechor antes de que huyese hacia el Levante, pero contrajo fiebres tifoideas y acabó muriendo antes de que otros compañeros atrapasen a Murillo en Alicante (28 de febrero de 1852). Un guardia compañero suyo, de nombre Antonio López, murió ahogado en un absurdo accidente en un estanque de El Chaparral, al año siguiente.
Durante el complejo Sexenio Revolucionario (1868-74) sólo se registró la muerte de un guardia en la provincia de Granada
A partir de 1868, con el golpe de estado de Serrano y Prim contra la monarquía de Isabel II, la Guardia Civil de toda España se vio utilizada en luchas políticas, fuera de lo que en teoría era su cometido de represión de la delincuencia común. La Revolución de septiembre, la Gloriosa, trajo consigo un movimiento cantonal y una etapa de división política entre los españoles de distinta ideología. Los enfrentamientos segaron la vida de bastantes guardias en todo el país, pero en Granada sólo se registró una víctima en el cuerpo: Alejandro Rojo Martín. Los guardias de Granada lo tuvieron muy complicado para estar del lado del poder legalmente establecido, pues el Cantón Granadino se declaró insumiso contra el poder de Madrid. Tampoco cayó ningún guardia durante el turbulento año de la I República vivido en Granada. En suma, durante el complejo Sexenio Revolucionario (1868-74) sólo se registró la muerte de un guardia en la provincia de Granada.
La Guardia Civil se había consolidado como cuerpo único de seguridad de carácter civil; no obstante, la Restauración de 1874 y su forma de hacer política fueron asociando el cuerpo a la función de protección del caciquismo andaluz. Con la consiguiente falta de respeto por parte de los ciudadanos de a pie
Una vez más, como había ocurrido con la segunda guerra carlista, la provincia de Granada se vio prácticamente libre de aquel conflicto que tantas bajas acarreó en la mitad Norte, Cataluña y Valencia. Los problemas en Granada estaban relacionados con la falta de trabajo y el hambre de jornaleros; la población estaba muy ruralizada. La Guardia Civil se había consolidado como cuerpo único de seguridad de carácter civil; no obstante, la Restauración de 1874 y su forma de hacer política fueron asociando el cuerpo a la función de protección del caciquismo andaluz. Con la consiguiente falta de respeto por parte de los ciudadanos de a pie. No había conflicto laboral en el que no se apedreara a los guardias. Hasta que el 27 de septiembre de 1879 murió el guardia de Pinos Puente Andrés López Martínez. Él y otro compañero habían acudido a poner orden a la mina La Duquesa; los mineros mataron a uno de ellos y al otro lo apuñalaron gravemente y lo arrojaron a un barranco.
La Guardia Civil decidió prender fuego al cortijo para que se entregaran, pero prefirieron morir abrasados en su interior. Aquella barbaridad hizo caer en picado el prestigio del cuerpo en Granada
El bandolerismo que campaba por los montes no se había cobrado ninguna víctima hasta 1881. Hasta que aparecieron fugazmente Los Niños de Guadix y mataron a dos guardias civiles. No se les puede calificar ni siquiera de bandoleros, simplemente eran seis delincuentes comunes que se fugaron de la cárcel de Guadix en 1880. Se dedicaron a hacer fechorías por la comarca, perseguidos de cerca por los guardias de la compañía de Guadix. Incluso en la Navidad de aquel año tuvieron la osadía de plantarse en la puerta del cuartel a dar la serenata a los guardias. Dos de ellos fueron detenidos cuando intentaban tomar el tren en Atarfe para huir de Granada; los otros dos dieron muerte al guardia José Polo Martínez en las inmediaciones de Gorafe (9 de enero de 1881). Los cabecillas, de nombres Rafael Olivencia Cárdenas y Juan Jiménez Sierra, continuaron asaltando cortijos en la zona de La Peza. El 4 de abril de aquel año fueron cercados en el cortijo de las Angustias, en el término de este pueblo; se parapetaron con la familia del guarda. Finalmente, les dejaron salir y se resistieron a tiro limpio. La Guardia Civil decidió prender fuego al cortijo para que se entregaran, pero prefirieron morir abrasados en su interior. Aquella barbaridad hizo caer en picado el prestigio del cuerpo en Granada.
Ni siquiera la última gran partida de bandoleros de la zona, la del Bizco de El Borge, causó una sola muerte en la provincia de Granada. Contrariamente a lo que ocurrió en Málaga, donde El Bizco (Luis Muñoz García) se apuntó al menos el asesinato personal de siete guardias. Los restos de su partida de bandoleros estuvo retirada en las faldas de Sierra Nevada tras la dura persecución que sufrió en Málaga y que la dejó mermada. En 1887 se le identificó un tiempo en la Sierra de Huétor; vivió unos meses en el entorno de la Venta del Molinillo. Aquí se dedicaba a hacerse convidar por los arrieros que transitaban por el camino. Coincidiendo con aquella presencia de El Bizco se registró un notable incremento de los asaltos a caminantes en esta zona de Granada, sin que se supiese si era achacable al famoso bandolero o a otros grupos.
No se tiene conocimiento de que El Bizco tuviese ningún enfrentamiento con guardias civiles en la provincia de Granada
Su presencia por estas tierras obligó a que la inspección general de la Guardia Civil enviase guardias de refuerzo a la provincia a principios de 1888; llegó una pareja más al cuartel de Huétor Santillán y dos parejas más a Huéscar, Baza, Guadix, Íllora y Motril. No se tiene conocimiento de que El Bizco tuviese ningún enfrentamiento con guardias civiles en la provincia de Granada. Fue localizado tiempo después, en 1889, en un cortijo de Lucena, donde fue envenenado y abatido por la Guardia Civil.
Transcurrieron treinta años sin que en la provincia de Granada se registrase ni una sola muerte de guardias civiles. Fue el periodo en que prácticamente no existía ninguna otra fuerza de seguridad; los guardias se desplegaban tanto en las ciudades como en los pueblos. Los ayuntamientos reclamaban y facilitaban la instalación de cuarteles. Se incrementó notablemente la dotación debido a la repatriación de los agentes tras la pérdida de las colonias. Pero la situación de gran conflictividad social, la aparición del anarquismo, las nuevas guerras de África, los conflictos por los consumos, etc. empezaron a distanciar a la Guardia Civil de las clases pobres. Fue una época de excesivo autoritarismo que propició un notable incremento de agresiones y muertes de guardias en toda España.
Aunque, una vez más, en Granada sólo se contabilizaron dos muertes de guardias civiles en todo el primer tercio del siglo XX. Fue el horrendo crimen de Puerto Lobo, en Sierra Nevada. (Ver siguiente enlace: El asesinato del presidente del Gobierno que frustró el indulto de tres condenados a muerte)
II República conflictiva, Guerra Civil sangrienta
El periodo de la II República fue muy conflictivo en Andalucía; y en los campos de Granada donde más. Las expectativas de mejora social que el pueblo depositó en sus políticos no se cumplieron. La gente se impacientaba al ver que su situación económica no mejoraba con el nuevo régimen. La España real (la calle) y la oficial (la política y administrativa) iban por caminos muy divergentes. En el caso de Granada, había ingentes cantidades de personas malviviendo en los pueblos. Y la Guardia Civil en medio, percibiéndola como un instrumento represor al servicio de los poderosos de siempre. Era claro que se estaba produciendo una ruptura entre el pueblo y sus fuerzas de seguridad.
El benemérito cuerpo, una vez más, sólo contabilizó una sola baja de guardia civil en esos cinco años: José Leonés Ortega. Era el cabo del puesto de Puebla de Don Fadrique
Entre abril de 1931 y julio de 1936 se registraron infinidad de huelgas, manifestaciones, quemas, asaltos a edificios religiosos, tiroteos, etc. En prácticamente todos los pueblos. La situación arreció cuando en el segundo bienio, el radical-cedistas, las izquierdas desalojadas del gobierno decidieron incendiar las calles. La huelga general de octubre de 1934 fracasó en Granada porque los políticos habían utilizado a la Guardia Civil para desarmar a la gente y reprimir los conatos. El benemérito cuerpo, una vez más, sólo contabilizó una sola baja de guardia civil en esos cinco años: José Leonés Ortega. Era el cabo del puesto de Puebla de Don Fadrique. Una huelga de obreros por incumplimiento del convenio por parte del patrón acabó en la quema de la casa del empresario. La Guardia Civil trató de apaciguar los ánimos, pero los poblatos intentaron asaltar el cuartel matando al comandante del puesto e hiriendo a otros dos guardias.
Si entre los guardias sólo hubo una única muerte en la II República, no ocurrió lo mismo entre las clases trabajadoras. A vuelapluma he contado casi medio centenar de fallecidos por disparos de la Guardia Civil en la represión de huelgas, motines, manifestaciones, enfrentamientos, asaltos a cuarteles… todos con raíz político-social. Voy a mencionar algunos de ellos: en el año 1931 se registró el caso más grave, donde los guardias produjeron cinco muertos y 22 heridos con sus armas en Alamedilla; en Cájar hubo otro fallecido; tres en la huelga obrera de Villanueva de las Torres; 1 muerto en el tiroteo de la calle Elvira, en la capital; uno en Gabia; 1 en Caparacena.
Y nuevas muertes de obreros y manifestantes por disparos de la Guardia Civil: 1 fallecido en Guadix, 3 en Baza, 2 en Castril durante un asalto al cuartel, 1 en Alomartes…
El año 1932 continuaron los enfrentamientos, con 2 muertos en Padul, 1 en Pinos Puente, 1 en Caniles, 1 en Motril, 3 en Santa Fe durante la Sanjurjada. En 1933 se registraron tres muertes más por disparos de guardias en Castilléjar, Huéscar y Castril. Los anarquistas atentaron con bombas contra el edificio del Cuartel de las Palmas y otro petardo en el domicilio de un guardia de la capital. Los años 1934-35 discurrieron relativamente tranquilos. Pero al iniciarse 1936 se volvió a recrudecer la crispación política tras el triunfo del Frente Popular y la repetición de elecciones en la provincia de Granada. Se sucedieron quemas de edificios, iglesias, conventos, el periódico católico Ideal, etc. Y nuevas muertes de obreros y manifestantes por disparos de la Guardia Civil: 1 fallecido en Guadix, 3 en Baza, 2 en Castril durante un asalto al cuartel, 1 en Alomartes…
La conclusión es que durante la II República se registró un profundo divorcio entre la Guardia Civil y la población obrera de Granada
La conclusión es que durante la II República se registró un profundo divorcio entre la Guardia Civil y la población obrera de Granada. El terreno estaba más que abonado para lo que iba a ocurrir durante el verano de 1936, en los escasos primeros tres meses de guerra civil. La Comandancia de Granada, perteneciente al 8º Tercio, contaba con 688 guardias, repartidos entre 83 puestos de la provincia. Los jefes y oficiales eran 25. Mandaba el tercio el coronel Ramón González López; el jefe de la Comandancia era Fernando Vidal Pagán. La inmensa mayoría de ellos eran partidarios del alzamiento militar; solamente el teniente coronel y dos capitanes se mostraron abiertamente partidarios de no secundar el golpe. La provincia de Granada quedó partida en dos, de manera que la sublevación fracasó en dos terceras partes de los cuarteles de la Guardia Civil de Granada.
Los guardias, con los antecedentes de los años precedentes, se convirtieron en objetivo de las iras populares
Los guardias, con los antecedentes de los años precedentes, se convirtieron en objetivo de las iras populares, especialmente en los pueblos donde había habido represión por huelgas. En las primeras semanas de alzamiento, los jefes de la comandancia ordenaron la reagrupación de todos los guardias en dirección a la capital. Aquella orden fue un grave error y había llegado tarde. Para primeros de agosto de 1936 ya había comenzado la caza del guardia civil en muchos pueblos de la provincia de Granada.
El primer guardia civil fusilado por milicianos levantados en armas cayó al día siguiente de declararse la sublevación en Granada capital. Fue el sargento del puesto de Otívar, Antonio Ruiz Ruiz; aquel hombre fue detenido por un grupo de milicianos de Salobreña y fusilado en el cementerio
El primer guardia civil fusilado por milicianos levantados en armas cayó al día siguiente de declararse la sublevación en Granada capital. Fue el sargento del puesto de Otívar, Antonio Ruiz Ruiz; aquel hombre fue detenido por un grupo de milicianos de Salobreña y fusilado en el cementerio. Durante la última semana de julio del 36 empezaron a ser fusilados guardias allá donde eran sorprendidos por las columnas de frentepopulistas. La lista de guardias asesinados o caídos en tiroteos por aquellos primeros días de conflicto afectó principalmente a zonas donde no triunfó el golpe militar.
Por el elevado número de guardias fallecidos hay que destacar los dos casos más graves: el de la línea de Huéscar, con más de treinta fusilados en Huélago cuando se replegaban a la capital; y el de Guadix, donde cayeron la mayoría de la compañía de esta zona. Grosso modo, la relación de guardias muertos en cada pueblo de Granada durante la guerra civil es la siguiente: Alamedilla, su cabo fue fusilado por la columna Burguete; Atarfe (1); Baza (2); Beas de Granada (1); Benalúa (1); Brácana (4); Cacín (1); Caniles (1); Castril (1); Cortes de Baza, seis muertos en un asalto al cuartel el 26 de julio; Diezma (1); Fonelas (1); Granada capital, trece durante los años 1936 y 1937 por diversas causas; Guadahortuna (1). En Guadix fueron fusilados por los milicianos, el 23 de julio, nada menos que 19 guardias de la compañía; en semanas posteriores cayeron otros 7 guardias más de los concentrados de la comarca. Güéjar Sierra (1). En Huélago fueron fusilados la mayoría de guardias de la línea de Huéscar, el 6 de agosto de 1936, cuando caminaban hacia la capital (Ver enlace: Granadinos 'caídos' en los Pozos de Tabernas).
Tres guardias del puesto de Huétor Santillán fueron fusilados el 29 de septiembre de 1936 durante una refriega con una columna de milicianos almerienses en la zona del Molinillo
Tres guardias del puesto de Huétor Santillán fueron fusilados el 29 de septiembre de 1936 durante una refriega con una columna de milicianos almerienses en la zona del Molinillo. En Iznalloz cayeron sus cinco agentes durante el asalto al cuartel, el 25 de julio, o fueron fusilados en el patio de la iglesia los que quedaron con vida. Jayena, otro fallecido por heridas durante el asalto al cuartel. Diez guardias de los puestos de Loja y Algarinejo fueron fusilados en el cuartel del primer pueblo durante los dos primeros meses de guerra. Montefrío (1); Montejícar, sus cuatro agentes fueron encontrados en el cuartel con un disparo en la cabeza, probablemente por haberse suicidado ante el acoso de milicianos, el 24 de julio de 1936. Salobreña, dos fusilados que no consiguieron replegarse a Motril con sus compañeros.
En total fueron 129 los guardias civiles que cayeron en la provincia de Granada durante la guerra civil, por distintos motivos, pero siempre en acto de servicio. En este listado están incluidos cinco guardias de Granada a quienes el alzamiento les cogió de permiso en otras localidades; uno fue fusilado en la Casa de Campo de Madrid, otro cayó en la toma de Tarragona, dos en Barcelona y otro en Huelva.
En total fueron 129 los guardias civiles que cayeron en la provincia de Granada durante la guerra civil, por distintos motivos, pero siempre en acto de servicio
¿Fueron muchos o pocos? Eso según con qué otras provincias se comparen; si lo hacemos con el resto de Andalucía, evidentemente fueron demasiados. En Sevilla, con mayor plantilla, se registraron 109 bajas; en Córdoba, 99; en Jaén, 12 en refriegas de pueblos más 74 durante el encierro y asalto al Santuario de la Virgen de la Cabeza (de agosto de 1936 a mayo de 1937); y en Málaga, 91. La provincia con mayor número de guardias civiles muertos durante la guerra civil fue Asturias, con más de 500; le sigue Teruel, con 103 en los primeros días de guerra más otros 41 durante la batalla del Ebro. Barcelona y Valencia tuvieron relativamente pocos guardias muertos para la gran actividad bélica que experimentaron, 97 y 99, respectivamente. Un tercio de ellos cayeron fusilados por el golpe anarquista dentro del golpe de mayo de 1937.
En cambio, hubo provincias que registraron poquísimas bajas de guardias civiles durante la contienda. Extraña el caso de León, con una cuenca minera muy levantisca, que sólo se anotó 8 guardias; Palencia, 6; Pontevedra, 3; y Soria sólo 2.
Otra sangría con el maquis
La nueva sangría de miembros de la Guardia Civil que soportó Granada ocurrió en la guerra civil soterrada que se prolongó en las zonas de Granada y Málaga durante la década siguiente a la guerra civil. La era conocida como el maquis. Entre los años 1941 en que empezó a tomar fuerza y 1951 en que se dio por finalizada, fueron cayendo guardias de la comandancia de Granada hasta contabilizarse 32 fallecidos. La mayoría de sus muertes ocurrieron directamente por enfrentamientos en las sierras, principalmente limítrofes con la provincia de Málaga, donde se concentraron las escaramuzas.
La mayoría de sus muertes ocurrieron directamente por enfrentamientos en las sierras, principalmente limítrofes con la provincia de Málaga, donde se concentraron las escaramuzas
Más concretamente, la Sierra de Loja se cobró la vida de nueve guardias por estar en Cerro Lucero el cuartel general de la Agrupación Roberto; el tiroteo más grave, con tres agentes fallecidos, ocurrió en el Cortijo del Loro el 18 de mayo de 1950. En Alhama cayeron otros tres guardias, dos de ellos en la Loma del Cuerpo. El maquis se anotó víctimas en Otívar (3); Güéjar Sierra (2); Guadix (1); Albuñuelas (1); Benalúa de las Villas (1); Deifontes (1); Dólar (1) Órgiva (1); Trevélez (1); Motril (1); Ventas de Huelma (1); Escúzar (1); y Baza (1). Hay dos muertes de guardias achacables a enfrentamientos con maquis en Granada capital y otra más en Nerja, con lo cual en realidad por esta causa se elevarían a 35 los agentes fallecidos en acto de servicio.
Los peores años en cuanto a muertes de guardias fueron 1945 y 1950, con seis agentes caídos cada uno de ellos. El año 1947 también se cobró otras cinco víctimas mortales; el caso más aparatoso fue el de la emboscada del Cortijo de Carbonales, en la Sierra de Húetor. Sólo uno de los guardias murió en la capital, en un enfrentamiento con los hermanos Quero en el Sacromonte (año 1943).Este año fue el de menos víctimas del maquis.
(Ver los siguientes enlaces:
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Año 1947: El maquis granadino pone muy nervioso al dictador Franco
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Gallego Burín gana el pulso al gobernador a cuenta del baño de sangre con los maquis
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Granada no perdona a maquis traidores
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La gran evasión de los últimos maquis granadinos)
En las últimas décadas de la historia reciente, las que coinciden con la etapa democrática de la Constitución de 1978, ya no se han registrado fallecimientos de agentes de la Guardia Civil en Granada, más allá de los relacionados con delincuencia común o desgraciados accidentes de tráfico. Cabe destacar las dos muertes que ocasionó el preso Antonio Maya Martos (a) el Marce, en su huida de la antigua prisión provincial; ya en la puerta, sorprendió a los guardias Antonio Bailón García y Ramón López Vílchez y les descerrajó varios tiros a quemarropa. (30 de noviembre de 1985). Antonio Bailón había desarrollado una de las primeras misiones del Grupo de Montaña (GREIM) en Sierra Nevada.
Dos años más tarde (16 de agosto de 1987), en Zújar, fallecieron dos guardias cuando iban en el coche a prestar servicio en las fiestas de Cuevas del Campo. El choque fue frontal y no tuvieron ninguna oportunidad de salvarse. Cabe destacar también la muerte de Carlos David Lapaz Ruiz, en 2010, cuando fue atropellado por un coche que se saltó el control de tráfico instalado en la A-92. El vehículo iba cargado de droga.
El último guardia civil que murió en Granada (2018) fue José Manuel Arcos Sánchez, de La Zubia, a manos de un delincuente común que le arrebató el arma en un control de carreteras y lo asesinó
El último guardia civil que murió en Granada (2018) fue José Manuel Arcos Sánchez, de La Zubia, a manos de un delincuente común que le arrebató el arma en un control de carreteras y lo asesinó.
Hoy nada tiene que ver la imagen de la Guardia Civil con la que tuvo en los tiempos en que fue utilizada o se vio inmersa en banderías políticas. Se habla menos de represión/delincuencia y algo más de auxilio/ayuda. Los pueblos que se vacían de gente también se ven vaciados de guardias civiles; el concepto de compañía, línea y cuartel ha cambiado por completo en favor de una concentración comarcal más operativa y efectiva. Además de tratar de dar respuesta a la infinidad de modalidades de delincuencia que la inventiva humana crea a diario. Los alcaldes de los pueblos claman para que no sean desmantelados sus antiguos cuarteles o ruegan para que los reabran o instalen de nuevo. Ver patrullar guardias civiles por las calles es una garantía de tranquilidad. Al menos por este cornero de España.
-La relación de guardias civiles muertos en acto de servicio está contenida en el “Libro de honor de fallecidos de la Guardia Civil en acto de servicio desde su fundación, en 1844”, recopilados por Miguel López Corral y Rafael Hernández Alonso.
-Sobre la conflictividad social en Granada y las intervenciones de la Guardia Civil durante la II República he tomado datos del libro “La Guardia Civil durante la República”, de Juan Blázquez Miguel. También, “Terror rojo”, de Santiago Pérez López. Las referencias de prensa están contenidas en El Defensor de Granada.
-Para conocer la vida de Ramón María Narváez recomiendo “Narváez, el hombre”, de José Antonio Arenas Ropero.